Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Linger (Kaisoo - Sekai) por SugarCherryWaves

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Siempre me baso en canciones para escribir fanfics, en ésta ocación me inspiré en "Linger" de Cranberries. Es gracioso como siempre termino escribiendo Angst, porque no me gustan los Angst, pero nace desde adentro y finalmente termino escribiéndolos... Como sea... Éste es el segundo fanfic que escribo, espero que les guste ((: 

Más adelante tengo planeado escribir la versión desde el punto de vista de Soo y de Sehun. Sólo quizás. 

Espero que les guste y comenten >u< Sería muy feliz.

*Para ser sincera, no sé cómo subí esto, pero bah, quizás a alguna le guste*

Toqué el claxon un par de veces para que el abuelo que iba frente a mí me cediera el paso. El hombre aún no partía a pesar de que el semáforo había dado verde hacia unos diez segundos atrás.

Con Kyungsoo habíamos quedado con ir a ver una película a las siete, eran las siete y diez y aún me quedaba bastante camino para llegar. Me entretuve con Sehun mientras bailábamos y la hora había pasado volando. Estaba tan acostumbrado a estar con Sehun y bailar por horas que aún no asimilaba el noviazgo que tenía con Soo y que debía dedicarle cierta cantidad de tiempo también. Suena cruel. Pero es cierto, me gusta tener mucho tiempo libre para mí y pasar el rato con mi mejor amigo.

No se confundan, eso no quiere decir que no quiera a Kyungsoo, de hecho lo amo y todavía recuerdo como lo conocí y cómo terminé enamorado de él.

 

 

Fue algo gracioso, el pequeño trabajaba en una cafetería de repostero, recuerdo que la primera vez que fui allí quedé encantado con los pasteles y fui todos los días para conseguir una rebanada de pastel. Al principio Kyungsoo se negaba a venir cada vez que pedía conocerlo, pero un día cedió. Quedé fascinado por esos ojos expresivos y temerosos, tan grandes y llenos de sentimientos, tan diferentes a los de Sehun, que eran como dos agujeros negros, sin nada. El pequeño tenía los labios carnosos y rosados, recuerdo también que tenía una mejilla llena de harina blanca. Fue algo bastante tierno.

Poco a poco logré que saliera de la cocina y me dedicara un par de palabras. Aun tímido y desconfiado, como un ratoncito. Caí inmediatamente por sus tartamudeos, sus sonrisas tímidas, sus manos sudorosas que movía descontroladamente en un intento, en vano, de tranquilizarse. Un día le pedí su número de teléfono y desde ese momento nos mandábamos mensajes de texto todos los días, todo el día. Fue un gran avance. Después de unos meses le pedí finalmente que saliéramos, aceptó con una sonrisa. Todavía recuerdo la sensación de sus labios sobre los míos, mi corazón explotó de felicidad y mis entrañas se revolvían dolorosamente. Fue incluso más placentero que cuando besé por primera vez a Sehun cuando teníamos trece años.

 

Ya van seis meses desde que empecé a salir con Kyungsoo.

 

 

El viejo frente a mí al fin decidió mover su carro y lo pasé a toda velocidad. El pequeño se pondría toda una furia si llegaba más tarde. Había olvidado mi móvil en el departamento de Sehun y no tenía como llamarlo.

Pasaron diez minutos y llegué al fin. Aparqué el auto en la avenida y bajé corriendo hasta llegar a la puerta del cine.

Ahí estaba Soo, con la mirada puesta en su móvil.

Corrí hasta él y lo abracé por la espalda.

-    ¡Jongin! – Se dio la vuelta, sorprendido.

-    ¡Lo siento! ¡Perdóname! Se me hizo tarde en la práctica y – Me cortó.

-    Está bien, Jongin. Sólo han sido veinte minutos. – Me dijo cálido, mostrando aquel corazón que se formaba en sus labios cuando sonreía.

-    ¿Llegaste hace mucho? – Le pregunté preocupado.

