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Reparando la vida por Rukia Matsuoka

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Bueno aqui esta el capitulo final pero, recuerden que falta el epilogo.

Se que algunos no les gusto la muerte de Madara, y en verdad les pido una disculpa por no darles un final que esperaban, por otra parte los que desean saber de la actualizacion de mis nuevos proyectos ya saben que mi pagina de Facebook esta a su disposicion.

https://www.facebook.com/pages/Rukia-Matsuoka/683071258401191?ref=hl

Ahi podemos hablar de cualquier pareja ya sea su OTP o calquier otra, se respetan sus gustos, los fudanshi y fujoshis somos una familia...no? Se publica de todo XD
 Aunque se vea que solo publico de Naruto y Kuroko no basket jejeje

Buenos espero que disfruten el capitulo final, como siempre le agradezco a aquellos que me apoyan con sus adorables review y a aquellos que se toman sus tiempo en leer la historia.

Naruto y sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto

 

Cuando se entero de la muerte de Madara, las lágrimas le recorrieron las mejillas, había pensado que la situación quedaría bien cuando le visito. Itachi le había abrazado y él no había puesto resistencia al tacto aunque sabía que el azabache no estaba sentido por aquella muerte y solo trataba de consolar sus lágrimas.

Ahora se encontraba ahí, en lo que sería el entierro del cadáver de Madara en un ataúd de madera fina, como los que se merecen las personas de gran categoría como los Uchiha, podía aceptar que tuvo una pelea con Itachi acerca de darle una correcta sepultura y a decir verdad estuvo a punto de decepcionarse del azabache al ver el poco interés que tenia sobre el paradero que tendría el difunto. Pero al menos no tuvo la desdicha de desilusionarse de él cuando por fin había cedido, aunque solo le había ayudado con el ataúd y la reunión para despedirlo, Haku y Gaara le habían ayudado para vestirlo del traje negro que habían encontrado en aquella casa polvosa antes de adentrarlo a la caja fúnebre. Incluso, había sonreído cuando tomo el traje ya que podía asegurar que había sido el mismo que había usado el día de su boda con Hashirama por el ramillete blanco en una de las bolsas.

Al escuchar al padre dándole los últimos rezos, no pudo evitar sentirse mal al ver que los únicos presentes eran Zabuza, Haku, Gaara y Sai junto a Itachi quienes tuvieron que ser obligados por sus parejas para al menos estar presentes, y los ayudantes del cementerio, dejando a los pequeños recién nacidos al cuidado de una de las señoras que habían ayudado a Sasuke y Naruto el día de la desaparición del rubio mayor, ya que aquel no era un ambiente para los pequeños. Deidara observo cuando bajan el ataúd y un nudo se le formo en la garganta, no sabía si ese estrujamiento que sentía en su pecho había sido el mismo que había sentido el difunto Madara cuando vio bajar el ataúd de Hashirama pero, al menos quería suponer que era una pequeña parte de su dolor.

Cuando los ayudantes terminaron de sepultar de tierra el ataúd, los presentes pasaron a dejar una rosa blanca sobre la tumba, así que a empujones Itachi y Sai dejaron las suyas, hasta que Deidara quedo de ultimo ya que al menos quería dejar algunas palabras.

Deidara se acerco a la tumba y se agacho—Estoy seguro, que estarás junto a Hashirama y Obito, y que por fin conocerán a tu hijo doncel—Susurro ya que no quería que nadie le escuchara pero las lagrimas le traicionaron y comenzaron a salir—y sé que, serán felices en ese lugar…

Sabía que los presentes le miraban y que los únicos que le entendían eran los donceles ya que sabían de manera muy resumida lo que Madara le había contado, aun no está seguro de contárselo a Itachi y que este, se lo contara a Sai, sabía que los hombres son difíciles de comprender ciertas situaciones sentimentales principalmente de ese calibre, aunque aun tenía la esperanza de contárselo a Itachi y que al menos solo le escuchase sin decir nada, sin tener que discutir.

~*~

Después de unas semanas, el parto de Gaara había llegado, aun podía recordar lo pálido que estaba Sai, era la primera vez que le había visto sin dar ni recibir una broma a Itachi, se miraba tan ido como si no estuviese ahí, como si estuviese en blanco. Solo pudo reaccionar cuando la doctora encargada de la cesárea del de cabello rojo le dijo que podía pasar a ver a su amor en una de las habitaciones.

Cuando todos se amontonaron para conocer a la nueva vida, se sorprendieron al ver al pequeño varoncito de leve cabello rojo que había nacido.

