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Gigolo por Thai Maqui

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus comentarios, me alegro que les entretenga el fic.

Seiya respiró profundamente tratando de contener las ganas de correr y volver a su departamento. Sabía que era una pésima idea, pero allí estaba, parado en la entrada del restaurante, media hora antes de lo acordado. Sus manos sudaban como cataratas y sus piernas no dejaban de temblequear contra el gris asfalto. Trató de sacar un pañuelo del bolsillo, logrando que se le cayera.


Se sentía tan incómodo, nervioso e inseguro.


Tú puedes Seiya — Se animó asimismo.


Con una nueva determinación cruzó el vestíbulo, ignorando la rica decoración, los cuadros que colgaban bellamente en las paredes pintadas en tonos verde y dorado, el lustroso piso de mármol alabastro y los exclusivos comensales luciendo sus mejores galas y joyas.


— Buenas noches, su nombre por favor.


— Soy… soy — Esa cita estaba destinada al desastre. Ni siquiera podía decir su nombre o coordinar dos frases juntas.


— Seiya — logró pronunciar finalmente. — Ryūsei


—Permítame. — El hombre, Daichi, según el gafete en su camisa comenzó a buscar en la lista.


Mientras esperaba simplemente no podía permanecer quieto. Prefirió alejarse de cualquier objeto rompible, como del costoso jarrón que yacía sobre el pedestal. Tan mala era su suerte que seguramente terminaría hecho añicos. Dio un par de pasos hacia atrás solo para chocarse con el joven.


— Lo lamento mucho — dijo incómodo ante su torpeza.


— No se preocupe — habló sin perder su sonrisa profesional, presuroso por recoger las reservas que cayeron al suelo. — Sería tan amable de seguirme por favor.


Seiya soltó un suspiro de asombro cuando las puertas corredizas se abrieron. Ahora entendía el nombre de Secret Garden.


En medio del jardín se encontraba una pérgola. Flores lilas y botones de rosas blancas caían primorosas formando una enredadera, las pequeñas luces alrededor brillaban como luciérnagas. Parecía etéreo, casi mágico…


— Es… hermoso — el ambiente y la dulce fragancia floral logró relajarlo.


— Bienvenido al salón Wisteria — dijo complacido — mientras espera le traeré algunos aperitivos.


Disfrutando de los deliciosos canapés, Seiya aprovechó para revisar su reloj, aún faltaban quince minutos. Su mente empezó a divagar en su futuro novio. ¿Cómo sería?, Seguramente muy guapo. Gran parte de sus ahorros eran prueba de ello, dos años para ser exactos. Pero si le daba una lección a ese par de infelices valdría la pena.


No necesitó más tiempo para saber la respuesta. Agradeció tener la boca llena o seguro se le caería la baba. No podía ser cierto. Siegfriedparecía un soso pelmazo a comparación de ese… ese… Dios.


Sí dios, no había otra manera de definirlo.


El hombre que estaba dirigiéndose en su dirección era el espécimen masculino más sexy y perfecto que hubiese visto. Alto y de hombros anchos, el traje sastre color gris le quedaba maravilloso, sus cabellos ébano cayendo en cascada y esos ojos… su mirada intensa y escrutadora color jade brillante parecía consumirlo. 


Desde que toda la pesadilla comenzó, era la única cosa buena que le pasaba.


Una cosa… muy buena.


 


2. Mr. sexy al rescate


 


“Hermano, deja de ser un obseso del trabajo o terminarás solo y amargado. Por eso te preparé un postre especial para que lo comas esta noche. Lamento no poder cenar contigo, prefiero ir de compras. No me extrañes demasiado, cariños Pandora.


Psd: Me llevo tu tarjeta de crédito”.


— Por aquí Hades sama — anunció con una leve reverencia el maître. Segundos después de entregarle la nota.


Era demasiado tarde… había caído directo en la trampa.


— De acuerdo — tenía hambre, podía cenar allí en lugar de su habitación, disfrutar del paisaje y un poco de aire fresco. Solo debería aguantar la molesta compañía. Luego despediría al puto de lujo que su hermana hubiese contratado. No sería la primera vez.


Pandora y sus locuras románticas. Siempre aferrada a la ridícula idea que encontraría el amor de su vida de la forma más insospechada. Como si un escort fuese la mejor opción para novio, tan a lo Pretty Woman.


