Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The end of the war por Witch Chameleon

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 Este fic fue escrito con un solo propósito, que la autora pueda al fin escribir algo sobre la primera pareja que le atrajo de Alice Nine. Tora x Hiroto. Se encuentra escrito en primera persona por lo que pueden existir algunos errores. Aunque de todas formas mi beta fue:


Suzuki Sakamoto

 

Muchas Gracias por tus correcciones, aunque sé que la pareja no es del todo tu agrado

Notas del capitulo:

 

¡Hola! Es increíble pero al fin termine mis vacaciones y lo único que alcance a escribir fe este fic. Que si quieren que les diga la fecha desde que lo guarde: Octubre del 2012. Apenas tenía una línea escrita, pero siempre tuve el deseo de poder seguirlo y no sé porque razón el tiempo que estuve descansando, las ideas avanzaron solo para este fic.

 

Cabe destacar que está fue la pareja que primero me gusto de Alice Nine. Aunque ya había conocido el ToraxSaga, cuando me di cuenta la posible relación entre ToraxHiroto, se me hizo llamativo y me pareció algo tierna. De todas formas, este fic estaba pensando en ser romántico, pero no me salió precisamente eso. Espero pronto escribir algo carente de lemon, para que sepan realmente como me gustan.

 

Pronto subiré más de mi verdadero OTP. Espero que a quienes le gusten esta pareja les guste, y aun si no le gusta, pero lo lee, espero que le sea de su agrado.

 

¡Disfruten!

 

 

 

 

 

Es difícil admitir que elegí esa habitación, solo por el hecho de querer estar más tiempo contigo, mi excusa nació a partir de que tuve la oportunidad de verte desnudo en las duchas del recital. ¿Curiosidad? Quizás. Pero más que nada le llamaría,  deseo. ¿Cuándo un compañero de banda, se queda petrificado, observando cómo se ducha el otro…y lo que es aún peor, comprueba que  aquel rumor que muchos mencionan, parecer ser cierto? Sonrío bobamente, al percatarme de que estoy comenzando a sentirme extraño pero a su vez, satisfecho. Cierro los ojos, mientras me entretengo con la televisión. Pasan un anime de mis favoritos… Aunque mi mente este divagando de donde se encuentra el actual rubio de Alice Nine.

 

Dibujo una ligera mueca en mis labios, estoy decepcionado. Llevo dos horas esperando, para que él suba y aun no entiendo porque no lo hace. De pronto se me seca la garganta y presiento que probablemente, creí que él no se dio cuenta en las duchas de que lo estaba mirando, pero en realidad solo se había hecho el desentendido. Si bien tengo fama de ser el popular, no me interesan mucho las mujeres. Me enamoré con apenas 14 años de una chica y con ella perdí la virginidad, luego de eso todo se volvió un caos y mi deseo se incrementó hasta el punto de no tener intenciones de tener relaciones serias. Pero empezar a una edad prematura teniendo sexo con chicas, me derivó a que mi edad adulta cambiaran mis preferencias. No niego que aun lo hago con mujeres, pero que mi placer lo encuentro con hombres. Aunque nadie sospecha de eso, ni siquiera mis compañeros de banda, que solo aluden de cómo gano mujeres. Es raro pero aunque mis compañeros son preciosos, no me animo a jugar con ellos. Temó que termine arruinando por completo la relación de la banda, por solo acostarme. Nunca admití lo mucho que Shou me gusta, aunque probablemente se me note cuando me le acercó a “tocar” la guitarra, pero él es tan noble, que no quiero destruir sus honestos sentimientos. Mucho menos con Nao, tenemos cierta tensión sexual pero es demasiado tierno para entrar en un juego perverso, como los que a mí me realmente me gustan. Mientras que Saga a él, lo he visto toqueteándose con Tora, pero aunque alarde demasiado sus gustos por las mujeres, calculo que si no estuvo con Tora es casi por mera casualidad, sin duda es solitario. Y llegamos a mi mayor preocupación, por quién estoy pensando seriamente en romper la idea de que no debo meterme con hombres de mi banda: Tora.

