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Cómo el viento por Nanaa

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Notas del fanfic:

Holaaaaa :33

Este one shot nació tras la inspiración de una imagen.

Va totalmente dedicado a Pau, wife espero te guste c:

Y, bueno, también a las personas que lo lean, espero les guste...Tarde casi tres días escribiendolo, así que denme amorsh, ok no xDD

Los dejó leer, ya c:

Como el viento

***

La silueta alta, caminaba apresuradamente; parecía que sus pies no tocaban el suelo, era rápido, y estaba ansioso. Subió las escaleras audazmente, los zapatos negros y relucientes, pisaban uno a uno los peldaños cubiertos con una alfombra de terciopelo rojo. Pronto, terminó su camino. Llego hacia una puerta de madera grande y ancha. La abrió sin avisar, sus cabellos obscuros, largos hasta su barbilla, recogidos hacia atrás, pero con un gran fleco sobre su frente, lucía lacio y limpio. Usaba un traje rojo color vino; los pantalones entubados, el saco a la altura de sus muslos y una camiseta blanca tras el saco abotonado.

 

El joven era atractivo, sus veintiséis años le hacían lucir radiante.

 

Pero, aquella ansiedad que le había estando invadiendo desde la cabeza a los pies, se fue, así de rápido se transformó en algo más grande al no encontrar lo que deseaba ver en su habitación.

 

La recamara poseía una buena iluminación. Una puerta de cristal era lo que tenía en vez de una ventana. La puerta era descubierta por una cortina color durazno recogida a los lados por listones, dejando entrar la luz solar del medio día. Un sofá rojo con detalles dorados era ubicado al lado de la puerta de cristal, un ropero grande, y dos muebles pequeños eran ubicados a cada lado de la cama. Esa gran cama donde esperaba encontrar a cierta persona, seguramente recostada. Pero no estaba. En su lugar, las sabanas de diferentes tonalidades cafés y amarillo ocre, permanecían ordenadas sin si quiera un rastro de arrugas. Las cortinas eran recogidas a cada esquina de la cama por el dosel.

 

El joven del traje rojo, Lee Taemin, suspiró.

 

Su esposo no estaba en la habitación, justo donde lo encontraba después de regresar del pueblo. Su gente siempre tenía problemas y tenía que ir al lugar personalmente para resolverlo.

 

Taemin nunca imaginó que el trabajo de Rey, por muy tonto que suene, fuese a ser tan exhaustivo. No pasaba mucho tiempo con su esposo por culpa de ello. Quería a su gente, a su pueblo, había gente tan buena que necesitaban su ayuda, tenía que estar allí, pero también deseaba estar con Kibum, su esposo. A veces, pasaba todo el día fuera y regresaba al anochecer, encontrándolo dormido. Tenía que preguntar a los trabajadores de la casa, como a las cocineras, si se había alimentado bien, que había comido, si había comido mucho o poco; a las sirvientas, para saber que había hecho en el día. Tenía que cuidar muy bien al chico, por eso siempre preguntaba sobre su alimentación.

 

Porque su persona amada tenía siete meces de embarazo.

 

Por eso le dolía no pasar mucho tiempo con él. Pero, otras veces, como esta-como este día- regresaba más temprano, justo al medio día. Pero, el problema era que Kibum no estaba en la habitación. Normalmente lo encontraba sentado frente a la puerta de cristal, previamente abierta, leyendo un libro o tejiendo algo bonito para su bebé. Otras veces, el joven embarazado tenía visitas. Su mejor amigo, Minho, le visitaba cuando podía, ya que también tenía trabajos importantes que hacer en el reino. Normalmente, la compañía de Kibum era el de la servidumbre. Y él, realmente, se llevaba muy bien con esas personas, especialmente con el jardinero, Onew. Taemin tenía muchos problemas con el hombre. Más de una vez intentó despedirlo, pero su esposo le pedía que no lo hiciera, era una de las pocas compañías que tenía en el reino. No quería estar solo. Le dolía tanto que Kibum se sintiera así: solo. Y sabía que tenía que estar con su pueblo para resolver toda la montaña de problemas que había, no tenía el corazón como para despedir al jardinero y dejarlo sin la compañía de ese hombre que parecía ser un buen amigo. Así que, Taemin, con todo su pesar, decidió no despedir al jardinero, sabía que Kibum nunca lo engañaría, y también sabía que el jardinero tenía esposa e hijos, pero no podía evitar sentir ese piquetito de celos.

