Es asi como termina mí propuesta señores-
El salón de juntas se lleno de aplausos y murmullos que decían lo buena que era la idea. Una vez más el genio de la empresa, Kim Jaejoong, había logrado cautivar a los altos mandos con una idea asombrosa para la creación de un teléfono inteligente muy superior al de la competencia y esto sin duda alegraba a las ambiciosas mentes de los superiores
El joven emprendedor recibía palmadas en la espalda y apretones de mano de todos y cada uno de los presentes en ese lugar, tomándose fotografías y dando una fría sonrisa a cada uno de ellos. Toda esta gente le causaba una rara sensación en el estomago…pero tenía que aprender a lidiar con ella pues no tenía otro trabajo y tampoco quería buscarse uno nuevo
-Felicidades muchacho- dijo sonriente el dueño de la corporación: Kim Jisung –Lo hiciste una vez más…eres bueno-
-Gracias señor- estiro su mano para estrechar la del otro –Sabe que solo hago mi trabajo-
-Me da gusto tenerte en esta empresa, por ahora tienes el día libre para festejar. Hasta luego-
Y con ese “Hasta luego” Jaejoong sabía que era un “lárgate de aquí, estoy ocupado” como un padre que corre a su hijo mientras ve el futbol en la televisión
Salió de la sala de juntas, asegurándose de que el pequeño seguro en ella hiciera un peculiar “clic” antes de marcharse. Tomo el ascensor que iba hasta su oficina y con calma empezó a deshacer su corbata…había estado unas cuantas horas con ese traje y ya se sentía sofocado. Paso una mano por su cabello desordenándolo un poco y después salió del ascensor con calma casi como si contara sus pasos
En el pasillo que daba a su oficina se encontró con uno de sus ayudantes y tal vez con el que mas hablaba de toda la empresa, Park Yoochun
-El niño engreído esta en tu oficina- Yoochun rodo los ojos apuntando hacia la puerta de madera que había al final del pasillo –Quise salirme de ahí antes de que me matara-
-¿Niño engre…? Yoochun- Dijo con un tono de molestia, si no fuera porque lo conocía de años le hubiera arrancado la cabeza por haber dicho semejante estupidez –Esta bien…gracias por avisarme-
Yoochun hizo un ademan y se despidió de su jefe mientras este caminaba hasta la puerta de su oficina que estaba entre abierta. La empujo levemente y el aroma a rosas inundo sus sentidos haciendo que una leve sonrisa se pintara en su rostro…se preguntaba con que celebrarían ahora
Después de abrir completamente la puerta se dio cuenta que había un ramo de rosas sobre su escritorio, un pequeño pastel de chocolate justo al lado de este y una botella de vino junto a dos copas. Entro a su oficina y cerró la puerta, preguntándose donde estaba “el niño engreído” según Yoochun…todo estaba perfectamente en orden pero él no parecía verse por ningún lado
Al menos no hasta que sintió un par de abrazos rodeando su cuello
-Buenos dias señor Kim~- un susurro a su oído que lo hizo estremecerse y después sonreír ampliamente
-Buenos dias~ ¿Qué tal le va?- contesto para después darse la vuelta y encontrarse frente a frente con la mirada de su muy querida pareja
Kim Junsu, hijo del dueño de la empresa y quien, en unos años mas, tomaría el mando de tan premiado lugar. Su padre había hecho bien en cubrir los rumores y las constantes noticias de que su único hijo salía con el mejor diseñador del lugar…ahora ya le daba igual cada vez que escuchaba una de esas noticias
Puso sus manos sobre su cintura y se acerco para dejarle un leve beso sobre sus labios, el otro le contesto con una sonrisa
-¿Asi que otra idea más que aprueban eh?-
-Otra idea más…me estoy volviendo un Da Vinci ¿no crees?-
-Claro- dijo el menor en medio de risas –Todo un inventor-
Deslizo sus manos desde detrás de su cuello hasta su pecho, terminando por deshacerse de la corbata y empezando a desabrochar algunos botones de su camisa
-¿Tan pronto?- dijo Jaejoong con una sonrisa en su rostro –Aun no tocamos el pastel…-
-¿Quién dijo que era para comer?-
-Déjame probarlo…tengo hambre- se dio cuenta del doble sentido de sus palabras y soltó una risita –El pastel-
