“Más… Minnie… Asi… Ahmg…” decía con voz ronca mientras su espalda se tensaba, levantando sus caderas involuntariamente, su cabeza se tiraba hacia atrás y apretaba con furia las sabanas entre sus manos. Los ojos fuertemente cerrados, perdida totalmente en las caricias de su amante.
Roces para nada tímidos. El tacto cálido de las yemas de aquellos dedos que recorrían su vientre, subiendo más allá, atrapando sus pechos.
Una sonrisa traviesa, mientras con una de sus manos peinaba hacia atrás su cabellera ahora rubia.
“Ronronea para mí, Kyul…” Y baja hasta su cuello. Su respiración agitada golpea contra esa piel que se eriza en el acto. Pasa su lengua por aquella tibia piel. Aquella que esta perlada en un sutil sudor salado. Y a la vez tienen ese dulce sabor que solo podemos apreciar en la persona amada.
Las manos de la mayor se hunden en la melena corta de Park, quien no deja de devorar el cuello de aquella exquisita mujer. Pequeños sonidos brotan de ambas gargantas en medio de jadeos y respiraciones entrecortadas.
“Podría devorarte toda la noche, JiHyun…”
-¿En qué piensas Sun Young?
La aludida parpadeó varias veces, mientras sonreía de esa manera tan suya. Esa que tan alegre que te contagia solo verla. Se llevó una mano al cabello, rascando un poco su sien derecha para seguir por su cuello.
-Eh… yo… no… nada… En nada – los nervios traslucen en sus palabras.
-¿En nada? ¿Entonces, estás enferma?
-¿Enferma?- repite Park mirándola sin comprender. Qri está aprovechando el semáforo en rojo para poder cruzar unas palabras con ella. Le llevaba a su casa. Acaban casi de abandonar la casa de Soyeon, donde se reunión para tener una pequeña cena y un brindis para desearle suerte, al igual que a Jiyeon con motivo de su próximo lanzamiento como solista.
-Sí, tus mejillas están rojas.- Le dice la chica del lunar en la nariz, con una sonrisa de medio lado.
Esas palabras solo consiguen que Park desvié la mirada por la ventanilla.
-No tengo… nada… Solo… solo calor…
Una risita a su izquierda, mientras el auto se pone en marcha nuevamente, y la ventanilla de su lado, baja hasta la mitad.
-Debiste decirlo antes…
Besos repartidos por toda la espalda. Uno a uno. Dejando alguno que otro mordisco, sobre todo en sus hombros. El cabello de la chica es recogido suavemente por esta, que lo mantiene al frente. Su cuerpo se sacude cada que sus labios se posan en esa piel bronceada.
Sus brazos se cierran entorno a la cintura de la mayor. Y besa de nuevo ese cuello de cisne que la vuelve loca.
“Tu nariz me hace cosquillas, Minnie” Dice con ese tono tan propio de ella. Tan único. Su princesa es una mujer muy extraña. De aspecto delicado. Y aún así lo suficientemente traviesa para corretear a Rambo con un grillo en la mano. Para usar carcasas de celular de bebés bizarros. Y adorar cualquier accesorio rosado y brillante.
“Puedo hacerte cosquillas de diversas maneras…”
Y ella solo ríe, acariciando sus manos. Esas manos que le hacen tocar el cielo. Y jugar con las estrellas del firmamento.
“Déjate de tonterías y…
-Despierta Hyomin, ya llegamos.
Abre los ojos abruptamente, y allí está. Desparramada de una forma poco elegante sobre el asiento del copiloto del auto de Lee, y la mano de esta sobre su hombro. Le ha sacudido apenas un momento atrás.
-Vaya que tienes el sueño pesado…. ¿Lo que soñabas era tan bueno, que no querías despertar, eh? – le dice con un brillo travieso en la mirada.
Hyomin no dice nada y baja del auto. Pero contrario a lo que espera, ya tiene a Qri a un lado suyo.
-¿No te irás a tu casa? Ya es tarde… y… debes… estar cansada… Ehmm…
-¿Irme a casa? ¿Me estás corriendo Park Sun Young?- le mira fijamente apuntándole con su dedo índice.
-Yo… Yo solo me… me preocupo por ti, Ji Hyun…
La chica se acerca, cortando la distancia entre ambas. Entonces, toma sus manos entre las suyas, y se acerca un poquito más. Despacito. Hasta que sus labios están tan cerca de su oreja, que percibe ese aliento cálido que la hará perder el control.
-¿Y tú sabes cuál es mi mayor preocupación esta noche, Minnie? No, no sabes cuál es…
Acto seguido, se separa de ella, se miran a los ojos. Y con solo hacer ese contacto visual, Hyomin cree que se ha vuelto loca de verdad. La mayor tira de su brazo. En algún momento, sacó las llaves de su apartamento del bolso.
Una sonrisa gatuna, mientras le insta a meterse de una buena vez, desaparecer de la vista del mundo, tras esas paredes.
-Hagamos esos sueños tuyos, realidad…