El clima estaba helado y sombrío. Ya era tarde. En mi interior un vacío espeluznante se apoderaba de mí, ya todo había acabado. Era un viernes 4 de Abril, lo recuerdo bien, el último día en que vi a MinHo, fue una despedida corta y fría. Ya han pasado dos semanas desde eso, me hace falta, ver su rostro, sentir su piel, me colapsa toda esta situación. Mi nombre es TaeMin Lee, mi novio, bueno no sé si llamarlo así ahora, se llama MinHo Choi. Ese Viernes pasado era nuestro aniversario juntos, oír esas palabras salir de sus labios, me destrozó. Les contaré la historia completa.
Era un 4 de Enero, me levanté algo temprano ese día, lo recuerdo bien. El timbre de mi apartamento sonó 4 veces seguidas, por lo cual me apresuré a la puerta. Estaba de pie un señor muy elegante, vestía un traje negro con corbata, lo cual me sorprendió, observé su rostro unos momentos y lo reconocí, era el mayordomo de mis padres.
— Hyung Seok-ssi, ¿qué… —antes de que terminara la pregunta me abrazó fuertemente, lo cual me asustó mucho y cuestioné—: ¿Qué es lo qué sucede?
El señor me soltó levemente, de sus orbes caían lágrimas y luego me cuestionó con un tono desesperado.
— Señor ¿no ha visto el periódico?
— ¿Periódico? No, me acabo de levantar, pero ¿a qué viene esto con tus lágrimas? ¿Sucedió algo malo?
— Sus padres… han muerto, los señores tuvieron un accidente de tráfico, venían a visitarlo, y lamentablemente un gran camión los chocó.
Al oír esto, mi cuerpo se paralizó, ¿muerto? Esa palabra me dejo atónito, quise llorar, pero la noticia me sorprendió, por lo que me vine con el mayordomo a Seúl (capital de Corea del Sur) a velar a mis padres.
Fueron días tristes y intensos, el día del funeral, no pude evitar llorar como un niño, luego me fui, no soportaba el dolor que había dentro de mí, me encaminé afuera del cementerio y desde lejos vi a un chico fumar, era alto, unos 1,81 cms, se le notaba joven, lo observé por unos momentos, notó mi presencia y me volteé rápidamente, me sonrojé, mis mejillas cambiaron a un color carmín, oí unos pasos a mi espalda, se acercaban rápidamente, no alcancé a hacer ningún movimiento cuando éste tocó mi espalda con su dedo índice.
— Hey, ¿podrías voltearte? —Cuestionó de forma rápida y su voz retumbó en el lugar, un eco ajeno hizo que en el silencio se repitiera su pregunta.
Me di vuelta rápidamente mirando hacía el suelo, un poco nervioso y avergonzado ¿por qué querría que me volteara? No lo entendí en ese momento. De un instante a otro el desconocido apoyó su mano en mi rostro esta vez dejándola a la vista en alto. Observó cada detalle de mi rostro por varios minutos sin decir nada, mi corazón se aceleró, olvidé todo en ese momento, mi estómago sentía nervios dentro, mis pies se congelaron, era la primera vez que sentía algo así.
— ¿Te conozco de algún lugar? —Preguntó al fin mientras soltaba mi rostro. Apoyo su codo en la pared de lugar sin sacar su vista de encima mío, seguía paralizado y sin decir una palabra, hasta que sentí la necesidad de responder.
— ¿Usted cree? No creo que sea así, no vivo por estos lugares, vivo más al sur de aquí, pero ¿por qué lo dice?
— ¿Te llamas TaeMin Lee, no es así?
Al oír esto mis ojos se entreabrieron levemente, y me digné a observarlo más nervioso de lo normal, solo atiné a huir por los pasillos del cementerio, fue mi única reacción. Luego de correr por varios minutos, observé al desconocido nuevamente a mi lado, estaba sudado y se le notaba cansado.
— Que veloz eres, ¿por qué te fuiste así?
— ¿Quién es usted? ¿Por qué me conoce? Es raro que alguien desconocido me conozca, además ¿por qué me sigue? Esto me está dando miedo, no ignore mis preguntas y responda.
— Me llamo MinHo Choi, trabajaba para tú padre, mi más sentido pésame para ti, tú padre me hablaba mucho sobre ti, por esa razón me sé tú nombre.
Refugié mis manos en los bolsillos de mi abrigo, seguía nervioso, pero ya no tanto como antes, en la cara del desconocido pude notar un ángel de confianza, o un refugio, sentía la necesidad de abrazarlo ¿sería por todo lo que estaba pasando? Es realmente extraño lo que sentía en esos momentos.
— ¿Quieres qué te lleve a casa? Su rostro no se ve bien, deberías descansar y dejar de preocuparte, tus padres ahora están en un mejor lugar, te lo puedo asegurar —Afirmó con una radiante sonrisa en su cara, sus carnosidades harían sonreír a cualquiera.
— ¿No será una molestia para usted llevarme? Agradezco mucho sus palabras, de verdad, en estos momentos sirven como gran consuelo.
— No te preocupes, y claro que puedo, vamos. —Tomó mi brazo y me llevo hacía su auto, abrió la puerta delantera y me subí acomodándome en el asiento—. No tienes que llamarme ‘’usted’’ tan sólo dime ‘’tú’’ ¿de acuerdo?
Asentí levemente y continué en silencio hasta llegar al hogar de mis padres, al parecer MinHo era muy cercano a mis padres, conocía muy bien la dirección de la casa y no tuvo ningún error. Al llegar el entró conmigo a la casa, le serví una taza de té, y me retiré, me disculpe y me encerré en la habitación a llorar y me dormí sin darme cuenta. Al despertar distinguí una nota en mi velador, la tomé y decía lo siguiente: ‘’Ya me debo ir, pequeño eres muy dormilón. Te dejo mi número, llámame cuando te sientas mal, yo te llamaré cuando quiera verte, MinHo’’.
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