Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Opción por Mixhii

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: DISCLAIMER: Harry Potter y todos sus personajes pertenecen a JK Rowling. No se ha ganado dinero ni se ha violado ningún copyright con este trabajo.

Si las palabras están en:
-cursiva- es un pensamiento.
-normal- es dialogo.
*** es separación de escenas.

 

Sorpresas

Esa mañana le había dado vueltas al asunto, había algo en común con todos los acontecimientos pasados. Una serpiente rubia y de ojos grises, un lugar aglomerado, un merodeador, y una situación vergonzosa. Era tan claro como el agua, ¿Cómo no lo había visto antes?

Pensó de nuevo en él, era una tentación para la humanidad. Soltó un pequeño suspiro y trató de alejarlo de su mente, se estaba volviendo algún tipo de obsesión, simplemente que no podía evitarlo.

Sonrió para sus adentros al verlo dormir, su respiración iba acompasada, su vista siempre se centraba en sus labios, le encantaban, tan sonrojados y suaves, al menos a la vista. Sus dedos con más confianza de la inicial, enredo los dedos entres las plateadas hebras.

Deslizó sus dedos por su fino rostro hasta llegar a sus labios, pasó la mano lentamente por el cuello y regresó en la misma trayectoria.

Cerró las cortinas y se acomodó sobre la cama de forma en que no tuviera contacto alguno con el cuerpo del rubio durmiente. Lanzo varios hechizos para mantener cerradas las cortinas y silenciar el área, si Severus se despertaba no iba a ser un problema.

Dejo su varita donde podría agarrarla a prisa por si cierta persona despertaba, si lo hacía, su plan era aturdirlo, desmayarlo y finalmente obliviatarlo.

Cerró con fuerza sus ojos, respiro hondo varias veces, y los abrió, sus ojos poseían un brillo diferente. Durante esos breves segundos había hecho un trato con su consciencia, una tregua se podría decir.

Se subió sobre el rubio de modo en que no se tocarán, una pierna a cada lado de su cadera. Poso ambas manos sobre el pálido rostro y descendió hasta llegar al pecho. Sorprendentemente el rubio ni se inmuto, empezó a desabotonar uno a uno los botones hasta abrir por completo la parte superior del pijama.

Sus dedos se arrastraron por todo el torso, cada porción de piel expuesta fue acariciada, se entretuvo en los rosados pezones, una ceja se arqueo al notar que el cuerpo que yacía bajo de él no realizaba ningún movimiento.

No sabía qué media hora antes de su llegada, Lucius había ingerido una poción para dormir sin interrupciones, el terrible dolor de cabeza que tenía antes de acostarse sería el mayor cómplice de James esa noche.

Adoraba esa piel, tan suave, tan tersa, tan adictiva. Soltó un suspiro de excitación al verlo así, tan desprotegido, tan vulnerable. Con más confianza en sus acciones acercó sus labios al blanquecino cuello, una serie de besos se deslizaron por su garganta hasta llegar a la clavícula, lentamente lo hizo girar y media vez quedó de espaldas le dejó desnudo de la cintura hacía arriba.

Regresó al cuello por la parte posterior y usando en esta ocasión la lengua dejo un rastro de saliva, mordió dócilmente el hombro y con ambas manos tocó la espalda baja, casi al borde del elástico. Besó y lamió cada parte de la espalda, realizó un par de suaves mordidas, procurando no dejar huella alguna.

Volvió a dejar el cuerpo boca arriba, beso y lamió los rozados pezones, su ceño se frunció al ver que no se endurecieron, se sorprendió más al notar que no estaba duro, movió sus manos en dirección al elástico y junto al bóxer le despojo de sus últimas prendas.

Se deleitó con la vista, a pesar de la joven edad, se encontraba muy bien dotado, la sonrisa que iluminó su rostro al verlo en su total esplendor se desvaneció al pensar en todos aquellos que ya le habían visto así.

El pensamiento le disgusto por completo, por su pecho se desplazó una sensación que reconoció como posesividad, como rabia, y como celos. Sus alarmas se encendieron, supo de inmediato que tenía que alejarse de esa serpiente, tenía que poner todas las barreras que pudiera.

Lo más seguro era de que Lucius Malfoy se casaría con alguna despampanante sangre pura, con quien tendría un heredero y practicaría artes oscuras contra nacidos de muggles y mestizos. En resumen sería una mala persona, un ser cruel y sin sentimientos. Tan solo pensar en que quería algo más que un acostón con el rubio era un sacrilegio.

