Capítulo 2
Existen
Con el pasar de las horas rápidamente transcurrió la mañana, el sol ya se mantenía en su punto más alto, radiando su resplandor, nombrando que la tarde estaba presente, las personas disfrutan gratamente de ello.
Los hermanos Uchiha salieron de su hogar por diferentes lugares. Uno de ellos caminaba tranquilamente por la cuidad, avanzaba con cada paso con pesadez, estaba cansado.
Al parecer salir de su casa más bien le causó más ganas de quedarse durmiendo. Giro la cuadra y allí diviso el parque central a lo lejos, necesitaba descansar su cuerpo ya no aguantarían más si no descansaba un rato, dirigió sus pasos hacia el lugar público.
Ya en el parque se dispuso a localizar por alguna parte una banca disponible, encontrando una sombreada a lo remoto por las copas de un gran árbol, estaba cerca de la pequeña zona infantil donde jugaban los niños, no le molestaba en lo absoluto las risas de los pequeñines, únicamente los observaba.
Mirar a los infantes le hacía recordar antaño cuando llevaba a sus hermanos a ese mismo lugar a jugar a las escondidas con otros chiquillos, en donde él era el responsable de cuidarlos hasta el final del día. En el momento de partir a casa, los menores se reusaban a despedirse de los nuevos amigos que habían hecho, pero no le quedaba otra opción, se hacía tarde así que siempre los convencía diciéndoles que les compraría un helado al llegar a casa, alegremente hacían caso con la ingeniosa propuesta del mayor, cumpliéndola al final.
Pensar en ello le hizo mostrar una sonrisa, se sentó en la banca mientras sentía la fresca y suave brisa ondular sus cabellos, observar a los niños calladamente le provoco también poner atención a los demás individuos que se paseaban por en medio del lugar.
Se concentró en algo que no había visto recientemente que varias personas que platicaban energéticamente acompañados por esos sujetos con aspecto de gato, al parecer sus hermanos no mentían, actualmente era muy común ver a esos especímenes por las calles.
Su mirada se desvió al sentir un leve toque en sus pies, prestando la inmediata atención aquella pequeña pelota roja que se encontraba en el nivel del suelo, tomó el balón entre sus manos que probablemente algunos de los niños había perdido, comenzó a rodear con la vista la zona para buscar al propietario.
Le distrajo la presencia de un pequeño chiquillo a su lado al momento de jalar su chaqueta banalmente, volteo su mirada a la criatura viendo que este lo observaba acercándose tímidamente, se interesó al ver las inusuales orejas amarillas que salían de su cabello rubio despeinado, sus llamativos ojos azules le indicaban la inocencia del menor, vestido con ropas ligeras, prendas que constaban con manchones de suciedad y algo rasgadas al igual que el rostro del Neko, quizá por estar jugando. Se dio cuenta que la azulada mirada del niño estaba dirigida hacia sus manos, donde posaba aquel juguete, dispuesto a devolverle el objeto, una joven se le acerco. Giro su carmesí mirada pudiendo ver a una jovencita de largo cabello rojizo y de unos sugestivos ojos verdes.
— Perdone, ¿Le ha hecho algo? — Indicó cordialmente — Enserio lo lamento —
La joven hizo una vaga reverencia, con aquellas palabras, recibió el innato silencio de Itachi que siempre acostumbrada a dar a cualquiera, se levanto mirándola de reojo devolviéndole la pelota.
La muchacha sujeto entre sus delicadas manos el objeto para después agradecerle, volviéndose a inclinar puso el juguete en el suelo y seguidamente metió su mano dentro de una cartera rosa, sacando de ella un pequeño pañuelo blanco con el cual limpio la cara del rubio que estaba a unos cuantos centímetros, mismo que gruñía por la molesta acción de la chica. Al terminar, tomó nuevamente el redondo artefacto y se lo devolvió al minino.
El rubio abrió su boca mostrando una sincera sonrisa en ella exponiendo claramente unos pequeños colmillos, se volteo y le agradeció al moreno para después irse corriendo hacia los balancines con la pelota en sus manos.
— Lamento si te ha hecho algo, el siempre suele ser algo distraído — Mencionó mirando tiernamente al Neko jugando sentado en uno de los columpios del parque.
— No te preocupes — Expresó seriamente volviéndose a sentar.
— Me imagino que sabes lo traviesos que son, más si están pequeños — Expresó en conversación sentándose al lado, siendo observada vagamente.
— Jm, no me gustan — Dijo en un bufido frió.
En realidad no era que no le gustaran, más bien era porque apenas conocía de su existencia y en cierto modo les tenía desconfianza.
— ¿Por qué lo dices? — Preguntó cohibida —... ¿No te agradan? —
La chica podría entender el motivo de su reacción, o eso creía, fuera alérgico a todos ellos aunque simplemente la reacción que tuvo con Minato no fue relevante cuando estuvo frente él, eso significaba que no había ninguna teoría de ello o algún medicamento le estaba haciendo efecto en el momento.
