En la cama con colchas azules, la de abajo en la litera, se puede ver a un idiota mirando el techo, ¿Quién es? Ese soy yo, Martín, quince años de edad, cabello marrón hasta los hombros, ojos color marrón oscuros, 1,73, el raro-popular de la clase. Si esto les parece raro, déjenme explicar, soy uno de los capitanes del equipo de futbol así que casi todos saben quien soy. Pero también soy otaku, me gusta el anime y el manga, ¿Qué hay de malo en eso? No lo sé, pero seguramente el ser gay y fudanshi no ayuda. Sí, soy gay y encima de todo estoy enamorado de mi mejor amigo. ¿Quién es? Mi mejor amigo también lo conozco desde primaria es Alexander, un chico rubio de ojos miel que está en mi clase, también es otaku y mide como 1,60. ¿Quién no se enamoraría de lo tierno que es ese chico?
Dejando de lado eso, les comentare un poco sobre mi familia. Tengo una hermana melliza, Martina, ella tiene problemas cardiacos y por suerte, yo no. También tengo un hermano mayor, Víctor, es un profesor de historia de veintiséis años. Vivo con ellos, mi padre, Carlos, tiene cuarenta y cinco, trabaja descargando camiones y su mujer, María Antonia, que tiene cuarenta y trabaja en un supermercado como supervisora. Hasta hace unos años vivíamos con mi abuelo, pero él murió. Mi padre se peleo con mi tío y ahora no sé nada sobre el o mi primo, Lucas.
¿Qué estoy haciendo ahora? Cortaron la luz, tú puedes imaginarte porque estoy mirando el techo. Estamos en las vacaciones de invierno, así que con el frío no hay ganas de hacer nada. Estiré mi mano para alcanzar mi celular que estaba en la mesa de luz, en cuanto lo agarré, mire la hora, son las dos y veintiséis de la tarde. Gruñí y me levante de mi cama a buscar algo con el que recogerme el cabello, me lo dejé largo hasta los hombros, pero a veces molesta. Fui hasta el baño y agarre una goma del cabello (Por suerte encontré una) para hacerme una cola de caballo. Cuando volvía en dirección a donde estaba me miré en espejo que está en el pasillo. Un adolecente alto, hombros algo anchos, cabello marrón atado en una cola de caballo, una sudadera roja y unos jeans negros se reflejaba en el espejo.
Me fije en mi cara, pómulos marcados, unos granos por la adolescencia, boca fina, nariz… ¿Normal? No sé cómo definirla. No soy hermoso, pero tampoco feo, supongo que por alguna razón algunas chicas se me han confesado en los últimos años. Alcé los hombros y volví a mi habitación, la mía y de mi hermana. Había unos cuantos posters en las paredes, eran casi todos de animes, “Chicos sexys” de juegos o anime que le gustan a mi hermana, esos estaban cerca del techo, donde llegaba su cama, claro.
Manotee mi laptop, era roja y azul, mis colores favoritos. Por suerte, tenía toda la batería ya que había estado cargando hasta hace unos minutos. La puse en mis piernas.
- Ahh… Que ganas de hablar con Alex... – Dije, suspirando.
- Así que… ¿Quieres ver a tu mujer? – Esa voz… Mi hermana.
Allí estaba ella, en la puerta. Se acomodó el cabello, que comenzaba corto hasta los hombros en el cuello e iba creciendo hasta pasando sus pechos, era del mismo color que el mío. Era ancha, no tanto como un caminero, pero algo ancha, al parecer complementa con su fuerza, ella puede cargarme sin mucho esfuerzo. Sonreía maliciosamente, ama molestarme siempre que puede, supongo que eso la hace feliz.
Suspiré, ella sabia quien me gustaba, que era gay y hasta que chico de anime me gustaba. ¿Qué? Estar con alguien en una habitación las 24h del día porque no sales hace que la otra persona sepa casi todo sobre ti. Pero de todas maneras, yo sé unas cuantas cosas sobre ella. A mi hermana es bisexual, está enamorada de un chico de nuestra clase y es una fujoshi descontrolada.
- Cállate o cuando vuelva el internet le digo a ‘ya tu sae’ quién, quien te gusta. – Dije riéndome, el chantaje en esta casa es lo más común del mundo. El chico que le gustaba se llamaba Tomás, ese chico no me cae bien. Es un mujegriego, bisexual, siempre alardea sus “anotaciones” en las practicas de futbol, siempre lo tratan como si eso fuera bueno, pero eso no es todo ¡Se rumorea que se secuestro a una chica! Nunca va a tocar a mi hermana, tenedlo seguro.
Por desgracia para ella, el internet acababa de volver en ese instante, tenia Facebook abierto y tenia al chico que le gustaba agregado y el estaba conectado.
– Mira, hasta volvió el internet y el está conectado. – Luego de eso, solté una carcajada.
En ese momento, los ojos de mi hermana se abrieron como platos y se tiro encima de mí. Dándome arañazos con sus largas uñas. No podía evitar reírme, si, duele, pero a mí también me gusta hacerla sufrir.
