Scorpius
En mi familia era tabú hablar sobre el niño que vivió y todo aquel que tenga contacto con él ya que mi padre no tenía muy buenas experiencias, pero yo sé mucho acerca de él, hasta se puede decir que lo admiro. Todo el mundo me trata como si tuviera una enfermedad incurable por ser un Malfoy, creen que no tengo remedio y me tratan con desprecio, todos reaccionan mal al verme y sin conocerme se alejan, este año por fin entro a Hogwarts y estoy dispuesto a cambiar esa situación, no ayuda mucho el hecho de estar en slytherin pero eso era un poco obvio ya que toda mi familia perteneció a esa casa, pero me lleve una gran y grata sorpresa al saber que el hijo del niño que vivió también estaba en mi casa, y más fue mi sorpresa al ver que también era mi compañero de cuarto.
Mientras me preguntaba que iba a pensar la gente – si yo echaría a perder a el pequeño Potter, o el me ‘compondría’, o quizá pensaran que por estar en slytherin el chico ya estaba podrido – veía a mi nuevo compañero de cuarto que observaba a mi nueva mascota, vi en el esa mirada que todos ponían al verme – oh no, un Malfoy!! – pero ya estoy acostumbrado así que no le hice mucho caso, más fue mi sorpresa al ver a mi gato con su doppelganger, parecía su otra mitad, su ying. Mi hermoso Noir estaba jugando con él o ella, uno totalmente negro con un punto blanco en la frente y unos hipnóticos ojos rojos, el gato con el que era totalmente blanco con un punto negro en la frente y unos hermosos ojos azules, eran la perfecta traducción del ying y el yang a gatos, jugué un poco con ellos y recordé que no estaba solo, no sabía que decir pero por algo hay que empezar.
- Buenas noches, mi nombre es Scorpius Malfoy – dije al tiempo que levantaba mi mano.
- Albus Potter – dijo dando un pequeño apretón a mi mano.
En ese momento ambos lo sentimos, un extraño intercambio de magia entre nosotros, al mismo tiempo que eso pasaba con los gatos.
- ¿Qué fue eso? – pregunto confuso.
- No lo sé – respondí tan confuso como él.
Volvimos a ver a los gatos, pero ya no estaban, en su lugar estaba un gato negro con las patas orejas y la punta de la cola blancas y con un ojo rojo y otro azul.
- ¿Dónde está Blanc? – pregunto un asustado Albus mientras yo también me preguntaba a donde fue Noir.
- ¿Crees que se hallan fusionado? – pregunte sin saber lo que decía.
- ¿Qué hacemos? – Albus se veía muy asustado, aunque el gato estaba muy tranquilo y hasta un poco divertido con la situación.
- Deberíamos hablar con un profesor –
Los slytherin comenzaban a hiperventilar cuando vieron una luz plateada por su ventana, era un conejo, al abrir la ventana este entro saltando hasta donde antes se encontraba el gato, y hablo con voz de mujer. Mientras el gato gruñía y se iba a la cama de Albus.
- He sentido un despliegue de magia poderosa en su habitación, vengan de inmediato a la puerta de su sala común para explicar lo que paso – sin más el conejo se esfumo.
Mire a Albus que se veía tan sorprendido como yo, mientras me observaba, el gato se encamino hacia la puerta como si hubiera entendido perfectamente el mensaje traído por el patronus. Bajamos en silencio las escaleras y nos dirigimos a la entrada de la sala común, afuera nos esperaba la maestra con larga cabellera rubia.
- Sentí un poderoso despliegue de magia proveniente de su dormitorio, ¿qué hicieron? –dijo como si estuviera divertida en lugar de enfadada, entonces vio a el gato de ojos bicolor y abrió desmesuradamente su boca – síganme – al decirlo se volteó y comenzó a caminar
Un Malfoy no puede tener problemas desde el primer día de clases, aunque estaba seguro de no haber hecho nada malo, no podría decir lo mismo su padre, ¿y si los llevaban ante la directora o los suspendían? ¿Los iban a castigar?
- Vamos a mi despacho – suspire – les tengo que mostrar algo que podría interesarles
Asentimos, el despacho de la profesora Lovegood era muy curioso, lleno de las cosas más extravagantes, como una corona hecha de cuernos de animales y plantas de aspecto venenoso, y un joyero con pendientes de rábano.
- Pónganse cómodos – dijo mientras iba hacia una estantería y sacaba un libro muy andrajoso y viejo, para nada digno de la biblioteca Malfoy.
- No creí vivir para ver esto –
Potter y yo comenzamos a asustarnos.