—Espero que todo sea de su agrado — indicó la mesa bajo la glorieta — en unos segundos vendrá el somelier con la carta de vinos.


Hades tomó asiento esperando que su acompañante terminara de babear. Sonrió antes el gesto. Ese chico era muy interesante, tan natural y refrescante, daba la sensación de ser una verdadera cita.


— Eres muy guapo — aquel sonrojo en sus mejillas parecía auténtico.


— Tú también — siendo franco no era su tipo, estaba acostumbrado a efebos de celestial belleza. Siempre tratando de seducirlo y dispuesto a cumplir cualquier fantasía solo con chasquear los dedos. No alguien de aspecto… tan simple. Aunque esos ojos cual dulce chocolate cargados de pureza eran muy atrayentes. Seguramente su encanto se escondía bajo las sábanas.


Quizás… estaba dispuesto a descubrirlo.


— Ho… la soy Sei… ya — tartamudeó estirando la mano para presentarse, pero solo logró derramar la copa con agua sobre el mantel bordado.


— Hades — dijo, observando como el muchacho parecía a punto del colapso nervioso — es tu primera vez — era la única explicación. Aunque no entendía cómo podían mandarle a alguien tan poco profesional.


— Claro que sí — reprochó ofendido. — Cree que suelo pagar por compañía.


— Qué…


— Usted sabe lo que pasó. No se lo dijo Shion san. – Simplemente no tenía idea de lo que estaba hablando, Seiya debió leer la perplejidad en su rostro.


—  Bueno… – titubeaba, Hades veía las claras señales de pequeñas lágrimas. — Una amiga me recomendó sus servicios de escorts — otra vez ese sonrojo, tenía que admitirlo. Lucía adorable.


Espero pacientemente a que el menor rompiera el largo e incómodo silencio. Aprovechó para pedir una botella de vino, parecía ser justo lo que Seiya necesitaba.


Lo único que le quedaba claro es que, de alguna bizarra manera, sus reservaciones se habían confundido. Posiblemente por usar el mismo servicio de acompañantes.


— Yo lo amaba — dijo entre lágrimas — porque me trató así, no sé que hice para merecer esto.


— Mi ex con el que pensaba mudarme, me votó frente a toda la empresa… puedes creerlo. Graude es una gran corporación, el sueldo es muy bueno y las fiestas de Navidad son geniales, solo por eso que aguanto a la bruja esa — tal como esperaba, luego de la tercera copa su lengua comenzó a soltarse.


— Y sabes porque…


—¡Por ser malo en el sexo! — Seiya le lanzó una mirada asesina cuando comenzó a reírse. Seguramente pensaba que se burlaba de su desgracia. Nada más lejos de la realidad.


— Lo siento – no sonaba sincero pues seguía con los labios curvados.


— Le parece gracioso burlarse de mí, ya sé que le parezco patético. — Chilló encogiéndose bajo la mesa. — Además también se va a casar con ella.


— Enserio le creíste esa tontería — dijo más repuesto — seguro que el tal Siegfried es un pésimo amante. Eso, o tiene la polla pequeña.


— Que dices… — Hades no esperó, rodeó la mesa y terminó arrodillado muy cerca de Seiya.


— El fuego que arde dentro de ti aún está dormido — acaricio cada palabra en un suave susurro — déjame despertarlo.


Seiya abrió la boca para preguntarle de que demonios hablaba pero esta fue sellada por un beso.


El beso más apasionado, sensual y caliente de su vida.  


Cualquier sonido murió en su garganta. Jamás había sentido la excitación elevarse tan rápido y el calor incendiar su cuerpo. Su mente se nubló con un solo pensamiento.


Más y más…


Levantó las manos y se aferró al fuerte cuello para no perder el equilibrio, adorando la sensación de las hebras oscuras entre sus dedos. Escuchó los perversos sonidos de su ansiosa lengua jugando, enredándose y buscando con desesperación la boca ajena. Seiya empezó a gemir, un sonido largo y sexy hasta que se quedó sin aliento.


Cuando se separaron Hades quedó fascinado por el brillo especial en los irises marrones y en la boquita húmeda, roja e hinchada. Tenía tantas ganas de volver a devorarla.


Devorar todo el pecaminoso cuerpo hasta consumirlo.