Alejo todos los pensamientos de su mente y se dedicó a acariciar, besar, morder y lamer cada parte de piel expuesta. Hacía mucho había dejado de preocuparse por si el rubio despertaba. Se había vuelto mucho más atrevido, sus manos agarraron con glotonería el par de nalgas que poseía el Slytherin. Se deleitó con su suavidad y firmeza, las apretó y sobó con vehemencia, se situó entre sus piernas y observó su flácido miembro, casi burlándose de su incompetencia para despertarlo.
Lo sujetó y masturbó por unos breves minutos, al ver que no causó ninguna reacción, hizo aquello que nunca había hecho con ninguno de sus múltiples experimentaciones, se lo llevo a la boca. Se sorprendió de que la tarea no fuera tan desagradable como parecía. Luego de notar que no había hecho efecto se enfadó. ¿Qué significaba eso? ¿Se burlaba de su experiencia sexual?, lo más probable es que fuera un frígido.

No había notado como al hacerle sexo oral había ido levantándole las piernas. Ahí estaba, rosada y fruncida, pensó en que era tal como lo imaginaba, como fantaseaba. Se veía puro, virginal. Sintió un fuerte y agradable tirón en su
ingle, una patada por parte de su consciencia le recordó que el acuerdo consistía en no penetración y no besos.

— ¡Mierda! — Exclamó.

Estaba tan duro que había empezado a doler, se molestó al pensar en que su mayor estimulo había sido visual, nunca se había sentido así, tan sofocado y deseoso. Merlín, que ganas le tenía al rubio estirado.

Acarició sus brazos hasta llegar a las manos, eran tan suaves como todo su cuerpo. Su consciencia volvió a protestar pero en esta ocasión la mandó de paseo sin dudarlo ni un instante. Se situó a un lado del cuerpo y colocando la pálida mano, flácida, en torno a su miembro se masturbó. Aumento la velocidad, había algo muy morboso en lo que hacía. Hecho su cabeza hacia atrás y en un gemido sonoro se corrió.

Realizó todos los hechizos de limpieza que conocía y los vistió a ambos. Colocó el cuerpo dentro de las sábanas y justo antes de que sus labios se encontraran, se desvió a la mejilla, sin saber exactamente el por qué.

Con un pase de varita desvaneció todos los hechizos que realizó sobre la cama de Severus. Soltó un suspiro de resignación, y una sonrisa se extendió por su rostro, su rubio dormía como si nada hubiera pasado. Pronto, muy pronto, tendría a su rubio bajo él, ahogando los gemidos en su boca, mientras él se movía en su interior.

Con eso en mente, se escabulló a la torre de Gryffindor. Esa noche quedaría grabada en su memoria por el resto de su vida.

***

Se sentía incómodo, pegajoso, casi sucio. Cuando se deslizó en la ducha y se enjabonó la sensación de su mano derecha era... extraña, muy perturbadora. También había una sensación extraña en sus partes íntimas, ese pensamiento le puso las mejillas coloradas.

Se vistió a prisa y salió de las mazmorras. Ni siquiera se tomó la molestia de esperar a Severus. Su estómago tenía una rara sensación.

Se sentó en su lugar habitual y empezó a desayunar. Al rato su moreno amigo se sentó a su lado, cuando sus ojos se chocaron le lanzó una mirada venenosa, se lo merecía por no esperarlo.

— Escucha Sev, lo siento, yo...

— No te preocupes, no importa — Cortó.

Lucius hizo un mueca, realmente no estaba de humor.

El silencio sepulcral reino esa zona de la mesa de Slytherin, era tan extraño ver a ese par molestos. Lucius arqueó la ceja, ni Slytherin, ni Gryffindor poseían ninguna baja de puntos.

Severus parecía haber notado lo mismo porque sus ojos le vieron. Se sostuvieron la mirada unos breves segundos y ambos sonrieron. La tensión pareció disiparse a raíz de eso y la mañana paso normal.

Estuvo distraído durante las clases, lo que le ganó varias miradas por parte de los profesores, había llegado tan lejos que estuvo por explotar su caldero de pociones. No sabía qué haría si no tuviera a Severus con él, aunque luego le lanzara una sonrisa burlona. De no ser porque compartían la clase le hubiese sacado la lengua.

— ¿Hiciste el trabajo de Astronomía? — Murmuró Severus — Yo no tuve tiempo, y cuando pude ya se habían llevado todos los libros útiles, ¿Puedes creerlo?

— Por supuesto, yo tampoco encontré. Me perdí por la sección de historia y cuando recordé el trabajo ya no había nada bueno.

— Entonces no lo hiciste.

— Claro que lo hice, que no se te olvide que es costumbre entre sangrepuras nombrar a los hijos en representación de alguna estrella o constelación.