 

 

Extiendo mi puño, aún pueden verse las venas del esfuerzo que realizo por ser guitarrista y luego de un concierto, debería estar agotado o consiguiéndome el modo de descargar mi adrenalina y qué espero… Que el macho alfa sacuda aquella puerta y tenga el claro deseo de hacerlo salvajemente sobre la cama. Exagere un poco, pero de él se lo mismo que saben todos, nada serio y siempre dispuesto para tener una buena noche. ¿Con hombres? Nunca lo supe, dudo que le guste admitir que le gusta estar con otros hombres, pero uno pude sorprenderse de todos, incluso cuando nos conocemos hace ya 10 años.

 

De pronto la puerta se abre y descubro como llega lo suficientemente sonriente, parece mas contento de lo que imaginé. Lo observó de reojo y no pronuncio nada, él tampoco lo hace. Solo se sienta sobre su cama y comienza a deshacerse de su ropa, primero sus zapatillas, luego sus pantalones vaqueros y luego su camiseta negra. Las dejó sobre una silla contigua a la cama y en bóxer se paseó por la enorme habitación, para buscar en su chaqueta un cigarro. Me miró, me sonrió… ¡Maldición! Odio su maldita sonrisa, y luego más del blanqueamiento, últimamente coincido con los fans que aluden lo hermoso que le queda el rubio… Pero no deja de ser aquel burlón niño que le gusta jugarte bromas pesadas. Le devuelvo la sonrisa, pero no me animo a preguntarle nada, quizás consiguió una nueva conquista o quién sabe. Aún tengo puesta mi ropa, no me quite ninguna prenda, porque no pensaba que él se desnudaría abiertamente. Dejándome el camino libre.

 

 

Él se sirvió de la cerveza y volvió hasta su cama, momento en que no pude evitar que mis ojos se dispersaran de su espalda desnuda hasta sus glúteos, que tapadas por la tela negra del bóxer, se veían lo suficientemente fuertes.  Se acostó sobre la cama y una vez más mis ojos se percataron de cómo se veían de claros sus dos tatuajes. Admito que aunque somos compañeros de banda, nunca  le preste la debida atención. Mi conciencia me golpea, recordándome que lo que pensaba hacer era osado y más aún podía arruinar por completo la banda. Pero aun más, nunca me percate de Tora por Shou. Shou no me permitía verlo de ese modo. ¿Por qué? Pensando en ello, no me di cuenta que mi mirada estaba aun posesionada en la piel de mi compañero.

 

 

—     ¿Pon? ¿Qué miras?— Pregunto de repente y me sonrojé inevitablemente. Mi mirada volvió a la pantalla y exclamé con nerviosismo.

 

—     Que tienes un cuerpo bastante torneado. Nunca me había percatado de ello. — No quise mirarlo y mi voz salió con cierto tono de murmuro, que parecía un niño, lo que mejor me salía hacerme el inocente. Aunque no siempre funcionaba con mi mente tan perversa.

 

—     ¿Eh?— Exclamó asombrado, mi mirada se volvió a sus ojos marrones claros, que hoy parecían pardos, como un verdadero tigre y vi como fruncía el entrecejo— ¿A qué viene ese comentario?—Su asombro seguía intacto. Sentí que con aquella respuesta él ni se percató de cómo lo había espiado.

 

—     Tora… Sabes que soy sincero. Y en verdad no puedo ocultar mi deseo— A medida que mis palabras salían podía darme cuenta que seguía con el mismo asombro— Sé que esto puede ser imprudente, pero…— Me incorporé de la cama y me acerqué hasta la del rubio, que no dejaba de mirarme expectante. Con prudencia me subí a sus piernas desnudas, aprovechando que lo encontraba de ese modo, para tocarlas sintiendo lo bien formadas que eran. — Tengo ganas de probarte.

 

—     ¿Te volviste loco?— Preguntó con cierto miedo. — ¿Qué hiciste con mi amigo? Espera Hiroto— Tragó saliva ruidosamente. — ¿Estás seguro? — Ya su mirada no era de miedo, al contrario, parecía seguro y entusiasmado. — No tengo ningún problema en demostrarte, porque suelen decirme Tigre. — Murmuró, y pareció ronronear. En ese momento, no estaba seguro de lo que estaba por hacer. Su mirada era candente y pensé por un instante que yo busque aquella suerte.

 

—     Lo quiero. — Mencioné, como si lo estuviera desafiando, pero pronto su risa se hizo presente y sentí que una vez más se estaba burlando de mí. Baje mi mirada y no supe que decir.