Él tenía la costumbre de llegar veinte o hasta treinta minutos antes de una cita. Muchas veces lo regañé por eso, está bien llegar temprano, pero no llegar con media hora de anticipación y lo peor de todo, es que me respondía con una sonrisa y un “me gusta estar antes porque así mi corazón se prepara para verte”. Dios, era tan tierno.

-    No te preocupes. No he llegado hace mucho – Volvió a sonreír.

-    Está bien… ¿Vemos a comprar los boletos? – Tomé su mano y lo metí dentro del cine.

Habíamos quedado de ver una película de fantasía de esas que tanto le gustaban. Me gustaba ver su carita sorprendida con los efectos especiales y las cosas raras. A mí sinceramente me gustan más las películas de acción con mucha sangre y sin tanto blablablá, como a Sehun. Pero por el pequeño haría cualquier cosa.

-    ¿Cómo te fue en la práctica de hoy? – Me preguntó mientras nos retirábamos del cine para comer algo, la película empezaba en una hora y todavía teníamos tiempo.

-    Bien, como siempre.

-    ¿Cómo está Sehun? Hace mucho que no lo veo.

-    Se encuentra bien. ¡Ah! – Recordé – Hay una parte de la nueva coreografía que es muy difícil y es algo así como tirarse al piso de cara e intentar afirmarse con las manos y es una locura... – Comencé a contarle de la gran anécdota de Sehun cayéndose de cara al suelo, cuando se cortó el labio inferior al estrellarse con el piso y todas esas tonterías.

Al final me quedé hablando de Sehun toda la comida. Estaba tan concentrado en recordar los detalles graciosos que no noté la tristeza en la mirada de Kyungsoo, ni su labio inferior temblando y cuando se lo mordía dolorosamente para evitar que lo notara. Si me hubiera dado cuenta en ese entonces de los pequeños detalles y la sombra que crecía en el cuerpo de Kyungsoo lo hubiera evitado a toda costa y me hubiera detenido. Pero no me di cuenta y ese fue el peor error que pude haber cometido en mi vida.

 

 

No sé exactamente cuándo empezó a ser así, pero Kyungsoo lloraba mucho. No frente a mí, pero lo hacía, podía verlo por sus ojos vidriosos y las enormes ojeras que comenzaban a manchar su pálido rostro.

Su cuerpo también comenzó a cambiar. Cuando lo conocí ya era pequeño y delgado, pero ahora me atrevía a decir que era desnutrición. Comencé a darme cuenta cuando salíamos a comer o comíamos en casa, apenas tocaba su comida. No tenía hambre o no quería comer. Simplemente la revolvía un poco y la dejaba casi intacta. Cuando le preguntaba por qué no comía, me respondía con un “Hoy he comido mucho en la cafetería” o “No pasa nada. ¿Terminaste? ¿Quieres más?” o cualquier excusa tonta que se le ocurriera.

También notaba sus costillas sobresalientes cuando hacíamos el amor. Hasta ya me daba un poco de miedo tocarlo mucho o muy fuerte porque pensaba que en cualquier momento se podría romper.

Se estaba marchitando y yo ni siquiera sabía que era por mi culpa. O lo sabía, pero no hacía nada por evitarlo. Al final drenaba su vida como un parásito, un parásito falto de amor.

 

 

Sabía que las cosas estaban siendo muy extrañas con mi mejor amigo. Todos los días nos juntábamos a ensayar y a bailar, después íbamos a su casa a jugar videojuegos o ver películas. Pasaba más tiempo con él que con Kyungsoo. Hasta me quedaba fines de semana enteros en su casa.

Me divertía mucho con Sehun. Era algo tan natural y necesario estar con él. La pasábamos bien sin tener que hablar o hacer algo, a veces nos quedábamos acostados en su cama mirando el techo sin hacer nada, pero era jodidamente cómodo. Era una paz inigualable.

Supe que tenía que detenerme ese día. El día que estábamos los dos en su habitación acostados sobre su cama, escuchando música. Él se levantó un poco de la cama y se colocó frente a mí. Frente a frente. Nos miramos por unos diez minutos a los ojos, sin decir nada. Simplemente nos miramos y nos comunicábamos por nuestras miradas chispeantes y emocionadas. Finalmente bajó su rostro hasta el mío y nos besamos, como aquella vez cuando teníamos trece años. Pero ésta vez había algo más que experimentación. Era un deseo, tanto mío como de él.