 

Era algo inevitable.

 

Pero allí estaba, caminado rumbo al jardín, donde estaba seguro encontraría a su embarazado.

 

Durante el trayecto, sus ojos fueron puestos en cada pasillo y habitación por la que pasaba. Pero, justo como lo predijo, su esposo permanecía en los jardines. El joven rubio, seis años menor al rey, se movía lentamente hacia los rosales, donde un sonriente jardinero le esperaba mientras daba unos recortes a los arbustos llenos de rosas.

 

Kibum mantenía ambas manos sobre la barriguita abultada. Las finas manos acariciaban el vientre cubierto por una tela purpura azulado. El vestido era simple, un conjunto que Kibum usaba para dormir. La tela era grande, pero el estomaguito de siete meces abarcaba mucho espacio, haciéndolo más pequeño, pero no por eso mostraba las hinchaditas piernas.

 

Taemin, le había más que pedido, ordenado, que usara medias cuando decidiera usar sus vestidos. Kibum, en realidad, era un joven que gustaba de usar ese tipo de prendas femeninas para dormir, pero, ahora con el embarazo, sus ropas varoniles no le quedaban, por lo que usaba los vestiditos todo el día. Tenía prohibido salir, por eso no era necesario comprarle ropa cuando quisiera salir a pueblo. Su embarazo era de alto riesgo, por eso Taemin lo tenía tan cuidado, aunque fuese algo tan exagerado como no dejarlo salir. El rubio había hecho mil berrinches, negándose a tal orden de su esposo, él era una persona que gustaba mucho de ir al pueblo, salir con sus amigos a comer por las tardes o simplemente andar en caballo por los caminos hacia otros pueblos para conocer más lugares.

 

El rubio sabía que su esposo lo hacía por su bien, pero estar todo el día encerrado en casa le asfixiaba, y mucho más lo hacía cuando Taemin ni si quiera estaba en casa para acompañarlo. A veces se sentía triste y lloraba en la soledad de su habitación, pero, pronto trataba de olvidarlo y distraerse en sus libros o simplemente salir al jardín para conversar con Onew.

 

Simplemente, se sentía solo. Necesitaba mucho de Taemin, necesitaba que lo abrazara, que lo besara, que le dijese que lo amaba. Hace tanto que no escuchaba un Te amo de Tae, que sentía que el joven ya no lo quería. Incluso, no lo veía días enteros debido a que su trabajo le absorbía mucho tiempo. Le dolía mucho y trataba de no sentirse así por su bebé que, sabía que le albergaba los sentimientos negativos a su bebita; él estaba seguro sería una niña, algo en él, le decía que sería una pequeñita. Y la llamaría Esmeralda. Le gustaba mucho ese nombre aunque no fuese uno coreano.

 

-Las rosas me gustan mucho. Las ah cuidado muy bien, Onew- La voz fina, bajita, pero ronca al mismo tiempo, pronunció sus palabras con simple adoración.

 

-Tomé una. Las rosas blancas son las que más cuido, también son las que más me fascinan- El jardinero arrancó una rosa blanca, pero antes de entregarla, le quitó las espinas con la tijera que cortaba los arbustos.

 

-Muchas gracias- Kibum la recibió entre sus dedos blancos. La sonrisita bonita relucía impecable mientras olía la rosa recién regada por el jardinero.

 

La escena, tras la mirada de Taemin, no parecía muy agradable. Viéndola desde su ángulo; simplemente entrar al jardín y observar como Onew le daba aquella rosa blanca, mientras el rubio la recibía con su linda sonrisa, no era algo agradable de ver, al menos no para el rey.

 

Con pasos presurosos, llegó justo por detrás del rubio, le tomó por el brazo, apretándole. Kibum lanzó una exclamación, asustado, sus ojos rasgados se abrieron como cuales conchas, pero descubrieron las perlas al observar a la persona por detrás de él.

 

-Mi vida…- Exhaló. Por un momento creyó ver a un fantasma, uno que se parecía mucho a su esposo. Tuvo que pestañear varias veces para cerciorase de que no era su imaginación. Pero, al extender una de sus manos y tocar aquel rostro sereno, pero serio y potente, que poco a poco curvaba los labios en una media sonrisa, supo que no era su imaginación, que no era la soledad que soñaba con su esposo en casa.

