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Arrojémoslo al mar por Sennyazell

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Notas del fanfic:

Una idea random que salio de mi para un concurso en facebook.

Espero les guste y me digan que tal les parecio n.n

Notas del capitulo:

Demaciado Random n.n

Abrió los ojos lentamente cuando los rayos de sol comenzaron a molestarle. Una mano acariciaba lentamente su espalda desnuda y aquello provocaba que volviera a cerrar los ojos concentrándose en esa dulce caricia para volver a dormir.

–No te duermas –hablo el dueño de aquella caricia con la voz levemente cansada–. Ya son las once, hay que levantarse y dirigimos a…

–Cállate –le interrumpió una voz completamente adormilada–. Aquí el líder soy yo, recuérdalo.

Un gruñido bajo salió de sus labios para removerse entre las sabanas blancas, llegando con aquel acto hasta el pecho –también desnudo– de su acompañante. Lo abrazo con fuerza esperando a que el silencio reinara una vez más la habitación.

Nada y todo en ese tiempo había cambiado, ¿acaso eso era meramente posible? Qué más daba, en ese instante se encontraba en el cielo, le encantaba despertar a su lado y, por muchas obligaciones que le continuaran a ese día, aquel resplandeciente ángel no quería separarse del chico bajo sus brazos.

–No me lo hagas más difícil –volvió a decir aquella gruesa voz mientras seguía con aquella caricia a su espalda.

–Si continuas haciendo eso me volveré a dormir, Kangin –susurró arrepintiéndose al ínstate pues, aquella linda caricia se detuvo en seco.

Pestaño un par de veces antes de levantar la cabeza y mirarlo a la cara, específicamente, a ese par de ojos que le hacían sentir mil sensaciones diferentes a la vez. Con un movimiento rápido se coloco encima de él, importándole muy poco el hecho que ambos estuvieran completamente desnudos. ¿Por qué habría de incomodarle aquello? Aquel musculoso chico conocía su cuerpo a la perfección como él conocía el suyo.

–Buenos días, mapachito –el menor frunció el rostro listo para reclamar esa muestra de afecto tan cursi, pero su ángel no se lo permitió. Junto sus labios en un casto beso que lo saco de todo pensamiento existente.

–Buenos días –fue lo único que pudo responder antes de abrazarle por la cintura y profundizar un según beso. Ambos cerraron sus ojos para apreciar el bello palpitar de su corazón, luchando cada vez más frenéticos para ir al unisonó.

–Me gustaría quedarme aquí, contigo, todo el día.

–Tenemos mucho que hacer.

–Pero si el que regreso fuiste tú, ¿nosotros que tenemos que ver en esto? –bromeo el menor dando un golpecito en el brazo del otro.

Leeteuk no respondió a la broma. “Solo él y yo”, pensó el mayor encogiéndose involuntariamente de hombros. “¿Por qué todo esto que nos rodea no puede dejar de existir? Quisiera que solo existiéramos él y yo, que no existiera nadie que pudiese juzgarnos o señalarnos por lo que sentimos”.

–¿Cómo te fue con tu familia? –Pregunto Kangin sacando de aquel letargo a su hyung–. No las has mencionado nada de ellas desde que llegaste.

–Yo… Bueno, ellas, solo…

–¿Acaso el gran líder, Park Jung Soo, no puede completar una frase coherente? –sus palabas solo sonrojaron levemente al mayor–. Vamos, ¿ni siquiera a tu novio?

–¡¿Novio?! –se sobresalto esté, zafando su agarre y poniéndose de pie a un lado de la cama.

–¿No lo somos? –respondió un herido chico, bajando la cabeza.

–No, espera… –se disculpo el mayor al ver la extraña reacción del otro–. No quise decir que no lo somos, es solo que tu aun…

Un fuerte tirón lo hizo caer sobre la cama, dejando su cuerpo atrapado bajo el del otro. ¿Aquello había sido una broma? Ni siquiera le dio tiempo de pensárselo, un par de decididas y aventuradas manos delinearon su figura distrayéndolo por completo.

–Tienes que ayudarme, hyung –susurro Kangin deteniendo su ataque.

–¿En qué? –se atrevió a cuestionar.

–Necesito tratar bien mi rompimiento con ella… –fue incapaz de pronunciar su nombre–. Ya sabes, con los medios y todo eso.

El corazón de Leeteuk se detuvo de golpe y su boca se seco de igual manera, casi al grado de no dejarle ni respirar nuevamente.

