Capítulo 2. De vuelta a Midgard.
La mañana era fría y los jardines estaban bañados por el rocío. Loki paseaba a mi lado por los jardines del palacio ya siendo costumbre, y así le miraran mal él a mi lado era feliz ¿Cómo lo sé? Pues sencillo, me lo hacía saber. Le correspondía aquella sincera sonrisa a cambio de una profesionalmente falsa, un beso dulce por uno artificialmente dulce.
— Thor… ¿Por qué no puedo visitar Midgard? Estoy consciente de lo que he hecho… pero he cambiado— me aseguró con el mismo rostro de decepción que ponía cada que me preguntaba aquello.
— ¿No eres feliz aquí conmigo? Disfrutar juntos de cada bello paisaje existente en Asgard… ¿No es algo mejor que visitar Midgard?— dije con voz dulce y aterciopelada.
— ¡Claro que soy feliz contigo!— gritó con rapidez abalanzándose hacia mí.
Y así es como evitaba mi desgracia. Evitaba a toda costa que mi hermano menor visitara Midgard y aunque eran poca las posibilidades de que ambos nos encontraramos con Jane al mismo tiempo no me permitiría el lujo de arriesgarme. Era sencillo deshacerme de esa tonta idea, no me creo con tan mala suerte como para que algo me obligara a llevarlo.
—Thor!— llamó una voz delgada a lo lejos, era Sif quien jadeaba signo de que me había estado buscando ya desde un rato atrás, y aunque somos amigos se inclinó frente a mí para después hacerlo frente a Loki. Sif por alguna razón era quien no guardaba rencor hacia él— El rey Odín espera por ti en el comedor real— terminó de decir. Aparentemente mi padre tenía prisa por mi presencia.
— ¿Padre? Entiendo, gracias Sif puedes retirarte— con otra reverencia para ambos regresó nuevamente al interior del palacio.
— Creo que es urgente... vamos ya que no puedes dejarme solo— la razón por la que nadie sospechaba de nuestra enferma relación era por la dichosa y desagradable orden de mi padre acerca de no alejarme de él, ya que según el rey podría ser peligroso.
— Si— respondí sin ganas de llevar una conversación.
El remordimiento de pensar que comenzaba a disfrutar el sexo con él comenzaba a afectarme. Así que simplemente evito hablarle para no descargar mi ira hacia Loki quien no tiene la culpa de nada.
Ambos caminamos en silencio por los pasillos, ninguno estaba dispuesto a pronunciar palabra alguna y eso era beneficioso para mí. Cuando por fin nos topamos con la gran puerta dorada que pertenecía al comedor la abrí empujándola hacia dentro provocando un ruido el cual resonó por toda la espaciosa habitación.
— Ya estoy aquí padre, ¿En qué puedo servirte?— pregunté observando que por un momento el semblante de mi padre se ensombreció por la presencia de Loki.
— Saldré de Asgard, necesito realizar algunos contratos con pueblos vecinos— ¿salir? Esto comenzaba a sonar mal, pues cuando padre salía del reino significaba pasar aún más tiempo vigilando a Loki, eso lo sabía perfectamente— Sabes tú responsabilidad, solo quería recordarte eso— finalizó.
Hice una reverencia diciéndole que no se preocupara y tuviera un buen viaje, salió sin más de la habitación dejándome solo con Loki.
— ¿Vigilarme más tiempo eh? Podremos pasar aún más tiempo juntos, eso no es tan malo después de todo ¿No es así Thor?— preguntó con una sonrisa estúpida, tomé aire y dibujé una sonrisa lo más creíble posible para que no se diera cuenta de mi enfado.
— Claro, eso es bueno a-amor— exclamé titubeando, me jodía el hecho de no poder fingir mi desagrado por las cosas.
Loki me dejó ver sus blancos dientes en una sonrisa, al parecer había creído mis palabras y con eso me conformaba. Ambos nos miramos y un silencio se instaló en la habitación.
—T-Thor... sé que es un poco egoísta pero, ¿Podrías leerme otro libro de Midgard?— preguntó por fin rompiendo aquel incomodo silencio.
