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Hola soy papá por YisusCraist-Of-Yaoi

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-Atsushi…-dijo Akashi recostado a lado de él.

 

-¿Mh? ¿Qué pasa Aka-chin? – el pelimorado se talló los ojos con pereza y giró el cuerpo hacia su pareja.

 

-Creo que tu hijo quiere saltar –comentó con ironía sosteniéndose el vientre.

 

-Es muy temprano para jugar básquet, Aka-chin –dijo aun somnoliento.

 

-MURASAKIBARA –dijo fuerte y claro tanto que el chico de Yosen se sentó del susto. Akashi solo lo llamaba por su apellido cuando estaba totalmente enojado. Ya despierto del susto miró la expresión de dolor en el rostro de Akashi y lo húmedas que estaban las cobijas. Midorima le había explicado que si eso pasaba llevara a Akashi al hospital rápidamente y los contactara. Así aun en pijama cargó a su novio que gemía un poco de dolor, era pesado y enorme porque tenía a su bebé dentro y pronto saldría a jugar, según el racionamiento del pelimorado.

 

-Respira Aka-chin –dijo poniéndolo en el asiento del copiloto lo más cómodo que pudo. Por suerte sus amigos le dijeron que hacer y le indicaba con ademanes totalmente alterado al pelirrojo que respirara profundo. El otro solo rió por la cara de pánico que el alto tenía, nunca pensó ver a Atsushi así de asustado. Arrancó el auto, por suerte había aprendido a conducir con ayuda de Himuro y como pudo llegó al hospital mientras en el camino les llamaba a sus amigos de Yosen y la generación de los milagros diciendo “Mi bebé ya va a saltar, Aka-chin y yo vamos con el doctor para que lo ayude a sacarlo”. Esas palabrerías infantiles de su novio le tranquilizaban, solo él tenía esa habilidad. Ya en el hospital lo llevaron en una silla de ruedas hasta la sala de partos donde empezaron a preparar todo.

 

-Esto puede tardar horas señor, así que no se estrese –le indicó el doctor revisando el suero y todo lo necesario. El hospital era de calidad y corría a cuenta de la familia Akashi.

 

-Estoy bien, quien necesita un calmante es él –dijo señalando a Murasakibara quien miraba a Akashi desde el pie de cama mordiéndose las uñas. El doctor sonrió.

 

-¿Padres primerizos? –dijo riendo.- no pasa nada, su hijo estará con usted más pronto de lo que piensa.

 

-Lo sé, traje muchos dulces para darle –dijo mostrando las bolsas de su pijama llena de ellos.

 

-¿Cuándo los tomaste? –dijo Akashi alzando una ceja.

 

-Antes de salir – el Doctor se quedó sorprendido por la actitud del pelimorado mientras que Akashi no sabía dónde meter la cabeza de la vergüenza. Después le explicaría que el bebé no puede comer dulces aun.

 

-Cuando sienta dolores intensos pique este botón y vendremos de inmediato –le indicó el médico para después asentir y dejar a la pareja a solas.

 

-¿Estás bien, Aka-chin? –dijo Murasakibara acercándose a la cama donde reposaba el pelirrojo.

 

-Solo duele un poco –dijo acariciando aquella enorme barriga que portaba. Murasakibara puso la mano en ella con mucho cuidado sintiendo como el bebé se movía.

 

-Tranquilo bebé, si sigues pateando a Aka-chin te va a regañar y él es temible –susurró. Como si fuera un gran truco el bebé se tranquilizó ante la sorpresa del pelirrojo – es muy obediente.

 

-Solo me tiene miedo –sonrió con malicia acariciando la zona – es bueno que vaya conociendo su lugar –contestó sombrío haciendo temblar a Murasakibara, cuando se lo proponía Akashi podía ser demasiado temible.

