A lo lejos, dos figuras caminaban, acercándose a la llamada aldea de Konoha. Los ninja que estaba de guardia ése día, divisaron a lo lejos las dos siluetas acercarse. Reconocieron inmediatamente quienes eran. Uno de ellos estuvo a punto de hablar, cuando notó la tercera figura que estaba cubierta a penas con algunas telas. Sus esbeltas piernas sobresalían de los harapos. Naruto era quien cargaba a aquella persona. Al estar ya frente a las puertas de Konoha, saludaron a los recién llegados.
-Que sorpresa encontrarlos de regreso.
Ninguno de los ninjas custodiando de la puerta pudo apartar su vista del cuerpo que era cargado en brazos por el joven rubio. La curiosidad hizo a uno preguntar.
-¿Quién es?
La persona inconsciente, era una chica rubia, hermosa, de piel blanca y a la vista de buena figura. Su rostro por desgracia, estaba fuera del alcance de su vista, pues estaba recargada al pecho del contenedor.
-Esta herida, necesita que la atiendan. Tenemos que irnos.
-Claro.
Notaron que Naruto apretaba contra su cuerpo a la desfallecida doncella. En el camino, notaron la llegado de otro ninja. Era Kakashi, quien al parecer había estado de misión y ahora regresaba. Éste, leyendo su siempre inseparable libro, levantó la vista para ver a los recién llegados.
-Vaya, que coincidencia encontrarnos regresando de nuevo a la aldea al mismo tiempo. Y por lo que veo, llevan a alguien con ustedes. Puedo preguntar ¿Quién es la chica?
-Es una joven que encontramos en el camino, fue atacada y necesita atención médica.
-Ya veo… en ese caso no los detengo más. Suerte.
Y así, cada quien partió a un rumbo distinto. Jiraiya y Naruto estaban muy nerviosos aunque en el exterior no lo demostraban. El rubio sobretodo, estaba no sólo nervioso, también se sentía con gran aprehensión. La linda e inconsciente “chica” que llevaba en los brazos, era Orochimaru. Temía que fueran a descubrir el engaño, pero hasta ahora no había problema. Necesitaban la ayuda urgente de Tsunade y querían que todo fuera lo más discreto posible. Cuando llegaron, solicitaron la ayuda urgente de Tsunade. La mujer tardo algunos minutos en aparecer. Cuando estuvo frente a los chicos, miró interrogante a la chica que Naruto sostenía con cuidado y celo.
-De acuerdo, ¿Qué sucede aquí?
-¡Hey!, necesitamos que nos ayudes con esto.
Dijo señalando a la rubia.
-Necesitamos que la atiendas tú personalmente… en privado.
Tsunade estaba a punto de replicar, pero la mirada grave que le dio su amigo fue suficiente para disuadirla. Suspiró cansadamente.
-Muy bien. Entonces… espero que sepan agradecérmelo.
-Si… con respecto a eso… necesitamos que sepas algo… cuando estemos en privacidad.
La rubia enarcó una ceja intrigada, pero no dijo nada. Una vez que estaban en una sala vacía, colocaron a la “chica” en una camilla, por suplica de Jiraiya, la habían puesto en una cortina que cubría todo, para que hubiera el doble de “privacidad”. El peliblanco tocó a la quinta hokage.
-Escucha… necesitamos que lo ayudes y lo que te vamos a pedir, Naruto y yo, te rogamos que lo guardes en secreto… se que parecerá una locura, pero debes confiar en nosotros.
La mujer, ahora si que estaba más que intrigada. Comenzaba a tener sospechas de lo que podría estar pasando, pero lo que pasó a continuación era algo para lo que no estaba preparada.
Cuando el peliblanco y Naruto dejaron a la rubia, estos se miraron y ante la atenta mirada de la médico, la atractiva rubia comenzó a “transformarse” y ante ella, en lugar de una mujer, estaba aquel a quien hace años se había vuelto su enemigo, era Orochimaru. No sabía que decir, se había quedado prácticamente muda por la impresión y estaba a punto de gritar como loca, cuando el sannin de las ranas la miró y con la mirada le rogaba que no hiciera escándalo. Ella se calmó lo suficiente para formular una pregunta.
-Quiero que me expliquen ¿Qué significa esto? ¿Por qué está él aquí?