—Bueno…—se escucho la voz de Zabuza—Si no lo dice Sai, al menos lo diré en su lugar…al parecer tu hijo tendrá difícil la elección—le dijo a Itachi.

El aludido solo le miro irritado, nadie tocaría a su pequeño Ryo al menos por unos cuarenta años. Deidara solo sonrió divertido al adivinar los pensamientos de su azabache, al menos estaría presente para que su celoso padre dejara a su hijo tener al menos unos corazoncitos que enamorar, al menos a una edad prudente.

—Y... ¿Cómo se llamara? —pregunto Haku, ya que nadie se dignaba a decir nada.

Sai miro a su Gaa-Chan sin intenciones de hablar, al parecer estaba demasiado cansado, así que pensó n un buen nombre para su hijo. Y después de recibir otra broma de Itachi, ya que según él, no podía ni darle un nombre a su hijo.

— ¿Qué tal…Kentaro? —Gaara solo le miro, esperando al menos una buena explicación—Estoy seguro que crecerá grande y fuerte, tanto que en momentos en los que estaré en el trabajo, te alejara de los acosadores—le dijo con una suave sonrisa, para acercarse a su familia y acariciar la cabecita de su hijo y depositar un beso en la frente de su cansado amor.

Gaara solo asintió, le gustaba el nombre de su pequeño ángel, aquel que había costado crear pero, ahí estaba; en sus brazos y muy dormido.

—Es costumbre de los Uchiha darles a sus hijos ¿Nombres con significado? —pregunto Zabuza, al sentir un deja vu con la decisión del nombre.

Sai le miro burlón— ¿Y qué? ¿Celoso por que el nombre de tu hijo no tiene significado?

A Zabuza le apareció un tic en el ojo, mientras Haku y Deidara miraban un dilema entre bromas de parte de aquellos.

—Escuchen, estamos en un hospital—Itachi trato de calmarlos.

—Al menos mi hijo crecerá tan grande y fuerte que Ryo se decidirá por él—Sai comenzó a reír a sus adentros, ya que sabía que Itachi se les uniría en las bromas.

—Te equivocas en algo, el nombre de mi hijo significa coraje y tendrá tanto que no dejara que se quede con Ryo—Dijo Zabuza, mientras Itachi les miraba irritado.

—Oh no, eso sí que no, mi hijo no se quedara con ninguno de los dos…

Haku y Deidara iban a pararlos cuando algo frio les recorrió la es espalda incluido a los varones.

—Escuchen trió de idiotas, o se callan o les tirare lo primero que encuentre—les dijo Gaara con una aura pesada y las ojeras mas repintadas le daban una imagen de terror—Estoy demasiado cansado para aguantar sus tonterías… ¿Entendido?

Los varones solo asintieron, no querían molestar a un doncel y menos si este acababa de dar a luz.

Algunos meses pasaron, y el cumpleaños del pequeño Naruto dio paso a la hora de entrar al jardín de niños al igual que Sasuke con la diferencia que este entraría a su primer grado de primaria, al menos ambos lugares conformaban la escuela en sí. Aunque el pequeño rubio empezaría entre unos meses más después de navidad.

Y dos meses antes de navidad, Itachi brindo la sorpresa que jamás pensó que recibiría, al menos no por el momento.

—Deidara… ¿Quieres casarte conmigo?

Cuando apenas había terminado de procesar las palabras y ver la caja de terciopelo azul con un anillo que debía ser de oro con pequeñas incrustaciones de lo que parecían ser diamantes, el pecho de Deidara comenzó a arder y como resultado, las lagrimas comenzaron a correr por sus mejillas sonrojadas mientras le sonreía al pobre Itachi quien le miraba pasmado y asustado al verle en aquel estado.

— Acepto…—soltó un grito de alegría antes de abrazarle de manera brusca.

Itachi se impresiono por la reacción para luego formar una sonrisa de satisfacción correspondiendo el abrazo. Unos momentos después se separo de su rubio para colocarle el anillo.

~*~

Unos meses después, un Deidara sonrojado se encontraba sentado frente al espejo mientras Haku y Gaara se las ingeniaban para hacerle un peinado que le quedase para llevar el velo.

— ¿Estás seguro de llevar la coleta de siempre?—le dijo Gaara al ver que el moño de donde se sostenía el velo quedaba más alto de lo normal.

Deidara asintió, aun se preguntaba porque llevaba puesto el mismo vestido que había diseñado Orochimaru. Por otro lado, aun estaba en contra de llevar maquillaje que le había colocado Haku, aun pensaba que no estaba tan viejo para llevarlo.

