—Saben… A veces olvido porque estoy con ustedes—dice Remus Lupin.
Hace algunos minutos la profesora McGonagall los había encontrado haciendo una travesura. Mejor dicho, encontró a Sirius Black y a James Potter realizándola, y ya que estaba, decidió castigar a Lupin con ellos.
—Porque nos amas, Lunático —dice James con una sonrisa.
—Porque eres feliz con nosotros —afirma Sirius tras meditar unos segundos.
Los tres ríen. Saben que eso es verdad.
La profesora les encarga pulir trofeos sucios y viejos sin utilizar magia.
—Podríamos ser meseros —exclama James tras terminar el último de sus estantes.
—Seriamos los más guapos meseros de la historia.
—Ni que lo digan —dice Remus con una sonrisa.
—Lo siento, Lunático, Canato… Pero yo soy el más guapo –afirma James. Pone énfasis en la última palabra.
—Cornamenta… Soñar es gratis —dice Sirius—. Pero no debes engañarte; siempre serás el segundo por que yo...
—Yo soy el más guapo –termina Lupin dejándolos estupefactos.
Sus dos amigos lo miran, luego intercambian una mirada, y ríen.
Lo hacen desesperadamente. Y Lupin se les une, porque eso son los amigos; risas, lágrimas, consuelos, sonrisas… Apoyo incondicional.
James se retira, él acabó su trabajo hace algún tiempo.
El cuarto queda en silencio. Y una tención aparece en el ambiente.
—¿Qué es la felicidad? —pregunta Sirius de pronto.
—¿Cómo dices?
—¿Que qué es la felicidad, Lunático?
Remus piensa y recuerda todos los sucesos de su vida donde realmente se sintió feliz.
“La felicidad es la sonrisa de tu madre el primer día de primavera”… No puede decir eso. Sirius no tiene buenas relaciones con su madre, esa es una mala respuesta.
“La felicidad es comer helado mirando las estrellas junto a la familia”… No, esa tampoco es una respuesta acertada, Cornamenta no habla jamás de su familia en buenos términos.
“La felicidad es leer un libro, mientras tomas chocolate caliente y comes galletas”. No logra detener una carcajada a tiempo. Sirius le mira… No, definitivamente esa no es la respuesta apta.
—No lo sé, Sirius… ¿qué crees que es la felicidad?
—No tengo ni la menor pálida idea.
La puerta se abre y McGonagall decide quitarles el castigo…
—Solo por hoy, señor Black, solo por hoy.
Las horas pasan, y el reloj de la sala común marca medianoche. Pero los cuatro alumnos que están frente a la chimenea siquiera atinan a observarlo.
—Admítelo, Colagusano, yo soy el más guapo –dice James mirando a su pequeño amigo.
Peter asiente con la cabeza, pero no habla. Su boca está llena de chocolate.
—Te equivocas, Potter, definitivamente no te has mirado al espejo –exclama Black desde un sofá cercano al fuego-. Yo soy de lejos el más guapo; soy perfecto, hombre.
Siguen hablando del tema, y llegan al punto de decidir que Peter Pettigrew es el más guapo entre los cuatro.
Todos ríen y comen bocadillos. Esa noche pueden disfrutarla entera, ya que cuando despierten en la mañana, el sol de sábado les dará la bienvenida.
Peter es el primero en ir al cuarto vencido por el sueño, y James lo sigue.
—No eh olvidado lo que pasó el otro día –comenta Sirius en un susurro.
—Yo tampoco.
El silencio regresa y los rodea; los envuelve en un mundo mágico y sencillo donde solo existen ellos, sus miradas y el calor que escapa de la chimenea.
—¿Qué es la felicidad, Canuto? –dice Remus con una sonrisa.
—La felicidad es tenerlos a ustedes tres. ¿Qué es la felicidad, Lunático?
Lupin sonríe y se acerca a su joven amigo. Acaricia su rostro suavemente y dice, en vos baja y apaciguada;
—La felicidad es amor… Y el amor, niñato, es felicidad.
Juntan sus labios. Definitivamente eso es felicidad, es amor. Es una llama que se encendió en el momento menos oportuno, menos esperado. Un fuego que es difícil de apagar.