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La sala de cine por NeechanAi

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Notas del fanfic:

Hola, esto paso en realidad. No hay mas ni menos, pero no con hombres, en si fue una situacion lesbica. Una de mis compañeras me la conto y yo lo escribi. Bueno, espero les guste. Si dejan comentarios tratare de responderles lo mas rapido posible. 

Les invito a leer mis otros oneshot, no son muchos, Pero les aseguro que se entretendran. En fin, Gracias por leer, Los quiero muchos y muchos besitos psicologicos :*

La sala del cine

 

Si algo puedo decir que he aprendido de la vida, es en principal que las metas nunca se logran solas. Que no debes estar en un cine con la persona equivocada... eh?... perdón, creo que me equivoque de guion o no es el mismo formato.

En fin, yo no vine a hablar sobre la vida, sino de mi vida o de su vida, o nuestras vidas. El solo pensarlo me hace suspirar, ¡rayos!. Pero por lo menos voy a hablar de algo que ya paso por mi vida.

Como cuando uno va al cine con el amigo equivocado, no sé, no más yo digo.

Empecemos por el personaje principal, Matt… ese tipo de chico algo peculiar. Más que peculiar, la palabra diferente se quedaba pequeña ante su ser. Él era… digo, es como cuando el cielo se vuelve rojo, verde, morado o una explosión de colores, algo que no pasa tan seguido (y creo que nunca) pero más que aquellas cosas que aclare, él era como el tipo de persona que se hace notar por sus acciones. Como la que voy a contar, la principal causa de la historia y quizás la que más le guste.

Era de mañana, como todo día normal. Quizás con el sol más ardiente que otro día, igual era una mañana, donde yo me levantaba como todo Zombie viviente en este planeta (aunque ellos en verdad están muertos) pero yo hablaba de los que no duermen y tienen la viva imagen de un monstruo desaliñado. Bueno, eso fue un poco exagerado.

Solo era cuestión de tiempo para estar arreglado y listo, el reloj sonaba en cada segundo torturando mis oídos, las ventanas entre abiertas torturaban mis ojos encandilados y etc. Vaya fue la sorpresa cuando me lleve al recibir la invitación esta mañana de Matt, una donde lo principal era reunirse para ir al cine. ¿Qué? ¿Qué película veríamos? ¿Quién sabe? Tal vez ni siquiera teníamos en cuenta eso.

Cuando sales con tus amigos al cine, sin darte cuenta lo que menos importa es la película, la mayoría de las veces, ni las palomitas te las comes por estar vacilando a las personas de abajo.

Pero cortando la explicación de los amigos, ahora me encontraba enfrente del centro comercial al cual nos encontraríamos. Era claro que mientras hablábamos con mis pensamientos, también iba avanzando el camino de ida.

-         ¿Matt, donde estás? – dije a través del teléfono, sin darme cuenta del pequeño susto que obtuve por su culpa (y por distraído) al lanzarse detrás de mí. Casi nos caíamos pero yo trate de sostenernos ante cualquier cosa llamada “peligro”.

-         ¡Aquí estoy! – sonreía como cualquier niño después de lograr una travesura o en la ejecución de una. Su mirada era lo que lo delataba bajo cualquier cosa, y aunque tratara de ocultarlo una que otra risita terminaba de dañar el intento. - ¿Vamos? – dijo continuando, pero en el acto de voltearse para continuar yo le sostuve la mano. Su mirada lo dijo todo, lo sorprendido que estaba como lo aturdido que quedo y rápidamente la esquive por vergüenza a ella.

-         ¿¡Qué!? – dije con mucho afán e ironía, como tratando de defenderme. – ¡Hay demasiada gente en este lugar!, ¿No queremos perdernos el uno al otro? ¿o sí? – mi vista desviaba toda conexión con la suya y por unos minutos sus gestos cambiaron al dar mis preguntas. Solo asintió y nos reímos para cambiar el ambiente tenso.

Después seguimos con nuestro trayecto como si nada hubiera pasado. Algunas veces nos parábamos a conversar frente a alguna tienda, y pensar en que comeríamos después de aquello. A veces entre las andanzas y paradas que efectuábamos de improvisto me ponía a pensar en cómo era el, y saque para mí la mejor descripción.

Matt tenía unos bonitos ojos marrones, oscuros y casuales en su color pero únicos en la mirada de inocencia e ingenuidad que otorgaba a la vista de los demás. Su típica sonrisa de niño bueno que no rompe ningún plato, solo se trataba de falsedad oculta para ganar lo que quisiera. Sus cabellos eran casi amarillos pero la raíz oscura de color marrón los volvía un castaño claro como achocolatado. Portador de un gran torso y brazos fuertes y musculosos al igual que la mayor parte de su cuerpo. Era como el hombre por las que suspiran todas las mujeres. Mejor dicho, por el que suspiran todas las mujeres.