A su lado, podía escuchar los murmureos de Gaara acerca de tomar el ramo, solo pudo sonreír al saber que Sai podía hacer «Cualquier» cosa con Gaara a excepción de pedirle matrimonio y al parecer el de cabello rojo ya se estaba cansado de esperar.

Con los nervios de punta, se levanto por fin del asiento al escuchar a sus amigos al decirle que estaba listo y era el momento de encontrarse con Itachi en el altar. Cuando el azabache mayor le informo que quería casarse lo más pronto posible no espero que le diera el tiempo de dos meses pero, acepto con la condición que los invitados fueses solo amigos, al igual que Hashirama, sabía que se sentiría incomodo por tanto empresario por ahí y no quería pasar por lo que habían pasado el aludido y Madara.

Después de subir al auto negro perteneciente a Zabuza y era conducido por ese, se la paso pensando en cómo estaría Itachi, al final se habían retrasado media hora. Al llegar a la iglesia, se encontró con Naruto y Sasuke quienes vestían unos trajes blancos, y Sai quien vestía su típico traje gris y sonrisa burlona con un cochecito que mantenía a los pequeño Yuki, Ryo y Kentaro.

—No sabes cómo esta mi primo—se rio a carcajadas—ni con mis bromas puedo hacer que se comporte así—Camino dentro de la iglesia, haciéndole un ademan que le siguiera para comenzar la ceremonia.

Deidara suspiro, mientras veía como Naruto corría hacia él para estirarle los brazos para que le cargara.

—Naruto, no te puedo cargar ahora—Deidara se sintió mal al ver lo triste que se miraba su hermano menor—Pero, cuando termine la ceremonia lo hare y luego iremos a comer… ¡Saludable!—termino de decir, resaltando la última palabra al saber el tipo de comida que su pequeño rubio le pediría.

Naruto asintió con un puchero para luego seguir a Sasuke quien entraba al lugar. Volvió a suspirar, empezaba a sentirse nervioso. Haku y Gaara lo llevaron a la entrada a leves empujones mientras se hacían cargo del cochecito. Y se sintió más nervioso al escuchar la típica canción de bodas, al mirar todo lo que recorrería mientras algunos amigos de confianza de los Uchiha le miraban, se sintió mal al ver que nadie conocido por él en su boda…ni si quiera sus padres.

Se dio un golpe mental, no debía de sentirse triste ni melancólico en su boda. Sus amigos se adelantaron para tomar sus lugares y empezó a caminar de mano de Sai quien se suponía que debía de entregarlo. Ahí pudo ver como se encontraba el pobre y pálido Itachi, al parecer su acompañante si tenía razón, se miraba fatal pero aun así se miraba igual de guapo.

Cuando llego frente a él, Sai solo le gasto una broma acerca de su aspecto y tomo su lugar al lado de Gaara. Itachi tomo su mano, sabía que sentía su mano temblar y el también sentía lo mismo por la mano del otro.

Sabía que el padre había empezado a hablar pero, estaba más interesado en no mostrar su sonrojo por los leves apretones de Itachi. Hasta que el pequeño Sasuke apareció con las alianzas, habían pensado que Naruto hubiese sido la mejor opción pero, al parecer el pequeño ya empezaba a entender el término «Chantaje» y no quería que, a cambio de llevar sus anillos perjudicara su salud por comer aquellos tazones de ramen.

Su mente comenzó a nublarse al escuchar la voz ronca de Itachi decirle los juramentos y su sonrojo se hizo más fuerte. Le escucho terminar y colocarle el anillo. Su corazón empezó a latir con fuerza, era su turno de hablar, y con aquel sonrojo que, incluso sus amigos ya le empezaban a verle preocupado, y se sintió un desastre al escuchar que todo lo que decía empezaba a salir en un tartamudeo.

Cuando termino, intento colocarle la alianza pero, de tanto temblar se le cayó. Todos le miraron sorprendidos al ver lo que había hecho. Itachi había visto desde que comenzó la ceremonia, el pánico que había poseído a su lindo rubio, hasta que dejo caer la sortija fue cuando decidió ayudarle. Sabía que todos le miraban y podía jurar que Deidara lloraría al haber cometido un simple error frente a gente de la más alta categoría, aunque el realmente no lo consideraba tanto. Así que, como si nada se dedico a recoger el anillo y entregárselo a Deidara regalándole una sonrisa.

Deidara sentía un nudo en la garganta y la presión lo sofocaba, aun así, pudo tomar el anillo y colocárselo a Itachi. Se espero unos momentos antes que los labios de su esposo se unieran a los suyos y las personas presentes reaccionaran y aplaudieran al nuevo matrimonio.