-Esta bien…- contesto Junsu con una especie de puchero en su rostro mientras se acercaba a el escritorio a servir un poco de vino en ambas copas y tomar una rebanada de pastel, ese que había pedido que estuviera cuidadosamente cortado, y probarlo soltando un leve sonidito de satisfacción en cuanto su boca descubrió el marcado sabor a dulce chocolate
Jaejoong se sentó en la silla detrás de su escritorio y soltó un suspiro, en parte por la comodidad de la silla y otra porque se sentía cansado de este día. Habían sido horas y horas de prepararse para la junta, checando que el proyector funcionara, que tuviera sus ideas en orden…mil cosas más. Si bien no se sentía nervioso tenía que dar una buena impresión como siempre, gracias a eso tenía un buen rango dentro de esta empresa
Junsu se acerco a él y se sentó a horcajadas sobre su regazo, poniendo la rebanada de pastel sobre sus labios para que este le diera una mordida. Apenas y termino de masticar el delicioso postre, el otro ya estaba besando sus labios apasionadamente…Jaejoong no se pudo resistir y solo se digno a corresponder con la misma intensidad hasta que ambos estuvieron faltos de aire
-Junsu ¿Qué te pasa? Estas bastante ansioso hoy…-
-Tenia semanas sin verte Jae~- tomo su rostro entre sus manos y paso un dedo encima de sus labios -¿Sabes lo que es “semanas sin verte”? Me faltabas…-
Jaejoong soltó una carcajada, esas eran las palabras que Junsu usaba para engatusarlo una y otra vez pero él no se podía quejar
-¿Y enserio piensas hacerlo aquí? No tengo nada a la mano y…la ultima vez dejamos un desastre-
-Por favor Jae… -
Jaejoong no pudo evitar soltar un quejido ante eso, el otro podría ser muy insistente al grado que rompía su control casi de monje…le había tomado tiempo retomar ese control y el otro llegaba como si nada a tirarlo a la basura. ¿Ahora como se negaría cuando su mismo cuerpo empezaba a responder ante las palabras del menor?
Sin decirle más lo atrajo hacia sus labios, besándolo de forma apasionada y desordenada en un completo juego de lenguas que ninguno de los dos se dignaba a perder
Minutos después, Junsu salía de la oficina de Jaejoong relamiéndose los labios y arreglando su traje…no había estado nada mal y había calmado a su bestia interior que le pedía sexo a gritos…si bien durante esas semanas que no vio a Jaejoong se deleito con alguna que otra persona tenía que aceptar que con el empresario era mucho mejor. Lo suyo no era la fidelidad ni jugar a los noviecitos una y otra vez
Iba camino hacia afuera de la empresa, dispuesto a darse un baño en casa y luego regresar…pasar un tiempo libre en ese gran departamento que Jaejoong le había regalado o tal vez dar unas cuantas vueltas en la ciudad presumiendo su Mercedes Benz también un regalo de cumpleaños
Por cierto, este último ya necesitaba ser renovado. Esos 3 meses de uso le habían dejado la tapicería demasiado puerca y no quería que fueran a hacerle el más mínimo rayón en un lavado de autos, la gente que no tiene dinero suele ser vengativa contra quien si lo tiene
-Hey Choi- volteo a ver a la chica que estaba en recepción, apoyándose sobre el mostrador, por poco y derramaba el café que tenia la chica sobre los importantes documentos que le habían dejado. La chica volteo a verlo con temor pero al mismo tiempo rencor en sus ojos –No me mires asi- Junsu alzo la voz de forma prepotente –Recuerda quien te manda en este lugar y puedo hacer que te corran en un parpadeo estúpida ¿me entiendes?-
La chica solo asintió, no tenía idea de cuál era su error
-Cancela todas mis citas para ahora, todo lo que tenga solo deja lo relacionado con Kim Jaejoong ¿está bien?-
-Hay una cita muy importante para hoy a las 2…- ella ni siquiera pudo terminar
-¡Dije que canceles todo maldita sea! ¡Cámbialo para otro día o yo que sé! No te funciona para nada la cabeza…imbécil-
Se dio la media vuelta y salió de la empresa en dirección a un café que había al centro de Seúl. Lidiar con toda esa gente podía ser tedioso y sobre todo, vergonzoso
Al llegar al café tomo una de las primeras mesas, cerca a la puerta, solo pediría algo rapido antes de largarse. Tampoco era como si quisiera estar para siempre encerrado en esa especie de lugar
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