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Reparando la vida por Rukia Matsuoka

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Primero que nada, creo que en uno de los review, conteste que este era el capitulo final pero, no era asi, me disculpo por ese error, es que estaba tan ensimismada en comenzar el capitulo catorce que es el final, me confundi XD

Por supuesto, tambien hare un epilogo asi que solo faltan dos capitulos.

Ahora, agradezco a todos los que se toman su tiempo en leer la historia y a todos los que me dejan un review ¡Gracias!

Espero que les guste el capitulo y lean las notas finales.

Deidara se encontraba sentado en la cama mirando a la cuna cerca de él, donde descansaba su pequeño Ryo. Se había sentido tan aliviado cuando hace unos días les dieron de alta al asegurarse que su pequeño y él no tendrían problemas al permanecer en cualquier lugar que no fuese el hospital. Claro, que ahora no debía moverse mucho y llevar por unas semanas un fajón que debían de llevar los donceles después de la cesárea para que todo aquello que había sido cortado por la doctora sanara con facilidad.

Ahora que se encontraba en el apartamento de Itachi, siendo cuidado por Zabuza y Haku quienes se habían ofrecido a cuidarlo mientras Itachi se encargaba de algunas cosas referentes a Madara Uchiha, a quien ya le habían proclamado aquella cadena perpetua sin oportunidad a fianza que tanto se rumoreaba.

Deidara no podía evitar sentirse un poco molesto con Itachi, este le había comentado con ira contenida que haría lo posible hasta que Madara no viese ni la luz del día, y si no se equivocaba, él junto con Sai disputaban el hacer que Madara ni siquiera tuviese permitido las visitas. Así que esa noche hablaría con él.

—Deidara ¿Qué haces despierto a esta hora?—Itachi entro a su apartamento encontrándose con Deidara en la cocina.

—Itachi, necesitamos hablar—Itachi solo enarco una ceja y se sentó en el comedor junto al rubio, haciéndole un ademan a que hablara—Debes de olvidar a Madara, el ya está pagando su condena y no necesitas hacer nada más—Deidara le miro suplicante mientras Itachi frunció el ceño.

—Pero ¡¿De qué estás hablando?! ¡El mato a tus padres, a los de Sai, a los míos e incluso a su propio hijo!—Deidara al escuchar el tono elevado que usaba el azabache frunció los labios.

—Pero… ¡ya es suficiente! ¿Qué más quieres?

— ¡Que se pudra en la cárcel!

Silencio.

Deidara le miro anonadado y asustado. No podía creer lo que escuchaba, podía ver el odio reflejado en los ojos de Itachi, tanto que le daba temor. Bajo la mirada evitando el contacto visual mientras encontraba las palabras que se fueron por sentir miedo.

—Pero…

—Pero ¡¿Qué?! ¿Qué te pasa, Deidara?—Itachi siguió elevando su tono de voz— ¿Qué? ¿A caso te gusto Madara cuando lo viste de nuevo?—Deidara le miro de nuevo sorprendido— ¿Acaso te gusto que te secuestrara…?

Deidara solo apretó los dientes molesto, no podía creer la falta de respeto por parte de Itachi y su cuerpo solo se movió por impulso dándole una fuerte cachetada que dejo  muy sonrosado la mejilla del otro.

—No puedo creer que me insultes solo por evitar que te conviertas en una persona cruel—Deidara se levanto con cuidado del comedor—Hasta insultas a los que te quieren ayudar—Comenzó a caminar dándole la espalda al Itachi que aun no salía del asombro al sentir arder su mejilla.

Cuando Deidara subió las escaleras pudo notar dos pequeñas sombras que se escondían detrás de las paredes que se conectaban en las escaleras y sonrió tristemente al saber que habían despertado a los niños, así que lo decidió. Fue a la habitación de los pequeños para tranquilizarlos y dormirlos de nuevo, y de paso, dormía con ellos porque no era capaz de dormir con Itachi, aun estaba molesto y solo se acercaría a aquella habitación para alimentar a su pequeño Ryo cuando le escuchara llorar.

Observo a los niños dormir plácidamente, aun recordaba que le había contado a Haku mientras este le cuidaba acerca del pasado de Madara y estaba seguro que este se lo había comentado a Gaara y en realidad no le molestaba. Estaba seguro que ellos entenderían en lo que tenía planeado para el día siguiente porque, sabía que si Itachi se enteraba se enfurecería con él y debía de aprovechar que Madara aun recibía visitas…

~*~

Sai observaba a su primo trabajar con un ceño fruncido muy evidente, en otros momentos le encantaría molestarlo pero, se miraba demasiado molesto.

—Se puede saber ¿Qué te pasa?—Sai guardo sus cosas ya que Itachi no le decía el avance para el caso de Madara.

