«Tú eres el único que me acepta tal y como soy »
Mis manos se movían con torpeza sobre las teclas del piano, y es que era bien sabido que no era muy habilidoso con este instrumento, pero para la persona a las que iban dedicadas aquellas notas no parecía problema. Incluso un brillo de admiración se encontraba en esas pupilas que no perdían detalle de lo que hacía, como si con ese simple gesto se adentrará en lo profundo mi alma.
Y yo, solo podía sonrojarme bajando la mirada para no equivocarme.
¿Cómo es que llegamos a esto?
Solo sé que desde el primer instante en que nuestras miradas chocaron supe que eras especial, inalcanzable para alguien como yo, que soy tan torpe, olvidadizo y que no conoce el sentido del tiempo. Siempre siendo regañado por Hizaki por llegar tarde o tocar alguna nota errada ¡Y es que, ¿cómo no equivocarme si te tenia cerca?! Y mirándome de vez en cuando y con esa sonrisa que sacaba un suspiro de todo el mundo, definitivamente, eres el prototipo de hombre perfecto ¿Y yo que era? Así… solo era yo. Pero eso a ti no te importaba porque a cada oportunidad te acercabas a mí a conversar, a integrarme y yo iba poco a poco soltándome, y con el tiempo, enamorándome.
Pero no era el único.
Recuerdo a la perfección como después de uno de los conciertos, cuando ya nos habíamos terminado de sacar los trajes y todo el maquillaje que los acompañaba, que tomaste mi mano y corriste arrastrándome contigo hasta una zona apartada, fuera del alcance de compañeros, de miradas curiosas. Donde no nos fueran a interrumpir y me sonreíste ampliamente.
— Me vuelves loco- susurraste.
Mis ojos y mi boca se abrieron en el mismo instante, mientras mi mente intentaba procesar lo más rápido posible lo que significaba esas palabras; “Me vuelves loco”
Me vuelves loco.
Loco…
— ¿Qué?- casi grite pero tu mano fue más veloz y me cubrió los labios para no alertar a nadie — perdona, Kamijo —murmuré al estar libre.
— No importa, supongo que te he puesto un poco nervioso, ¿no? Pero te digo lo que siento, ya no puedo pasar ni un momento sin confesarte que te quiero. Más que eso, te amo.
Te amo... te amo
“¡Yo también te amo!” quise gritarle pero antes de que pudiera soltar una palabra, un muchacho del staff apareció y tímidamente anuncio que la van había llegado y que no se la podía hacer esperar.
La frustración se apoderó de mí, pero no pude hacer nada mientras nos dirigíamos hacia donde el auto esperaba. A veces lanzaba miradas furtivas hacia el mayor pero este se comportaba como si nada hubiera pasado, demasiado tranquilo para mi gusto y solo pude suspirar sintiéndome como un tonto por desaprovechar esa oportunidad pero ya habría tiempo.
Aunque al final pude aguantarme, y como Kamijo era el primero que se iba a bajar, antes de que pudiera poner un pie fuera del vehículo, en un impulso tomé su mano y susurre apenas dos palabras antes de cerrar la puerta.
— Yo también-
Él entendió a lo que me refería y tras esa bochornosa declaración de amor, vinieron los buenos momentos.
«Porque todo es mejor desde que me alcanzó tu amor».
Y ahora aquí estamos, en tu casa, celebrando un aniversario más. He dejado de tocar el piano cuando tus manos se han posado en mi cintura y has depositado un beso en mi mejilla con esa bella sonrisa, esa sonrisa tan tuya.
— Mi pequeño Teru cada vez lo hace mejor- susurras haciéndome sonreír, revolviéndome los cabellos, provocándome un sonrojo — ha sido una canción preciosa, pero no era necesario que me regalaras nada, para mi es suficiente regalo que te quedes a mi lado sonriendo esa sonrisa que me cautivo.
Y así como el idiota que soy, lo complazco, ampliando mi sonrisa.
¿Sabes? Desde que encontré tu amor, todo lo que nos rodea brilla más.