–Estoy arto de esconderme y fingir algo que no es, incluso si es por el bien de Ms… ¿No te sientes igual, Leeteuk?

–Yo…

–Hoy mismo pienso terminar con ella públicamente –le dijo acariciando su mejilla–. Ya no quiero seguir con ella cuando lo que en realidad quiero es estar contigo.

En aquel momento el líder de SuJu pudo haber muerto de felicidad, aunque aquello no le hubiese importado en lo absoluto. La muralla más grande que había separado a esa pareja parecía ahora de arena, y esta, comenzaba deformarse y desboronarse por doquier para dejarles ser felices. El orgullo del menor siempre los separo de una u otra manera, cosas como “No podemos darlo a conocer” o “Nadie debe saber lo que sentimos”, siempre aparecían cuando ambos querían pasar tiempo juntos.

¿Qué había cambiado entonces? Eso era fácil de adivinar, viendo la  evidencia, claro… La distancia no puede matar el amor, pero si mata los prejuicios estúpidos dictados por la podrida sociedad humana.

Después de que el EunHae se fue al servicio militar –juntos– todo el fanservice cayo de golpe sobre los demás miembros. Dejar a Super Junior sin su proveedor de hemorragias nasales principal los desbalanceo, a tal grado que llego a ser más que incomodo para todos. Complacer a las fan´s nunca fue tan rudo, por lo que el simple hecho de estar juntos causaba mil y un habladurías.

Sin poder soportarlo, el líder se tomo un receso de aquello argumentándole al mundo entero una pequeña falla en su salud solo para poder estar alejado de todo. ¿Quién se imaginaria que el miembro más fuerte del grupo terminaría con él en un arranque de ira por lo antes mencionado? Nadie. Su corazón se rompió y viajando pudo pensar mejor la situación, decidiendo así, dejar ese amor solo para las cámaras.

–¿Hablas enserio? –Preguntó el líder con la voz temblorosa.

–Sí. Te quiero, Leeteuk –respondió este antes de juntar sus labios.

Una inmensa felicidad baño a ambos chicos. El mayor rodeo el cuello ajeno con sus brazos acercando más el rostro de su amado y profundizando así el beso, aquella caricia se iba haciendo cada vez más intensa. No sabía bien que contestar ante las palabras del otro, a pesar de haber sido bueno con las palabras hasta ahora, todo lo que quería transmitir lo hizo con esa caricia que se incrementaba más y más. Se separaron con la respiración más que acelerada y mientras ambos cerraban sus ojos y juntaban sus frentes, el menor dijo:

–Di que sí. Dime que si la dejo estarás conmigo, que si le contamos a todos de lo nuestro nunca más volverás a dejarme por tanto tiempo… Por favor…

–Kangin…

–Por favor, te necesito –comenzó a suplicar–. Así ya no tendremos que fingir el fanservice y las fans podrán casarnos como lo hicieron con Eunhyuk y Donghae.

–¡No digas tonterías! No te imagino haciendo algo así…

–Lo haría por ti…

–¿Y qué dices del gorro de mapache que te regale? –Saco a colación de pronto el líder, sabiendo que lo que estaba por decir nunca pasaría–. ¿Lo usarías todo el día por mí?

–¡Hey! No quieras pasarte de listo conmigo –sentencio antes de comenzar a castigarlo con cosquillas.

–¡Basta, basta! –Rio hasta no poder más–. ¡Duele, por favor, Kangin!

–No hasta que me des una respuesta.

–No puedo… responder si continuas… ¡Ya Kangin, detente!

Este lo hizo solo para dejar que se tranquilizara y respondiera a sus suplicas.

–Sí, Kangin, y mil veces sí –le respondió finalmente el mayor para ver aquella resplandeciente sonrisa bañar su alma de felicidad.

Ya no eran solo dos chicos que se veían a escondidas para saciar su deseo en la cama, ya no eran los miembros de un grupo que fingían ser pareja para complacer a las fan´s, ya habían dejado de ser esos amigos que escondían lo que en realidad sentían el uno por el otro. Todo eso se había quedado atrás con solo una carta y la respuesta a la misma. Cuando el mayor regreso pensaba cumplir lo que le había respondido en aquel tozo de papel que le hizo llegar al menor, pero este no lo había dejado. Sin permiso lo arrastro hasta su habitación para hacerle el amor. Sí, porque aquello no había sido solo sexo pues todas aquellas carisias y palabras que el menor dejo salir le impedían detenerle y se dejo hacer.