 

Finalmente, el joven del traje rojo, sonrió. Sus manos grandes se pasearon por los labios rosados, acariciando esa suavidad húmeda y cálida. Pero, entonces, sin si quiera avisar, lo rodeo de las piernas, alzándolo, para finalmente posar uno de sus brazos sobre la espalda menuda y la otra alrededor de las piernas largas cubiertas por las medias grises. El rubio, sorprendido, lanzó un chillido, apretando contra su pecho la rosa blanca. La apretujó con fuerza mientras sus ojos se abrían lentamente- ni si quera se había dado cuenta del momento en que los cerró-.

 

-Hace días que no te veía- Titubeó al principio de sus palabras. La rosa apretada firmemente contra su pecho. No sabía porque, pero tenía unas inmensas ganas de llorar. Quizá era el hecho de tener a Taemin a su lado; quizá era el hecho de que su embarazo lo tenía más sensible; quizá, simplemente eran las dos cosas.

 

-Lo siento. Me levantaba demasiado temprano y regresaba demasiado tarde. Siempre estabas dormido cuando llegaba- Susurró, observando de reojo como el jardinero se alejaba un tanto. Le sonrió al rey, sabiendo que este no le regresaría la sonrisa. Tae lo esquivo de inmediato, ignorándole para concentrase en su, ahora, lloroso esposo.

 

-Oh, no, precioso, no llores…- Lo apretó más contra sí, pegando el rostro bonito sobre su pecho.

 

-¿V-Vienes a verme, o sólo estas aquí porque necesitas algo de tu despacho?- El rubio le miraba desde abajo, la cara mojada, alzada desde el pecho fuerte.

 

Taemin le miro extrañado y movió la cara un poco, hacia un lado como un pájaro curioso, teniendo una mejor vista de su embarazado sollozante.

 

-Claro que vengo por ti. ¿Por qué me preguntas algo así?

 

-Por nada, por nada- Murmuró rápido. Se removió un poco, sólo para tener mejor posición y comodidad entre los brazos fuertes que le sostenían. Su barriguita impidiéndole la vista más allá, donde estaba el jardinero, quería despedirse del hombre. Pero, su esposo tenía otros planes. De improvisto, dio media vuelta, dándole la espalda a Onew, y simplemente se fue con el rubio en brazos.

 

-¿Que sucede?- Preguntó, Taemin. Sus ojos obscuros puestos en la figurita abultadita. Las lágrimas del joven rubio comenzaban detener su andar, dejando líneas secas sobre sus mejillas como rastro.

 

-N-Nada, todo está bien- Una sonrisa grandote se instaló sobre sus labios de corazón.

 

Taemin había venido a verlo, había venido por él, no por trabajo. Ahora se sentía tan feliz.

 

-Tu sonrisa...- Murmuro la voz profunda de Taemin mientras subía las escaleras-siempre será mi fascinación- Finalizó, observando aquellos ojitos rojos que, con unos cuantos minutos de llanto estaban tremendamente hinchados. Todo en Kibum era tan sensible, Taemin no podía si quiera imaginar que pudiese existir alguien más adorable que su rubio.

 

-Taemin...- Musitó. Una risita pequeñita salió de sus labios rosas. Le gustaba muchísimo que Tae le háblese bonito.

 

-Pero- La voz potente, seria de repente- Quiero que me digas que fue lo que te hizo llorar- Murmuró firme.

 

Kibum se encogió entre sus brazos mientras un rojo suave se coloreaba sobre sus pálidos cachetes.

 

-No era nada, ya sabes cómo me pone el embarazo.

 

-La gente no llora sólo porque sí, precioso- Pronunció igual de serio, pero un poco más dulce, más calmo.

 

Cuando ingresaron a la habitación, lo dejó suavemente sobre el suelo, pero no por eso lo soltó. Sus ojos se posaron sobre la rosa entre las manos finas, se la quitó suavemente, dejándolo sobre el sofá rojo. Finalmente, sus manos grandes se posaron sobre la cintura pequeña, atrayéndolo hacía sí. Los cuerpos pegados, con un bultito impidiendo su abrazo; la pancita abultada en medio de los dos, pegando contra el vientre de Taemin.

 

El rey lo miró de pies a cabeza antes de tomar una de las piernas y alzarla a la altura de su cadera. Kibum jadeó, sosteniéndose fuertemente de los hombros de su esposo. La pierna tersa, como terciopelo, era tocada por Taemin, él la rodeaba y la tocaba a su gusto, disfrutando del suave tacto. Amaba esas piernas, siempre, cuando hacían el amor, las dejaba moradas, llenas de marcas de dientes y succiones de labios. Pero hoy, se mostraban blancas, sin ningún rastro de purpuras marcas. Hace meces que no lo hacía suyo.

