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Notas del capitulo: DISCLAIMER: Harry Potter y todos sus personajes pertenecen a JK Rowling. No se ha ganado dinero ni se ha violado ningún copyright con este trabajo

Si las palabras están en:
-cursiva- es un pensamiento.
-normal- es dialogo.
*** es separación de escenas.

 

Moviendo casillas

Se levantó como siempre hacía, de mal humor, su cabello era horrible a su parecer. Se bañó y cambió en tiempo récord, le gustaba alistarse antes que su mejor amigo. De lo contrario no podría hacerlo ya que su compañero era un vanidoso de primera que tardaba horas en el baño, horas viéndose al espejo, horas peinándose, horas buscando cual túnica ponerse, ¡Y eran todas iguales!

Vio las cremas y lociones que estaban en el tocador, aunque su amigo refunfuñara por llamarle así, se acercó y notó una crema con tapadera azul, tenía un rico aroma a menta. Leyó brevemente que su uso era en el rostro y sin pensarlo mucho se untó un poco.

El ardor fue tan grande para haber sido aquella pequeña cantidad la que llego a su piel.

— ¡Mierda!—Exclamó.

— La belleza duele — Se mofó Lucius desde el umbral de la puerta del baño.

— Pero no debería ser tanto.

— Lo que no duele, no sirve mi querido Sev — Sonrió — Además no seas llorón.

— Yo no soy ningún llorón, Lucius.

Lucius se limitó a colocar su bolsón sobre su hombro izquierdo y salir de la habitación — No sé qué tanto te tardas Sev, pero por tu culpa siempre llegaremos tarde.

Sin nada más que decir, salió deprisa de las mazmorras, seguido por un indignado pelinegro.

Se acomodaron en sus respectivos lugares y se sirvieron el desayuno. Podía sentir la intensidad de muchas miradas, todas se posaban sobre su rubio amigo, pero había una inusualmente potente, venía de la mesa de Gryffindor, sin poder evitarlo alzo la ceja al ver a quien pertenecía.

Su vista trepó por la mesa de Gryffindor, observó con deleite el rostro de su primera víctima, nunca en sus tres años de asistencia en Hogwarts había disfrutado tanto un desayuno.

Una hermosa pelirroja platica a gusto con su castaño amigo, esa mañana había rezado a todos los grandes magos para que sus amigos no hicieran nada en contra de las serpientes. La baja de punto había sido grande en ese poco tiempo, al ritmo que iban, terminarían debiendo puntos.

— ¿Qué quieres decir con eso James?—Protestó Sirius—Habíamos quedado en que la siguiente broma sería para el pomposo de Malfoy no para Quejicus.

— Escucha, Malfoy es un estirado. No hay ningún tipo de broma ingeniosa que podamos hacerle.

— ¿Y qué?

— Bueno, Malfoy es alguien que podría pasar su vida entera en la biblioteca, su rutina consiste en jugar quidditch, leer, comer y dormir. Es alguien monótono y sin ninguna emoción. ¿Qué podemos hacer con eso?

— Podemos explotar su caldero.

— ¿Malfoy explotar su caldero?, ¿Lo dices en serio? — Exclamó — Quejicus siempre se sienta con él, aunque la dañáramos en cada aspecto posible, el grasiento la arreglaría.

— Quejicus también es monótono, y encima es sin gracia, eso no ha evitado que sea nuestro blanco de guerra.

— Hablaremos de esto después.

— Bien.

***

Había sido una clase muy irritante, Hufflepuff y Slytherin compartieron pociones, ¿Quién había sido el de la brillante idea? Con decir que los pobres tejones habían pasado un muy mal rato en manos de las serpientes. Sólo con mencionar los 45 puntos que habían perdido.

Las clases pasaron lentas, una a una. Era un día tedioso y muy pesado, Sirius se encontraba molesto, odiaba admitirlo pero en ocasiones hasta se sentía mal por Severus, obviamente nunca lo admitiría. Cuando Lucius había hecho volar a su amigo sin escoba, pensó en que al fin cambiarían objetivo y el pelinegro tendría un descanso, ¿Ahora James le salía con que mejor no?, ¿En qué estaba pensando?

—Ya quita esa cara, no es para tanto.

Ahí estaba de nuevo, no estaba poniendo ninguna cara en especial.

— Emmmm Bla-Black — Murmuro una chiquilla de segundo año, en ese momento no recordaba su nombre, pero la insignia del león en su uniforme le llevo a responder.