No es que sea algo muy anormal pero a la mayoría de las personas -las que conoce- le gustan la compañía de los Nekos, por cual razón de excluirlos es que sean alérgicos a los mismos.
— No — indico con innato desinterés.
— Bueno eso es de gustos, pero para serte sincera ellos son una gran compañía — Miro al moreno. Itachi discretamente observo como el rubiecito jugaba felizmente entre la hierba.
— Al menos las que conozco son criaturas muy puras y honestas — Se levanto de su asiento para llamar a su Neko — ¡Minato! ya es hora de irnos — Grito para llamar la atención del nombrado.
El animal elevo las orejas al escuchar la voz de su dueña, no tardo mucho en llegar hasta ella acurrucándose a los pies de la misma, la joven se inclino empezando a acariciar las orejas del gatito y este comenzó a ronronear ante ello.
— Si algún día obtienes uno, te recomiendo cuando están pequeños, son más tiernos e inocentes — Le sonrío y tomo al pequeño de la mano
— Bueno me tengo que ir — Se despidió —…por cierto me llamo Uzumaki Kushina — Informó con una sonrisa.
Extendió la mano llevando entre ellas una tarjeta, el moreno sujeto el pedazo de papel, curioso son mostrar algún interés.
— Es la dirección de mi trabajo, soy ayudante del médico de estas lindas criaturas… — acaricio al rubio después de su última frase, Minato movió su cola rítmicamente y emitió un ronroneo — por si algún día nos quieres visitar, serás bienvenido —
— Gracias — Articulo levantándose.
Kushina le miro con un expresión cálida en el rostro mientras el pequeño gato sonrió elevando la mano en acción de despedirse del moreno, este le dirigió la mirada y sonrió levemente casi inaudible.
Ese extraño niño no parecía un fenómeno como lo identificaba su hermano, de hecho se veía muy normal a pasar de las orejas y la cola que poseía, pero incluso esas anomalías lo hacían lucir adorable.
Cuando la joven dio la vuelta al despedirse ya se había desaparecido entre la multitud de la gente con el rubio tomando de su mano por algún caso de perderlo en el camino. Itachi alcanzo su billetera de la bolsa trasera, acomodando allí la tarjeta que le había entregado hace poco la joven, nuevamente comenzó a caminar al darse cuenta que su cuerpo había recuperado fuerzas.
Se alejo del parque, ya quería volver, avanzaba a paso lento, no tenía prisa por llegar, al mismo tiempo quería ver el atardecer.
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Ya había pasado considerablemente la tarde por la exceptiva acción de las personas caminar por las aceras apresuradas, el cielo mostraba su silueta de anaranjados tonos, anunciando el principio de la noche, las avenidas se iban despejando, exponiendo una vista bastante hostil, siendo peligroso pasearse por los callejones después de haberse ocultado el sol.
A las afueras de una edificación pavorosamente alta, se encontraba el menor de los Uchiha, ese joven de apariencia fría, adversaria e intimidatoria, una persona de pocas expresiones al igual que de palabras.
Recorriendo apaciblemente por la vía pública, con ambas manos aguardadas del frió dentro sus bolsillos, su vista únicamente mostraba lo indignado que estaba en esos momentos, o tal vez era la furia reprimida que intentaba ocultar.
Concentraba la mirada en el camino deseando desaparecer como un ninja lo antes posible del lugar, siendo algo imposible, aunque claro nadie conoce lo que puede hacer llegar hacer Uchiha Sasuke.
Su rostro mostro una evidente expresión de fastidio mezclada con disgusto al momento de escuchar un timbre de voz conocido pronunciando su nombre, ahora si deseaba desaparecer y que fuera rápido. Al darse cuenta que sería en vano caminar con más velocidad, se detuvo al instante al sentir el aura extraña que desprendía la chica.
— Sasuke-kun — Llamó por decima vez la jovencita.
La presencia de una joven de largo cabello rojizo llego hasta sus espaldas. Karin una extrovertida y a la vez violenta adolecente, la única mujer del grupo Taka constituido por el menor Uchiha, grupo el cual era identificado por todos los estudiantes del último grado, incluso profesores por ser los alumnos más destacados con las mejores calificaciones, al igual que la popularidad, siendo total y exclusivamente cuatro miembros del tan conocido conjunto.
Los ojos de Karin observaban con entendimiento la espalda del joven, acción que no paso de desapercibido por el mismo, unas miradas por las cuales el moreno ya estaba acostumbrado, pero no dejaban de darle coraje que lo vieran de aquella forma, aunque simplemente las ignoraba, después de todo ninguna chica ha podido estar con él, sencillamente no eran merecedoras.