-Bien… es una larga historia, lo único que sabemos es que algo está pasando y tiene que ver con él. El Akatsuki está detrás de él… parece que por el momento Naruto ya no les interesa…
Esa revelación sorprendió a la mujer.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Al parecer, quieren a Orochimaru por algún motivo y tiene que ver con un supuesto secreto que él oculta… ignoro de qué se trate… pero eso no es todo… creo que algo le pasa… siento que ese secreto es lo suficiente grave como para tener a Orochimaru en vigilancia… debemos protegerlo.
La mujer miró sorprendida a su amigo. No sabía lo que pasaba, pero iba a averiguarlo.
-Está bien. Veamos… revisemos primero si tiene heridas o lesiones.
Hizo su chequeo hasta que reparó en las manos vendadas y algo sangrantes. Miró a Jiraiya.
-Cuando lo encontramos estaba atado.
No preguntó más. Le sorprendía la escena que se estaba desarrollando frente a ella. Siguió su examen ignorando el hecho de que el hombre desmayado estaba semidesnudo y sus piernas estaban muy expuestas, enseñando demasiada piel para su gusto, a pesar de que parecía llevar un atuendo que sabía pertenecía a su pervertido compañero. Cuando llegó a una zona en específico, más exactamente cerca del are abdominal, se detuvo abruptamente, sus manos temblaron y su mirada se tornó seria. Miró a los dos hombres presentes y con una seña le dijo a Shizune que los sacara.
-Disculpa, pero a partir de aquí la revisión tiene que ser más privada… tienen que salir.
Y casi los sacó a empujones hasta que ellos estuvieron afuera de la habitación, cerrándoles la puerta de golpe en las narices. Ambos hombres se miraron desconcertados. Después miraron a la puerta y esperaron a que salieran y les dijeran lo que pasaba.
Adentro, Tsunade revisaba con mayor interés… miró sorprendida al hombre serpiente y luego miró de nuevo el área que revisaba.
-No puede ser… “¿Será este tu secreto…? De ser así… creo que algo muy grave están pasando… ¿Qué es lo que planean esos sujetos?”
Después de que terminó la revisión, le dijo a su ayudante que les hablara a los chicos. Ella así lo hizo. Mientras ellos estaban afuera, esperando, uno más nervioso que el otro. Naruto, se sentía inquieto, con extraños deseos de regresar adentro y no separarse del lado del pelinegro… no entendía a que se debían esos impulsos tan raros y nada justificados que tenía tan de pronto. Cuando la puerta se abrió y recibieron la noticia de que podían pasar, ellos así lo hicieron. Cuando estuvieron adentro, Tsunade comenzó a explicar.
-Revisé todo su cuerpo, salvo las heridas de sus manos, no hay nada grave… sin embargo… encuentro raro algo que descubrí… no estoy muy segura y no puedo decirles nada aún hasta que no esté cien por ciento segura… pero creo que es muy necesario que Orochimaru permanezca en clandestinidad, no parece estar bien por lo que he notado, y necesito hacerle unas preguntas y para eso lo necesito despierto…
Escucharon unos cuantos quejidos, miraron y notaron los pequeños espasmos del cuerpo del sannin de las serpientes. Sus ojos parpadearon hasta que se abrieron lentamente, ajustándose a la luz para aclarar su visibilidad. Cuando notó dónde se encontraba, casi pegó un grito de enojo. Se levantó de golpe, ganando con ello un dolor punzante en su cabeza.
-No te levantes, estás débil.
-¿Qué demonios hago aquí?
Jiraiya respondió a su pregunta.
-No había opción… además… necesitabas ayuda médica y estábamos cerca de la aldea.
-No me interesa, no tenían ningún derecho de traerme aquí…
-Eso no importa ahora… necesito hacerte unas preguntas… ¿Cómo te sientes ahora?
-¿Qué cómo me siento? Pésimo… me duele la cabeza, me siento sin fuerzas y con mal humor.
-¿Algo más?
-No.
-Bien… respecto a tu… secreto… ¿Quieres hablar de eso?
Ante la mención de esa palabra, tensó todo su cuerpo y no pudo evitar una mueca de temor que la mujer notó. Orochimaru se quedó en silencio por varios segundos que parecieron eternos, hasta que un hilo de voz salió de su garganta.
-No.
La rubia entendía… estaba comenzando a pensar que sus sospechas eran ciertas… de ser así, era obvio la renuencia del hombre a hablar de algo como eso, que sin duda lo avergonzaba enormemente y al mismo tiempo le atemorizaba.