 

—     Vamos Hiroto, es una buena broma… No pensé que querías hacerlo conmigo. Nunca se me hubiese imaginado. — Pronuncio risueño, mientras me avergonzaba por mi poca experiencia para persuadirlo, pensé que lo había convencido, pero resulto ser lo contrario.  Y ahora mismo se reía de mi torpeza.

 

—     ¿No te gusto? — Pregunté de repente, acallando sus risas y él pareció no entender aquello, por lo que se quedo súbitamente callado.

 

—     Hiroto, detente. — Me toma del brazo y me obliga a mirarlo, pero yo no logro enfocar su rostro, por lo que con su mano libre, busca mi mentón, para que nuestras miradas se crucen. — Si no era una broma,  ¿A qué viene todo este juego?— Preguntó confundido y alarmado. — Eres un lindo chico y me gustas… Pero a ti te gusta más andar con mujeres. ¿Para qué quieres tener sexo con este humilde servidor? — Exclamó con cierta ironía, buscando mi sonrisa. Pero no la encontró.

 

—     Te vi duchándote… Pensé que los rumores sobre tus virtudes eran solo rumores. Hoy supe que no era así. Me gusta tener sexo con hombres, me calienta hacerlo con ellos. Con las mujeres, me aburrí de ellas. Ahora  sabes mi secreto. — Confesé, mirándolo a los ojos.

 

—     Bueno, me gusta tener sexo por placer y lo tengo con quien más me parezca atractivo. Incluso si te preguntas con quienes he tenido relaciones, con Shou y Saga los tengo en mi lista. Ambos son muy buenos, pero alguna razón Nao se me rehúsa y contigo… Pues te vi tan metido con las mujeres que pensé que si terminaba por acorralarte a las salidas de los lives, terminarías negándote o quizás golpeándome. — Comentó risueño, para luego  añadir. — No tengo secretos, he mencionado que soy ardiente… Y me gusta toda clase de juegos sexuales. Pero conmigo, quiero que sepas que solo tendrás sexo. No te enamores de mi y no me pidas nada que no puedo darte, soy ardiente pero no me gusta que se metan en mi vida y… Aunque tú ya eres parte de mi vida, lo que ocurra en estas 4 paredes, queda entre nosotros. — Demasiada información que me dejo algo boquiabierto.

 

—     ¿Debo firmar?— Pregunté en un tono de broma, que él solo asintió. Por lo que me asombré— ¿Dónde?— Exclamé sin entender.

 

—     Habla más… Sedúceme más, luego te mostraré donde debes firmar. Ahora mismo me tienes atrapado. Siempre quise hacerte mío. Te ves tan dócil y tierno…

 

—     No creas en esas tonterías, no lo soy – Mencioné con seguridad, a lo cual el sonrió con cierto tono pícaro.

 

—     Estando sobre mi cuerpo… Comienzas a calentarme— Exclamo en un tono completamente ronco— La primer muestra, será gratis— Comentó juguetón. —  ¿Quieres?— Asentí a sus palabras y le clave la mirada unos instantes, nuestros ojos se cruzaron y aunque la luz de la habitación era lo suficientemente iluminada. Pero suponía que ni él y mucho menos yo, tendríamos vergüenza de hacerlo de ese modo.

 

—     Hay un juego que me gusta mucho… Y es que tú me des  placer, mientras yo te lo doy a ti. De paso puedo sentir que tan palpitante esta tu pene por mí. — Aquello salió de mis labios con el ferviente deseo de tocarlo, guiando mis manos hasta su entrepierna, tanteando aun sobre la tela del bóxer.

 

—     Me parece bien… Pero el siguiente juego, lo elegiré. — Mencionó con seguridad, mientras sus manos fuertes se colocaban en mis pantalones y los desabrochaba, liberando mi miembro— Pensé que era de los pocos que me calentaba de este modo… Tan rápido. — Tocó la punta del  mismo, aun sobre la tela y comprobó su dureza. — Parece que verme desnudo, te puso tan duro Hiroto.