—Deidara y yo tuvimos una pelea por Madara—Sai se sorprendió al escucharle la voz tan pesada—Me dijo que me olvidara de Madara y no siguiese con los tramites…

Sai se quedo en silencio analizando lo que acababa de escuchar y recostó sus brazos en el escritorio—Es irónico, Gaa-Chan también me dijo eso pero, no me insistió y me dejo de hablar.

Itachi le miro irritado por la manera falsa de sonreír aun diciendo que Gaara no le hablaba, en verdad que era masoquista. Al final, ambos dejaron de lado los demás trámites que querían realizar acerca de Madara.

—Debes de cuidar al rubio—Sai llamo la atención de su primo—Sabes que en la cárcel puede pasar cualquier cosa…

Itachi solo miro fijo en el vacio de las páginas que revisaba. Su primo tenía razón, si a Madara le pasase algo y el rubio se enterase, estaba seguro que estaría triste aunque, personalmente el no lo estaría. Aun desconocía el porqué Deidara se comportaba de manera normal hacia Madara y cada vez que intentaba saberlo, lo agobiado del día de trabajo más lo estresado sobre aquellos tramites del caso lo cansaba y controlaban sus emociones y al final terminaba peleando con el rubio por algún comentario pasado de nivel que le dedicaba.

~*~

Al día siguiente despertó en el cuarto de los niños, al igual que el día anterior evito dormir con Itachi, se tomo un baño y se coloco la camisa holgada gris y unos pantalones negros que no habían necesidad de abotonar ya que tenían un elástico para no dañar las puntadas y se coloco con dificultad el fajón que ahora acostumbraba llevar. Ese día llevo a cabo su plan.

Con tranquilidad engaño a Haku con decirle que dormiría con su pequeño Ryo, cuando confirmo que su amigo había caído en su plan, tomo el bolso con los pañales y biberón de su hijo y con la lentitud que su cuerpo se movía salió del apartamento sin que nadie se diera cuenta.

Deidara cubrió a Ryo con las suaves sabanas para que no le diesen los rayos del sol notando como el pequeño bebe rubio le miraba con sus ojitos azules. Cuando Ryo había abierto los ojos fueron unos días antes de pelearse con Itachi así que, ambos se habían emocionados al ser visto por su hijo, con tranquilidad camino hacia donde había investigado donde quedaba la cárcel donde estaba Madara.

Al llegar en unos minutos, lo guardias le miraron y le hicieron mostrar lo que llevaba en el bolso junto el pequeño bulto de sabanas. Los que se encargaban de darle el pase para poder ver al encarcelado dudaron al darle el permiso al ver al pequeño bebe pero, al final accedió.

Nunca espero ver el lugar donde lo llevaron, había pensado que lo llevarían a una sala donde hubiese una mesa y dos sillas donde podían sentarse pero no, había sido llevado a una sala que estaba dividida por menos de la mitad de una pared siendo contrastada por un filtro trasparente donde habían pequeños agujeros. Se sentó un poco incomodo y espero a que Madara llegara y pudo notar una pequeña gaveta, y con curiosidad la abrió notando que se conectaba con el otro lado.

Cerró de nuevo el cajón al escuchar como la puerta del otro lado se abría dejando ver a Madara con el típico traje naranja y con sus manos esposadas siendo guiado por un guardia que se las quito. Al sentarse y tomo un teléfono que tenía al lado y fue cuando noto que de su lado también había uno.

—Se puede saber ¿Qué haces aquí?—Escucho la voz apagada de Madara

Deidara solo sonrió—Solo quería presentarte a Ryo—Madara le miro confuso al ver a Deidara levantarse y mostrarle un bulto de sabanas—Mira Ryo, es tu tío Madara.

El aludido solo se quedo helado al ver al pequeño bebe de cabellos rubio que abría sus ojos somnolientos. Madara solo se levanto por inercia tocando el filtro trasparente al escucharle decir al rubio que el pequeño era un doncel. Entonces miro a Deidara sonreírle al pequeño y fue cuando recordó a Hashirama cargando a Obito cuando había nacido. Volvió a ver al pequeño, sonriendo al verlo dar un pequeño bostezo haciendo ver sus encías.

Deidara borro su sonrisa al ver a Madara reír y llorar a la vez—Itachi y tú me recuerda a lo que éramos Hashirama y yo, ojala que no viva lo mismo.

 El rubio se sorprendió por la declaración pero asintió al sentirse igual. Estaba a punto de hablarle pero un guardia entro terminando el tiempo de la visita.

— ¿Qué? Pero solo han sido minutos—el guardia solo renegó tomándole del brazo obligándole a salir, y cuando giro a ver a Madara, él también era sujeto por un guardia quien le colocaba de nuevo las esposas—Espere, solo han sido… ¡Ah!—grito de dolor al ser jalado con brusquedad.

