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Tras tus pasos por Annas Wolf

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Notas del capitulo:

Buenas Días/Tardes/Noche e inclusive madrugadas. Este es mi segunda historia que subo a acá pero la primera donde no secuestro personajes. Espero que esta también sea bien recibida, sin mas palabrerías...Disfruten.

A cada hora que pasa en nuestro día a día, se siente que todo gira sobre un falso eje, porque las cosas tienen que suceder del modo que suceden y no como uno quiere realmente. Pero por que la vida no es de otra manera, por qué el tiempo siempre para sobrevivir en este mundo material, porque no hay pausas, ni descansos, ni reposos, sino confrontaciones, polémica, discusión y disgusto por ideologías políticas, económicas, religiosas, culturales...Dejando atrás lo más importante como los problemas que enfrenta nuestro mundo, nuestro país y en nuestra misma ciudad y buscar la manera de deshacernos de todo eso, de lograr que nuestra sociedad sea algo mejor. ¡Pero no!.. nosotros nos lavamos la manos como Pilatos, porque es fácil decir que esto no nos concierna, ni me importa, no es mi responsabilidad sino de la persona que está al mando, que fácil ¿no?...pero hemos sido nosotros que dimos o escogimos para ese cargo a quien está al mando actualmente, pensando que lo que sale mal es el que debe arreglarlo y si no lo hace bueno que se quede así no más y que el próximo arregle los baches del anterior. Si es que no lograr cavar más profundo el holló y hundirnos más de lo que estamos. Para nosotros es más fácil crear nuestro propio mundo imaginariooooooooooooo-deje presionada la tecla al ver que la luz natural irrumpía en la sala, desorientándome un poco, mi vista tenía horas adaptada a la luz de computador y a la oscuridad. 
- ¿Ya casi terminas el articulo?- me pregunto mi ex compañera de clases Jenell, quien era la encargada de cerrar hoy la sala audiovisual. 
- ¿Acaso estas interesada de leerlo antes de este domingo?- le conteste sin apartar mis visa del monitor. Sé que lo decía para apagar los computadores e irse a su hogar. Por cierto soy la columnista dominical de “otras voces” una larga historia a como legue a eso, pero un trabajo es un trabajo, así no tenga que ver ciertamente con mi carrera...además un dinero extra en el bolsillo no hace mal a nadie. 
- No solo quería saber si lo terminaste, para invitarte a tomar un café- dijo con un tono dulce que solo extrañamente solo usa conmigo...bueno no tan extraño. 
- Humm....no lo terminare en casa- dije guardando el archivo en mi mp4, tome mis cosas y me levante de la silla, al parecer ella seguía esperando mi respuesta. 
- Entonces... 
- Pensé que lo decías de manera de chantaje para yo irme y tu salir corriendo de la universidad- espero que sea eso y no por lo que creo, porque si no esto se está volviendo cansado en tener que repetir mi monologo y más con ella. 
- Lo primero no es cierto y lo sabes bien y en cuanto a lo segundo no lo negare- lo dijo entre risas. Al yo pasar al lado de ella me sujeto del brazo y me atrajo un poco a ella, pero lo suficiente para invadir mi espacio personal, eso pensaba, fue acercándose con determinación a mi rostro y se atrevió a plantarme un beso muy pasional al cual yo no le fui indiferente-sabes que yo... 
- Sabes muy bien que no puedo corresponderte de esa manera y lo sabes bien...-ataje a decir antes de que ella me volviera a declarar por quinta vez-...esta situación para mí se está volviendo repetida Jen...lo más lejos que podrás llegar conmigo es ser mi amiga con beneficios más nada- dije secamente separándome de ella y dejando todo mi peso en el marco de la puerta, tampoco soy tan mala para dejarla con la palabra en la boca. 
- Pero yo no quiero compartirte con más nadie-esto me saca de quicio el mismo dialogo nada cambia, no entiendo en verdad que ven en mi... la gente es tan masoquista en fijarse en una persona que no le presta casi ni atención al menos que sea para tener una noche de acción y hoy no será una de esas noche, tengo que terminar mi tesis y no tengo tiempo para juegos como estos. 
- Lamento decirte que solo hay una persona de quien soy propiedad- ella se quedó atónita ante mi confesión. Jen sabe de sobra que no he estado en una relación hace no más de tres años, siempre me niego así sea don perfecto o miss señorita simpatía, pensaran que rara soy...bueno muy rara pero tengo mi razón estúpida para no haber estado con una persona desde mis diecinueve años- y esa soy yo-finalice, ella se veía menos angustiada al escuchar eso ultimo y no lo que sus neuronas analizaban. 