 

Mi rubio compañero, se entretuvo tocándome de ese modo, en el preciso momento que libere su erección de su bóxer negro. Lo contemplé y estaba aun algo flácido, pero comenzaba a responder a mis estímulos. En un principio opte por caricias con mis dedos. Al ser guitarrista, era una técnica infalible, mis dedos se movían con rapidez. Algunos jadeos suaves escapaban de los labios de mi hoy amante. Lo observe y él estaba concentrado en masturbarme. Lo hacía con delicadeza, algo inesperado. Pensé que sería rudo y hasta algo salvaje, pero a comparación de mis dedos, Tora dibujaba algunos círculos en mi pene y sobretodo en mi glande con su pulgar, provocándome estremecimientos en toda mi columna vertebral. Sorprendente, me percate de que aquello me provocaba un placer incomparable. No me habían tocado así nunca. Jadee… Jadee repetidas veces su nombre y él no tardo en mirarme. Sus ojos destellaban deseo y a su vez placer. Frunció sus labios ligeramente, como acostumbraba a hacerlo y me mordí los labios, estaba seduciéndome, incluso cuando ambos estábamos completamente excitados.

 

—     Deja de morderte el labio— Exclamó algo agitado. —No tienes idea lo que me excitan tus labios.

 

—     Entonces… Podrías jugar un poco con ellos, si lo prefieres. —  Murmuré, llevando el dedo índice hasta mis labios y tocándolos suavemente,  mientras él no perdía de vista aquello y mi otros dedos se encargaban de seguir masturbándolo.

 

—     Podría… — Susurró acercando sus propios dedos a mis labios, tocando la textura de mis comisuras y abriéndolas con el pulgar suavemente, nuestras miradas ardían. — Pero me debes un beso… Siempre besas aquí. — Señaló su pómulo. — Quiero que me beses aquí— Pronuncio, señalando sus labios.

 

 

Se me hizo inesperado aquel pedido, pero termine por otorgarle aquel deseo, acercándome a su boca, para depositar un casto beso. De esos besos que suelo dar en los conciertos, pero él fue más rápido y aprovechando que sus dedos seguían tan cerca de mi rostro, me tomó con firmeza del mentón, para ser esta vez, quien dominara el beso. Sus comisuras, que siempre las comparé con las de una muñeca, rozaron suavemente las mía y lentamente aquel roce se volvió mucho más intenso, hasta el punto que su lengua juguetona, comenzó a acariciarme las comisuras y buscar el hueco para explorar mi boca. La forma en que lo hacía provocaba que mi cuerpo vibrara y parecía incluso alimentar más aquellas ansias de hacerlo. Podía sentir mi zona pélvica, con un calor que me encendía cada poro. No era la primera vez que besaba de ese modo, pero había algo en el modo que mi rubio compañero lo hacía, provocando que me hipnotizara. Pronto nuestras lenguas se encontraron, y jugaron  lentamente entre sí.  Pero él prefirió explorar los rincones de mi boca. Los dedos que me masturbaban se volvieron incluso más dinámicos  y complementado con el beso, por mucha experiencia que tuviese en el sexo, estaba por acabar como un quinceañero. Fruncí el entrecejo, intentando moderar las ansias de acabar, pero Tora me dominaba por completo, pronto el pulgar de su mano derecha toco mi glande y lo presionó justo en el orificio. La presión me impedía acabar y comenzaba a ser dolorosa. Corto el beso para mirarme y juntar nuestras frentes durante varios segundos. Mis mejillas estaban coloradas y jadeaba intensamente. Me avergonzaba por el modo en que él lograba dominarme.

 

—     ¿Qué pasa Hiroto?... ¿Quieres acabar? — Preguntó, llegando a mi oído y mordiéndome el lóbulo, pudiendo sentir su respiración acompasada contra mi piel. Jadee con fuerza, pero no logré exclamar palabra alguna, la presión en el orificio se volvió más fuerte. —Sabía que  gemías tan rico… Al menos así te imagine.

 

—      ¿Cómo?— Alcance a preguntar, sin entender a que venía aquello, mientras el dolor persistía en mi zona genital.

 

—     Me toque muchas veces pensando en ustedes. En una orgia los cinco juntos. Si tú eres un hombre ardiente, Hiroto. Acaso nunca pensaste en como seria hacerlo de ese modo.