Fue entonces cuando terminé de destruir a Do Kyungsoo.

A partir de ese día hubo muchos besos más, caricias y toques desenfrenados. Disfrutaba teniendo el cuerpo de mi mejor amigo. Disfrutaba tenerlo bajo de mí, gimiendo mi nombre. Disfrutaba tanto que poco y nada me importó la terrible toz que mi novio tenía en ese entonces, el día que cayó en cama. Fue una neumonía.

Lo peor de todo y que me recrimino como ser humano fue el hecho de que toda esa semana que estuvo enfermo me la pasé en la casa de Sehun y nunca lo visité para cuidarlo. No entiendo por qué lo hice. Pero Kyungsoo siempre se mantenía diciéndome; “Está bien, no importa, Jongin.” “No te preocupes por mí y disfruta tus prácticas”. Al final le tomé la palabra. A pesar de saber que él era lo suficientemente tímido como para no ser capaz de pedirme que me quedara con él o que lo cuidara.

 

 

El tiempo pasó y cada vez me veía menos con Kyungsoo. Ya ni siquiera sabía si seguía trabajando en la cafetería, creo que alguna vez mencionó algo acerca del extranjero, pero no le tomé mucha atención. Estaba distraído pensando en cómo lo haríamos la próxima vez con Sehun. O en la mesa de la cocina o en la alfombra de la sala.

Realmente un estúpido.

Me detesto.

 

 

Kyungsoo seguía bajando de peso, pero ni me tomé el tiempo de preguntarle si estaba bien. No. Ni siquiera lo miré bien. Sabía que todo eso era mi culpa pero no quería saberlo en realidad. No quería ver su pequeña cara demacrada, con oscuras ojeras, sus ojos cansados e hinchados, sus labios, que antes eran sanos y llenos de vida, estriados y secos, sin color. Su postura encorvada. Ni siquiera quería preguntarme cómo estaba bajo esa ropa tan ancha. Hace semanas que no me acostaba con él.

 

 

Con Sehun seguíamos viéndonos todos los días y disfrutándonos mutuamente. Ya casi sin inmutarnos nos besábamos en la calle y empezábamos a tocarnos una cuadra antes de llegar a su casa o a la mía.

Todo por el deseo que nos comía. El deseo ardiente de hacer algo prohibido. El temor constante de que nos pillaran nos daba la adrenalina que necesitábamos y que tanto nos gustaba, ese miedo constante de ser encontrados juntos.

En el fondo permití esa insana relación porque sabía que Kyungsoo no diría nada si nos encontraba juntos, sabía que sonreiría con esa jodida boca suya y haría oídos sordos a los gemidos ensordecedores de Sehun y a los fuertes jadeos que yo hacía. ¡Sabía que no haría nada! ¡Sabía que nunca se atrevería a decirme que ya sabía lo que ocurría entre Sehun y yo! ¡Él lo sabía! Pero no hizo nada y simplemente sonrió. Y se mordió su abultado labio inferior para retener los sollozos que amenazaban con salir cada vez que nos escuchaba teniendo sexo en mi casa. Porque él nos descubrió innumerables veces. Pero no hizo nada, y yo tampoco. Simplemente disfruté tener lo mejor de ambos, sin prestar atención a que el pequeño se estaba rompiendo y que apenas se mantenía en pie.

Todo lo que él no me recriminó, se lo recriminó a él mismo y con cada “¿Por qué?” Su autoestima cayó un poco hasta dar con el suelo y bajo de él. Después cayó su débil cuerpo. Y finalmente caería su mente y ya no sería persona, sería un costal de huesos caminante. Y mientras yo lo veía convertirse en eso, chupaba su vitalidad y me acostaba con otro hombre, sin vergüenza.