- Por lo menos acéptame el café- me propuso resignada con una sonrisa melancólicas en sus labios al ser rechazada nuevamente. 
- Sera otro día Jen, tengo cosas importantes que hacer- le contesto dándole la espalda y saliendo de la sala. 
Me movilice rápido en la uni no quería toparme con nadie, pero por más que lograba buscar una ruta que me guiara a la entrada, siempre me topaba con alguna persona formulando sus preguntas típicas como: ¿En dónde te habías escondido? ¿Tienes todo los apuntes para el último parcial? ¿Cuándo saldremos otra vez? y los más descarados ¿Cuándo repitiéremos lo de la otra noche? No soy ninguna conquistadora, como dije anteriormente a la gente le encanta ser masoquista, no entiendo para nada de esos juegos de la atracción y seducción, pero me imagino que debo tener lo mío para atraer a unos cuantos y yo debes en cuando que me aprovecho de ellos, después de todo uno tiene necesidades. 
A veces se han preguntado: ¿en qué momento nuestra vida, se volvió tan monótona?, que todo se ha vuelto tan absurdo...tan vació, que ni provoca pararse de la cama, yo sí, para ser exacta cada mañana y siempre consigo la respuesta a cada atardecer. Otro día en mi vida, que finaliza con normalidad, tampoco estoy pidiendo algún tipo de emoción, no es que es que mi vida sea aburrida es que... 
- Maldición- pronuncie al ver como el tren que se suponía que me llevaría de regreso a mi hogar, ha salido de la estación diez minutos antes de que se supone que debería partir, dignándome a sentarme en unos de los bancos. En eso escucho los gritos eufóricos de la personas que están enfrente de unos de los televisores de la sala de espera; en verdad me llamo la curiosidad saber que se estaba transmitiendo en esa caja negra, para que la gente estuvieran con su voces alzadas y dando brincos. 
- Punto y set para Frederick Luttenberger- apenas si puede escuchar lo que emitió el aparato. 
- Sabía que el ganaría el abierto Francia por segunda vez- exclamo una joven desde la multitud. 
- Realmente magnifico partido y aún más me sorprende que el ganara con esa lesión- dijo un hombre de unos cuarenta años de edad que salía entre el grupo de gente con un joven muy parecido a él. 
- Si... debido a eso estuvo muy reñido el partido papa, pero sabes muy bien que nosotros lo alemanes nunca nos rendimos-le contesto al mayor. 
- Él es todo un orgullo para nuestra nación- menciono un señor de mayor edad, que estaba sentado a mi lado. 
Ya me estaba hartando de que la gente solo dialogara de ese tenista, suficiente tenía con mi alocada prima hablara por los codos, de lo genial y sexy que era, para mí él era el maricón más grande del siglo veintiuno que no tenia los huevo para salir de narnia. Antes de que pronunciaran algo más, saque de mi mochila una chaqueta muy abrigadora, color verde militar; bueno en realidad no sé si eso sea un color realmente y mi reproductor mp4, coloco mi chaqueta, luego mis audífonos y por ultimo tape mi cabeza con la capucha de la prenda. Sin más remedio selecciono mi carpeta de 30 seconds to mars, para poder concentrarme y no perder los estribos cuando llegue el próximo tren. 
Sin darme cuenta, el tiempo paso realmente rápido; llegando al fin el susodicho transporte y si mis cálculos no me fallan, el viaje duro alrededor de cuatro minutos menos de lo que dura realmente. Casi inconscientemente me salgo del vagón y a paso lento me dirijo en dirección de la casa de mi tía. Mi recorrido es el mismo de siempre cuando salgo de la estación de trenes, las mismas personas que regresan a sus casas de pues de un arduo día de trabajo o de clases, los mismo pintorescos edificios; lo único que varía son los árboles, que han tomado una diferente coloración de su habitual verde limón, teniendo ahora una combinación de tonos entre cobrizos y amarillos, lo colores respectivos del otoño. En pocas palabras mi trayecto hacia mi hogar es aburrido, pero jamás lo cambiaría, no es porque sea corto; porque realmente no lo es, sino es que tengo la esperanza de volver a ver a mi ángel. 
Una mujer de avanzada edad, hace que deje mis reflexiones, preguntándome la hora, disponiéndome a sacar mi teléfono celular sin objeción alguna – son las seis y veinte cinco- le contesto amablemente, cosa que no hago normalmente, tratando de sacar, sin que vea forzosa, una sincera sonrisa. 
