Allí estabamos, como siempre, en nuestro oasís preferido, un gran ovalo lleno de curvas, tenía unos pocos arbustos a su alrededor, pero solo nosotros dos conocimos su ubicación, esta muy alejado de nuestro pueblo. Allí podíamos estar solos sin nadie que nos molestara, allí podía verte disfrutar del agua, podía ver tu hermosa figura nadando de una forma bella y perfecta, lo mejor era que me podía perder en tus ojos azules, que mas da ¡Te amo!
Aun recuerdo la primera vez que te traje, te dije que te quería mostrar un lugar especial solo para nosotros.
"-Vamos Haru, te mostrare un lugar secreto- te dije sonriendo.
-¿Secreto?- Me preguntaste mientras ladeabas un poco tu cabeza, con ese inexpresivo rostro que tanto me gusta.
-Mas que secreto... ¡Especial! - Hable haciendo gestos con mis manos.
-Mmm... Vamos- Accediste al fin, estaba seguro de que te gustaría, después de todo es un oasís y tu tienes un extraño, pero lindo, fetiche con el agua.
Caminamos hasta salir del pueblo, no pude evitar decirte:
-Sabes, podría estar llevandote a un lugar muy lejano para violarte- reí, aunque nunca te forzaría a hacer nada que no quisieras.
-Quizás, pero confio en ti, Rin- Me dijiste, una sonrisa se dibujo en mi rostro, aunque lo dijeras de esa manera tan casual e inexpresiva, pero de igual forma me hiciste feliz.
Seguimos nuestro camino, me seguiste sin decir ninguna palabra mas, el silencio que existía no era nada incomodo, incluso me gustaba.
Al fin llegamos a ese lugar del que te había hablado, cuando lo viste observe como tus lindos ojos azules se abrían sorprendidos, era obvio que te gustaba lo que veías.
-Me encanta este lugar- me dijiste, examinabas todo el lugar, podría jurar que una sonrisa cruzo tu rostro.
Corriste muy rápido y entraste en el agua, nadaste un poco y te relajaste, me acerque a ti y dije:
-Solo nosotros conocemos este lugar, es especial porque es nuestro- y te dedique una sonrisa de lado.
Suspire, estabas sentado en la arena dejando que los cálidos rayos de sol tocaran tu torso desnudo, tus ojos miraban fijamente el agua, era la imagen mas hermosa que había visto, podría incluso pintarla y cplgarla en mi pared.
-Rin... - me miraste, tu voz sonaba preocupada- alguien viene- y tal como el dijo, unas 40 personas venían caminando y una de ellas en un camello ¿Qué hacían aquí? ¿Cómo encontraron este lugar?
-Buenas tardes, jovenes- Dijo bajandose de su camello un hombre gordo, vestía de manera elegante y con una corona en la cabeza- he estado buscando muchachos fuertes... Para ser mis esclavos- me miro y examino de pies a cabeza, me molestaba, mucho. Luego hizo lo mismo contigo, te observo detalladamente, se fijo en cada detalle de tu torso, que en ese momento estaba desnudo. Unas ganas tremendas de matar a ese gordo me invadieron ¿Celos? Si, era muy posesivo con respecto a lo MIO.
-Oh, me los podría llevar a los dos, pero sere un buen hombre y me llevare solo a uno - El gordo te señalo con su asqueroso dedo- Tomenlo a el.
¿"Tomenlo a el"? ¿Ese tipo, que nunca en mi vida había vusto, te quería llevar? No lo permitiría.
-¿Te quieres llevar a Haru?- pregunte como idiota, tu solo me miraste diciendo "No hables"- ¿Es enserio? ¿Quién te crees que eres maldito obeso? - le dije a ese hombre, estaba enojado.
-¿Maldito obeso? No me hables de esa forma pequeño mocoso- levanto su asqueroso dedo hacía mi- ¿No sabes quién soy? Pues te lo dire, soy el rey de la arena que estas pisando.
-Tan pequeño es tu reino- le conteste molesto- Seas un rey o lo que sea, a MI Haru no te lo llevas- Marque mucho la palabra "MI"
Tu estabas pidiendo que por favor me callara, pero no dejaría que se llevaran a la persona que amo ¿Por qué diablos haría eso?
-Deja de faltarme el respeto, rata- dijo ya bastante molesto- Guardias- cuatro hombres se acercaron a mi y me tomaron de piernas y brazos, a ti también te tomaron, me molesto el que te tocaran, trate de que me soltaran, tire golpes por todos lados pero no lograba que me soltaran y a ti te tomo ese puto rey.
El "rey" me miro con aire de superioridad y... Lamió tu precioso rostro, te ensucio con su podrida lengua, me lanzo una sonrisa, yo simplemente no pude resistir y grite:
-Maldito hijo de la gran puta!!- me moví todo lo que pude, aunque en vano- ¡Nunca vuelvas a lamer a Haru!-No pude decir mas y todo para mi se volvio negro.
Desperté en la arena de nuestro pequeño oasís ¿Habría soñado todo? ¿En verdad te habían llevado? Mire a mi alrededor en busca de tu presencia... Pero no, estabas... No, no, no, no, no, ¡No! ¡NO! ¿DE VERDAD YA NO ESTABAS?
Corrí por la dirección en la que esos hombres habían llegado, con la esperanza de encontrar a alguien que me dijera donde encontrar al obeso y puto rey, debía encontrarte, abrazarte, besarte y... Decirte cuanto te amo.
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