Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Darse cuenta por Jazmin Negro

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esto lo escribí originalmente como un cuento heterosexual, pero me pareció que poseía potencial como fanfic, sólo tenía que cambiarle los nombres.

 

 

Notas del capitulo:

Lo escribí relativamente rápido, sin corregirlo ni revisarlo, ni pensar en lo que estaba escribiendo. Se podría decir que salió solo, como si alguien me estuviera dictando las palabras. Alguien que no soy yo.

Me di cuenta de que te quería, viéndote allí parado, con tus ojos innombrables y la misma sonrisa que tenías hace tres años, cuando te dije lo que te dije, que no quiero repetir porque vos estabas allí y sabés perfectamente lo que dije. Me deleité levemente con la idea de que estabas esperando por mí. Y me di cuenta de que te quería, de cuánto hubiera dado porque lo supieras, por volver a encontrarte una y otra vez en otra vida, en otro mundo, en otro universo.

 

Vos permaneciste allí, sin moverte, como esperando que te sacaran una foto o te invitaran a un café. Estabas un poco más delgado, tenías el pelo más largo, los ojos más tristes. Estabas diferente, Adriel, eras como una versión apagada de vos misma, pero de alguna forma seguías teniendo ese rostro lánguido de la mar sin brisa.

Y pensé en cruzar la calle, vaya si lo pensé, y llegar hasta vos e invitarte ese maldito café que esperabas con aire de mendigo, y charlar un buen rato hasta que se hiciera de noche, como si nunca nos hubiéramos herido. Y esto se haría una costumbre, y volverías a confiar en mí, nos iríamos a vivir juntos a un limbo sin tiempo, haríamos el amor eternamente, desayunaríamos panqueques los domingos y la vida tendría un sentido real para nosotros.

 

Es extraño con cuánta facilidad está uno dispuesto a creer en los milagros, o a inventarlos si es preciso. Porque la verdad, la única que yo puedo ofrecerte, Adriel, y te pido disculpas por eso, es que en algún momento nos dimos cuenta de que, estando juntos, moríamos un poco cada día. Y quizás no es tu culpa, ni la mía; quizás hay seres creados para amar y amarse, y seres hechos para herirse e ir a los bares para poder hacer el amor sin amor  y morir un poco cada día.

Quizás ya no sirva de nada, realmente, darse cuenta de esto, pero vos sabés que yo siempre tuve la fatalidad de los descubrimientos tardíos. Y así me reía a los cuatro minutos de haber escuchado un chiste, y vos me mirabas siempre y con cara de hastío decías “vos sos bobo o qué”.

Pero te quise Adriel, de verdad te quise, con tus sandalias azules y tu voz anochecida, con tu andar leve, tus maneras de niño, tus pestañas gruesas, tu pecho dorado, tus ojos de sonámbulo; te quise tal y como eras, como sos todavía, te quise y tal vez hasta te amé.

Pero quién me iba a decir que el amor era esto, este soñar despierto, este despertar dormido, este reír de rabia y llorar de risa, este esperar que inventés para mí una palabra nueva,  poner cara de bobo y mente de ingenuo para imaginar que dejamos de estar solos. Quién me iba a decir que el amor era este extrañarte y podrirme por dentro cuando ya te hubieras ido.

 

Y ahora no puedo ir y cruzar la calle sólo porque sí, y me limito a verte y a tratar de conocerte aunque sea un poco más, dándome cuenta de tantas cosas que nos hubieran podido cambiar la vida de no haber sido demasiado tarde. Porque incluso el amor tiene fecha de caducidad, mi querido Adriel, aunque vos, que eras un romántico perdido, de un forma hasta ridícula a veces, no vayás a creerme a la primera, aunque sepás que no hay un amor lo suficientemente único como para no repetirse hasta el infinito, y así y todo vas a amar a una persona que todavía no conocés.

 

De plano está lloviendo Adriel, y te digo de plano porque la verdad no me interesa, y me imagino que estás llorando sobre mí. Pero vos  mirás y mirás un punto invisible que definitivamente no soy yo, y yo te miro y pienso que me moriría si me miraras también. Y hay más de siete millones de personas en el mundo, y yo no soy capaz de extrañar más que a una, ni de volver por donde vine (y acá volver tiene tantos sentidos como vos souvenirs de feria) y buscar otra persona y otro tiempo y olvidarte definitivamente.

 

Me doy cuenta, Adriel, de que te quería y te sigo queriendo todavía. De que sería capaz de crear un paraíso nuevo para vos, aunque yo quedara excluido de él. Y mis ojos se quedan clavados en vos, Adriel, que estás para siempre lejano… solo en tu país de las pesadillas.

 

 

 

12, May. 14

Notas finales:

Al principio, Adriel se llamaba Alicia; por eso la alegoría final. Ahora que le he cambiado el nombre y el sexo ya no tiene el mismo sentido (¿Adriel en el País de las Maravillas?), pero no quise mutilar mi propio cuento de esa forma. De todos modos, pienso que no está del todo mal.

Espero que les haya gustado, muchas gracias por leerlo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).