Una tarde, un chico rubio de mirada aniñada y otro de cabellos azules y mirada seria llegaban del arduo entrenamiento de natación al que se estaban sometiendo para las próximas olimpiadas, estaban cansados...
- Oi, Rei-chan ¿Quieres un helado? Yo invito. - Le dijo feliz a su acompañante.
El solo quería descansar comiendo un helado...
- ¡Claro! Pero yo pago el mío- Respondió el peliazul, removiendo sus lentes.
Ella también pensaba en comerse algo frío, en recompensa por mejorar su técnica al nadar.
- Nee..Rei-chan, que pago yo he dicho – repuso haciendo pucheros.
- No seria nada caballeroso que un chico como yo, dejara pagar su helado, y además, ¡No sería hermoso! Así que pago yo, Nagisa, no insistas. - sentenció.
Por ninguna manera iba a perder su dignidad de chico caballeroso, además, dónde se había visto que él dejara que otro pagase por él.
-Bien, pero luego no me vengas con que yo te hago gastar tu dinero – respondió encogiendose de hombros.
Unos minutos mas tarde, salieron los chicos de la tienda con un enorme helado de 3 sabores diferentes para cada uno...
- Vamos alla, debajo de ese árbol ¿si? - Pidió Nagisa, señalando un árbol de frondosa sombra que se encontraba en el parque frente a la heladería, teniendo una hermosa vista a la playa.
- Umm..¿por qué no? Vamos – contestó el peliazul, quien se encontraba dándole una probada a su enorme helado.
Por ser verano, en la ciudad – por más que tenían salida al mar- el calor durante el día era tan fuerte y asfixiante que los agobiaba, y que mejor para refrescarse que tomar un par de enormes helados sentados debajo de un árbol en el parque, dejándose envolver por el sonido del viento soplando a su alrededor; moviendo las hojas y jugando con ellas, después de un largo entrenamiento, que los había dejado algo más que muertos...
Así que, en absoluto silencio, contemplaban el hermoso paisaje que tenían delante de ellos, disfrutando la frialdad del helado, la compañía uno del otro, la...
- ¿Qué tienes en la cara? - Preguntó el rubio, haciendo que Rei casi echara su helado por el brinco que pegó.
- ¿¡Qué!? ¿Dónde, dónde? - dijo ahora un poco más calmado.
- Aquí - Respondió divertido el chico, poniendo el dedo de la mano libre de helado en el extremo de la boca de su amigo.
El peliazul de repente se sonrojó furiosamente. “¿Por qué tengo que ser tan tonto para comer un simple helado? ¡Eso no es hermoso!” Pensó mientras miraba su helado, como si esperara que éste le diera la respuesta.
- No sé, creo que es helado – contestó el chico de azules cabellos, dándose un face palm xtreme mental, qué más iba ser, ¿su abuelita? Bravo Rei, bravo.
- El helado es para tomarlo, Rei-chan - Dijo riendo de la notoria incomodidad de su amigo.
De repente, en un movimiento rápido, Rei trató de quitarse el resto de helado que tenía, creando el efecto contrario esparciéndolo más.
- Listo, ¿Ya se quitó?- preguntó esperando no pasar más vergüenza.
- No, todavía queda ahí- dijo señalado parte de su cara, conteniendo una risita - Ven, yo te ayudo.
El peliazul cerró fuerte los ojos, ya quería morirse por la vergüenza que creía estar pasando, que borraran esa parte de la memoria de su amigo, que...Ok, empezaba a hiperventilar, estaba exagerando las cosas, se debía calmar por su propio bien. Se acercó un poco mas a su mentor y amigo, esperando que éste, le quitara lo que tenia pegado al rostro; molestando y avergonzándolo en sobremanera.
Sin aviso, el rubito, ni corto ni peresozo posó sus labios sobre los de un asombrado peliazul ante tal contacto, dándole así un fugaz beso, relamiendose en los labios del otro.
- Al parecer, lo que tenías en la cara sí era helado - Dijo Nagisa, comiendo y poniendo cara de "Yo no fui".
- ¡P-Pero que!- El chico estaba atónito siguiendo con la mirada al rubio que empezaba a levantarse con una sonrisa picara en los labios.
- ¿Qué pasa, Rei-chan? ¿Es que acaso tienes más helado para mi?
El rostro del mencionado rápidamente pasó de un tono rojo tomate a un tono más que rojo, esperando que su corazón no estallara y acabara con su vida por lo que acababa de hacer su compañero. ¡Pero quién se cree para poder atacarle asi! ¿Quien, a ver?
Pero no, eso no podría arruinarle su tarde de comer un helado, asi que decidió no darle mucha importancia...
Y en un silencio, un poco incomodo, por asi decir, decidió agarrar la mano del rubio que estaba extendida delante suyo, en ayuda para levantarse.
- Este helado es sólo mío, Nagisa, si quieres más ve y cómpratelo – trató de aparentar estar lo más calmado posible, lo cual se desmoronó al ver la sonrisita que le dedicaba el rubio.
- Si pruebo de Rei-chan directamente, tiene un sabor distinto, ¿Sabías? - dicho esto, empezó a trotar suave - ¡Apúrate rei-chan, que hoy es el cumpleaños de Haru!
El peliazul reaccionó unos segundos después. ¿Cómo ese chico podía actuar así, como si nada? Y lo que es más, ¿que tanto le había gustado? Pero no era momento para eso, su helado se le estaba derritiendo en la mano y Nagisa lo estaba dejando atrás.
- Ooi, Nagisa, ¡Esperame! - gritó Rei - ¿Qué no me oyes? ¡Ven aquí y explicame que fue todo eso de hace rato!
Ya podría responderle todo lo que quisiera el rubio, una vez que lo alcanze, claro.