En verdad que era molesto, leerle un libro de Midgard debido a que él no podía entender ingles era sencillamente aburrido, lo único interesante y por lo cual aceptaba era por su lind-... por su rostro que se iluminaba al verme leer y sus reacciones al centrarse en la historia, aquellos orbes color esmeralda brillar con intensidad era- No, no, soy un estúpido ¿En qué estoy pensando?
— Claro, vamos a la biblioteca— y así ambos nos dirigimos al salón.
Las horas pasaban, la historia comenzaba a tornarse trágica y Loki de vez en cuando estaba al borde de las lágrimas.
— ¡eh! Como pudo rendirse tan rápido... ¡estoy seguro de que ella pudo conquistarlo!— exclamó desde mi rezago observándome con un deje de tristeza en sus ojos.
Continué leyendo mientras reía por dentro. Aquella persona que está consciente de que no es correspondida y aun así continúa aferrado es un grandísimo idiota. Claro que es completamente inútil y una pérdida de tiempo esa es mi forma de pensar. Por un instante me pregunté si le dijera la verdad a Loki ¿Podría rendirse?, pero claro, no es tan sencillo como parece, no me convenía, haría daño a Midgard y Jane se encuentra ahí.
Y así juntos pasamos la tarde, desperdiciando todo mi valioso tiempo en él, aquella estúpida sonrisa no se le quitó del rostro hasta llegar a la habitación. Era tarde y me encontraba cansado de la repugnante noche anterior así que simplemente decidí ir directo a la cama y tumbarme ahí sin saber más.
Loki le miró tumbarse, arrojó sus pocas prendas Asgardianas que constaban en una túnica blanca y accesorios que él consideraba innecesarios. Subió a la suave cama y hundió la mitad de su rostro en la almohada, recorría con la yema de sus dedos los centímetros que los separaban. ¿Por qué no lo sentía cerca?
Envidiaba a Jane, en verdad la envidiaba. Era dueña de sus sonrisas, invasora de sus pensamientos. Todo lo que él deseaba lo tenía esa mujer. Se sentía como un idiota, pero le amaba y estaba dispuesto a esperar todo lo que fuese necesario. Mirarlo tan solo unos segundos provocaban un sinfín de sentimientos en su corazón. ¿Estaba dispuesto a seguir adelante con esa pequeña esperanza? o… ¿Al menos Thor estaría dispuesto a seguir a su lado a pesar de que no lo amaba? Aquella última pregunta estremeció su estómago. No quiso pensar en más, dejo que el sueño hiciera el trabajo y lo ayudara a olvidar aquel dolor por lo menos toda la noche.
Llamaban a la puerta desde el otro lado, el cabello revuelto de Thor caía por su frente que a juego con su pecho desnudo mostraban su parte más informal. Talló sus ojos fuertemente y con una voz ronca cedió al paso a quien sea que lo estuviese molestando tan temprano un domingo, día en que sus actividades como príncipe no iniciaban hasta después de mediodía.
— S-su majestad, lamento despertarlo tan temprano por la mañana pero…—pausó afinando su garganta—Heimdallr llama por usted— terminó de decir. La joven mujer observó nerviosa y sonrojada al príncipe.
Thor meneó la mano en un ademán como una orden de que ahora podía retirarse, ella sólo se inclinó y salió de la habitación.
Escuchó el ruido de la puerta al cerrarse, Thor abrió sus ojos que ardieron cuando el aire frío de la mañana chocó contra ellos. Observó el lado vacío de la cama, no le extrañó, el ruido de la regadera resonaba desde el cuarto de baño signo de que Loki se encontraba dentro.
En un movimiento se levantó e inmediatamente Loki salió con una pequeña toalla sujeta a su cintura dejando ver sus largas y lampiñas piernas. Sus cabellos mojados caían por su frente mientras que dejaban caer pequeñas gotas de agua. Llevaba una segunda toalla colgando en su hombro, la tomó entre sus manos y comenzó a secar su cabello revuelto.
Thor le miraba sentado a sus espaldas. Lamió sus labios que se encontraban secos ante la exquisita vista de los músculos contraerse en la espalda de Loki. Las gotas de agua se deslizaban por toda columna hasta su espalda baja y consumirse en la toalla blanca que se encontraba ajustada en su cintura.