 

Pasaron más de una hora y de vez en cuando el bebé pateaba a Akashi lo que hacía que el pelimorado corriera a picar el botón pero Akashi le detenía ya que eran falsas alarmas. Ya sus amigos habían llegado y tan pronto los había saludado regresó a lado de Akashi pues no se quería perder el momento en que su bebé saliera. Pasó la hora y media y los dolores incrementaron. Esta vez Akashi no detuvo a Atsushi y llamó a los médicos para que le atendieran. Akashi se quejaba del dolor aferrado a la cama mientras todos se preparaban para el parto. Le acomodaron mejor, empezaron a revisar el ritmo cardiaco de ambos y el proceso se daba por comenzado. Murasakibara tomó la mano de Akashi para que lo apretara con fuerza y este lo hizo sin contenerse; el pelimorado sintió que al terminar la operación tendrían que amputarle la mano.

 

-D…duele Aka-chin –dijo el Murasakibara por lo cual se ganó una mirada fulminante del excapitan de Teiko.

 

-Es por tu culpa, vuelve a hacerme esto y me las pagarás Atsushi –el chico de poco más de dos metros se quedó congelado del miedo, definitivamente ya no pondría bebés dentro de Akashi o lo mataría. El doctor le indicaba que hacer y el pelirrojo se movía pujando con fuerza y respirando profundamente.  Gritó del dolor hasta sentir que salían las lágrimas pero pronto un llanto inundó la habitación. El bebé estaba en brazos del Doctor.

 

-Ya está aquí Aka-chin, el bebé ya salió – dijo mirando como las enfermeras tomaban al pequeño para limpiarlo. El Doctor se detuvo un momento.

 

-Oh, parece que no venía solo –Akashi sintió otra punzada horrible en la columna – le tendré que pedir que una vez más puje señor.

 

-¿Ah?....-el pelirrojo no tuvo derecho a réplica por que nuevamente estaba lanzando gritos y aferrando sus uñas al brazo de Atsushi para después de varios intentos dolorosos caer de golpe contra la cama. Otro llanto se hizo presente, era un par de bebés para sorpresa de los dos. Murasakibara estaba por demás confundido y Akashi por su parte estaba tan cansado como para pensar cómo diablos fueron dos. Creía siempre que era un gran y activo bebé al igual que su pareja pero se trataban de dos pequeños demonios; eran tan chicos y los pudo sentir bien al colocar cada uno a su lado. No sabía de qué color era su cabello y sus ojos pero tenían facciones similares al pelirrojo.

 

-Aka-chin …-susurró Murasakibara al ver a los dos bebés a cada lado de Akashi- nuestro bebé está repetido …

 

-…. No está repetido Atsushi, son gemelos –dijo mientras los médicos reian por la ocurrencia del pelimorado.

 

-Eh, eran dos. –los señaló sorprendido mirándolos con admiración- ¿puedo cargarlo? –Akashi dudó un momento pues el otro no tenía experiencia alguna cargando bebés. Aun asi era el padre, tenía derecho. Asintió y le entregó a uno de los bebés. Para su sorpresa Murasakibara tomó al bebé correctamente y sus amplias manos le facilitaban tomar al pequeño cuerpo, lo recostó contra su pecho y el pequeño se mostró tranquilo ante el tacto de su padre. El pelimorado le acariciaba un poco la cabecita y besaba su frente. Miró al otro bebé y Akashi entendió lo que buscaba. Le entregó al segundo y pudo cargarlo pero recostándolo en su brazo. Ambos pequeños estaban de lo más cómodos en los grandes brazos de su padre. Akashi solo admiraba aquella enternecedora escena.

 

-…Atsushi…-lo que sucedió después fue algo increíble. Ahí estaba el sujeto de poco más de dos metros cargando a sus hijos mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas. Estaba conmovido, Murasakibara no podía contener sus emociones y aun cuando no entendía mucho de que había pasado ahí estaba con el chico del que se había enamorado y sus pequeños hijos.

 

-Aka-chin… -sollozó infantilmente con la cabeza baja viendo a sus bebés y alzó la vista a Akashi con los ojos llorosos -…gracias…-fue lo único coherente que pudo decir. Estaba agradecido de que el pelirrojo le diera ese par de regalos maravillosos, estaba feliz, estaba encantado. Akashi cubrió sus labios y sus ojos se enrojecieron también.  Murasakibara regresó la vista a los pequeños y sonrió aun llorando- Hola…soy papá.

Notas finales:


Espero que lo disfrutases de nueva cuenta >-<! y una disculpa por mi error

 

-Yisus


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