 

 

Un día salimos a cenar, nuevamente él no tocó su comida. Y por primera vez en muchos días me fijé en su cara y en sus manos. Tenía el pelo sobre sus ojos, le había crecido bastante y lo tenía descuidado. Sus ojos estaban apagados y sin vida, no como la primera vez que lo conocí, que chispeaban emoción, felicidad, ingenuidad y sinceridad. Ya no había nada. Simplemente unos ojos muertos que reflejaban su plato intacto. Sus manos huesudas estaban resecas y sus uñas mordidas hasta la mitad. Pude notar hasta un pequeño tic nervioso en la comisura de sus labios.

Se me encogió el corazón. ¿Qué le estaba haciendo a ese pequeño ser? Acerqué mi mano a la suya y entrelacé nuestros dedos. Pude sentir como se estremeció con mi toque y no dejó de temblar, seguramente recordando las veces que nos encontró a Sehun y a mí en la cama.

Intentó sonreírme. Pero rápidamente mordió su labio inferior intentando retener un sollozo.

-    Kyung yo-

-    ¡Kyungsoo! – Una voz masculina y grave me interrumpió.

Un muchacho alto y orejón se acercó a nuestra mesa y se dirigió al pequeño, sin siquiera mirarme.

-    ¡Channie! – Kyungsoo lo nombró con una notable mueca de alivio en su rostro.

-    ¿Qué haces acá?

-    Estoy teniendo una cena con Jongin, mi n-novio… – Pude notar ese gesto nuevamente, ese de morderse el labio inferior.

-    ¡Oh! Mucho gusto, no te había visto – Se dirigió a mí con una sonrisa y me tendió una mano. – Un gusto mi nombre es Chanyeol.

-    Un gusto, yo soy Jongin.

-    ¿Y? ¿Qué tal, Kyunggie? ¿Cómo te fue con la postulación? – Miré a Kyungsoo inquisitivamente.

-    ¿De qué postulación está hablando?

-    ¿Él no lo sabe? Pensé que al ser tu sueño de toda la vida sería a él a quien le contaras primero, después de todo es tu novio. – Dijo el chico sorprendido.

-    Sí… Simplemente no se dio la oportunidad… – De nuevo se mordió el labio inferior.

-    Kyunggie ha sido aceptado para estudiar en el extranjero. ¿No es maravilloso?

-    ¡Hey! ¿Quién dijo que he sido aceptado? – Kyungsoo golpeó su brazo.

-    ¡Eres el mejor repostero de todo Corea! No por menos estás trabajando en la cocina de ese hotel cinco estrellas.

-    ¡Yah! No digas esas cosas… – Kyungsoo sonrió, sí, sonrió y no por mí.

-    ¿Hotel? ¿De qué hablan?

-    ¿En serio, Kyungsoo? ¿Es tú novio y no le cuentas ese tipo de cosas?

-    Yo iba a hacerlo… pero no supe cuando… y-

-    ¡Pero si llevas cinco meses trabajando allí!

-    Yo… – Balbuceó.

-    Aish, nunca cambias. Siempre has sido así de torpe. – Palmeó su cabeza delicadamente.

De pronto sonó su teléfono.

-    Oh, me tengo que ir… Nos vemos. – Se acercó hacia mí y tomó mi mano. Tiró de mí y acercó su cabeza hasta mi oído. – Si no dejas de ser así de gilipollas, te mataré, lo juro. – Susurró y se alejó de mí con una sonrisa. Yo quedé estupefacto. ¿Cómo se atrevía a hablarme así? – Adiós Kyunggie. – Se acercó a mi novio y lo abrazó, dejando un casto beso en su mejilla hundida.

-    N-nos vemos, Channie – Tartamudeó, con una mano en la mejilla que el otro besó.

 

Me hirvió la sangre, quise pararme y golpearlo hasta que nunca más pudiera esbozar esa sonrisa. Quise hacerle daño a Kyungsoo y después de pensarlo me dolió, me dolió mucho. Ya no me bastaba con consumir su vitalidad, ahora también quería destruirlo por fuera, más de lo que ya estaba.

El resto de la cena pasó en silencio. Él no me contó nada y yo no le pregunté nada.