Todos salieron para llegar a la pequeña fiesta en la inauguración de la nueva y muy renovada casa de Deidara que ahora sería el hogar de la familia Uchiha, claro que ahora pagarían seguridad ya que Itachi aun no se fiaba del lugar donde vivía el rubio.

—Te ves hermoso—le susurro Itachi al oído.

Deidara se sonrojo—Tu también, te ves guapo…

Itachi sonrió para luego fijarse en lo que había en el gran comedor de ocho asientos que había elegido, al menos planeaba tener una familia numerosa. Ambos estaban sentados, Deidara con Naruto sentado en sus piernas quien degustaba a más no poder de la comida y con Ryo en brazos, y Sasuke en las suyas. En verdad se sorprendía de la capacidad del rubio mayor de tener a tantos niños en brazos, aun recordaba cuando intento llevarlo de la agencia al apartamento y el otro simplemente se había negado y llevado a ambos niños en brazos.

La fiesta se llevo a cabo, y Deidara dio gracias a los cielos que Itachi se había dignado a no presentarle a nadie.

Así la hora más esperada por Gaara llego. Deidara se encontraba de espaldas en la amplia sala, el rubio tenía una idea la posición de su amigo de cabello rojo quien peleaba a más no poder con las señoras solteronas que había en la fiesta.

Por otro lado, Sai palideció al ver a su Gaa-Chan ser empujado y jalado por todas parte, sabía que su amor debía de estar en reposo y debía de tener cuidado por la cortadura de la cesárea.

—Si le pasa algo, será tu culpa—Le dijo Zabuza al ver a su amigo más pálido de lo normal.

—Debería darte vergüenza, hacer que tu novio crea en eso para que le pidas matrimonio—Itachi le miro entre serio y bromeando.

Sai no dijo nada, sabía que era verdad. Chisto antes de acercarse al grupo de «Desesperadas» tomando del brazo a su amor para sacarlo de la multitud y adentrarse esperando a que el rubio se dignara a tirar el hermoso ramo de claveles blancos con tintes violetas.

Itachi y Zabuza reprimían las carcajadas cuando Deidara tiro el ramo ya que, al ver que Gaara les enviaba una mirada fría por tratar de burlarse de su Sai, quien saltaba y se tiraba al suelo peleando con una de las señoras, jaloneando el pobre ramo de flores, hasta que salió a duras penas del grupo con el traje arrugado.

Sai se coloco frente a un sonriente e ilusionado Gaara—Gaa-Chan te casarías conmigo…

No logro terminar su frase cuando el de cabello rojo se le abalanzo a abrazarle, asintiendo a la respuesta.

— ¡Oye, Sai! ¡El del ramo es Gaara, no tu! —Itachi grito burlesco al verle sostener aun el ramo sin entregárselo al prometido.

Sai le miro irritado mientras le respondía con una de sus bromas. Y Deidara se acercaba a ellos sin entender lo que había pasado.

Cuando los únicos invitados se fueron, Zabuza quien cargaba a Yuki, Haku, Gaara cargando a Kentaro y Sai, se despidieron de ellos y les desearon una «Dulce» luna de miel haciendo sonrojar a Deidara.

Cuando solo quedaron los dueños de la casa, Itachi se dedico a mostrarle el segundo piso ya que Sasuke y Naruto ya se habían adelantado descubriendo su nuevo cuarto. Deidara se había sorprendido cuando había entrado a su nuevo hogar y ver el reluciente césped verde del jardín con pequeños arbustos, y ni hablar del jardín trasero, casi derrama lagrimas al ver las flores que rodeaban las tumbas de sus padres.

Al subir las escaleras, se encontró con una cantidad de puertas e Itachi abrió una de ellas mostrándole una habitación pintada de un suave color lila y donde se distinguía la cuna de Ryo y algunos muñecos de felpa.

—Y… ¿Qué te parece?

Deidara respiro profundo para sonreír—Es hermoso…

Itachi abrazo a Deidara para luego guiarlo hacia la cuna para que acostara a Ryo quien dormía con tranquilidad.

Itachi lo guio hacia afuera para conocer la habitación de Sasuke y Naruto con colores azules.

—esta es la de Sasuke pero, pensé que en algunos años Naruto usara la suya…

—Pero, porque tantas habitaciones, creo que hay ocho…Creo—le dijo Deidara viendo a los niños dormidos en sus respectivas camas, dudando del número de habitaciones que había contado—Se que quieres muchos hijos pero, no tantos Itachi.