-Está bien… pero ahora que sabemos que el Akatsuki te persigue y viendo que necesitas ayuda… hemos llegado a la conclusión de que deberás ocultarte… permanecerás clandestinamente en la aldea, vigilado por supuesto, nadie más sabrá que estas aquí… escucha, queremos ayudar, y espero que aprecies esto.
No dijo nada. No quería su ayuda, pero viendo como estaban las cosas y sabiendo que no tenía a nadie a quien recurrir y viéndose solo en éste problema, no le quedó más opción que aceptar.
-Bien…
-Si… otra cosa… como dije, tienes que permanecer en la clandestinidad… así que creo que vas a tener que hacer algo que seguramente no te va a agradar… por ahora descansa.
Naruto miró a Orochimaru que obedeciendo, cerró sus ojos para descansar. Estaba muy sumido en sus pensamientos cuando una voz que reconoció como la del Kyuubi, le habló.
“Oye! Mocoso… escucha con atención… no debes alejarte de aquel sujeto.
¿Por qué?
Porque es especial.
¿Qué quieres decir con eso?
Estoy seguro que lo has notado, ¿cierto? Su aroma.
¿Qué hay con eso? Si, note algo extraño…
Gracias a mis poderes que absorbes, puedes percibirlo con mayor facilidad que la nariz de un simple humano… ese aroma es parecido a la de las hembras en celo… pero no es esa clase de aroma… es mucho más dulce y difiere en algo… es un aroma demasiado agradable… mis instintos me dictan que debo proteger a ese hombre…
¿Por qué? ¿Qué quieres decir con tus instintos? ¿Qué tiene que ver conmigo?
Mis instintos pasan a ser parte de los tuyos, por eso has tenido esa necesidad de protegerlo y no dejar que nadie se le acerque. Pero no te vayas a confundir, no es porque esté interesado en él, es más bien de cuidarlo, como el macho que soy, tengo el instinto de proteger a las hembras… no sé si me explico.
Es como un macho alfa… que cuida de sus compañeros… ¿no? O en este caso, de las hembras…
Algo así… el aroma de ese sujeto es lo que despierta ese instinto… solo te voy a decir una cosa más… ese hombre, es más de lo que aparenta… es especial…”
Finalizada aquella extraña conversación con el zorro, Naruto comenzó a entender porque tenía esos extraños sentimientos que para ser honestos, comenzaban a asustarlo. Después de eso, comprendió lo que tenía que hacer, durante todo el rato que estuvo dormido el amo de las serpientes, Naruto jamás se separó de él. Tsunade y Jiraiya incluso se sentían intrigados y confusos, pero no dijeron comentario alguno.
Más tarde, cuando Orochimaru despertó, se preparó para su “vida de encubierto”. Lo que no esperaba, era definitivamente lo que ahora estaba frente a un espejo. La persona que veía, era una atractiva rubia, de cabello largo, de buen cuerpo y que casi parecía un clon de la versión femenina que usaba Naruto, las únicas diferencias, era que su rostro era menos redondo que ese clon sexy, sin esa marcas y que sus ojos eran de un color dorado, claro, normales, ocultando su aspecto de serpiente, pero conservando esa enigmática mirada. Su piel era color durazno… odiaba el generoso pecho que tenía, las caderas y todos esos rincones con generosa redondez femenina. Su cabello era algo rebelde aunque brillante y suave… lo odiaba todo. Se sentía aún más humillado y ofendido.
-De ninguna manera…
Su voz, si no fuera por aquella angelical suavidad, sonaría atemorizante. Miró a los presentes mientras su amenazante mirada los fulminaba con odio.
-No pienso estar con este odioso aspecto.
-Tienes que pasar de incognito, sería demasiado obvio si conservas tu aspecto, además, te ves bien.
-No. No lo acepto… y menos el verme así.
Tal parecía que no sabía si ofenderse por el cambio de “sexo” o por el aspecto escogido. Todos suspiraron por la terquedad del sannin, pero lo hecho, hecho estaba.
-Lo siento, así te vas a quedar… ahora, respecto a tu nueva vida… necesitarás que alguien te vigile…
-Yo lo haré.
Todos miraron a Naruto, sorprendidos, y aún más el pelinegro.
-Yo puedo encargarme de esa tarea… además… sospecharían menos.