 

—     ¿Eh? —Debía admitir que el dolor que aquello me producía, me impedía incluso entender lo que trataba de decirme. Si aquello era una broma o era cierto, solo me generaba incluso más placer de lo que pensé. —  Por favor… Déjame acabar. Duele. — Exclamo con un hilo de voz ahogado

 

—     Solo si repites lo siguiente… Tora te quiero dentro de mí. — Una vez más me estaba dominando y sorprendiendo. No pensé que persuadir a un Tigre, me terminaría persuadiendo a mí mismo.

 

—     Tora… Te quiero…Ahhh mmm ah ahh duele. —No terminé la frase y la presión sobre mi glande, era incluso mucho más fuerte.

 

—     ¿Qué? Yo también te quiero Hiroto. — Pronunció con una pequeña sonrisa, que apenas podía observar, debido a que mis ojos se mantenían cerrados, entremezclados con el placer y el dolor.

 

—     Tora… Te Ahhh quiero… Dentro mí… Ahhh. —  Segundos bastaron para que el rubio soltase  el pulgar y mi esencia se desparrame  por alrededor de mi pene completamente erecto. Gemí tan estridente, que me había olvidado de donde nos encontrábamos, tire mi cabeza hacia atrás, sintiendo como la descarga invadía todo mi cuerpo. Pronto sentí su cálido aliento, lamiendo mis testículos, donde se encontraban algunas gotas de mi semen y como el mismo se encargaba de quitarme por completo el pantalón, para visualizar mi entrada, momento en que su lengua me comenzó a preparar, sin dejarme recuperarme.

 

—     Espero que entiendas que soy muy bueno con mi lengua… Incluso mejor que Saga— Aclaró, aunque yo ni siquiera conociera a Saga. Su lengua se movió en círculos sobre mi entrada, hasta humedecerla lo suficiente. Como estaba acostumbrado a tener relaciones, no costo dilatarme por lo que pronto empujo con su lengua, hasta dilatarme lo suficiente como para introducir no solo su lengua, sino también sus dedos.

 

 

Mis palabras no salían de mis labios, al contrario estaban estancadas, hasta el punto que parecía ahogado. Mis jadeos no me permitían emitir palabra alguna, mientras me retorcía de placer. No había llegado a recuperarme del primer orgasmo, que estaba volviendo a excitarme y eso era gracias a que él, comenzó a tocar con sus dedos largos mi próstata. Ni siquiera me percate del momento en que logró introducirme dos dedos y comenzó a tocarme de un modo delicioso. Mis piernas se movían inquietas y mis manos estaban en sus cabellos rubios, tironeándolos. Su lengua seguía lubricando mi entrada y cuando se sintió satisfecho se apartó. Su miembro seguía erecto. Pero antes de hacer algún movimiento más, se incorporó. Tomó mi mano y me acomodó contra el colchón, completamente extendido. Me observó con detenimiento, aún llevaba puesta mi remera, pero de la cintura para abajo estaba completamente desnudo. Elevó con una de sus manos mi camiseta y acarició delicadamente la piel de mi abdomen, temblé por el solo hecho de aquel toque y de lo excitado que me encontraba. Se bajó por completo el bóxer quitándoselo y me sonrió suavemente.

 

—     Si mal no recuerdo… En un juego salió, que a ti te gusta hacerlo despacio.

 

—     Por favor…— Rió— Era un juego, ni siquiera sé porque salió eso. Obviamente no me gusta así. —Conteste de repente, mirando hacia otro lado, puesto que nunca me había resultado intimidante su mirada, pero por alguna razón desconocida, desprendían chispas y no me dejaba mirarlo claramente.

 

—     ¿No es así?... ¿O nunca lo probaste haciendo así? — Preguntó, mientras me tomaba de las piernas y lamía mis pies,  eso una vez mas fue inesperado. No sé porque jadee y pronto cerré los ojos.

 

—     Nunca… En verdad solo tengo sexo. Eso es más como hacer el amor. — Comenté como pude.

 

—     Mhm… Pues no, necesariamente. —  Exclamó con seguridad, pero no siguió hablando al contrario se dedico a besar mis piernas y recorrerlas con su comisura lentamente, el pircing de sus labios rozaba con mi piel y me producía escalofrió. Parecía a punto de clavarse pero terminaba rozándolo de una forma imposible de describir. Repitió las caricias en mi otra pierna y llegó pronto hasta mi entrada, donde ubicó sus caderas, pero aún no ingresó. Me moví, intentándole indicar que necesitaba sentirlo, pero el solo rió, burlándose de mí. Tomó los bordes de mi camiseta y se deshizo de la misma, para dejarme completamente desnudo. Las yemas de sus manos me acariciaron suavemente hasta ubicarse en mis hombros, donde los froto suavemente. Lo observé algo exasperado. Podía sentir su erección latente sobre mi pelvis, pegada a la mía.