Habiamos pasado por la cola del cine, que en estos momentos ya había acabado, y listos para comprar las cotufas. Creo que habíamos terminado viendo el Hobbit y raramente no conocía nada sobre eso. Ninguno de los dos conocíamos lo que íbamos a ver.

En estos momentos Matt estaba en otro lado del planeta tierra y su mirada perdida entre las muchachas que atendían. Entendía eso, era hombre, pero si ya las tenía a todas ¿por qué más?

Para resumir mi situación. Los boletos en mis manos, la mirada de Matt ante las chicas. Las cotufas sonaban y los potes ya estaban llenos de refrescos.

Me estresaba, no los aparatos. ¡Él me estresaba!

-         Matt, agarra la bandeja. – dije mientras el pestañeaba y salía de sus pensamientos.

-         ¿Ah? ¿Qué? – pregunto algo perdido en la conversación.

-         Que agarres las cotufas – Volví a decirlo, y esta vez se  llevó sus manos a la cabeza y mientras se disculpaba tomaba los potes.

-         Ahjaja perdón. – decía mientras terminabas sus disculpas solo señaladas ante las chicas que nos atendieron sin disculparse con el que de verdad debió. Lo más inexplicable de todo e irrazonable, es que quien logro las conquistas y sin saber cómo fui yo. No él…

-         Jeje. – dio una mirada a causa de mi risita, algo que no entendió y probablemente no entenderá.

-         ¿Henry? – ignore su llamado y continuamos hacia la sala del cine.

Cuando ya estábamos dentro de la sala, vimos nuestro alrededor buscando los puestos. Todo prácticamente oscuro y casi visible por la iluminación de la gran pantalla, solo logre visualizar alrededor algunas que otras parejas o grupos de personas un tanto separadas. A comparación de otras salidas esta sala estaba un tanto vacía para lo normal.

Nuestros asientos estaban en el final de todo. Bueno, casi. Pasamos por el lugar y llegamos a los asientos tranquilamente; las personas más cercas que se podrían ver eran las de dos filas hacia abajo.  Casi en el centro de la sala.

Era aburrido ver una película que no tienes ni idea de cómo fue la primera parte, más cuando tienes a un supuesto "mejor amigo" al que le gustas...

¿Eh?, eso no contaba. ¿Acaso esto escribe todo lo que pienso?, okey… lo del gusto tratemos de olvidarlo. Bueno, no… digo ¡sí! Bueno omitamos esta parte ya que en la historia se supone que no debía salir y volvamos a lo serio.

Aunque si hablara o relatara así, pareciera que es a mi quien le gusta, y no, eso no.

En fin, dejemos mis divulgaciones emocionales del cerebro y volvamos al ambiente que se empezaba a sentir caliente. Un tanto diferente a lo normal de un cine, ya que lo más obvio es sentir un frio, no calor.

-         Ah. –un pequeño gemido salió de mi boca, algo que al instante fue tapada por mis manos, en forma de una pequeña equis.

Era un vaivén que presionaba mi cuerpo, llenando lentamente de una pasión con cada grado de calentura, en cada centímetro de mi piel. Mi boca tapada por mis manos, mordían fuertemente frenando los dientes. Amortiguando mis quejidos y gemidos. Un rojo prolongado mataba mis cachetes por aquella pequeñez.

Sentí otra presión en mis muslos y un gran sonido de fondo gracias a la película nos asustó. – Matt, ¿Qué…que haces?- Trataba de decirle, pero me sentía desorientado.

-         Diversión, eso hago Henry… Trato de divertirnos.- Su rostro no se veía muy bien por la oscuridad, pero entendí su sonrisa perversa.

-         Esto no es... divertido. Si nos… descubren, estamos en… problemas Matt. – Mi respiración no ayudaba, y la excitación menos. No pude modificar mi voz gruesa gracias a los gemidos ahogados.

-         No pasara, estamos prácticamente solos. Henry, solo juguemos.- Su tono era algo burlesco. Su rostro se acercó al mío y lentamente lamio mis labios, que estaban secos. Al momento sentí como un grupo de chicas miraba hacia arriba buscando puestos y se detuvieron. Me sentía abochornado, y mis manos se enfriaron.