Lucius le pasó su ensayo, estaba realmente bien hecho, Severus modificó el ensayo y lo reestructuro. La maestra nunca sabría que un trabajo estaba basado en el otro.

***

— James...

— No hice la tarea de Astronomía.

— ¡No iba a preguntar eso! — Refunfuñó.

— Si no lo hicieron, yo puedo darles un libro para que lo hagan ahorita.

— No te preocupes — Rechazó James — Decidí simplemente no hacerlo.

— Como sea, mejor dime. ¿Con quién te estás viendo en las noches?

— ¿Qué te hace creer que me estoy viendo con alguien?

— El que sales a hurtadillas en las noches, te la pasas sonriendo a la nada, sonríes como un depravado y pareces estar muy satisfecho.

— ¿Estas saliendo con alguien? — Preguntó con una sonrisa burlona Remus.

— Felicidades, ¿Cómo se llama? — Preguntó Peter.

— No, no estoy saliendo con nadie, además esos no son motivos suficientes.

— ¡O vamos James!, tú sabes que sí lo son.

***

Camino muy tranquilo por los pasillos, iba en dirección a la biblioteca, como siempre. Lucius pasaba más tiempo allí que en cualquier otro lugar del castillo.

Sintió un olor extraño, detuvo sus pasos y volteo a ambos lados. Suspiro con desgano y siguió caminando, entre más pronto lo embromaran, más rápido podría irse de allí.

— Quejicus — Le detuvo una voz.

— ¿Qué quieres Black?, no tengo tu tiempo, me harías el favor de terminar con esto rápido.

— ¿De qué hablas? — Bufó Sirius.

— Que te apures a hacerme la broma.

— ¿Crees qué es por eso?

— ¿Por qué otra cosa sería?

— Tengo algo que decirte.

— No me interesa, sino me vas a molestar me largo, Lucius me está esperando.

Esas palabras despertaron algo en Sirius, su ceño se frunció, ¿Qué significaba eso? ¿Acaso el rubio estirado era tan importante para él?, en un arranque de cólera agarro del brazo a Severus quien por un instante se asustó. Lo chocó contra una pared y presionó su cuerpo. A pesar de que trató de apartarlo con todas sus fuerzas no tuvo las suficientes y cuando lo vio acercarse a su rostro lo giró.

Sintió una fría lengua pasearse con descaro por su garganta. Sus ojos se abrieron al límite, un gemido se escapó de su boca y lo vio sonriendo, cerro su puño y con todas sus fuerzas le dio en el rostro, lo derribó en el proceso.

No tardo dos segundos en empezar a correr, sorprendentemente no iba a las mazmorras, ni a la oficina de ningún profesor, iba a la biblioteca, en busca de su rubio amigo, sólo con él se sentía a salvo.

Una mano se cerró sobre su muñeca y antes de poder hacer algo lo vio sacar la varita, tras un movimiento todo en su entorno se volvió negro, lo último que sintió eran un par de firmes brazos que lo atraparon al caer.

***

Esa noche, al terminar la clase de Astronomía, se dirigió de nuevo a las mazmorras de Slytherin. No sabía qué es lo que haría sin su capa de invisibilidad, entró en aquella amplía habitación y de inmediato subió a la cama del rubio, sus labios fue lo primero que vio, si lo pensaba bien no habría sido una mala idea que el sombrero seleccionador lo mandara allí.

Llegó con una idea clara, y luego de lanzar los hechizos correspondientes, de un movimiento tiro las sábanas de la cama, pasó su varita por sobre el cuerpo de su rubio y toda la ropa desapareció. Se deleitó con la vista, sus manos llegaron directamente a los rosados pezones, y los acarició, se sorprendió al notar cómo se ponían erectos.

El cuerpo se removió inquieto bajo él. No se preocupó por ello, la noche anterior no había despertado, ¿Por qué habría de hacerlo esa noche?

Besó y mordió dócilmente el cuello, pequeñas marcas rojas empezaron a adornar la pálida piel, presionó su ingle contra la del rubio y lo sintió endurecerse, sonrió con prepotencia, sostuvo el rostro entre sus manos y se acercó a sus labios, realmente quería probarlos, su consciencia protestó pero decidió no escuchar.

Cuando sus labios estaban a un escaso centímetro de distancia, sus ojos chocaron con un par de ojos grises, éstos le veían con sorpresa.

La sorpresa es el móvil de cada descubrimiento.

 

 

Notas finales: ¡Lamento tanto la tardanza!, tuve muchas complicaciones. ¡Muchas gracias Mell! este capítulo va dedicado para ti. ¡Muchas gracias a mis dos hermosas betas, Erika (Kiuk) y Melissa (zsadist shadows)!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).