— Hades – sollozó su nombre de forma tan erótica que su bajo vientre comenzó a punzar. Seiya aún temblaba cuando sintió el largo brazo aferrarse a su cintura.


— Ese… fue fantástico — apenas pudo balbucear.


— Y lo que me falta por enseñarte – murmuró solo para sus oídos.


Después de escuchar atenta y pacientemente la historia, Hades tenía su hipótesis de lo que sufriría cuando volviera al trabajo. Pero no lo dijo, después del espectacular beso, el castaño por fin se veía tranquilo entre sus brazos. Sus lágrimas cesaron luego de seis copas de bourbon y su segundo pie de limón.


— No te preocupes Seiya  – usó por primera vez su nombre. – Te ayudaré. — Realmente lo haría, no dejaría que aquel ser tan adorable e inocente sufriera más tiempo por un maldito infeliz.


— Gracias Hades, eres mi caballero de brillante armadura. — Le dio un beso, un ligero piquito en los labios antes que sus parpados  se entrecerraran.


— Estoy a sus órdenes mi dulce príncipe.


Por única vez agradeció la locura de Pandora, ahora no enfurecería cuando le llegase la enorme factura de sus compras.


Solo le gritaría un par de veces.


 


***


 


— Sabía que usted lo odiaría mi señor, por eso cancelé la cita cuando la señorita Pandora estaba distraída.


— Gracias Radamanthys — Hades respondió por teléfono agradeciendo la eficacia de su secretario mientras salía del baño. Entre el vaho caliente, gotas de agua traviesas y una minúscula toalla que apenas le cubría.


— Podrías darme el número del servicio de escorts. — Destapó las sábanas y se metió en la cama. Como un acto reflejo Seiya pasó sus brazos alrededor de su cintura. Lucía tan lindo durmiendo tranquilamente, claro después de limpiar el desastre producto de la borrachera.


— Sí, se llama Sanctuary, el dueño es Shion san — comenzó a dictarle los números con un deje de sorpresa ante la extraña petición — desea que vaya a recogerlo.


— Tomaré el consejo de mi hermana y me divertiré el resto de la noche — Hades podía imaginarse el ceño fruncido del rubio, soltó un risilla al imaginar la uniceja en su frente.


— Nos vemos mañana. — Colgó, para inmediatamente volver a marcar.


— Sanctury donde todas sus fantasías se hacen realidad — anunció una voz amable aunque cansada.


— Disculpe por llamar tan tarde, me gustaría comunicarme con Shion san.


— Podría dictarme su ID.


— No lo tengo — seguramente era una medida de seguridad para los clientes — es una llamada personal, solo dígale que lo llama Hades Heinstein.


— Momento… por… favor. — Estaba seguro que reconocía su apellido, no por nada tenía grandes conexiones y transnacionales en cada continente del mundo.


— No esperaba su llamada señor Heinstein — dijo claramente molesto, el tal Shion parecía un personaje interesante. Al parecer su exclusiva lista de clientes le daba un toque de arrogancia. — No después de cancelar el servicio.


— Lamento los inconvenientes pero fue un regalo sorpresa de mi hermana. Y mi secretario lo canceló.


— Entiendo — sonó más calmado — en que puedo ayudarle.


— Llamo por el caso de un… amigo — lanzó un fugaz vistazo al bulto acurrucado entre las mantas. Su próximo a ser amante — Seiya Ryūsei.


— Oh ese chico — se contuvo de hacer algún comentario malintencionado. — Luego que su amiga me contara su situación me sorprendió mucho que faltara a cita. — Su actitud molesta volvió a surgir.


—Pero infórmele que no hay devoluciones, fui bastante generoso en mandarle a nuestro número uno por un módico precio — bramó — me costó mucho calmar a Milo después de tremendo desaire. Dejarlo esperando por media hora, no quiere saber nada de él.


—No fue su culpa — gruñó por la falsa acusación.  — Hubo una equivocación en la reserva.


—Así que eso pasó — el sonido de papeles moviéndose se escuchó. — Quizás pueda arreglar otra cita…


— ¡No! — la idea no le gusto nada, solo imaginarse a Seiya muy sonriente en brazos de otro sacó a relucir su lado posesivo — entiendo la política de no reembolsos. Y no necesita mandar a ningún tipo, yo me encargo.


