Necesito un trabajo, y rápido. Quiero decir, no es como si no tuviese un trabajo ahora, pero es sólo uno de medio tiempo. Bueno, en realidad son varios de medio tiempo. Lo que realmente necesito es un trabajo estable, con horarios definidos y un buen sueldo.
Soy el único que puede trabajar, mi madre se queda en casa y mi hermana está casada al otro lado del mundo, tiene dos hijos pequeños y nos envía algo de dinero cada vez que puede, pero no es suficiente. Así que, como el “hombre” de la familia, tengo que conseguir dinero para alimentarnos.
Actualmente tengo 3 trabajos mientras estudio en la Universidad. Una universidad pública, la Universidad pública de Seúl. Un nombre muy original, ¿cierto?. Creo que el nombre es solo para recordarnos a nosotros, los pobres estudiantes, justamente eso, lo pobres que somos; por que claro la universidad de los niños ricos se llama “Universidad Internacional de Cultura de Seúl”, ellos tienen todo un gran nombre. ¡Es lo mismo! ¡Estudiamos lo mismo, con los mismos profesores y todo! Aunque ellos pagan millones de wons y nosotros... bueno, nosotros no pagamos tanto.
De todos modos, volviendo a mi miserable vida y de cómo me mato todos los días por un poco de dinero... Mi trabajo por las mañanas es repartiendo la leche, que es lo que estoy haciendo ahora mismo, alrededor de algunos vecindarios cercanos. Mi parte favorita de este trabajo es que puedo despertar a Sungmin a las 5 de la mañana con la excusa de entregarle la leche.
A la vuelta de la esquina hay una casa pintada de un rosa pálido con algunas plantas y otras cosas adorables esparcidas por ahí. Mucha gente pensaría que aquí vive una chica adorable, soltera y joven; pero esta es la casa de Sungmin. Sí, ese Sungmin que ustedes piensan. Toqué el timbre, pero no pasó nada. Otra vez y otra vez hasta que él respondió:
- ¡Yah! ¡Kyuhyun! ¿¡Qué crees que estás haciendo aquí, idiota!? ¡¡Fuera de aquí!!
Una voz obviamente irritada me gritó desde dentro de la casa. Me largué a reír. Hace tiempo que no hablaba con Sungmin, he extrañado a esa bola de pelos…
- Sungmin, necesitas afeitarte…
- ¡¡Y tú necesitas dejar de despertar a tu amigo a las 5 de la mañana!! – él me abrazó, y yo lo abracé de vuelta - ¿No se siente bien? ¡Tienes que abrazarme más seguido!
- Lo que sea… - Rodé los ojos y me separé de él – Aquí esta su leche, su majestad. Me tengo que ir.
- ¿¡¡¡Cuantas veces tengo que decirte que no me digas “Su majestad”!!!?
- ¡¡Pero si eres todo un príncipe!! ¡Oh majestad! – Dije burlándome, e incluso hice una reverencia. Sungmin simplemente se rió.
Técnicamente él es un “príncipe” pero no el que usted piensa que es. Sungmin trabaja en el Palacio de la Pizza, el sitio más popular de pizzas en todo Seúl. Donde la mayoría de sus clientes son chicas, debido a sus guapos y alegres trabajadores, llamados “Principes” por ellas. Yo, en realidad, nunca he entrado al lugar, los chicos tienden a mantenerse alejados de ese lugar, a menos que sean gay…
- Bueno, me tengo que ir, Kyu. Tengo que llegar temprano hoy día, tenemos que hacer un montón de decoraciones para el día de San Valentín.
- Claro, claro. Ve a divertirte.
- ¿Me vas a visitar en el trabajo hoy día? – Sungmin me preguntó con esos grandes ojos de cachorro que tiene.
- ¡Eso quisieras! – Agarré mi canastito y lo puse en mi bicicleta.
- ¡¡Oh vamos, Kyu!! ¡Incluso podrías coquetear con alguna de nuestras clientas!
- Es difícil coquetear con ellas cuando solo tienen ojos para ti, Min.
- Podrías trabajar con nosotros… -Sungmin murmuró mientras se daba la vuelta para entrar a su casa.
- No soy tan guapo – le respondí mientras me alejaba.
- ¡¡No te atrevas a decir eso!!! – Sungmin me gritó y me puse a reír.
Monté en mi bicicleta una vez que terminé mi trabajo.
La fría brisa matutina jugaba con mi cabello y congelaba mis labios. Las luces de las calles se iban a dormir y el sol se comenzaba a levantar. Cerré los ojos por un segundo, respirando hondamente el fresco aire cuando choqué con una pared. Una pared que gritó…
- ¡OWW!
- ¡Oh Dios mío, oh Dios mío! ¡Lo siento mucho, no te vi!
- ¡¡Maldición, mi pierna!! – Él se sentó en la acera sosteniendo su pierna y ocultando su rostro, por lo que no pude ver su expresión de dolor.
- ¿Estás bien? – Me senté a su lado intentando pensar en algo que lo pudiese ayudar, pero mi cabeza estaba en blanco.
- Estoy bien, no me duele tanto ahora.
- Lo siento tanto, tanto, tanto, tanto, tanto…. – Su cara, por Dios; ¿Cómo alguien puede ser tan hermoso? ¿Es siquiera posible?
Me quedé congelado.
- ¿Estás bien? - él me preguntó, mientras tocaba mi mejilla con su cálida mano - ¡Estás muy frió! ¿Esa chaqueta es lo único que llevas puesto? ¡¡Hace mucho frío aquí afuera!! – Se quitó la chaqueta y la puso sobre mis hombros. Este chico, es tan agradable…
- Gracias… lo siento… - Me sonrojé y podía sentir como mi cara comenzaba a arder cada vez más. Bajé la vista.
- Oh, no llores, ¿ok? Estoy bien, ¿ves? ¡Estoy sonriendo ahora! – Lo miré y me encontré con dos grandes hoyuelos. ¿Por qué? Son las 5 de la mañana. Ah, solo pude devolverle la sonrisa. – Aww, ¿ves? Ahora somos los dos felices. Me tengo que ir, estoy atrasado.
Él se puso de pie y se comenzó a alejar, pero su…
- ¡¡Hey!! ¡¡La chaqueta!!
- ¡Devuélvemela después! – Gritó mirándome desde lejos.
- ¿Cómo?
- Encontrémonos aquí mañana, a la misma hora, ¿ok?
- ¡Ok!
Y él dio la vuelta en la esquina. Su chaqueta huele tan bien, espero poder devolvérsela mañana, hace frío…
Monté de nuevo en mi bicicleta. El vecindario lentamente iba tomando vida. El Palacio de la Pizza tenía las luces encendidas y un montón de corazones pegados en las ventanas. Me pregunto cual va a ser la reacción de las chicas cuando lo vean…