 

-Kibum, mírame- La voz como un eco; profunda y gruesa-Quiero que me mires y me digas porque llorabas.

 

El rubio se encogió más, su mirada descendió y las mejillas sonrojadas adquirieron un color más fuerte. Su mano derecha abandonó el hombro de Taemin para posicionarse sobre el pecho fuerte. En ese momento, Tae lo rodeo completamente con su brazo, tomándole por la espalda; su cuerpo se encorvó un poco, haciendo lo mismo con el cuerpo de Kibum mientras sus labios se iban acercando. Los ojos del rubio se cerraron antes de que sus labios se tocaran. Taemin lo admiro, jugando con su embarazado, tardando el beso a propósito, lo que ocasionó que Bum terminara por abrir sus ojos chiquitos. Las pestañas largas moviéndose de arriba hacia abajo, sus parpadeantes ojos mirando confundido a su esposo. Pero, cuando menos lo espero, Taemin le atacó. El beso, que parecía iba a ser uno voraz, terminó por ser uno delicado, suave, casi roces. La fricción de sus labios unidos los mandó a tomar lugar sobre la cama.

 

El rey lo recostó como era debido. Lentamente, cuidadosamente. Kibum era su persona más preciada, lo trataba como si fuese de cristal, como si fuese de porcelana, como si fuesen hojas de libros, delgados y fáciles de romper. Por eso le cuidaba tanto, aunque no pasase mucho tiempo con él, cuando lo tenía frente a frente, lo trataba como lo que era, su reina. El rubio era tan sensible que verlo llorar era algo que lo agonizaba. Por eso deseaba saber que fue lo que ocasionó su llanto, así fuese por lo más absurdo, quería saberlo, de esa manera podría curar su herida y nunca más verle llorar por esa causa.

 

Lo escuchó jadear entre un beso. La boca pequeña se movía tímidamente contra los labios gruesos. Una mordida, dos mordidas, los sinhuesos jugueteando coquetamente. Sus respiraciones, irregulares se convertían, dejando los besos por escasos segundos para recuperar el aire que entre ellos se robaban. Y después, simplemente continuabas con sus besos asfixiantes.

 

-Quiero saberlo...- Exhaló el rey, dando piquetitos sobre los labios medio rosados, medio rojos. Pero, sin duda, unos labios muy hinchados.

 

Bajó hacia uno de los hombros pálidos, sus manos expertas bajaron la manga purpura azulada, dejando libre al hombro para darle un beso rápido. Pronto, se encontraba de rodillas frente al rubio, las piernas exquisitas se mostraban tímidas, escondidas tras las mallas grises. Sus manos grandes tomaron posesión de ellas, poniéndolas sobre sus hombros. Poco a poco, comenzó a bajar los largos mallones. Las piernas desnudas, ahora descaradas, se mostraban para él.

 

Y las nuevas marcas comenzaron.

 

Mordió, e hizo con esas piernas lechosas todo lo que deseo. Kibum, extasiado, suspiraba ruidosamente, pero gemía silenciosamente. Su cuerpo había necesitado tanto de Taemin.

 

-Por favor....- Musitó el rubio. Su voz había salido como un gemido, casi un chillido- No me dejes solo... ya no, por favor- Las palabras rompiéndose al final debido a las lagrimas que volvían amenazantes con salir.

 

Taemin sintió una punzada sobre su pecho; una aguja puntiaguda y gruesa traspasándole el pecho. En ese momento, con aquellas palabras que su esposo pronunció, su mente lo comprendió.

 

Ahora sabía el significado de sus lágrimas.

 

-¿Es por eso? ¿Te sientes solo y por eso llorabas? Piensas que me estoy alejando...- Murmuró para sí mismo la última oración.

 

Kibum asintió, alzándose con todo y su barriguita hasta poder rodearlo con sus brazos flacuchos.

 

-No te vayas...- Murmuró sobre su pecho.

 

-No lo hare, te lo prometo.

 

Le alzó el rostro, mirándole directamente a los ojos. Veía la soledad en los ojos rasgados, la tristeza, y quizá la inseguridad; la inseguridad de que ya no le quería, por eso se alejaba y casi no pasaba tiempo con él y con el bebé que venía en camino.

 

Ahora, Taemin sólo se sentía mal, abatido.

