Era el festival de la academia Samezuka y los cuatro chicos con la chica peliroja, buscaban en todos los salones al pelirojo. De pronto, se encontraron con el peligris que corría hacia ellos –Los vine a buscar ¡Rin-senpai está en el patio de atrás! ¡Si no se apuran no lo alcanzaran a ver!- los cinco chicos y la peliroja se pusieron a correr hacia el patio donde había una gran aglomeración de gente –Vengan por aquí- el peligris los llevó por un camino un poco alejado del cúmulo de gente.
Mientras iban caminando, escuchaban música y una voz que les parecía muy conocida. Llegaron hasta el frente y vieron el costado de un escenario y unos músicos sobre él. El peligris los ayudó para que pasaran entre el público hasta el centro. Los cinco estudiantes de la secundaria Iwatobi se sorprendieron al ver al pelirojo cantando. Vestía un ajustado pantalón negro de cuero con un cinturón de balines y una camisa de malla negra que tenía abierta. En su cuello, llevaba un collar apretado de bolitas de acero con una cruz de hierro que colgaba en medio.
La canción terminó y el pelirojo tiró su cabello húmedo hacia atrás mientras el público aplaudía y gritaba. El sudor corría por su rostro y su torso. Bebió un poco de agua y se acercó al micrófono –Bueno… esta es la última canción. Espero la disfruten- se miró con el guitarrista y empezó a cantar.
Cariño mío, mi dulce cariño
Veo tu sonrisa cuando cierro mis ojos
Porque te extraño, te necesito ahora mismo.
La dulce música acompañaba su hermosa voz y el público gritaba. Cuando vino la pequeña parte instrumental, miró hacia abajo y pudo ver a los cuatro chicos y su hermana junto a su compañero de cuarto. Ellos los miraban asombrados. Su vista pasó por la peliroja, después el peligris, después el rubio, después el peliazul, después el pelinegro y se detuvo en el castaño. Cuando se encontró con la mirada esmeralda, le hizo señas preguntándole –“¿Te acuerdas de esta canción?”- el castaño sonrió y asintió.
Perdón si no he dicho –Estoy en casa- es por mi corazón frágil
Nunca pensé que te haría sentir solo.
El pelirojo continuaba cantando y miró de reojo al castaño que comenzó a cantar con él. El pelirojo sonrió y se pudieron oír gritos más fuertes.
Mi forma de decir –Estoy cansado- es pasado ahora
La manera en que esperaba fue dolorosa.
El castaño no podía dejar de mirar al pelirojo. Sus sutiles movimientos, eran increíblemente sensuales y lo hipnotizaban.
Y regresamos gritando
Las cosas insignificantes
No podemos parar la lluvia aun.
Subió el tono mostrando la fuerza de su voz y la voz del guitarrista lo acompañó logrando una hermosa melodía.
Así que nos rendimos
Juntos otra vez
Porque eres el único que me vuelve loco.
En la última frase, miró directamente al castaño y apuntándolo, la cantó intensamente dejándolo sorprendido.
Cariño mío, mi dulce cariño
Siempre fuiste incapaz de ser sincero conmigo
Tu dulce timidez te hace único.
Volvió a mirar hacia el frente para cantar el coro. Cuando comenzó la estrofa que susurraba el guitarrista, quitó el micrófono del pedestal, se acercó donde estaban sus amigos y se agachó justo frente al castaño.
¿Crees en el destino?
Porque no puedo negarlo, cariño tú y yo
¿Por qué estamos viviendo aquí?
Ambas miradas se encontraron y mientras el pelirojo volvía a cantar, el castaño movía los labios siguiendo la letra. Todos los cercanos los miraron.
Si tenemos la oportunidad de conocernos ambos
¿Qué otras dificultades deberían esperar?
El pelirojo se levantó y le ofreció la mano. El castaño la tomó sin pensar y comenzaron a caminar asta la pequeña escalinata que estaba a un borde del escenario.
Tú todavía sigues preocupado.