— ¿Qué sucede preciosa? — Sonrió coqueto, ganándose un sonrojo como respuesta, sus amigos pusieron los ojos en blanco. Lily en cambio los rodó y continúo caminando, sino lo hubiera hecho, habría notado que aquella niña era una de las tantas enamoradas de Lucius quienes lo velaban en la biblioteca.

— El profesor Lodge* te está llamando — Puso mala cara, no había entregado ninguna de las tareas de ese profesor en lo que llevaban del año.

— Voy en seguida entonces — Se inclinó cerca del sonrojado rostro — Y muchas gracias — Susurró sensual, caminó por el pasillo hacía el despacho del profesor.

Su paso iba sin prisas, de hecho buscaba retrasarlo todo lo que podía. Su mente trabajaba en la mejor excusa para su falta de interés como diría el profesor, soltó un suspiro de resignación cuando doblo por un pasillo bastante transcurrido, la cena acababa de comenzar.

Avanzó dos pasos más hasta que se escuchó un pequeño crack, sin poder hacer absolutamente nada, sus pies se enredaron con la nada, puso a como pudo su pie en frente y luego atrás sucesivamente tratando de mantener, sin éxito, el equilibrio, sus piernas las sentían como gelatina y prácticamente así estaban a la vista de todos, moviéndose chueco y temblando, lucho otro poco por quedarse firme hasta que finalmente se estampo en el suelo, no bastando con eso un Ravenclaw de cuarto año iba corriendo y en sus manos llevaba un frasco de líquido verde, muy pegajoso y con un fétido olor que le baño la cabeza al caer sobre él.

Todo el mundo se quedó en silencio por unos breves segundos, hasta que estallaron en sonoras carcajadas, había quienes tuvieron que agarrarse el estómago de tanto reír, otros incluso lloraban de risa y quienes hasta se tuvieron que sostener para no caerse.

Sus mejillas enrojecieron y con toda la dignidad que pudo reunir corrió con todas sus fuerzas a la sala común de Gryffindor, no vio la gran sonrisa que adorno el rostro de dos serpientes bien camufladas en la muchedumbre.

Otras tres personas corrían a toda velocidad tras el castaño, cada una con un grado de preocupación diferente.

***

— Jamás en mi vida, JAMÁS, me había sentido tan humillado.

— Ay Sirius, lo siento tanto — Murmuró Peter.

— ¿Pero cómo te tropezaste? — Remus se sentó en la cama junto a él.

— ¡No lo sé!, ¿Y cómo es qué lo saben?

—La niña nos dijo que si éramos tus amigos fuéramos contigo. Llegamos a mitad de tu baile árabe—Dijo James.

— ¡James!—Gritaron todos en la habitación.

Justo en ese momento una pelirroja entró por el umbral de la puerta— ¿Estás bien Sirius?

—  ¡¿Tú también te enteraste?! — Exclamó indignado.

—Emmm Sirius, para este momento todo el castillo lo sabe.

— ¡¿TODO?!

—Ay Sirius, tú mejor que nadie sabe cómo se esparcen los rumores.

El aludido agarró con fuerza una almohada y la estrujó.

***

— ¡Viste como se retorció! — Parkinson se reía con fuerza. Como no lo había hecho en mucho tiempo.

— ¡Parecía un gusano! —Se mofó otra serpiente.

— ¡Será porque lo es! — Todos estallaron en risas, incluso los más serenos y tranquilos.

— Bien merecido se lo tenía. ¿Quién fue el genio que le lanzo la Crura Gelata*?

Cuando cierto rubio sonrió con suficiencia todo el mundo le siguió incrédulo.

— Ese idiota se lo tenía más que merecido — Dijo un prefecto de quinto año.

— De hecho no es ni cerca de ser suficiente para todo lo que han hecho esos idiotas.

— No te preocupes que van a tener lo que se merecen — Dijo Severus.

Todos se encaminaron al gran comedor con una sonrisa. Ese día, lo iban a recordar todos como aquel en el que finalmente se había hecho justicia.

***

Habían pasado cuatro días desde aquel suceso, la vergüenza de Sirius aumentaba cuando algún idiota se para frente a él y le decía ¿Es así? o ¿Así? mientras sacudían sus piernas con burla. Sin embargo su orgullo era más fuerte, y en vez de bajar el rostro y callarse, lo miraba directo a los ojos y de un movimiento lo dejaba en el suelo.

Peter se había levantado tarde esa mañana, por alguna razón James ya nunca se encontraba en las mañanas y Remus se levantaba temprano y se iba con Lily. Así que como ya venía siendo costumbre bajó solo al gran comedor.

