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Alimento por Naomiyaoi38

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Notas del fanfic:

Bueno, esto es un relato que supuestamente iba a escribir para un concurso, pero como me pasé del límite de largo excedido decidí hacer otro para el concurso y publicar este :P Es que a pesar de que esta historia puede tomarse como algo rara, me siento muy satisfecha con lo que hice y no desee quitarle más líneas sólo con la excusa de participar… Así que al final, dejo esto por aquí :3

Notas del capitulo:

Obra registrada. Todos los derechos de autor reservados.

 

Historia publicada también en wattpad:http://www.wattpad.com/story/14393945-alimento

El sonido de la cuerda en tensión. Sus dedos se curvaban con precisión. Sus ojos se mantenían fijos en el objetivo. Una gota de sudor resbaló por su sien. Se humedeció los labios, manteniéndose quieto, como un depredador acechando a su presa... Uno..., dos..., tres... ¡Zaz! La flecha salió disparada, sibilando en el aire, volando los veinte metros de distancia que la separaban de aquella gasolinera, traspasando la cabeza de su objetivo. Un maldito zombie, al cual la flecha le atravesó el cerebro, dejándole incrustado contra una de las maltrechas paredes exteriores de la solitaria y abandonada gasolinera.

Una de las esquinas de la boca de Luca se curvo hacia arriba en un gesto de satisfacción, mientras se erguía, incorporándose de la posición en la que había estado. Pecho a tierra, oculto entre una formación rocosa típica de esa zona desértica del país, sosteniendo con precisión una ballesta entre sus manos, con la intención de eliminar al zombie, que se interponía entre aquella gasolinera abandonada con posible fuente de provisiones y él.

Levantó su mochila militar del suelo, guindándosela al hombro, y con ballesta aún en mano, se dirigió a la gasolinera. Pero no sin antes, echarle una última mirada a su motocicleta, estacionada a pocos metros de él.

Caminó hacia aquel lugar. El sol ardiente sol del mediodía caía sobre él. Alto, pecho fuerte, poderosos bíceps, cortos cabellos negros y ojos castaños, un tanto enrojecidos en este momento por el cansancio y las pocas horas de sueño de los últimos días.

Vestía unos jeans algo desteñidos y polvorientos, una camiseta azul que marcaba su poderosa figura y unas botas militares, cuyas puntas y talones estaban recubiertas de duro acero.

Dispersados por su torso y muslos, con correas y fundas, llevaba diversas pistolas y cuchillos; además del filoso machete a su espalda. Ah, todo lo necesario para jugar con los muertitos.

Estiró el cuello, hastiado de aquel sofocante calor. Maldita sea, el calor del desierto de Arizona le hacía sentir como un jodido pedazo de carne cociéndose lentamente a la parrilla.

Aunque, quizá no debería quejarse tanto. Después de todo, viajar por zonas desérticas y solitarias tenía sus ventajas. Como por ejemplo, una escasa población de zombies. Y al contrario de cuando pasaba por las desbastadas y grandes ciudades o pueblos; no tenía que  andar jodidamente paranoico de que en cualquier momento aquellas cosas hicieran un festín con él. Por favor, no. Él era demasiado guapo para morir. Aunque no por esto quería decir que ahora viajara despreocupado. No, a pesar de todo siempre debía estar atento por si aparecía compañía indeseada.

Al ser un viajero solitario, Luca siempre seguía sus propias reglas: dormir sólo en un lugar seguro e intentar mantener el sueño ligero, estar siempre alerta y en buena condición física; si eres un gordo que no puede correr te comerán, suena cruel pero era la verdad y por sobre todo, jamás te confíes demasiado.

Ah, como extrañaba los días anteriores al brote, en los cuales se podía caminar sin miedo a convertirse en la cena de un grupo de zombies.

Inspeccionó el lugar con cautela, cambiando la ballesta por una pistola. Era más rápida pero técnicamente el mismo procedimiento: a la cabeza y ¡adiós!

Abrió una puerta, dos puertas, tres puertas. Sintió alivio al comprobar que no había ningún muerto con quien lidiar.

Luca caminó por el pasillo del lugar, observando algunos estantes caídos; inspeccionando que podía servirle de provisiones. Su vista se posó en las cajas de chocolate que encontró ante él. “Oh, dulce cielo. Sabía que existías”.

 

 

                                                           ******

 

 

“¡Maldita chatarra!”

Luca maldecía, resoplando frustrado, pasándose una mano por sus cabellos, sintiendo el frío y desértico aire nocturno.  ¿Por qué la suerte lo jodía? Y es que la jodida motocicleta empezó a fallar a mitad del camino, dejando de funcionar. Y por más que Luca intentó ver qué coño pasaba con el vehículo, no encontró la falla.