Y que mejor, al amanecer, justo en ese momento, se le había declarado de la mejor forma posible. ¡Al diablo el orgullo! Al fin podían ser felices.

–Te quiero –susurraron ambos a la vez, provocándoles unas risitas.

–Hora de irnos, cursi ángel.

 

Ya cambiados y listos para todo el día que les esperaba salieron de la habitación entre risitas. Algunos miembros del grupo ya se encontraban desayunando y cuando pensaban acercarse algo jalo fuertemente del líder para alejarlo del menor.

–¡Peter Pan! No vuelvas a dejarnos –Grito Heechul capturado la cadera del líder con ambos brazos–. Pero que… ¿A dónde te fuiste que llegaste más apuesto qué antes?

–¿De qué hablas Hee?

–No te hagas el inocente. Mira ese bronceado tan lindo, seguro que te tiraste en una playa o algo así, ¿cierto? –Mientras hablaba, el exagerado pétalo alzo nada delicado la camisa del líder, dejando ver su bien marcado cuerpo con el tono canela un poco más fuerte que antes–. No llegas a ser tan perfecto como yo, pero podría apostar lo que fuera a que Kangin no pudra resistirse a ti por mucho más tiempo.

Cuando el mayor del grupo pensaba responder se vio nuevamente atrapado entre otro par de brazos posesivos sobre sus hombros.

–Suéltalo Heechul –contesto un calmado Kangin.

–Que frio y malvado te ves con esa cara, pero nadie te cree… –Kangin halo de su novio hacia el lado contrario del insistente joven para llevarlo hasta la puerta–. ¡No me dejes hablando solo!

Antes de salir, frente a todos los miembros del grupo ahí presentes, tomo la barbilla de Leeteuk delicadamente y le beso casi suplicante. El líder no supo ni cómo reaccionar, pero antes de darle tiempo a nada ambos salieron del departamento.

Aun se escuchaban los gritos de algunos de los miembros –especialmente Heechul– mientras ambos chicos bajaban las escaleras hacia el auto del menor.

–Quiero llevarte a un lugar, Leeteuk.

–¿Tengo opción?

–No en realidad.

El menor comenzó a conducir por las calles, deteniéndose primeramente en una florería de la que salió con un par de pequeñas flores azuladas y una botella de vidrio con tapón de cocho. Después volvió al volante para continuar con su inesperado destino.

–Quita los pétalos y ponlos dentro la botella –hablo al pasar sus cosas al ángel.

–¿Para qué?

–Ya lo sabrás…

Paso un largo, pero tranquilo momento, antes de que ambos estuvieran frente a una playa, nada concurrida, pero si con olas levemente violentas y ese maravilloso aroma a sal.

El líder no se atrevió a decir nada, solo siguió a Kangin desde atrás silencioso y cautivado por la vista.

–La botella –pidió Kangin estirando su mano–. Solo hare esto una vez, así que ni creas que así será siempre Leeteuk.

El mayor rasco su cabeza mientras veía a otro enrollar dos trozos de papel y meterlos en la botella. Como un mensaje que lanzas al mar para pedir ayuda o para desahogarte.

–¿Qué son?

–Son nuestras cartas.

–¿Qué cartas?

–Obviamente que la que yo te mande y tu respuesta –al tapar la botella fuertemente con el tapón de corcho lo puso en manos de su chico–. Esta será nuestra promesa. Yo hare a un lado mi orgullo y tu esa horrible pena.

Leeteuk miro la botella mientras escuchaba a Kangin hablar.

–Vamos a verla desaparecer en el mar y cada vez que nos sentamos inseguros pensaremos en ella, así nada podrá separarnos.

–Y yo pensé que no eras nada romántico mapache…

–Sera la última vez.

–Sí, claro…

–¿Vas a lanzarla o no?

Y sin más, el mayor aventó lo más lejos que pudo aquella botella. Al principio se hundió un poco antes de salir por breves segundos a flote y, finalmente, desapareció de la vista de aquellos dos chicos que se abrazaban cariñosamente.

Aquella era una promesa que ninguno de las dos tenían permitido olvidar.  Esas cartas rompieron los miedos del mayor y el orgullo del menor, así que siempre recordarían como esa botella desaparecía en las frías y arrítmicas olas, de aquel hermoso y enorme océano.

Notas finales:

Espero les haya gustado...

 

–3–


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