Se acomodó junto al licántropo y se sirvió la comida, de nuevo un leve crack se hizo escuchar para quienes estaban más cerca del responsable, y cuando dio el primer bocado soltó un gran alarido, su voz sonó muy aguda, el instinto lo hizo levantarse pero no contó con que sus piernas no estaban en la posición correcta sino enganchadas con la silla y sin poder evitarlo cayó hacia atrás en un golpe seco.

Por segunda vez esa semana un breve silencio se escuchó antes de la aglomeración de risas. Enredado como estaba en su propio cuerpo se levantó con ayuda y salió disparado del comedor.

Lily y Remus salieron detrás de él luego de verse con preocupación.

Ese suceso tenía dos días de haber pasado, estaban los cinco juntos en clase de DCAO, lo único que agradecía Sirius es que su vergüenza fuera compartida.

—  ¡Silencio! — Demandó el profesor Lodge — Nuestra clase de hoy será para practicar el hechizo Riddikulus, usaremos los boggarts, ya saben cómo funcionan.

El profesor a pesar de ser nuevo, era muy estricto y se había ganado fama por ello. Sacó una lista y fue llamando uno a uno para que pasaran, algunos lo consiguieron con facilidad y otros se ganaron una mala mirada de su parte.

— ¡Remus Lupin! — Exclamó. …ste dio un brinco y avanzó hacia el profesor.

Se colocó frente al armario y vio lentamente la puerta abrirse, una especie de nube negra salió y empezó a tomar forma de hombre-lobo* tenía unos ojos café claro iguales a los suyos y el pánico lo inundo, abrió la boca para mencionar el hechizo, un pequeño crack se volvió a escuchar y antes de que las palabras se materializaran el hombre-lobo salto sobre Remus quien en un acto reflexivo grito sin notar como el lobo se transformaba en un tierno e inocente conejito, Remus se encontraba realmente alterado y sin ver nada más corrió lo más rápido que le dieron las piernas fuera del salón tras varios tropezones.

— ¡A Lupin le dan miedo los conejos! — Exclamó un Slytherin, haciendo que todos los presentes, a excepción de sus amigos, se rieran estruendosamente.

***

— No puedo creer que los Gry sean tan tontos — Murmuró Lucius con una leve sonrisa — Bueno, mejor para nosotros. Ahora sólo nos falta un merodeador, el peor de todos — Ensanchó su sonrisa.


***

Esa mañana había sido un sacrilegio para levantarse, después de todo era un lunes nublado y nadie había hecho tareas, de no ser por los responsables no sabían que harían.

James a diferencia de sus amigos había pasado una semana increíble, todas las noches se había escabullido a la habitación de cierta serpiente rubia, se sentía como un acosador y pervertido, y de hecho lo era, verlo dormir era simplemente un placer del que se había hecho adicto, incluso había deslizado sus dedos por esa suave cabellera.

Se la pasaba imaginándose cómo se sentirían sus labios al besarles, al morderlos. Tenía que agradecer que de no ser por lo despistados que estaban sus amigos lo habrían notado desde hace mucho. Aún se sorprendía de que no hubieran notado sus salidas cada vez más frecuentes.

Se sentó junto a Sirius en la clase de transformaciones y obedientemente tomo apuntes durante la clase escrita. Después de todo, su rubia obsesión se había sentado justo atrás de él.

— Bien, dejen de escribir — Murmuró McGonagall — Las instrucciones ya las dije, lo repetiré una vez más en una pequeña demostración — Todos miraron con atención y luego de un movimiento circular, exclamó — ¡Araniafors!—La pluma que antes se encontraba sobre la mesa se transformó en una araña de tamaño promedio.

Las exclamaciones de asombro por parte de los Gryffindor no se hicieron esperar, en cambio los Slytherin se las guardaron para ellos. Los que se habían parado para observar, se volvieron a sentar.

— Ahora, háganlo ustedes.

En la mesa de James, éste sonrió con suficiencia — Es un hechizo tan fácil, no sé qué los sorprendió — Lucius no pudo evitar levantar la ceja y vio la oportunidad que esperaba— ¡Araniafors! —Exclamó, justamente cuando un suave crack llego a sus oídos.

La pluma que estaba en su escritorio se transformó en una araña muy grande que saltó hacia su cara, un grito de sorpresa quedó atorado en su garganta pues Lucius al ver que Sirius saltó de ayudarlo, patio con fuerza la silla de James haciendo que éste cayera en dirección al suelo.