 

-Lo lamento...- Susurró sobre los labios de corazón- Esto terminara, me tendrás contigo justo al medio día. No te dejare solo mucho tiempo. Este bebé- Tocó la pancita abultadita, masajeándola con sus manos cálidas- y tú, tendrán toda mi atención-Sonrió, porque sabía lo que iba a decir a continuación iba a ser tan cursi que, seguramente, Kibum amaría escucharlo- Mi amor, mi cariño. Todo lo tendrán de ahora en adelante. Yo también te necesito, te extraño cuando no estoy contigo. Necesito saber si estás bien, si están bien- se corrigió.

 

-Mi vida- Musitó, mirándole con los ojos acuosos.

 

-Extrañaba que me llamaras así- Sonrió, besando los labios hinchados otra vez y otra vez, muchas veces más hasta que el menudo cuerpo debajo de él se cansó. Kibum quedó agotado sólo con unos cuantos besos. Cayó rendido, durmiendo al fin entre los brazos de su esposo. Una sonrisita bonita adornaba sus pequeños labios y toda la noche permaneció allí, implantada permanentemente mientras que, su rey, le observaba de la misma manera. Pero, aun así, él quedó con ganas de más, con esas inmensas ganas de hacerle el amor, pero sabía que el rubio no aguantaría. Se cansaba con tanta facilidad, su embarazo lo tenía agotado.

 

-Mañana...- Susurró al cuerpo dormido- Te sacare a pasear. Sé que adoras salir, no es justo de mi parte mantenerte aquí encerrado.

 

Ahora, sólo se encargaría de curarle sus heridas, aquellas que él mismo abrió sin darse cuenta. Su prioridad era su esposo, y, por supuesto, su futuro hijo, su bebé. Y, de cierta forma, sentía un peso menos, porque ahora dejaría su trabajo de lado. Por algo tenía más trabajadores, personas que podrían encargarse del reino mientras él podía disfrutar del embarazo de su rubio.

 

Y santo cielo, lo había extrañado tanto. No era agradable llegar por las noches y encontrarlo dormido, cuando lo único que quería era charlar con él, besarle los labios suavecitos y abrazarlo bien fuerte mientras acariciaba su estomago abultadito. Eso, era exactamente lo quería hacer.

 

Era una decisión tomada, el reino podía esperar.

 

***

***

 

A la mañana siguiente, enormes jarrones con rosas blancas adornan la recamara. Las rosas frescas, inundaban con su perfume natural la estancia, recibiendo a un adorable rubio. Su reacción había sido taparse la boca con ambas manos mientras, conmovido, tomaba una rosa de uno de los tantos jarrones que adornaban el lugar.

 

Una nota, sobre la rosa que tomó, permanecía amarrada con un listón rosado. Kibum la leyó con sus manos temblorosas, estaba tan emocionado y conmovido a la vez, que se sentía todo tembloroso, y sin caber duda, completamente feliz.

 

Buenos días, precioso.

En esta pequeña nota tengo que decirte en pocas palabras que, puedo darte más rosas que el jardinero. Así de infantil me eh convertido.

Arréglate, al medio día te recogeré. Te dejé ropa nueva en el closet.

Si, saldremos al pueblo.

Te amo, recuérdalo siempre.

Con cariño, Taemin.”

 

La soledad, se esfumó como el viento esa tarde. Se fue para nunca más volver.

 

Porque esa misma tarde, una barriguita de siete meces disfrutó de su libertad como nunca antes, y al anochecer, fue llenada de besos y cariño.

 

 ***

Notas finales:

¿Que tal? ¿Merezco saber su opinión? No sean malotes y diganme si les gustó xD

Ultimamente, no me gustan los fics donde Kibum es todo un atrevido, me gusta más verlo tímido, todo adorable y sonrojandose por todo, así que, como en casi todos los fics Bum es súper atrevido, ahaha, pues ya casi no leo fics xDD Estoy en abstinencia de fics como dirian Jess, Ale y Pau, uhhhhhhhhhh u.u

Alguien deme un fic donde Key sea el más adorable del mundo, no importa que sea JongKey, Onkey... Amo todas las parejas en las que este Bummie >u<

Y ya, termino con mi discurso del Kibum tímido, y, no se... me encanta tanto el Mpreg que, casi todos mis fics tienen Mpreg xDD AY debe tenar más Kibummie's embarazados TTnTT

Y ya... xD

Espero les haya gustado esta pequeña historia, gracias por leer c:


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