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Viva la vida por YisusCraist-Of-Yaoi

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Notas del capitulo:

Este capitulo será el parteaguas para revelar varios misterios y cuenta un poco de la vida de Kagami. A partir del 3 verán lemon y prometo hacerlo más impactante. Apenas estamos con el introductorio !Disfrutenlo!

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Una vez más su cabeza punzaba y una nueva pastilla se posicionó en sus labios para calmar la tensión. Otra taza de café, era la tercera del día pero nada le relajaba. Cerró el archivo de su computador y tocó de nueva cuenta el timbre.

 

-Puedes hacer que pase – le informó a la joven y el peliceleste tomó una gran bocanada de aire como si con esta se alimentara de toda la energía que necesitaba para atender el siguiente caso.  Entró por la puerta un joven de cabellos negros desordenados, mirada indiferente y una postura que indicaba que realmente quería estar lejos de ahí. Pudo leer en todo su cuerpo como el otro le decia con altos y bajos lo frustrado que estaba por estar en ese lugar – tome asiento, Takao-kun –el chico siguió la indicación y se sentó. -¿Está bien, Takao-kun?

 

-No me jodas, ¿Puedo irme? –dijo irritado. Este sería un caso difícil. Bueno, nadie dijo que todos los casos serían como el de Kagami Taiga.

 

-No puede. Estoy aquí para ayudarle, no soy una amenaza ni nada por el estilo. Voy a darle un lugar en el mundo –dijo de la manera más positiva que pudo.

 

-Mi único lugar en el mundo es con mi trasero fuera de este repulsivo sitio. – Kuroko maldijo a la progenitora de tal chico en su mente.

 

-Hablemos un poco, nada perderá. ¿Qué tal si me habla de su familia?

 

-No tengo una, de hecho mi única familia me  fue arrebatada. Ahora con su permiso me retiro –dijo poniéndose de pie y caminando a la puerta sin que el chico pudiese detenerla. Este la azotó con fuerza y el peliceleste solo pudo hundir su frente en el escritorio lentamente. A los pocos segundos el timbre sonó y la voz de la recepcionista se escuchaba.

 

-Kuroko-san, el jefe necesita hablar con usted – el peliceleste agradeció y chisto golpeando un par de veces su cabeza contra la mesa. Lo que le faltaba, que el amargado de su jefe quisiera hablar. Tenía que entregar reportes, entrevistar a más gente y para colmo no había tenido oportunidad de volver a casa, ni siquiera había desayunado algo. Murasakibara entró por la puerta con unos papeles mostrando esa expresión de desinterés total.  Talló sus cabellos y se sacó la paleta de la boca dejándoselos en la mesa.

-Son los expedientes de Kise-chin  -dijo el chico para después dar la vuelta y salir.

 

-Murasakibara-kun …-susurró Kuroko mientras el otro le miraba - ¿quieres ir a tomar un café después del trabajo?

 

-No puedo Kuro-chin. Estoy buscando a alguien –dijo para después salir del lugar sin más ni menos. Justo en ese momento se sentía como una total basura, necesitaba de alguien que le distrajera de sus tensiones, conversar tal vez sobre sus problemas y futuros como lo hacían aquellos chicos con él pero nadie tenía tiempo para escuchar a Kuroko. Ahora que lo pensaba ¿…l tenía planes para el futuro? ¿Realmente pensaba trabajar en ese lugar toda su vida?. Suspiró y se levantó de golpe para ir a hablar con su jefe no sin antes terminar su café. Caminó por los pasillos y, aunque había muchos compañeros de trabajo, no saludaba a nadie. Así era Kuroko, así era el mundo…no había tiempo para conocerse entre ellos. Todos con sus propios problemas, en sus propias existencias y nadie se detenían a suspirar. Tocó la puerta un par de veces.

 

“Toc toc”

 

Y un adelante le invitó a entrar. Kuroko giró de la chapa y entró viendo a su jefe entre un montón de documentos. A pesar de que él también tenía mucho trabajo no perdía el porte y la elegancia. Kuroko poco sabía de él, tenía entendido que había estudiado medicina pero estaba ahí como encargado de los trabajadores sociales por algún motivo que desconocía. El peliverde alzó la mirada y acomodó sus lentes.

 

-Kuroko. ¿Cómo van los chicos del caso rojo? –dijo sin saludar, era normal.