 

—     ¿Vas a hacérmelo lento, Tora?— Pregunté, mirándolo a los ojos, sonrojándome levemente ¿Qué carajo me estaba pasando? Su mirada me ponía tan nervioso. Coloqué mis manos en su nuca y acaricié suavemente los cabellos.

 

—     Te voy a mostrar…Te dije que era una muestra. — Bromeó, mientras se movía lo suficiente, para que su miembro ingresara en mi interior. Sentí la punta hundirse en mi entrada y lentamente ingresar. Abrí mis labios y cerré mis ojos. Al encontrarme dilatado, no dolió, pero sentí una descarga que me perforo los sentidos.

 

—     Una muestra… ¿De amor?— Le seguí la broma, escondiéndome en su cuello, para abrir mis piernas y poder sentir como se hundía completamente.

 

—     Si… Puede ser. — Exclamó, aunque en ese momento, por la intromisión, el tono de su voz, fue imposible de entender y no estaba seguro de si me estaba bromeando o si era real, pero aquello paso a segundo plano.

 

Pronto las caderas de él comenzaron a moverse en un ritmo que era completamente lento y suave. A medida que mi cuerpo comenzaba a acostumbrarse a esa intromisión, aquel ritmo se volvía prácticamente una tortura. Mis jadeos aumentaron paulatinamente, mientras que podía oír la agitada respiración de Tora, pegada a mi hombro. El mismo no había tardado en aprisionarme contra el colchón y esconderse sobre mi hombro, no supe con qué intención, pero pronto comprendí que en aquella posición, el entraba perfectamente en mi interior, perforándome los sentidos. La diferencia con otras veces que había tenido sexo, con diferentes personas,  es que aquel caótico momento, yo ni siquiera reaccionaba de todas las sensaciones que se apoderaban de mi cuerpo. Era algo tan frenético y rápido, que cuando me percataba de mi respiración agitada, estaba llegando a mi orgasmo.

Por su parte Tora, mordía suavemente mi hombro, desde mi posición, observaba como el entraba y salía de mí interior, pero no precisamente porque lo observara, ya que su enorme cuerpo, me tenía atrapado, sino por como sus caderas se movían, mis ojos no se desviaron de aquello y a medida que el ritmo aumentaban, mis jadeos se convirtieron en gemidos, aquella forma de “espiar” como me penetraba, duro poco. Pronto salió de su escondite en mi hombro y su mirada se clavó en la mía, maldije por lo bajo y entrecerré los ojos. Mi compañero de banda tenía una mirada tan profunda que intimidaba.  No sabía qué hacer, por primera vez en mi vida no entendía ni siquiera donde debía colocar mis manos, por lo que rápidamente él tomó mis muñecas y las colocó sobre su torso. Se separó mínimamente, para que pudiese tocarlo y aunque muchas veces lo había visto lo desnudo, no pensé que podría delinear aquel tatuaje que siempre me llamo la atención. Estuve un rato largo estimulando sus tetillas, cuando sentí como aquello le gustaba y comenzaba a ronronear.

Sonreí ante mi pequeño logro, en el preciso momento en que el volvió a tomar mis muñecas y las coloco por detrás de mi cabeza, sosteniéndola con firmeza, mientras su lengua ávida repasaba desde mi axila, donde me provoco un cosquilleo que llego  a mi entrepierna despierta, y descendió a donde él estaba implacablemente embistiendo. Su boca delineó mi antebrazo y repitió la operación varias veces. Con mis piernas enrede sus caderas, gimiendo descontroladamente, cuando la dilatación de mi entrada se volvió tan torturante como placentera. Deseaba más, por lo que se lo pedí y una vez más me sonrió burlonamente.

—     ¿Te gusta?... ¿Quieres más? — Rugió suave, mirándome con sus ojos oscuros de deseo

 

—     Tora… Ahh sí. Quiero más…. Quiero sentirte completo.