Lo único que obstruía que las pupilas color escarlata se mostraban claramente era que un cristal lo impedía, se volteo de forma sensual antes los orbes del chico para captar su atención, al hacerlo removió los lentes provocadoramente de su cara y posarlos sobre sus finos labios coloreados de labial purpura.
— Ya te vas tan pronto, Sasuke- kun — Pronunció en tono sensual tratando de opacarla con inocencia.
Mostraba al tiempo su cuerpo con cada movimiento, la blusa corta estaba demasiado ajustada a su cuerpo, mostrando sus pechos, la falda tampoco ayudaba mucho con lo que se trataba a contener el calor corporal, pero esa no era la intención de Karin, siendo otro propósito. La corta tela negra de la falda se encogía cada vez que movía sus piernas. Sasuke no le intereso por las intenciones obscenas de Karin, de hecho ya estaba acostumbrado. La miro indiferente para con unas simples palabras borrarle toda ilusión a la chica.
— No molestes — Mencionó secamente retomando su camino.
Inmediatamente la de cabello rojo se puso sus gafas y siguió al moreno, tratando de no caerse por los largos tacones de sus zapatillas.
— Pero Sasuke se hace tarde, ya está oscureciendo — Indicó con voz preocupada siguiendo los pasos del joven —… no debes estar solo por la cuidad— Añadió.
— Piérdete — Expresó si dejar sus pasos — Fastidias —
— ¿Pero que ya te vas tan pronto, Sasuke? — Preguntó una tercera voz atrás, el moreno únicamente ignoro al sujeto.
— No tengo nada que hacer — Anunció lo mas cortante posible.
El tercer adolecente y mismo también miembro del grupo Taka, el más carismático del grupo, contando también con ser el bromista.
Se adelantó poniéndose junto al moreno, rodeándolo por el cuello con un brazo, mientras en el otro sostenía una bebida de compuesto alcohólico.
— Vamos la fiesta apenas está empezando — Anuncio con una risa burlona estando medio ebrio para dar un sorbo del líquido, Sasuke retiro de forma automática el brazo de su amigo y de inmediato se aparto al darse cuenta del olor a alcohol que desprendía Suigetsu.
— No me hagas perder el tiempo — Comentó con fastidio.
— No seas de ese modo Sasuke, eso es porque tú no sabes divertirte — Sonrió ante lo dicho con sorna —…solo porque no te agradan los Nekos, no tienes porque tratarlos de esa forma — Hizo una pausa mientras volvía a dar un trago — Vamos debes aprender a divertirte con ellos —
No estaba para escuchar estupideces ni mucho menos las de Suigetsu, cerró los ojos aspirando el poco aire fresco de la cuidad, para así tal vez contenerse las ganas de golpearlo y prosiguió continuamente con su trayecto.
— ¡Que lastima que ya te vas! — Gritó — ¡Necesitas saber que deberías conseguirte un novio para que te quite esa actitud! – Vociferó a todo pulmón a como su amigo solo lo desconocía y seguía caminando.
Ya era suficiente ya había soportado al idiota demasiado ya estaba dispuesto a devolverse e ir a romperle la cara, aunque es un desperdicio de energía sin contar que el imbécil ya esta borracho, mejor aprovechar cuando este consiente, es de más provecho la venganza. Ignoró de nuevo cualquier comentario y siguió su camino.
El de cabello albino se burlaba campantemente mientras veía al Uchiha partir, estaba seguro que ese comentario le había molestado.
— ¡Suigetsu!, ¡Porque le dijiste eso, idiota! — Gritó con enfado Karin mientras lo miraba con furia.
— Que querías que le dijera, no podía callármelo — Se mostró indiferente pero sin perder la sonrisa de su cara.
— ¡No me refiero a eso!— Pronunció colérica.
— ¿Entonces a qué? —
— Porque le dijiste que tenía que conseguir… ¡Un novio, imbécil! — Clamó furiosa
El joven miro a la chica para después de un microsegundo reírse a carcajadas y después tonar su bebida para recuperar el aire faltante.
— Si que eres ingenua, se nota a leguas que a Sasuke no le va a ese bando — Siguió bebiendo del recipiente
—…así que no te ilusiones, porque para él no solo eres más que un estorbo —
En el rostro puso una enorme expresión de burla como las que había mostrado anteriormente — Y tú creyendo que lo ibas a conquistar, Sasuke ni siquiera te miro, que ilusa eres Karin — Se burló descaradamente frente a la joven, sin darse cuenta de la expresión del evidente enfado que mostraba Karin aun se seguía burlando.
La fuerza ejercida en su puño fue impactada en la cabeza de Suigetsu en cuestión de segundos, soltando en ese instante toda la ira contenida, desquitándose súbitamente con el chico, haciendo que se derramara la bebida y dejándolo en el asfalto a un lado tendido de malestar con sus manos sobre la cabeza, produciendo sonidos el dolor sin ser escuchados.
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