Mujer, mujer divina
Tienes el veneno que fascina en tu mirar.
Mujer que no se olvida,
Tienes vibración de sonatina pasional.
Tienes el perfume de un naranjo en flor,
El altivo porte de una majestad
Sabes de los filtros que hay en el amor,
Tienes el hechizo de la liviandad.
El sopor de la noche, las sonrisas danzantes, Mary estaba en medio de la pista de baile moviéndose al son de la música, y lo disfrutaba como nadie, Dios! Era su boda, al fin era una mujer normal, nada por podía arruinar SU día nupcial, nada.
Pero, y su marido? Hace ya unos minutos que había ido tras su mejor amigo afuera.
Entre las luces de colores, el champagne, y su vestido de seda los buscaba con la mirada, y al no encontrarlos dentro aun, decidió seguir sus pasos y buscar afuera.
Salió meciéndose asi misma, se le notaba un poco pálida, pero la música la acompaña y la hacía sentir confortada, a pesar de que se estaba internando entre la espesura de unos arbustos muy altos.
La divina magia de un atardecer,
O la maravilla de la inspiración
Tienes en el ritmo de tu ser
Todo el palpitar de una canción
Eres la razón de mí existir, mujer.
Al acostumbrarse sus ojos a la oscuridad, distinguió dos figuras fusionándose en un beso, y con manos traviesas deslizándose por todas partes.
—MARY! — grito John Watson asustado al separarse de Sherlock, y comenzó a aplanar su traje con sus manos
La rubia estaba callada, indescifrable, los veía abotonarse el saco, hasta que el más alto camino hacia ella y le sonrió, se agacho lento para depositarle un acostumbrado beso en la comisura de los labios y al alejarse le pronuncio un “gracias” sin emitir sonido. Enseguida llego el menor a su lado y tomo su mejilla con la mano en la que portaba el anillo de matrimonio
—Al fin estamos casados! —le dijo quedito, pero con una sonrisa
—Idiotas! Alguien puede verlos aquí— le respondió con un sonrojo muy marchito
—… Estas pálida…— observo Sherlock preocupado
John tomo su brazo y comprobó su pulso—Esta bien, es solo el embarazo… vaya! Aun no puedo creer que Sherlock atinara antes que yo! — Miro a la rubia— Ya verás que todo saldrá bien… Sher y yo cuidaremos mucho de ti…— viró hacia Sherlock — Ojala tengo tu mirada… no la sociópata, aclaro, esa no… más bien… la mirada que tienes cuando me miras— termino recorriendo el borde de la mano del mayor con la punta de sus dedos
—J-jonh… —respondió un poco intimidado— puedes llevar mi violín a tu suite de casado?... No me gusta que este por ahí solo… —
—Voy, voy…—
John se adelanto con una sonrisa y los dejo solos tras los arbustos
La rubia se removió incomoda y termino halando el brazo del otro para llamar su atención…
—Sherlock… debes decirle la verdad de mi…— suplico
—Ya hablamos de eso Mary, los dos somos los suficientemente inteligentes como para descartar esa opción, uhmmm Si John se entera que no eres una “santa paloma”, decidirá que tu puedes cuidarte sola y no querrá que te ayudemos más…— la penetro con una mirada seria— y yo te necesito para que cuides de él…—
—Nos odiara a ambos si lo sabe…—
ella sollozo un poco y el mayor la tomo por los hombros— Tiene que ser así, cuando Moriarty regrese y yo tenga que irme para siempre, al menos… al menos sabré que John tendrá este bebe para recordarme y una esposa capaz de proteger a ambos— la rodeo con sus brazos para evitar que sollozara mas, y continuo en su oído para que pudiera escucharlo— Querías una vida normal “A.G.R.A.” y te la estoy dando al lado del mejor hombre que jamás eh conocido… No nos decepciones…—
Se separo de ella y le ofreció un brazo para escoltarla de nuevo adentro, el cual acepto y volvieron sobre sus pasos en silencio, hasta que la rubia, más tranquila le susurro
—Sher… Si esto fracasa, por favor, deja toda la culpa en mi… hazme ver como la única que lo ah engañado…
—Mary, Sherlock Holmes no fracasa… — le aseguro y le palmeo el brazo— todo estará bien, de ahora en adelante solo preocúpate por ser una buena esposa, y la persona más común y corriente de este país… Por cierto Mary Watson, usted me parece la novia más guapa que jamás vi! —
—Oh, Sherlock—le sonrió segura al fin— Eso solo lo dices para no ponerme celosa de John! —
—Ah, no no no, John es el novio mas… mas… — se relamió los labios lentamente con una mirada cómplice—… pero usted… hoy esta divina…—
Soltaron una pequeña risa, ya habían llegado dentro con todos de nuevo, cuando apareció su esposo y arrastro a ambos a la pista de baile.
Estuvieron un rato así los tres, disfrutando del momento y contoneándose entre risas de lado a lado como si no hubiera nadie más ahí.
Mary noto las miradas de los invitados, le sonreían con cierta pena, un tanto preocupados mencionaban entre dientes que ella no sabía con que par mas atípico de hombres había caído. Pero ella sabía que todos se equivocaban, eran ellos, John en especial, los que desconocían con la clase de mujer que acababan de caer…
Tú me haces caminar, distancias recorrer
Te puedo respirar, alimentas mi querer
También me haces llorar, mis lágrimas de miel, mujer.