Aquel grito alerto a Madara— ¡No lo trate así! ¡Aun sigue débil por el parto!

Ambos guardias los ignoraron y al final sacaron al doncel que con rapidez se sentó en una de las bancas de la salida de la cárcel recogiéndose la camisa hacia arriba para ver algún rastro de sangre que se le hubiese hecho al ser tratado con brusquedad. Suspiro con alivio al ver que no había nada pero, al menos debía de ir al hospital, mejor quería prevenir.

Se dirigió al hospital y pidió ser atendido por la doctora Haruno la cual le hizo preguntas del porque estaba solo e Itachi no estaba con él y se digno a regalarle mentiritas piadosas para no levantar sospechas de su pequeño escape. Al final no resulto con ninguna anomalía pero le hicieron unas cuantas recetas para prevenir.

Salió del hospital revisando a su pequeño dormido acurrucado en las sabanas, así que comenzó a caminar hacia el apartamento de Itachi preparándose para uno de los ataques de ira del azabache. Así que con dificulta trato de disfrutar del ambiente de las calles que le rodeaba hasta que sintió un grito a sus espaldas. Apenas se giro por curiosidad siendo interceptado por un abrazo.

—Oh cielos… ¿Están bien?—Dijo Itachi al ver a su rubio y su hijo. Apenas Haku le había comentado que Deidara y Ryo habían desaparecido comenzó a conducir por la ciudad con la esperanza de encontrarlos.

—Sí, lo siento. Haku debe de estar molesto—Sonrió mientras Itachi le seguía abrazando.

~*~

Por otro lado Madara era devuelto a la celda donde pronto tendría un poco de aire en el horrendo patio de la cárcel, ni siquiera se emocionaba al salir, ya que desde que había entrado a ese lugar, todos los encarcelados lo atacaban y no negaba que en uno de esos días lo matarían.

—Así que el Uchiha salió ¿Porque no jugamos al día que mataste a tu familia?—le dijo uno de los que le golpeaban a diario al que simplemente ignoro pero, no logro avanzar más al ver que todos los que seguían al otro, le rodeaban.

Madara suspiro, estaba preparándose mentalmente para empezar otra pelea pero, sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir un filo helado en su pecho, hasta que dirigió su mirada el lugar herido, no es como si hubiese sido en el mismo lugar donde había sido apuñalado Hashirama pero, aun así podía sentir como sus pulmones empezaban a llenarse de sangre.

Trato de alejarse de ellos pero uno le intercepto con un puñetazo y otro con una patada, cuando se dio cuenta estaba moribundo y apenas podía sostenerse en pie, escuchando como era el momento de regresar a la celda, sonrió incrédulo al sentir como era llevado por la bandada de encarcelados, sabía muy bien que aquellos lo hacían para que los guardias no notaran sus heridas y aunque lo mirasen, aquellos se encargarían de rematarlo.

Cuando llego a su celda, se acostó sintiendo el peso de sus pulmones y la sangre salir por su boca. Sonrió tranquilo al saber que no se había equivocado con su futuro. Había soñado con llegar a viejo junto a su esposo y ver crecer a sus nietos pero, para su mala suerte cambio a esperar que alguien lo matara sin la esperanza de morir por la edad.

Tosió al sentir que sus pulmones querían expulsar la cantidad de líquidos y dio un quejido de dolor al sentir como su herida se contraía internamente.

Por alguna extraña razón aun tenía un poco de esperanza de que su actual sueño de al menos encontrarse con su familia en el mas allá se cumpliera. Sonrió irónico al sentirse un idiota, estaba delirando por lo helado que empezaba a tornarse su cuerpo, estaba tan alucinado que podía jurar ver a Hashirama sonreírle vestido de blanco con un bulto de sabanas en sus manos y a su lado, Obito vestido igual, su mirada se comenzaba a tornar borrosa pero, podía ver que la imagen de Hashirama se inclinaba hacia él para mostrarle el bebe de cabellos negros que cubría con las sabanas, y no pudo evitar que una lagrima corriera por su mejilla al pensar que al menos había podido ver a su hijo doncel antes que sus ojos comenzaran a cerrarse y Hashirama le lograra tomar una de sus inertes manos.

~*~

Deidara sonreía nervioso al escuchar los regaños de Haku quien cargaba a su pequeño Yuki en la cocina. A su lado estaban Sasuke y Naruto quienes trataban de llamar la atención del pequeño Ryo que disfrutaba de los brazos de su Oto-Chan sin ningún interés en su tío y «Amigo».

Deidara asentía a todo lo que le decían, hasta que pego un salto al sentir una opresión en el pecho que le hizo sentir un fuerte escalofrió en su espalda.

—Así que no lo vuelvas a hacer Deidara, ¿Entendiste?—le dijo Haku aun preocupado por su amigo pero, cambio de expresión al ver las lagrimas de Deidara— ¡Deidara! ¿Estás bien?