El príncipe sonrojado desvío la mirada en una nota mental de no volverlo hacer. Se sentó en un costado de la cama de tal forma en que la planta de sus pies tocara el frío mármol del piso. Se levantó con pesadez y estiró sus manos en lo alto, sus huesos crujieron dejando consigo una sensación placentera a su ahora relajado cuerpo.
— Necesito que vengas conmigo.
— Buenos días— respondió Loki. Caminó hasta Thor mostrándole su dorso desnudo para después depositar un beso frío en su mejilla— Sólo dame unos minutos.
El silencio fue lo que recibió como respuesta Loki, encogió sus hombros con decepción. Esperaría el tiempo necesario para que Thor besara su frente al despertar y le brindara una cálida sonrisa.
Loki continuó caminando de un lado a otro entre los muebles tallados y cubiertos de pintura blanca e incrustaciones de oro buscando algo de ropa que ponerse. Thor hizo lo mismo evitando esta vez toparse con el cuerpo aun desnudo de su hermano. Se colocó sus pesadas armaduras y su característica capa roja, cuando este hubo terminado se sentó al frente de la cama y esperó con paciencia a que Loki también terminara.
En cinco minutos Loki giró sobre sus talones provocando que su ropa hiciera un revuelo, Thor le miró por fin. Su cabello negro como el azabache estaba ahora seco y sedoso, las puntas rebeldes se elevaban, característico de su peinado. Su túnica negra tenía decoraciones doradas que brillaban a la luz como un propio metal, las mangas llegaban hasta sus muñecas cubriendo la mitad de ellos, no era demasiado larga pues llegaba un poco debajo de sus rodillas. Todo hacía juego con sus pantalones y botas negras. Verde y negro como siempre.
— Estoy listo.
— Bien, sígueme— dijo levantándose de la cama. No le quería ver, sus mejillas ardían y sabía lo que significaba eso.
Ambos salieron de la habitación. Caminaron en silencio y con rapidez llegaron hasta donde Heimdallr quien les miraba desde arriba.
— ¿Qué sucede?— preguntó Thor inmediatamente. Cuando él le llamaba sabía que algo no estaba del todo bien y eso le preocupaba.
— Es Jane— respondió.
Thor se paralizó unos segundos al escuchar aquel nombre. Observó a Loki con el rabillo del ojo y apresuró el paso para alejarse un poco de él.
Loki sólo veía ambos hombres platicando a lo lejos y en voz baja. Él también podía ver, e incluso leer la mente de las personas pero le había prometido a Thor no usar sus poderes nunca más así que decidió esperar paciente hasta que estos terminaran de habar.
— Señor veo peligro en Jane.
— ¿Qué clase de peligro? ¿De qué hablas? ¿Ella está bien en este momento?
— Si, en este momento se encuentra bien, no se encuentra lastimada. Pero siento peligro a su alrededor.
El rubio le miró extrañado, no comprendía aquello. Jane vivía con Stark debido a que era su subordinada ¿Cómo es que viviendo en una mansión tan segura como esa podía correr riesgo?
— Stark…
— No señor, alguien quiere hacerle daño y estoy seguro que ninguno de sus amigos vengadores es el responsable de esta sensación.
La preocupación comenzaba a invadir el cuerpo de Thor, necesitaba protegerla pero eso significaba…
— Sé lo importante que es esa mortal para usted, necesita estar a su lado hasta que todo esté bien.
— Mi padre no está en Asgard— dijo con rapidez. ¿Por qué estaba dudando tanto? Antes hubiera corrido en cualquier oportunidad para estar a su lado pero ahora… ¿Acaso temía tanto que Loki se encontrara con ella? No. Había algo más.
— Yo protegeré el reino. Usted vaya con su amada.
— E-entiendo… gracias Heimdallr.
Thor observó unos segundos a Loki. “Mi padre no está en Asgard” Pensó de nuevo con más seriedad. No podía dejarlo aquí, tenía que vigilarlo. Suspiró caminando hasta Loki para volver su mirada hasta Heimdallr. Después de todo, la suerte no estaba de su lado.
—Abre el Bifrost. Iremos a Midgard— exclamó en voz alta.
Loki abrió sus ojos sorprendido por las palabras de Thor. Volvería a Midgard. Estaba dispuesto a demostrar cuanto había cambiado.