Y ahora le había tocado deambular en medio de la nada, sin transporte y ahora convertido en blanco fácil para cualquier zombie.

De repente, el sonido de un motor acercándose le puso en alerta. Los muertos no conducían. Las pocas funciones neuronales que les quedaban sólo le hacían sentir el primitivo deseo de comer.

Luca se tensó, observando una formación rocosa cerca de él. Éste se oculto allí, en posición de alerta. La verdad, desde el inicio del brote no sólo los jodidos zombies eran considerados un peligro, sino muchos humanos también. Y es que muchos se convertían en seres capaces de todo con tal de sobrevivir. Como por ejemplo, deshacerse de alguien más para obtener las provisiones de de éste. Simplemente ahora todo era, la ley del más fuerte.

Luca observó unos luminosos faros acercándose, y a medida que se acercaba más pudo ver que se trataba de un todo terreno blindado.

El vehículo fue disminuyendo su velocidad al llegar cerca a su motocicleta varada, deteniéndose a escasos metros de ésta.

A Luca realmente le gustaría que el ocupante del vehículo no buscara problemas. Estaba tan agotado que sería en verdad molesto. Aunque, si aquella persona buscaba problemas, él podría sacarle el lado positivo a esto. Después de todo necesitaba un medio de transporte, y deshacerse de quien intentara algo en su contra, sería una buena forma de obtenerlo.

La puerta del todo terreno se abrió y una persona bajó de éste.

La iluminación de los faros no era mucha, pero al menos le permitió apreciar más o menos sus facciones. Alto, fuertemente atlético y de cabello rubio oscuro. Luca debía admitir que aquel hombre era guapo. Sería una lástima si tuviera que matarlo.

El rubio miró fijamente en la dirección donde estaba Luca, como si supiera que él estaba allí.

- ¿Por qué no sales? -- preguntó aquel tipo con una voz profunda y varonil que caló dentro de Luca.

“Maldición”

Luca resopló, saliendo de su escondite pero manteniéndose en guardia. Sí, el tipo era guapo, pero él tampoco era tan imbécil ni estaba tan desesperado por un buen cuerpo masculino. Bueno..., quizás un poco.

- Sabes lo que suele pasarle a quienes van caminando en medio de la nada, ¿cierto? - preguntó el rubio mirándole severamente pero con cierto tono de burla en su voz.

De cerca, Luca pudo ver que los ojos del hombre eran de un verde musgo. Rayos, hasta tenía ojos lindos. Pero Luca comenzaba a tener la impresión de que ese sujeto era un idiota. Y es que él claro que sabía lo que les pasaba a ésas personas. Terminaban convirtiéndose en blanco fáciles de los zombies.

- Sí, lo sé. No soy estúpido - respondió algo cortante.

Vale, una cosa era que pensara que el rubio era guapo, pero otra muy distinta era que dejara que le hablara como si él fuera idiota.

- Oh, ¿de verdad? Es que, como estabas aquí. Bueno...

Luca interrumpió con incipiente exasperación, frunciendo el ceño. - Mi motocicleta se dañó.

- Oh, ya veo. Uhm, ¿sabes? Si te quedas caminando solo  por aquí  y sin medio de transporte… lo más probable es que quizá te termines convirtiendo en... alimento - Luca le miró exasperado. ¿A dónde coño quería llegar el tipo? – Aunque, no sé..., si quieres te podría llevar hasta mi casa, para que puedas pasar la noche allí. Digo, si quieres, ¿o es que prefieres quedarte aquí?

- ¿Llevarme hasta tu casa? ¿Y por qué debería confiar en ti?

- Tienes razón. Si quieres no tienes que hacerlo, pero la verdad, no veo que tengas muchas opciones.

Luca le miró con cierta desconfianza. Mierda. El hombre tenía razón, y a él no le hacía gracia la idea de ser devorado por alguna de ésas malditas cosas. Pero eso no quería decir que confiaría del todo en el sujeto. Sí, necesitaba un transporte y un lugar donde quedarse, aunque eso no quería decir que bajaría su guardia con el hombre, por más guapo que fuera. Pero, quizá si a la final todo resultaba bien él podría conseguir algo más que transporte, techo y un posible alimento; tal vez él podría conseguir un poco de ese hombre. Y es que ¡Dios! Hace cuánto que no tenía un hombre así. Por desgracia todos los hombres con los que se había topado últimamente estaban demasiados muertos para su gusto, y no gracias, al él no le iba la necrofilia, y menos cuando el jodido cadáver trata de morderte.

- Está bien... Acepto - Luca aceptó finalmente y el hombre se dio la vuelta, haciéndole una seña con la mano para que le siguiera al vehículo, y por un instante, los ojos de Luca se posaron en el firme trasero del tipo.