Salimos del local y me dirigí a mi auto.

De pronto, antes de poder entrar, escuché que llamaba mí nombre.

-   Jon-jongin – Tartamudeó mordiéndose el labio.

-   ¿Qué sucede? – Me giré para enfrentarlo.

-   ¿A dónde vas?

-   A casa, dónde más.

-   ¿Estás enojado? – Bajó la mirada a sus pies.

-   ¿Por qué lo estaría?

-   Porque no te conté sobre mi nuevo trabajo y sobre la postulación… Yo de verdad quería hacerlo… pero últimamente casi ni nos vemos y es un milagro que nos juntemos una vez por semana… Yo…

-   Está bien, no importa. – Me acerqué a él y coloqué mi mano sobre su mejilla, la noté fría y áspera. Tembló bajo mi tacto. Fue una sacudida enorme y se le doblaron las rodillas. Vi su cara sorprendida, pero más que nada asqueada, como intentando retener el vómito.

Me agaché un poco para darle un beso. Pero me rechazó.

-   ¡No! – Se alejó de mí. Quedé de piedra mientras él comenzaba a soltar esas lágrimas que tenía contenidas hace tanto.

-   No me toques cuando tus manos tienen su olor… No me toques cuando vienes de verlo a él… – Se abrazó a sí mismo y comenzó a temblar. Como un perro abandonado. Abandonado por mí.

-   Kyungsoo…

-   Yo… no puedo más Jongin… – Se agachó y comenzó a llorar con más fuerza – Yo de verdad te amo… te amo… te amo… pero no puedo más… no puedo fingir más que no sé nada… Pensé que si era bueno tú volverías a mí, pero no puedo callar más…

-   Kyun-

-   ¡No te acerques! ¡No me toques! ¡No finjas que me quieres y déjame! ¡Déjame de una vez por todas! – Comenzó a gritar mientras se atragantaba con sus propios sollozos.

-   ¡No puedo dejarte! – Grité – ¡No puedo hacerlo porque te amo! Te quiero tanto… Te necesito… – Me agaché junto a él e intenté abrazarlo.

-   ¡No me toques! – Me empujó con sus pequeñas manos – ¿Por qué, Jongin? ¿No soy suficientemente bueno para ti? ¿O nunca me quisiste? Sé que soy muy pequeño y no tengo carácter… a veces me enojo por cosas estúpidas, pero intenté ser bueno… Te esperé por horas para nuestras citas sin reclamarte nada porque pensé que te molestarías conmigo… Intenté ser bueno para ti… ¿Qué es lo que me falta? Intenté bajar de peso para ser más atractivo… ¿Por qué? ¿Por qué, Jongin? ¿Por qué lo hiciste? – Sollozaba sin parar y las lágrimas no dejaban de desbordarse por la comisura de sus ojos. – ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por q-

Su voz se fue apagando y con ella los sollozos. Sus ojos se cerraron y cayó al piso de espaldas. Me asusté y corrí a socorrerlo. Iba a levantarlo cuando unos brazos me apartaron y tiraron de mí lejos.

-   Espero que estés feliz – Una voz grave conocida me habló, tomando a Kyungsoo en sus brazos. – Has hecho que vuelva a caer. Maldito imbécil.

-   De qué hablas, Chanyeol… – Me quedé pasmado en el suelo mientras veía al chico alto alejarse con mi novio en sus brazos.

-   Deberías saberlo, después de todo eres su novio. – Dijo mientras se alejaba y caminaba hacia una camioneta roja.

-   ¿A dónde te lo llevas? – Me levanté de un golpe.

-   Lejos de ti y toda esa mierda que tú y tu mejor amigo están creando. – Escupió sin mirarme a la cara.

-   ¡Yo no le he hecho nada a Kyungsoo!

El chico alto se dio la vuelta y me miró con rabia, con asco.