— Eso quiere decir que Hades sama tomará el lugar de falso novio y así engañará a un chico inocente — respondió inmediatamente con un toque malicioso. — Sabe que mi silencio le costará. Ahh y también debe recompensar a mi empleado por el mal rato.


— Es usted muy listo Shion san.


— Por eso somos los mejores — afirmó sin lugar a dudas.


— Mi asistente lo llamará para coordinar los detalles — concluyó la llamada.


Pasando una mano por el cabello castaño, lo atrajo más cerca, hasta su pecho. El cuerpo  de Seiya irradiaba una calidez agradable. Quien se hubiese imaginado que el plan de su hermana daría resultado, al final, terminó en la cama con un chico. Un hermoso joven que a cada segundo le atraía más y más.


Estaba a punto de dormirse cuando escuchó unas llaves girar en la puerta. Apostaría toda su fortuna que sabía de quién se trataba.


— Sei ¿estás molesto? — gritó la varonil voz desde la sala. — Perdóname bebé no fue mi culpa Hilda me obligó a hacerlo. — Confesó sin una pizca de remordimiento.


— Sabes amor, ahora nos veremos menos tiempo pero seguiremos juntos — Hades usó todo su autocontrol para evitar levantarse y romperle la boca de un puñetazo al maldito bastardo. Acaso creía que Seiya se convertiría en su sucio secreto.


— Tú me entiendes ¿verdad? Es solo para escalar posición, ella no significa nada. Al único que amo es a ti.


— ¿Cariño estás allí? — Una cabeza con largos rizos marrón claro e impresionantes ojos celestes se asomó a la habitación. Ciertamente el tipo ese era atractivo, claro si no fuese un reverendo imbécil.


— Lo siento pero cariño está descansando — claramente  irritado por el apodo continuó — lo dejé demasiado agotado. Estuvimos follando desde ayer por la noche.


— ¿Quién eres tú?


— Debes ser el inútil ex que es incapaz de producirle un orgasmo. — Le lanzó por respuesta.


─ ¿Qué tan bien le conoces? — Siegfried no reaccionó ante la provocación pero cambió de tema. — Me ama tanto que es incapaz de dejarme — sonrió altanero.


— Este — señaló la cama asqueado — es un patético intento para que vuelva con él.


— Por supuesto, supongo que es psíquico para adivinar el momento exacto que llegarías — dramatizó dejándolo sin excusas. La satisfacción brotó de sus labios al verlo tan alterado.  — Además lo conozco muy bien.


— Sabes, Seiya es muy fogoso con esa dulce boquita rogándome para que lo folle más duro — gimió ante la imagen mental, esperaba cumplirla muy pronto — y chupa como los ángeles — agregó relamiéndose los labios.


Sonaba perverso, el típico idiota charlatán; pero que importaba. Solo quería borrarle la mueca arrogante a ese desgraciado y proteger al bello durmiente que no se enteraba de nada.


─Interesante  ─dijo,  con  una  expresión  indescifrable. — ¿Así  que supongo que vas a asistir a mi fiesta de compromiso?


─Sí,  voy  a  estar  ahí.  No me la perdería por nada del mundo.


— ¡Me estás mintiendo! — explotó finalmente — Seiya me ama, es mío entendiste.


— ¡Compruébalo si te atreves! — Hades quería arreglar las cosas a golpes. Su paciente estaba a un segundo de esfumarse.


Siegfried tiró de las sábanas. En un ataque de rabia las rompió y pisoteó sobre la alfombra.  Lo que encontró solo acrecentó su irritación. Efectivamente ambos estaban desnudos.


— No seas envidioso, algún día crecerás — dijo mirando directamente a la entrepierna de su rival. Hades no tenía dudas que la suya era más grande y gruesa.


— Me vengaré, Seiya es mío — como el malo del cuento Siegfried dejó el departamento entre insultos, gritos y varias cosas estrellándose contra las paredes.


— Si que tienes el sueño pesado mi príncipe — Hades admiró la capacidad para dormir del castaño. Muy contento que saliera ileso de ese incómodo encuentro.


— Lo primero que haré será cambiar la cerradura — ¿Cómo  diablos  había  pasado dos años con semejante idiota? Luego le preguntaría.


Hades lo había decidido, irrumpiría en la vida de Seiya.


Y la cambiaría para siempre.


 


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