El aludido le miro confundido hasta que sintió una humedad caer en los brazos que cargaban a Ryo, y se asusto al escuchar como el pequeño empezaba a llorar con la fuerza que sus pequeños pulmones le permitían.

— ¿Qué pasa?—Itachi entro seguido de Zabuza al escuchar el llanto de su hijo y su vista se dirigió al rubio mayor—Deidara ¿Qué tienes?

—No lo sé—Deidara miro a todos lados para encontrarse con la silla y sentarse en ella para no caer junto a su hijo, tratando de calmar el llanto de su hijo hablándole en susurros para que volviese a dormir y lo logro.

Itachi le miro preocupado—vamos los llevare a la cama—el rubio no se resistió y se dejo cargar nupcialmente.

En el camino Deidara se recostó en el pecho del azabache, tenía tiempo de estar tan alejado de él por las seguidas discusiones y ya había olvidado el aroma que desprendía el padre de su hijo.

Itachi llego a la habitación dejando al rubio en la cama mientras tomaba en brazos a su pequeño y lo colocaba en su cuna.

—No te vayas…—susurro Deidara al ver que Itachi se dignaba a salir de la habitación—no quiero estar solo.

El aludido sonrió y se acerco a su amor, tenía tiempo de no estar cerca de él así que, se acostó a su lado aferrándolo a su pecho. Ninguno de los dos habló y disfrutaron del silencio sintiendo la cálida sonrisa del otro.

A la mañana siguiente Deidara despertó solo, sintiendo que había dormido con el fajón. Así que se levanto de la cama y se dirigió a ver a su pequeño dormido, al parecer Itachi ya le había bañado ya que Ryo estaba vestido con un mameluco celeste pastel que al parecer Itachi había comprado.

Dejo descansar a su hijo y se digno a tomar un relajante baño, sentía su estomago revuelto y el extraño escalofrió que había sentido el día anterior no le había gustado para nada y no dudaba que su hijo recién nacido lo había sentirlo, la pregunta era ¿Por qué fueron los únicos en sentirlo?

Decidió olvidarse del tema y salió del baño para fijarse en el gran espejo que tenia Itachi cerca del guarda ropa mirando las puntadas de la cesárea, pronto se las quitarían aunque no le importaba la cicatriz, lo que no le hacía sentir bien era lo gordito que se veía, aun parecía delgado pero las llantas de grasa que se le notaban le hacía pensar si a Itachi le gustarían. Aunque la doctora Haruno le había dicho que era normal después de dar a luz y que con el tiempo regresaría a su figura original. Y aunque hubiese una casualidad que al azabache le gustasen, a él le seguían sin gustar. Quería verse lindo, no le gustaría que Itachi le dejara de acosar sexualmente.

Se vistió y se coloco el fajón. Decidió bajar a la cocina, quería prepararse un desayuno lo más vegetariano posible y al menos salir a correr un poco. Estaba a punto de abrir la puerta de la cocina cuando la voz de Itachi, que al parecer hablaba por teléfono le detuvo.

—No puedes estar hablando en serio—Itachi se recostó en la silla del comedor—Esto es genial, muy genial…—suspiro sarcástico al escuchar la noticia mañanera que le había dado Sai—No se puede hacer nada, supongo que hay que olvidarlo…

Deidara detrás de la puerta escucho que azabache no seguía hablando así que decidió entrar encontrándose con un frustrado Itachi.

— ¿Qué pasa?

Itachi solo miro a Deidara, debatiéndose si en verdad comentarle la noticia o no. En verdad no quería comenzar otra discusión pero, si no se lo decía él, más de en algún lugar se enteraría y ahí le traería problemas más grandes. El azabache se levanto y tomo un vaso con agua y se volvió a sentar haciendo un ademan al rubio que también se sentara.

—Deidara…—El aludido le miro preocupado. Itachi suspiro—Sai me acaba de decir que, Madara fue encontrado muerto en su celda.

Las palabras de Itachi resonaron en su cabeza una y otra vez. Eso en verdad no debía de estar pasando…

 

Notas finales:

¡Hola!

Para los que lograron llegar hasta aqui llorando, porque yo tambien llore.

Se que han de pensar que, para que escribo algo que al final me lamentare y llorare pero, creo que estas cosas pasan en la vida real, y me refiero a distintas situaciones, ante las leyes los delitos de Madara puede que se paguen hasta con mas cargos y no pueden salir de la carcel asi que, decidi una manera en que se sintiera en por fin paz ya que se que much@s querian que Madara no sufriera mas y yo tambien, asi que por eso decidi su muerte, y considero que aunque en su agonia sufrio al final pudo sentirse feliz.

Y ya que leyeron todo ese testamento, agradeceria un review acerca del capitulo un poco fuerte :/

Nos vemos (n.n)/


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