 

—     Mhm no pidas cosas de las que puedas arrepentirte Pon. —Exclamó, besándome con desesperación, pude sentir como mi boca tardó en reaccionar y como mis muñecas fueron sueltas, de modo que posicioné las mismas en su espalda ancha y la rasguñé, ante ese mar de  estremecimientos que se desataban en mi interior y que me robaban el aliento.

 

Su boca se movió con versatilidad sobre la mía y pronto sentí una descarga eléctrica que me desmoronó, mi erección demostraba que no podría soportar ni un poco más, pero Tora tomo mis piernas y tal como yo había encerrado sus caderas, las abrió de par en par, aprovechando mi elasticidad.  Él mejor que nadie la conocía, pero aunque tenía esa habilidad, en aquel momento, donde mi orgasmo estaba en puerta, sus estocadas comenzaban a ser desbastadoras y todo mi cuerpo estaba doblemente sensibilizado, sentí como si aquella abertura doliera demasiado. Un dolor que me causo placer, al sentir como la virilidad ajena, llegaba a lo más profundo y tocaba aquel punto donde no estuve del todo seguro, pero tuve la sensación de un mareo repentino y delicioso que me llevo prontamente a la cúspide del orgasmo. Ni siquiera logra avisar cuando aquel calor se agolpo en mi bajo vientre y se extendió hasta mi ingle, liberando mi semilla, entre el abdomen de Tora y el mío. Temblé de la cabeza a los pies y cerré mis ojos, sintiendo mis mejillas arder.

No supe, ni quise saber cómo me estaba mirando mi compañero de banda, tampoco me lo permitía el reciente orgasmo que me mantuvo en un estado de semi- conciencia, cuando una humedad caliente se acumuló en mi interior y supe por su estrepitoso gemido, que él había llegado al orgasmo en mi interior. Un peso que se apoyó sobre mi hombro, nuestras respiraciones entrecortadas y las pulsaciones siendo completamente estridentes, que parecían más altas que nuestras voces. Pronto me percate como había sudado e incluso con Tora, ambos parecíamos pegajosos. No supe en que momento sonreí y mi actual amante, se rió. Probablemente de mi tonta expresión.

—     Tal parece que la muestra… Te dejo feliz. — Comentó brevemente.

 

—     Cállate, Tora. —Lo regañé, sin ocultar mi sonrisa y esta vez sí mirándolo a los ojos. Ya nuestras respiraciones habían vuelto a la normalidad

 

—     Dime Shinji… Ya no somos simples compañeros… Somos amantes. — Informó, desconcertando mis ideas y me sonroje brevemente, esperando que él no se diera cuenta de ello, pero eso fue imposible, comenzó a reírse burlonamente y tuve que inflar mis mejillas, notablemente molesto. — Ya te lo dije Hiroto, eso es solo si tú quieres. Sino esto muere aquí, sin que nadie más se entere. — Escuché aquello con atención y mis dudas se volvieron tan latentes, que me alejaron de la realidad por unos microsegundos, aquellos, donde él aprovecho a salir de mi interior, estremeciéndome por completo. Suspiré pesadamente.

 

—     ¿Lo haces así con Shou y Saga? —No sé porque pregunté aquello, probablemente para ganar tiempo y que mis pensamientos, tanto como mis revoloteados sentimientos, comenzaran a razonar y elegir lo mejor. Era la primera vez que lo hacía con alguien de la banda, y lo peor es que había aprendido algo que no pensé conocer y no de ese modo, como si fuese una simple prueba.

 

—     Pues…—Exclamó, mientras se movía y buscaba en el cajón unas toallitas, para limpiarme y limpiarse a sí mismo— Sí. Básicamente ninguno de los dos sabe lo que hago con el otro, pero si saben que mantengo relaciones con ambos. No pienses que me la paso como un gato caliente. — Exclamó risueño, moviendo la toallita por mi abdomen, teniendo cuidado y mis músculos se contraían. — Es solo cuando ellos quieren.