 

-Kagami Taiga está accesible pero Kazunari Takao es otro asunto –suspiró pesado. Debía ser sincero con su jefe. Este ni le miraba ordenando los papeles.

 

-Los datos de Ryouta estaban mal, revísalos –dijo como si no hubiese escuchado nada de lo que dijo. Además esos datos los había llenado Murasakibara, debió notar que estarían mal. – arregla lo del chico…Takao. Quiero a los cuatro chicos bajo tu cuidado reintegrados lo más pronto posible.

 

-Sí, Midorima-kun –dijo Kuroko saliendo de la oficina exhausto. Aun le faltaba encontrarse con dos pero era temprano para que Kise Ryouta llegase. Decidió irse a hundir a su oficina nuevamente releyendo por quinta vez el caso de Kagami. Ya lo sabía de memoria por lo que se recargo en el respaldo haciendo memoria de lo que aquel documento decía; era la investigación policiaca, perfil psicológico y aptitudes.

 

“Kagami Taiga pertenecía a una familia de padres separados, su madre tenía una enorme cantidad de deudas. Tomaba alcohol y era desempleada así que cuando Kagami tenía 7 años lo vendió a la red de trata de personas. Himuro Tatsuya no es su hermano biológico, solo eran unidos y al separarse parece que el chico se las ingenio entrando a la policía para rescatar a su hermano. Más de 10 años después lo logró pues se infiltró en la misma red obteniendo información de los captores liberando a un gran número de chicos”

 

El peliceleste pensaba haciendo memoria. Kagami había sufrido mucho en la vida. No era querido por sus padres, laburaba en ese lugar, separado de su hermano. Era una infancia que no recuperaría jamás. Podía devolverlo a la sociedad pero no regresarle lo perdido, eso jamás. Extrañar significa tanto. Entonces sus ojos se abrieron como platos recordando las palabras de Takao “…de hecho mi única familia me  fue arrebatada…” ¿Qué significaba eso? Revisó el expediente de Takao y era un huérfano de nacimiento. Fue sacado de las calles por lo cual nunca tuvo una familia. Tomó el teléfono y marcó inmediatamente.

 

-Aomine-kun. Necesito que revises algo por mí –dijo así de rápido tan pronto le contestó.

 

-Eh, Tetsu. Es mi día de descanzo. –respondió un adormilado Aomine.

 

-¿Estabas dormido? –miró el reloj, marcaba medio día.

 

-Sí, es mi día de descanso ¡dah! –contestó con ironía en su tono de voz.

 

-Bueno, cuando puedas necesito que investigues sobre la familia de Takao Kazunari.

 

-Te di todo lo que tenía, Takao no tiene a nadie en el mundo. Acéptalo, hay gente a la que no puedes reintegr…-fue interrumpido.

 

-Te equivocas Aomine-kun, todos pueden tener una vida normal. –reprendió. Aomine sonrió ladinamente y su mano se posó en una espalda que estaba a lado de él. El cuerpo de alguien recostado en la cama.

 

-Supongo que tienes algo de razón. Veré que encuentro ¿Bien? Adiós Tetsu –colgó sin esperar que el otro le dijese algo más y se tiró de nueva cuenta en la cama - ¿Me dirás algo sobre eso?.

 

-Aominecchi…-susurró el rubio girando su cuerpo hacia el joven moreno – la piel de su pecho estaba descubierta y lucia suave al tacto - ¿Qué es lo peor que te podrían arrebatar en la vida?.

 

-¿…la libertad? –Kise negó con la cabeza y se aferró a la almohada.

 

-Yo y todos los chicos daríamos nuestra libertad si pudiéramos recuperar aquello que le quitaron a Takaocchi. Es el más grande de los castigos que alguien puede recibir, Aominecchi –dijo bajando la mirada con tristeza. – Sálvalo a él como me salvaste a mi …- el moreno le miró fijo como el otro parecía sufrir. ¿Qué podía ser tan grave para asegurar que dejaría nuevamente su libertad para salvar a otro?.

 

-Necesito que me digas todo lo que sabes, Kise. –el chico asintió. Aquí es donde la batalla iniciaba. Donde los cabos empezarían a atarse y los viejos recuerdos serían desempolvados. Aquí es donde extrañar significa tanto.

Notas finales:

Este fanfic fue petición de Kuroko no basquet ~ comunidad fujoshi. Si tomas el fanfic no olvides dar crédito y poner el link de mi cuenta.

-Yisus


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