-   ¿Nada? ¿Qué no le has hecho nada? – Se acercó a mí después de haber dejado a Kyungsoo acostado en el asiento trasero de su camioneta – Tú – Me enterró el índice en el pecho – Eres el culpable de que mi mejor amigo haya dejado de sonreír. Tú eres el culpable de que por las noches no pueda dormir. Tú eres el culpable de que ahora apenas pueda ponerse de pie por las mañanas. Eres el culpable de su desnutrición y de su anemia. Tú, Jongin, que te proclamas su novio, lo engañas frente a sus ojos y no haces nada al respecto, ni te importa que el pobre se haya quedado encerrado en tu armario y te haya escuchado teniendo relaciones con tu amiguito. – Me quedé blanco, sabía que nos había descubierto hace mucho, pero ¿Enserio Kyungsoo se había quedado en el armario mientras estaba con Sehun? – Tú, Jongin, eres el causante de toda la mierda en la que él se está ahogando. Y yo, como su amigo y porque lo amo, lo sacaré de allí.

Se dio la vuelta y caminó hacia su camioneta.

-   No te acerques más a él. Te lo advierto.

Se subió a su auto y desapareció en la noche. Dejándome estupefacto y sin poder con toda la culpabilidad que me inundaba. Esa culpabilidad que nunca antes había sentido me golpeó de frente y se apoderó de mi corazón.

 

 

Llegué a casa destrozado. Y lloré por Kyungsoo, por hacerlo sufrir tanto y por nada a cambio. Porque él ya no tenía mi corazón completo, él sólo tenía la mitad y la otra la tenía mi mejor amigo. Porque no puedo negar de que amaba a Sehun. Y él también me quería. Y lamento el día en que tuve que envolver a Kyungsoo para descubrir mis sentimientos por mi mejor amigo. Lamento tanto todo que podría morir para eliminar la cicatriz de su corazón.

 

 

 

Luego de ese accidente Kyungsoo cambió su número de teléfono y se cambió de casa. Desapareció. Se consumió y no dejo de pensar que lo maté, que por lo débil que estaba el viento se lo llevó lejos.

No dejo de lamentarme.

Sehun y yo ahora somos amantes oficiales.

Todavía tengo un sabor amargo en la boca cuando beso a Sehun, supongo que es mi castigo por ser un hijo de puta. A pesar de que han pasado tantos años ya.

Una vez, hace dos meses vi a Kyungsoo. Iba de la mano con el grandote, parece que eran novios. Se veía mucho más feliz, tenía una sonrisa pegada en su rostro y las mejillas sonrojadas. Tal y como lo conocí. El muchacho a su lado le sonreía igual y lo miraba con atención, fascinado, como yo hace tanto tiempo. Los vi caminar por una avenida, una calle larga y atestada de gente. Los vi perderse por entre la gente.

Me alegra haber visto al pequeño sonreír de nuevo.

 

Agarré la mano de Sehun y caminamos en la dirección opuesta.

 

 

Yo ya no tenía nada que ver con él y fui un oscuro capítulo de su vida. Me hubiera gustado que las cosas hubieran sido diferentes, quizás con un Kyungsoo sonriendo todo el tiempo y saltando de aquí para allá. Pero yo no era el indicado para él.

Sehun también sufrió mucho todo el tiempo que estuve con el pequeño y me alegra que haya decidido quedarse conmigo. Lo amo. A pesar de que cuando estoy con él siento una piedra golpear mi corazón, porque recuerdo las veces que toqué a Soo con las manos sucias, llenas de Sehun. Llenas de engaño. Pero me alivia, me alivia que mi mejor amigo me tome de la mano y me diga que todo está bien.

Y él me comprende más que nadie. Porque ambos estamos sucios y ambos destruimos a la misma persona para hallar nuestra propia felicidad y al fin la encontramos, juntos. Mi mejor amigo y yo.

Notas finales:

Cualquier error tipográfico, gramatical, ortográfico, corre por mi cuenta y pueden corregirme ((: Por favor xD

 

Sé que siempre utilizo a Sehun como el "otro" o como el que se mete en medio del Kaisoo. ¡No odien al maknae por eso! Yo lo quiero mucho



Espero que dejen su rw. Sería muy feliz >u<


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).