El aludido solo sonrió mirando a los dos niños dormido—Créeme que las necesitaremos…solo espera que crezcan esos dos.

Deidara le miro sin entenderle. Itachi sonrió ante ellos, mejor que no se enterara aun. Aunque es más que obvio lo que pasaría con aquellos niños pero, al parecer su Deidara era más inocente de lo que pensaba.

~*~

Siete años después…

Deidara preparaba el almuerzo mientras miraba a su pequeño Ryo hacer su tarea con dificultad. Apenas unos días le había dado una lección a Itachi sobre tratar a los niños, e incluso empezó a pensar que, lo que el azabache había aprendido con Sasuke hace años se le había olvidado. El pequeño Ryo había llorado hasta cansarse al no poder llamar la atención de su «Oto-san» y así fue como desde hace años le daba sus famosos manotazos.

Itachi al saber que estaba comenzando a comportarse como antes, sufría de los manotazos de su lindo esposo, aunque sabía que se los merecía. Su trabajo se hacía más pesado, o simplemente el tiempo de sus treinta años ya le hacían efecto, claro que no podría decir eso de su rubio, a sus veinte seis años, el tiempo pasaba lento, aun se miraba hermoso y muy «Fogoso».

El azabache entro a su hogar, le había dicho a su esposo que llegaría temprano, ya que se tomaría mas tiempo para descansar. Al llegar al comedor se encontró con su hijo haciendo su tarea tratando de convencer a su «Oto-Chan» que no necesitaba ayuda. Sonrió y se aflojo la corbata negra para acercarse a su familia.

—Ryo, tienes siete años, no debes forzarte tanto—se sentó para hacerle un ademan a su esposo para que se sentara en su regazo. Espero a que el rubio se sentara para acariciar su adorable barriga de seis meses, pronto tendrían a su segundo retoño.

Su hijo solo asintió con un leve puchero haciendo sonreír a los mayores. Escucharon como la puerta del hogar se abría y unas voces que al parecer estaban discutiendo se acercaban al comedor.

— ¡No! Él solo trataba de ser amigable, teme…—apareció Naruto, luciendo sus adorables diez años seguido de un aparentemente molesto Sasuke de once años.

—Si claro—dijo el azabache menor con sarcasmo—Tan amigable, que se le iban las manos por otro lado, dobe.

Deidara solo les miraba pelear, ahora que Naruto estaba en sexto grado de primaria, listo para dar su paso a la secundaria, los niños ya empezaban a sentir sentimientos por sus compañeritas y compañeritos donceles y Naruto no era la excepción. Y Sasuke, quien abusaba de su nivel de primer año de secundaria para alejar a aquellos que se le acercaba de mas al rubio menor, por supuesto que el otro se molestaba por intervenir en sus intento de hacer amigos.

Deidara se levanto del regazo de su esposo al ver a toda la familia reunida—Bien, es hora de almorzar.

— ¡Yo no quiero sentarme al lado de este teme! —se acerco a su hermano mayor—Dei-Nii ¿Puedo sentarme contigo?

—Naruto, sabes que Sasuke solo lo hace para protegerte—El comentario de su hermano le hizo sonrojar.

Sasuke hizo una sonrisa presumida— ¿Qué pasa, dobe? ¿Por qué te sonrojas?

—Cállate teme, tu también te has sonrojado alguna vez—Su sonrojo aumento al recordar lo que una vez su Dei-Nii le dijo cuando cumplió ocho años. Sasuke enarco una ceja para replicar pero el menor siguió hablando—Te sonrojabas cuando te bañabas conmigo.

Itachi reprimió una carcajada mientras Deidara miraba hacia otro lado al ver como Sasuke le miraba sonrojado y avergonzado.

— ¡Deidara-San! Me prometió que no se lo diría

—Pero, me lo hiciste prometer cuando ya lo había hablado—Deidara sonrió nervioso y se dedico a poner los platos de comida en el comedor.

Deidara se sentó a almorzar con su familia, se sentía feliz de tenerlos cerca y estaba seguro que sus padres le sonreirían al verle. Y también sabia, que le esperaban muchas cosas…

Notas finales:

¡Hola! De nuevo XD

Jajaja pobre Sai, se le quito lo burlon, le pasan unas cosas XD

Bueno, aunque no fue al unico que le paso nada, pobre Deidara u.u

En el siguiente capitulo les traere lo que tanto esperaban...el SasuNaruLemmon.com XD

Les agradeceria un review? Pueden recomendarme algo que quieran que aparezca en el capitulo final-final

Nos vemos (n.n)/


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