- Gracias jovencita- me contesto, siguiendo por su camino y yo por el mío. Me detengo, al caer en cuenta de la hora, por más que decido regresar temprano, llego al mismo elevado, a la misma y exacta hora de siempre. Sonriendo para mí misma por este hecho, es como si el destino quisiera que volviera a ver esa persona. Me apoye con una de mis manos en la baranda, mientras que la otra, la introducía a bolsillo izquierdo de mi pantalón, sacando de allí una caja de cigarrillo e introduciendo uno de ellos en mis fríos labios. 
Desde que tengo doce años no creo en las ridiculeces del amor y menos el de primera vista, es que me parecía patético ver a dos personas que estaban enamoradas, actuando como estúpido, me sacaba de quicio cuando mi prima mayor se colgaba en el teléfono con su novio, necesitando yo el aparato y normalmente tardaba horas en colgar porque ninguno de los dos imbéciles se dignaba a dar por finalizada la llamada, normalmente en eso se basaban sus llamadas. Sin decir del matrimonio según tengo entendido es la unión de dos personas que se aman, no puedo creer que la gente crea en tal tontería, es un arreglo de intereses en conflicto que da a cada adversario la satisfacción de pensar que ha conseguido lo que no debió conseguir, y que no le han despojado de nada salvo lo que en justicia le correspondía, sino díganselo a mis padres que son el vivo ejemplo, sin decir que se divorciaron cuando dieciséis años de existencia en este mundo material. 
Pero cuando llegue a tener los quince, en pleno verano, olvide todo mi resentimiento al amor y sus mil formas de ataduras. Yo asiste a mi primera clase de natación en aquella época (cabe destacar que no sirvieron para nada) jamás en mi vida había tocado el agua, a menos que fuera del grifo. Yo sufro hidrofobia, pero es algo que no afecta en si en mi vida, pero mi padre pensaba muy distinto en aquel entonces y me inscribió. 
A un faltaba veinte minutos para que comenzaran las clases. Yo había llegado temprano para ir enfrentándome mentalmente a mi mortal enemigo: la piscina. Estaba agachada cerca de la orilla e introduje mi mano, cuando súbitamente un cuerpo más grande que yo, pasó a una rápida velocidad y sin querer caí al agua. 
- Auxilio- grite desesperada en busca de ayuda. 
Mi salvavidas fue la única persona que estaba en ese lugar, si, fue la misma que me envió al agua. Estaba parada a mi lado, esperando a que mi respiración y mis nervios se normalizaran. Antes que digiera algo, ya me encontraba reclamando, por no decir insultando. 
- Pero que mierda, porque no te fijas donde coños vas, pudiste matarme- quería tragarme mis palabras en ese momento, al ver como ella se agacho hasta mi estatura y puso una manta a mi alrededor. Una joven rubia de ojos azules, un par de años mayor que yo, eso lo deduje su bien formada figura curvilínea,- la bendición de los traje de baños-, se imaginan como seria sin toda esa vestimenta, dios que mente tan depravada era la mía en aquel entonces. 
Yo no podía dejar ver esos ojos tan azules, tan oscuros...tan hipnotizantes, es como si fuera caído en un maleficio; pero después baje mi mirada. Que equivocada estaba, si pensaba que sus ojos me hacían enloquecer, por qué ahora eran sus rosados labios que tenían toda mi atención. Se acercó más hacia mí y me dijo: 
- Lo siento, pero no creo que sea la manera de agradecerle a tu salvadora- su voz era tan suave y ligera, como la briza de primavera. Pero olviden todo lo que dije anteriormente, su voz es lo más hermoso de ella. 
Sentí una gran vergüenza, no solo por su palabrería, también por tenerla tan cerca. Bueno desde este punto de vista, es bastante notable su falta de “personalidad” pero aun así era bella, a pesar de mi gran interés por las femeninas dotadas como yo. Así que mi elegante manera de apartar mi vista a esa diosa encarnada en mujer, fue empujarla al agua. 
- Que te pasa- exigió saliendo de la piscina. 
- Me pasa que tu eres una bruta... ¡ Ni creas que te voy agradecer idiota! 
A pesar de ese primer encuentro y el segundo que fue aun peor. Nos convertimos en buenas amigas... Al menos era lo que ella creía. 
Ya pasaron dos minutos y medios desde que me pare aquí rebobinando en mi cabeza el suceso que cambio mi vida. Sin más dejo caer mi cigarrillo, a medio consumir, para luego irme. Desde hace dos años era una costumbre para mi envenenar de esa forma mis pulmones, cada vez que pasaba por allí y veía como el sol moría, para dar entender que el día ya había finalizado.


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