En cierto punto era verdad, pero aún así era desconcertante. Orochimaru no se sentía cómodo con la situación, de hecho, le molestaba bastante. Ahora no solo tendría que ir por ahí, en esa aldea que tanto odiaba fingiendo ser una mujer, sino que además sería vigilado por un simple chiquillo como si fuera su niñera. Se sentía más que humillado… era degradante para él tener que soportar todo aquello ¿Y por qué? Por un estúpido secreto que odiaba más que nada en el mundo. Naruto haciendo caso omiso de todos, se acercó al ahora sannin femenino y lo tomó del brazo sin prestar atención a las protestas de éste. Como si nada, ahora andaba por las calles, dirigiéndose a lo que era su antigua casa.
-¿A dónde demonios me llevas?
-Pues es obvio… a mi casa.
-De ninguna manera… además, yo tengo la mía propia.
-¿Dónde?
-Si aún lo recuerdo, lo más alejada de esta asquerosa aldea.
-Igual, iré contigo.
-¿Qué?
-A donde vayas yo voy. No te voy a dejar solo.
-Olvídalo… tu casa está bien.
No planeaba compartir su antiguo hogar con ese rubio latoso… tendría que soportar vivir en su casa… al menos por el momento, mientras ideaba una forma de librarse de su “maldición”. En el camino, varios de los amigos de Naruto lo saludaron, pero éste no parecía notarlos, o si lo hacía, si estaban muy cerca de Orochimaru, les gruñía inconscientemente, algo que a la ahora “rubia” le intrigaba y hasta le molestaba. Hubo quienes incluso le preguntaban por la chica, su nombre, quién era, etc… preguntas que no contestaba a ninguno.
Shikamaru, quién pasaba de casualidad, al ver al rubio, caminando al lado de una hermosa joven, se acercó con curiosidad.
-Hey, Naruto, que sorpresa que regreses… ¿Quién es la chica?
Naruto gruñó, sorprendiendo al Nara.
-Hey, por que tan agresivo.
Naruto solo reaccionó sosteniendo a la falsa rubia por la cintura, provocando con ello, el disgusto de la chica, aunque no lo demostró. Era bueno ocultando sus emociones cuando quería. Shikamaru pareció captar el mensaje, “no te le acerques o te mato”, así que dejó el asunto ahí y se fue siguiendo otro camino, despidiéndose cansadamente de su rubio amigo. Naruto relajó su agarre, Orochimaru sólo le miró fijamente con reproche, pero bien sabía que de nada serviría, lo haría de nuevo.
Al llegar a la casa de Naruto, el sannin se sorprendió de lo que vio. Era un basurero horripilante.
-¿Qué por quería de lugar es éste? Y ¿pretendes que viva aquí? ¿en medio de ésta basura? Es un lugar asqueroso.
-Hey!, llevo tres años sin habitarlo, que esperabas.
-Tres años desalojado no hace que tengas esa cantidad de porquería… es obvio que vives entre mugre. Si voy a quedarme en esta pocilga, será mejor que la ordenes y que quede decente.
-¿Qué? Ni sueñes, yo no pienso hacer eso… estoy cansado.
-Entonces me largo.
Sin dar mucha importancia, Naruto se sentó perezosamente en su sofá ahora cubierto de polvo. Orochimaru no podía evitar sentir asco por todo el lugar y más por la persona que habitaba en el mismo. Naruto se quedó quieto tratando de dormir, pero la mirada intensa de Orochimaru le hizo abrir sus ojos y sentir un escalofrío por las dagas que le enviaba a través de esa mirada.
El sanin no se quedaría a gusto hasta dejar de ver ese tiradero, por lo que aguantando el asco, se puso a levantar y sacudir. Naruto se sintió culpable y con fastidio, se levantó.
-Está bien, ya entendí…
Orochimaru sonrió satisfecho. Nadie jamás se negaba a su mirada severa y este mocoso no iba a ser la excepción. Se quedó quieto observando su logro.
Al final del día, el lugar había quedado decente, a decir verdad ahora si se sentía a gusto. Naruto por otro lado, estaba muerto de cansancio… no podía creer que lo hubiera obligado a limpiar… bien lo dicen, uno que no está acostumbrado a trabajar y el día que lo hace se cansa…
Poco sabía, que la noticia de que Naruto regresó a la aldea ya había circulado por toda la aldea, así como la de la llegada de la desconocida que lo acompañaba, junto con otros rumores…