Su mano agilizo los movimientos y mientras iba más rápido, más rápido llegaba el orgasmo. Dejando que de mi salieran mi esperma manchando mi pantalón y su mano.

Le mire amenazante y vi como sus dientes se visualizaban en una bonita sonrisa. Rápido me beso, un pequeño pico y se volvió a acomodar en su asiento. Sin más… se quedó tranquilo.

No hablamos hasta que la película termino y tuvimos que salir. Pero yo no podía, no llevaba suéter para taparme la mancha que dejo mi semilla. Temblequee cuando el saco un suéter de no sé dónde y me lo rodeo en la cintura.

Cuando salimos llegamos a un pequeño puesto de café frio. Nos sentamos y ordenamos dos. Duramos minutos, largos, eternos sin habla. Pero ambos nos mirábamos y no soltábamos la mirada. El a veces se reía pero disimuladamente mientras tomaba el café.

Pero no duro mucho, la chica que nos atendió a preguntamos si queríamos algo más y nosotros desistimos. Pero nos quedó viendo algo intrigada. – Umh, ¿Puedo hacerlos una pregunta?  Claro sin ofender.- pregunto y los dos respondimos un si al unísono.- ¿Son novios?- La chica paso su cabello por detrás de su oreja algo nerviosa, y nos miró nuevamente apenada.- nosotros nos vimos y mientras yo respondía no, algo exaltado el respondió si, con tanta seguridad.

-         ¿Qué?- dije yo. La chica nos miró confusa y Matt le sonrió.

-         Es que eso era lo que le iba a pedir, pero llegaste y preguntaste… bueno. Él no lo sabía todavía.- La chica sonrió y rio quedito hasta que se marchó, despidiéndose.

-         Me explicas.- le pedí, acercándome y susurrándole al oído.

-         Ah, sí. Lo siento… ¿Henry, quieres ser mi novio? Eres lindo, te sonrojas fácil, sonríes perfectamente, eres tan sincero y terco, eres celoso y frágil. A veces cantas cuando tienes los audífonos a máximo volumen pero no importa. Te gusta la música clásica y el estilo rockero. Sabes física, química y matemática. Te has ganado a mi madre al igual que yo… o eso creo. Te amo, y tú me quieres, pero te enseñare a amarme hasta quedarte loco por mí.  Como yo por ti y… no sé, no soy bueno pidiendo esto. Pero si quieres me arrodillo y me encadeno mientras besos tus pies. ¿Qué dices?

Me quede callado, le mire perplejo. A que venía eso, de donde salió. Por eso la invitación. El café, el cine, la escenita que hizo en el cine. Todo era para pedirme si podía salir con él.

-         Matt, dime una cosa… solo una y te respondo.

-         ¿Qué?- pestaño y me miro confuso mientras colocaba una de esas caritas de querer obtenerlo todo.

-         Desde cuando eres Gay…- Matt me miro confuso, más de lo que estaba antes. Después de darse cuenta se carcajeo, haciendo que todas las personas del café nos mirara y yo me avergonzara solo un poco.

-         Henry, no soy Gay. Bueno si, pero solo por ti, o sea no me gusta otro hombre. Quiero decir, tampoco quiero a una mujer como a ti, al menos que sea mi madre. Pero Henry, no es un juego. Nunca he estado con un hombre, menos haberle dicho que me gusta… ya sabes, tú me conoces. – Le mire con su cara de niño que no rompe un plato. Le sonreí y me acerque para darle un beso en el cachete. El me la jugo y voltio el rostro en el momento preciso y la gente se nos quedó viendo como bichos raros.

Nos reímos y salimos de la tienda después de pagar pues claro. Y caminamos el centro comercial. Disfrutamos nuestra primera cita de novios y más cuando era con un hombre.

Pero aquí no termina todo. Cuando le pregunte a Matt porque me había masturbado en la sala del cine este con la vergüenza marcando su rostro respondió.

-         Henry, antes de pedirte que fueras mi novios, busque por internet las maneras más rápidas que un chamo acepte a otro de su mismo sexo y las primeras entradas salían que había que violarlo. Después como que se ponían sumisos. Pero yo no soy capaz de hacerte eso. Así que solo te masturbe, si me rechazabas seriamente pararía y terminaría la salida.- no podía describir mi cara de frustración.

-         ¿Matt, que hubiera pasado si te decía que no?- pregunte temiendo la respuesta.

-         Hubiera recurrido a lo que sale en internet.- decía tranquilo.- pero ya sabes, no pasó nada y tu dijisteis… Henry, deja eso… Hey Henry, no, no me pegues.

FIN~

Notas finales:

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