Luego de que finalmente dejara de lastimarme, subió hasta su cama, tenía colchas celestes y verdes, sus colores favoritos.
– Como abusas de tu pobre hermano. – Dije mientras me acariciaba la cara.
La escuché reír, pero al parecer ya se puso a hablar con alguien o algo así. Agarré mi computadora que se había caído de mis piernas cuando mi hermana se había tirado sobre mí. Abrí Twitter, Tumblr, DeviantArt y Facebook ya estaba abierto. En Twitter algunos amigos, mi hermana y yaoi, nada nuevo. Tumblr, imágenes de animes, gifs y yaoi. DeviantArt, yaoi. Facebook, amigos, mi hermana, yaoi y…. ¿Alex? ¡Sí! Abrí una conversación nueva ya que estaba conectado, pero justo antes de escribir me llega un mensaje.
Alex: ¡Hola~! ( ^ヮ^)/ ♥
Solté una risa. Le encantaba poner emoticones en las conversaciones. Escribí la respuesta, aun con una sonrisa en la cara.
Martín: Hola, Alex~ Estaba por escribirte.
Alex: ¿En serio? ¡Qué genial! Debemos estar conectados (?
¿Ahora entienden porque me gusta? Es muy tierno.
Martín: Claro que si~ ¿Quieres conectarte más conmigo? 1313(???)
Escuché a mi hermana reír, esa conexión de mellizos es algo macabra, siempre se ríe cuando yo hago alguna estupidez aunque ella no lo vea.
Alex: ( ಠ///ಠ)
Me eche a reír solo por ese emoticón. Me parecía muy tierno y mas proviniendo de él.
Martín: Alex pls.
Martín: Sabes que no te diría esas cosas en serio.
¿Qué? No le voy a decir que me gusta, todavía. Además, confesarme por mensaje me parece algo demasiado idiota. Y si no veo esa carita sonrojada, su cabello despeinado y esos ojitos hermosos que tiene, diciendo “E-Eh… T-Tu también me gustas.” Sería algo idiota. Ah, no puedo evitar pensar en cómo se vería su cara si estuviéramos haciendo ‘eso’. Sus ojos color miel llenos de pasión, sonrojado, su cabello color oro despeinado, su boquita abierta esperando un beso, con una de mis camisas que le quedarían grande a medio quitar, tirado sobre mi cama, diciendo una y otra vez “M-Mi cuerpo es tuyo” Ahh, ¿qué estoy pensando? El ruido de los mensajes me saco de mi burbuja de sueños sucios.
Alex: Hey, ¿me puedo quedar en su casa unos días? Mi madre llego borracha.
Mire con compasión la pantalla. (Pase de pensar en el casi en el momento de empotrarlo y ahora me da compasión. Quien me entiende.) Por lo dulce que sea ese niño, su madre es asquerosa diez mil veces más, siempre se emborracha porque su marido la dejo y golpea a Alex porque “el es la culpa”. Supongo que ella es la causa por la que no me gustan las mujeres. Desde que nos hicimos buenos amigos, le dije que viniera a mi casa para que esa asquerosa mujer lo toque, si llegara a tocar a Alex, no sé qué haría.
Martín: Claro, ya no necesitas pedir permiso, sabes que me encanta que vengas y a mi padre no le molesta. Y trae a Muffin, que a mi hermana seguro le gustara.
Muffin es el gatito de Alex y mi hermana lo adora. Prefiero que traiga a su gato antes que la mujer esa lo sacrifique o haga rituales de brujería-borracha para tratar de traer de vuelta a su marido o quien sabe que, nunca se sabe con estas mujeres.
Alex: Vale, ya voy saliendo.
Cerré mi laptop y me levanté de la cama, no había nada más que hacer en internet, así que ya no lo necesitaba. Me acomode la ropa, me estire y me puse mis gafas. Le tiré un almohadón a mi hermana, para captar su atención.
– Alex va a venir. Muffin también. – Dije sin muchas ganas, últimamente me estoy comportando frio con todos, que molesto…
– ¿Muffin? ¡Yay! – Mi hermana grito desde su cama y se bajo de la litera.
Al bajarse miré su ropa. Un suéter con cuello color celeste, shorts color gris y medias completas negras, puede que sea una “marimacho”, pero sabe vestirse.
Camine hasta la sala junto con mi hermana, nos sentamos en el sofá a jugar con nuestros gatos, Vainy, Choco y Menta, que casualmente estaban dormidos en el sofá. Somos fanáticos de los gatos, los amamos a un gran nivel. Al poco rato, comenzó a llover. Comencé a preocuparme mucho por Alex, a él le dan miedo las tormentas, y las nubes negras que se ven a lo lejos no me dan mucha confianza. Y así pasó el tiempo, la lluvia se convirtió en tormenta y Alex no aparecía, mi preocupación empeoró. Mi hermana dormía en el sofá como si nada. Miré por fuera de la ventana, esperando ver alguna cabecita dorada, pero no lo hacía.
Luego de esperar unos minutos más, tocaron el timbre. ¿Desde cuándo tenemos timbre? Dejando eso de lado, corrí a abrir la puerta.