El castaño subió aun tomado de su mano. Camino detrás del pelirojo hacia el centro entre el bajista y el guitarrista.
Estos tipos de pensamientos, sigo hasta hoy en día dependiendo de ti
Porque solamente yo te vuelvo loco.
Llegaron al centro y en la última frase, el pelirojo le soltó la mano, se dio vuelta, le agarró la nuca para que sus rostros se acercaran y con solo el micrófono separando sus bocas, ambos se miraron fijamente mientras la cantó.
Cariño mío, mi dulce cariño
A partir de ahora quiero caminar junto a ti hacia el futuro
¡¡Duele!! Es lo que dice mi corazón
Hey cariño, por favor dime? Oh…
Está bien sin palabras
Lo único que deseo es sonreír junto a ti.
Ambos comenzaron a cantar el coro logrando dejar sin habla a sus amigos y al público. El mundo se desvaneció para ellos dos. No importaban los gritos y el bullicio, ellos se perdían en la mirada del otro y recordaban que cuando niños, habían cantado juntos esa misma canción mientras la escuchaban en la casa del pelirojo.
El mundo está ocupado
Nuestro tiempo se ha detenido muy temprano
No hay nada de qué preocuparse
El tiempo no nos separará. Oh…
Soltó su nuca y se volvieron a tomar las manos, esta vez, entrelazando los dedos. Se separaron un poco, pero seguían cantando a dueto. Después de cantar la última frase de la estrofa, el pelirojo tiró un poco hacia adelante al castaño y se puso delante de él pegando su espalda al torso del castaño. Guió la mano del castaño abriendo su palma a su vientre y la deslizó por cuerpo hacia arriba hasta llegar a su mentón. Volteó un poco el rostro quedando a solo milímetros de sus labios y mientras el castaño tragó saliva, cerró los ojos y cantó la última frase.
Mi dulce cariño…
Los gritos de las mujeres y de algunos hombres eran ensordecedores. Sus amigos los miraban sonrojados y asombrados. Estuvieron en esa posición unos segundos escuchando solo el palpitar acelerado de sus corazones, hasta que el pelirojo le lamió la punta de la nariz y le sonrió tiernamente. Aquella sonrisa que siempre mostraba cuando era niño, pero rara vez ahora, dejó embelesado al castaño.
Se separó del castaño y después de despedirse del público, se fueron junto con los músicos detrás del escenario aun sin soltar sus manos. Se soltaron cuando vieron a sus amigos que fueron tras ellos -¡¡Rin-chan!! ¡¡Cantas increíble!!- el rubio le hablaba emocionado con sus rosados ojos brillando -¡¡Y el dueto con Mako-chan fue genial!!-
-¡Es cierto!- hablaba el peliazul -¡Los dos juntos se veían hermosos!-
El castaño seguía con la mirada sobre el pelirojo que reía ante las palabras de sus dos amigos. De pronto, se encontró con los rubís y el pelirojo se le acercó -¿Qué pasa Makoto? ¿Te enamoraste de mi?- sonrió otra vez con esa dulce sonrisa y un poco de rubor en las mejillas. El castaño lo vio darse vuelta y caminar junto a los cuatro chicos y la peliroja.
-¿Makoto?- el pelinegro se detuvo y miró al castaño que aun no se movía.
-“¿Enamorado...”- escuchó el fuerte palpitar de su corazón y puso la mano sobre su pecho –“… de Rin?”- volvió a sentirlo y se ruborizó al darse cuenta que aun no podía despegar la vista del atractivo rostro del pelirojo.
-Makoto ¿Que sucede?- miró al pelinegro que estaba frente a él y que no había notado hasta ahora –Si no vamos, nos dejaran atrás-
El castaño sonrió tiernamente –Sí, vamos- y se pusieron a caminar tras sus amigos que los esperaban un poco mas allá.
El castaño por fin lo comprendió. Desde aquel día cuando eran niños y cantaron aquella bella canción, su alma quedó cautivada por esa hermosa y confiada sonrisa.
Fin.