 

—     ¿Y si ambos quieren el mismo día?— Inquirí, sintiéndome más fresco, luego de que limpiara mi cuerpo. Pronto el tomo las cobijas y me cubrió, supongo que es para que no me enferme. Se metió a la cama y encendió un cigarro. No me ofreció, puesto que sabía que no fumaba hace más de un año. Suspiró y pude notar como sus cabellos estaban lo suficientemente desordenado

 

—     Nunca ocurre… Usualmente Shou está ocupado, por lo que pocas veces ocurre. Mientras que Saga es un poco más ardiente, pero no siempre lo terminamos haciendo. No debería contarte eso. — Murmuró de repente

 

—     ¿Por qué no? Tengo el derecho de saber, si pretendo ser tu amante— Espeté, pero su expresión cambió y dibujó una mueca algo molesta.

 

—     Le estas dando demasiadas vueltas, Ogata. — Mi apellido, salió de sus labios y lo sentí una bofetada. Parecía que había algo en esa relación que le perturbaba, pero no podía saber la razón y al parecer, solo lo había enfurecido.

 

—     No me jodas… ¿Te enamoraste de Saga?

 

—     Te mencioné que no me enamoro… No seas tonto. —  Sin embargo aquella respuesta, era simplemente evasiva y sentí un poco de pena si aquello era real o no.

 

—     Comprendo… Quizás, me puedas dejar algunos días para pensarlo. — Exclamé con cierta duda, podría enfurecerlo aquella respuesta, pero observe como su expresión cambio y se suavizo.

 

—     Está bien… Aunque puedo preguntarte algo— Asentí rápidamente ante sus palabras, para luego apoyarme en su pecho, y disponerme a dormir— ¿A ti te gusta Shou?

 

—     ¿Eh?... ¿A qué viene esa pregunta? —Cuestioné, perdiendo mi calma y acercándome a su rostro

 

—     Solo pregunto, tengo derecho a saberlo. — Uso las palabras que pronuncie, anteriormente y me reí por su maldita picardía

 

—     Bueno… No sé. — Respondí dudoso. —  Shou es un chico lindo, no lo puedo negar. Incluso mi relación con él es genial y no quiero arruinarla, por simple calentura. Aparte pensaba que no le gustaban los hombres.

 

—     Que poco entiendes a Shou. — Exclamó con una débil sonrisa, para besar mis comisuras, dulcemente. No me espere aquello, pero cerré mis ojos y correspondí a aquello con la misma dulzura. — Creo que ustedes dos, se gustan demasiado pero no se dan cuenta de ello. — Aquello me asombro y él se río de mi expresión. — No me mires raro, en verdad lo veo así. Dije que no hablo de mis intimidades, pero Shou siempre habla de ti. Si no se gustan, tienen una química especial. — Exclamó y aquello me dejó completamente desolado.

 

—     Tora… Digo Shinji…  ¿Por qué me dices eso, ahora? —Pronuncié, sin poder entenderlo.

 

—     Porque antes de que intentes conocerme a mí, quizás podrías intentarlo con él. Creo que harían una gran pareja.

 

—     Dale y tú con Saga, ¿Qué te parece? — Le devolví sus palabras, con aquella broma pesada y el rodó los ojos.

 

—     Maldición, me atrapaste Hiroto… Pero no quiero hablar de eso ahora. Durmamos.

 

—     Pero… Tú si puedes hacerlo.-

 

—     Solo te estoy ayudando y no digas que tú también. Mi relación con Saga es complicada. Es demasiado celoso y creo que nunca nos entenderíamos, prefiero mantenernos como estamos. ¿Contento? Ahora duérmete. —Demandó con una sonrisa amarga, se ve que aquello era algo difícil de tratar.

 

—     Espera… Gracias por esta noche. Fue increíble, me hiciste conocer cosas que no tenía idea. En verdad me sentí un idiota. — Comenté algo avergonzado y sonreí bobamente, mientras él me miraba con suavidad, nos conocíamos hacía tanto que incluso aquello podía morir ahí y quedaría como un grato recuerdo. — Te quiero, Shinji.

 

—     También te quiero, Hiroto. Descansa— Besó sutilmente mis labios y me abrazó suave. Me acomodé entre sus brazos y pensé en tantas cosas, que ni siquiera las distinguí, pronto me había quedado dormido entre sus brazos.-

 

Fin-

 

 

 

 

 

Notas finales:

Muchas Gracias si llegaste hasta aquí y por cierto el resumen, tiene una trampa. Espero que le hayan gustado y ya saben, pueden tirarme con que se les ocurra. Pero todo comentario será bien recibido. Gracias!

Cuidensen Mucho!

Besos!  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).