– No quiero hacerlo – Sehun estaba caminando por la casa intentando ocupar sus manos - y pensamientos - en algo que no tuviera que ver con Luhan.
- ¡No es como si te fueras a morir por leerla! – Luhan lo seguía a donde fuera que él se dirigía con la carta -el tema de conversación- en sus manos.
– Si nadie va a morir por leerla, entonces pídele a otra persona que lo haga – Se dio por vencido. No había nada que hacer en casa, por eso, se tumbó en el sofá a jugar con su PSP.
– No puede leerla nadie más porque… Es contigo con quien tengo la suficiente confianza como para pedirte que la leas y me des tu opinión. – Luhan se sentó a su lado.
Sehun parecía tan concentrado en el juego de su PSP que, Luhan en un intento por reclamar su atención, se la quitó de las manos.
– ¿¡Pero qué…!? ¿¡Por qué quieres que yo la lea!? – Sí, Luhan había capturado la completa atención de Sehun. – Estoy seguro que está bien como está. ¡Sólo dásela a quien dices que te gusta y ya!
– ¡No! ¡No seas un mal amigo y léela! ¡Quiero saber tu opinión como el mejor amigo que podría tener en la vida!
¿Cómo podría SeHun decirle que, no era capaz de leerla porque quería que esa carta fuese para él, y que sólo el hecho de saber que no lo era, dolía? Parecía que Luhan no lo dejaría en paz hasta que la leyera… Bien, si al final tendría que leerla, entonces no alargaría el momento y sólo lo haría.
– De acuerdo. Sólo dame la maldita carta – Dijo en tono exasperado. Intentaba restarle importancia.
– No te refieras a mi carta así. Lastimas sus sentimientos. – Luhan estaba fingiendo indignación.
– ¿Me la vas a dar o puedo seguir jugando? – Sonaba enojado porque quería que esto terminara rápido.
– No. Para que te dé la carta, tienes que cambiar de actitud.
– Luhan, déjate de tonterías y dámela ya.
– No, estás molesto y así no podrás apreciar el sentimiento que le puse a cada palabra mientras la escribía. – Se llevó la carta y el juego de Sehun a su habitación.
– Luhan, ya te dije que sí la leeré ¿No es suficiente con eso? ¡Al menos devuélveme mi juego! – Lo siguió a la habitación.
Luhan se acostó en su cama, dándole la espalda a Sehun.
El menor soltó aire y entró a la habitación sentándose en la otra cama, mirando la espalda de Luhan.
– De acuerdo, ya estoy bien – Entonces Luhan se dio media vuelta para mirarlo.
– ¿Es en serio? – No lo convencía.
– Sí – Le sonrió dificultosamente – ¿Ves?
– Sí, mucho mejor – Luhan recuperó la sonrisa que tenía hace unos momentos.
– ¿Si leo la carta, me devolverás mi juego y me dejarás en paz? – Le preguntó manteniendo la sonrisa con la que lo había convencido.
– Después de tu opinión, te lo devuelvo.
– Bueno, entonces dame la carta.
‘‘No sé en qué momento me fijé en ti. Todo había empezado como una amistad entre dos personas que congeniaban y se acoplaban bastante bien cuando estaban juntas… Al principio, pensaba en ti como un amigo con el cual tenía muchas cosas en común, y luego, sin darme cuenta, sonreía más cuando estaba contigo, y disfrutaba oír de tus anécdotas siempre tan únicas…
Se supone que la persona ideal para uno debe ser del sexo opuesto, así que aceptar que me gustabas, fue difícil. Pero la verdad es que, no puedo ver a nadie más a mi lado que no seas tú’’
– Un momento ¿¡Del sexo opuesto!? – Dejó de leer y miró a Luhan. – ¿Esta carta es para un chico? ¿¡Te gusta un chico!?
– Termina de leer y te respondo lo que quieras preguntarme al final – Luhan se notaba nervioso y Sehun sintiéndose confundido. Continuó leyendo.
‘‘No sabes cuánto deseo que seas esa persona con la cual pueda compartir el día de los enamorados, y despertar la envidia de los demás. Me encantaría ser ese alguien por el que suspiras. Quiero intercambiar contigo regalos en navidad. Que los dos empecemos a usar ropa de pareja. Contentarnos a besos cuando estemos enojados. Dedicarte canciones cursis… Mantener tu cepillo de dientes al lado del mío…
Me gustas. Me gustas mucho… ¿Puedo gustarte tanto cómo me gustas? ¿Puedes fijarte en mí, cómo sólo yo puedo tener ojos para ti? No sé si estoy pidiendo mucho. Tal vez me estoy equivocando al entregarte esta carta… Pero ahora que sabes lo que siento ¿Podrías dejar que te quiera como te quiero?...
Sehun, me gustas mucho.’’
Sostuvo la carta en sus manos releyendo la última línea tres veces más antes de comprenderla.
– ¿La… La… La terminaste de leer? – Luhan estaba perdiendo la paciencia.
– ¿Es una broma? – Sehun dejó de ver la carta para encontrarse con un nervioso Luhan – ¿Dónde está la cámara escondida? – Miró hacia todos lados.
– ¿Te parece que esto es motivo de broma? ¿No me crees? Yo no bromeo cuando se trata de sentimientos – Le quitó la carta de las manos. Entendía que, con esa reacción, le había dado una respuesta negativa. Lo había rechazado.
Luhan se iba a ir en el momento que sus lágrimas iban a delatar su enorme decepción.
– ¿De verdad la escribiste tú? – ¿Por qué seguía insistiendo en que podría ser una broma? ¿Es que acaso no era obvio que Luhan había puesto su corazón en cada palabra escrita? Luhan se volteó, con la mirada le respondía que sí.
– Sólo olvídalo ¿Quieres? Voy a deshacerme de la carta…
Antes de que pudiera volver a dar otro paso fuera de la habitación, Sehun lo abrazó por la espalda, tomándolo por sorpresa.
– Hyung, no puedes botar la carta porque, es mía. – Le había susurrado tan bajito que creyó haber oído mal.
– No estoy entendiendo lo que…
– Estoy diciendo que también me gustas mucho – Lo interrumpió. Dejó de abrazarlo por la espalda para pararse enfrente de él. – Estoy diciendo que te quiero. Estoy diciendo que quiero hacer todo lo que escribiste en esa carta contigo y más. Estoy diciendo que soy feliz de ser el dueño de esa carta, pero sobretodo, estoy queriéndote decir que te amo.
Sehun no le dio tiempo a decir algo porque capturó sus labios en un ansioso beso. Beso que Luhan no demoro en responder.
- Yo también te amo, Sehun…