— ¡Malfoy! — Gritó Sirius— ¡Bombarda! — Pronunció en dirección al rubio que salió aventado.

La expresión de Severus se cernió y no dio tiempos muertos— ¡Mucus ad Nauseam! — Y Sirius palideció y se contrajo dolorosamente sobre su estómago.

Un círculo se formó alrededor de los involucrados. McGonagall se hizo espacio entre todos iracunda.

— ¡Basta ya!, ¡Todos, siéntense! — Todo el mundo regreso a sus asientos con la mejor expresión de ángel que tuvieran — Y en cuanto a ustedes cuatro, a mi despacho, ¡AHORA! — Los aludidos salieron volando en esa dirección.

***

— En serio que no lo puedo creer — Mencionó McGonagall en su oficina, había aplicado un hechizo para el dolor de cabeza de Lucius, quien había chocado contra una mesa, y había retirado de Sirius el hechizo de Severus.

— Pero... profesora — Intentó excusarse James, la víctima, según sus palabra.

— Pero nada, voy a retirar cincuenta puntos a las dos casas.

— ¡Eso no es justo! — Explotó Sirius — ¡Ellos iniciaron!

— ¡Y ustedes le siguieron!

— ¡Yo no! — Se defendió James.

— Supongo que tiene razón en eso, joven Potter — Murmuró McGonagall viéndole a los ojos — Serán veinticinco para Gryffindor y cincuenta para Slytherin.

— ¡¿Qué?! — Exclamó Severus — ¡Eso no es justo!

— Déjalo Severus — Murmuró Lucius viendo con odio a la profesora — Son sus adorados y siempre beneficiados Gryffindors, es obvio que se van a salir con la suya.

— ¡Joven Malfoy!, ¿Qué esta insinuando? — Dijo cabreada.

— Lo que es obvio — Severus lo vio alarmado, nunca nadie le había hablado de esa forma a McGonagall — Usted siempre deja que se salgan con la suya.

— ¡Eso es una blasfemia!, jamás he hecho algo así, ¡yo soy alguien justa!

James y Sirius veían con los ojos abiertos al rubio quien sonreía con superioridad.

— ¿A sí, en serió? — Dijo burlón — ¿Dónde mierda estaba su justicia cuando estos dos idiotas y su grupito de quinta explotaron la comida de Severus, cuando pusieron bombas fétidas en el bolsón de Zabini y Crabbe, cuando tiraron a Severus de la escoba, cuando arruinaron el cabello de Gray, cuando sabotearon las regaderas de los vestidores de Slytherin, cuando convirtieron a Severus en un sapo? ¡Y trataron de pisarlo!, ¿Dónde estaba su gran justicia? ¡¿Dónde estaba?! ¡Y aún hay muchas más cosas que esa sarta de... alimañas han hecho y usted, junto a su dichoso sentido de justicia no han hecho NADA por detenerlo!, ¿me oyó? ¡N-A-D-A!, ni un mísero castigo les ha dado, ya será baja de puntos. ¡Usted junto a su sentido de la justicia se pueden ir a la mierda!

Lucius estaba rojo de la cólera, por primera vez en toda su vida McGonagall no había tenido nada para responder, estaba en blanco y con la boca ligeramente abierta. James y Sirius se habían quedado totalmente callados, sus ojos estaban totalmente abiertos.

— Lucius... — Murmuró Severus.

— Vamos de aquí — Respondió Lucius — Hablaremos con nuestro jefe de casa para saber nuestros castigos — Dijo en dirección de McGonagall quien solo hizo un leve movimiento de cabeza en señal de afirmación y sin más salieron del despacho.

Vaya — Pensó James una vez salido de su estupor, sus ojos brillaron y una sonrisa se instaló en su rostro — Esa serpiente tiene los colmillos bien puesto.

El primer movimiento es fundamental para el desenlace del juego

 

 

 

Notas finales: ¡Hola!, lamento muchísimo el retraso (aunque no fue tanto, solo tres días, sinceramente creí que serían más), por el retraso decidí hacer el capítulo más largo de lo usual, siento la demora. Planeaba hacerla el lunes y subirla ayer pero se me complicaron los tiempos. Espero les guste este capítulo, y muchas gracias por leer y comentar.

Aclaraciones:

-Lodge es un profesor que me invente.

-Crura Gelata es un hechizo que también invente, significa piernas de gelatina en latín.

-Sobre el boggart de Remus, sé que su boggart es la luna llena, pero lo modifique.

¡Espero que lo hayan disfrutado!


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