“Oh, por favor, que sea gay... O al menos bisexual”

 

 

                                                      *******

 

Luca caminaba por los pasillos de una propiedad subterránea, siguiendo al hombre. El lugar era más bien como una mezcla entre vivienda y pasillos con un aire de laboratorio, lo que le hizo preguntarse qué habría sido ése lugar en el pasado, y cómo aquel tipo lo habría conseguido.

Llegando al final de un pasillo el tipo se detuvo frente a una puerta, abriéndola ligeramente.

Aquí es donde puedes quedarte - el hombre le hizo un gesto a Luca para que entrara a la habitación mientras que él permanecía al lado de la puerta.

Oh, una habitación para él. Uhm, y él que no le importaría compartir la habitación con aquel hombre..., ni la cama tampoco. Más aun cuando durante el trayecto había descubierto que Clyde era algo agradable... y caliente.

Luca suspiró adentrándose a la habitación.

” ¿Pero qué...?“

 

Parpadeó confundido. Aquello era una habitación parecida más bien a un depósito. Pero antes de poder voltearse y preguntarle qué significaba aquello a Clyde, sintió un fuerte golpe en la parte posterior de su cabeza, y luego todo se volvió negro.

 

 

                                                      ********

 

 

Su cuerpo se sentía entumecido, y sus cerrados párpados; pesados. Su cabeza estaba aturdida y sus confusos pensamientos flotaban en un velo lejano.

Abrió los ojos, parpadeando con molestia y aturdimiento. Intentó moverse pero no pudo, por lo que desconcertado ante esto, su mente fue despertando.

Forcejeó por moverse, dándose cuenta de que se encontraba atado a una especie de poste metálico, ubicado en el centro de una estancia lúgubre. Dos puertas metálicas cerradas, una en cada esquina de la habitación, y una especie de balcón enrejado, ubicado a unos quince metros del suelo, componían la estancia donde se encontraba.

Fijó sus ojos en una figura que le observaba desde el balcón con un rostro impasible.

“¿Clyde?”

- ¿Pero qué mierda significa esto? - le gritó.

No comprendía qué coño estaba pasando. ¿Acaso planeaba deshacerse de él para obtener sus provisiones? Pero si eso era lo que ese tipo quería sólo tenía que matarle; no tenerle allí. Esto no tenía ningún sentido. ¡Mierda! Por qué tuvo que confiar en ese tipo. Siempre había logrado sobrevivir a los zombies y ahora iba a terminar de una forma tan malditamente patética.

- ¿Qué significa? - canturreó Clyde en voz alta mientras su mirada iba adquiriendo un brillo perturbado - Significa que mi esposo necesita comer. Hace meses que no había podido conseguir a nadie para él, y a mí me gusta darle su comida... viva.

La mirada de Luca demostraba inmensa confusión ante las palabras de Clyde. No comprendía de qué coño estaba hablando el tipo. Definitivamente estaba loco. “Genial, me va a matar un chalado”, pensó con amargura.

Clyde mostró un pequeño interruptor que tenía en la mano. Éste presionó un botón, y al hacerlo, una de las puertas de la esquina de la habitación.

Un gruñido mortuorio escapó de la puerta que se abría, a la vez que el horror teñía el rostro de Luca y la el corazón bombeó con fuerza terrorífica.

Un zombie iba saliendo de allí, acercándose lentamente hacia él. Forcejeó inútilmente con sus ataduras mientras gritaba, maldecía y profería blasfemias en contra de Clyde. Pero Clyde, permanecía, quieto, con una perturbadora sonrisa formándose en sus labios y una expresión lejanamente vacía en sus ojos.

Clyde vio como Luca gritó de dolor y horror cuando el zombie llego a su lado; arrancándole trozos de carne con mordiscos.

Clyde no sintió ninguna pena ni compasión por el hombre que estaba siendo devorado. Sino que sólo veía al zombie; sobre todo el gran y hermoso collar étnico que colgaba del cuello del muerto. El collar que le había regalado a su amado e irremplazable esposo y que aún colgaba del cuello de éste. ¿Debería  sentir compasión por ese tal Luca? No, no la sentía. Aquel hombre sólo había sido una afortunada fuente de alimento para su Charles. ¿Qué su Charles ahora era un zombie? ¿Qué debería matarle en vez de alimentarle? ¡No!, no podría. Y a la final,  ¿por qué habría de hacerlo? Después de todo, Charles siempre sería su esposo. En las buenas y las malas; hasta que la muerte los separé. Pero desde que Charles fue infectado…, no dejó de existir del todo. Y eso para él significaba que ni la muerte les había separado, y que ésta nunca podría hacerlo, ¿cierto?...

Notas finales:

Ustedes no tienen idea de cuánto amé escribir esto :´D


Sayonara


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