Érase una vez... un lirio muy solitario, veía las nubes, los pájaros que volaban entre ellas, las mariposas que danzaban junto a él, y por último, las hojas de otras flores que le cubrían de la luz del sol... "¿Cómo será el sol?" se preguntaba cada día que se despertaba, veía como unos niños que jugaban en el jardín se divertían a la luz del sol, al igual que todo lo que miraba cada día... pero cuando el sol empezaba a esconderse, ya nadie estaba feliz... "¿Por qué será?" se preguntó. "¿Será alto? ¿Tendrá una gran sonrisa? ¿Por qué es que divierte a todos...?" se preguntaba más insistente mente...
Cada vez que pensaba en la apariencia del sol... empezaba a sentir algo extraño en el corazón... latía más fuerte... sin darse cuenta... sus pétalos estaban teñidos de rojo en los extremos... pero eso no era por pensar en el sol xD... cada vez se enamoraba más de él... el sol era simpático, le agradaba a los niños, a los pájaros a las flores que le tapaban de él, siempre estaban riendo... ¿pero por qué? ¿Cómo era él?, trataba de encontrar un espacio vacío entre las hojas de sus compañeras sin tener éxito... sin poder conocerle, el lirio se frustraba cada día más....
-Oigan señoritas... ¿ustedes saben cómo es el sol? - Preguntó el lirio a las flores más altas que él.
-¿El sol? Por favor pequeño no nos molestes.
-Pero es que yo quiero... - Solo vio a aquellas flores ver hacia arriba, ignorándolo totalmente… -Bueno… gracias señoritas.
Pero oyó una pequeña vos susurrante que venía del verde pasto que estaba frente a él…
-Oye… pequeño- Le decía la vocecita.
-¿Eh? ¿Quién me habla?-Dijo él.
-Aquí abajo… ¿cuál es tu nombre? –Dirigiendo su mirada hacia el monte, vio a una pequeña catarinita (para los que le llamen así, para los que no… es una tortolita)
-Hola señorita, mi nombre es Lirio, ¿cuál es el suyo? –Respondió cortés mente el lirio.
-Ay jovencito, eso no importa… ¿tú no conoces al sol?
-No señorita, lamentablemente yo nunca lo he visto, he querido buscarlo, pero las señoritas que viven aquí arriba, con sus hojas, me tapan la vista, y jamás le he visto.
-Bueno… yo le he visto varias veces, cuando él está fuera, a mí me gusta buscar mi comida…
-¿En serio? ¿Y cómo es él? Cuénteme por favor…
-Bueno veras… ¡Ay mi Dios! – Fue lo único que oyó de la dama cuando tuvo que huir de los niños que la vieron y trataron de atraparla…
-Muchas gracias señorita… adiós- Le dijo al aire… pues ella ya no estaba allí.
Pasaban el tiempo… el sentía la necesidad de ver al sol, sentía sus hojas que se secaban, que el sol le haría renacer de nuevo, pero ¿cómo? ¿Qué iba a hacer para verlo? Sus pétalos perdían color… sentía que el fin estaba cerca, el sol… ese galán que de seguro le haría retomar un aliento para seguir viviendo…
-¿Cómo eres Sol? Quiero verte, quiero sentirte, ¿Cómo serán tus ojos, tu boca, tus manos, tus labios?... no te he visto, y ya me enamoré de ti… por favor… necesito de ti… mira como están mis pétalos sin ti… estoy marchitando sin ti… por favor… ven a buscarme…
Había una humana, que cada día le daba agua para beber, el agua era deliciosa… pero el sol aún le faltaba… la curiosidad le carcomía el alma, la ansiedad inundaba su corazón…
-Señoritas… ustedes, ¿Me podrían dar permiso para ver al sol? – Decía casi sin brillo en sus hojas.
-Niño por favor, no molestes… el sol… -esperen… ¡allí viene la humana! Quietos todos…
El lirio, casi sin fuerzas, en lo último de sus segundos, se desesperó al saber que jamás conocería al sol, jamás lo vería, jamás lo tocaría. Casi dejándose morir, vio a la humana con unas tijeras en mano, iba a cortar las hojas de las “señoritas” como él les llamaba…
-Sol… creo que al fin te voy a conocer, creo que al fin tú me vas a ver también, si tan solo pudiera verte, creo que mi vida podría empezar de nuevo…
-Cuanto tiempo te deje aquí escondido Lirio… ahora mismo te voy a descubrir, y así el sol te podrá dar su fortaleza, mírate… estás tan frágil…- Le dijo la humana con las tijeras en mano.
La humana empezó a cortar las hojas de las flores, orgullosas flores, con unos pétalos y aroma hermosos, orgullosas y altaneras rosas, que no quisieron y tuvieron envidia del lirio, jamás dejaron que el pequeño lirio conociera al sol, orgullosas rosas ¿cómo pudieron frustrar así un amor? Con cada hoja que caía el lirio sentía más fuerzas para vivir, una razón de existir, pero… ¿Qué sería ahora que podría conocerlo? ¿Sería su vida más interesante? O ¿Podría ser ahora aburrida?
Su vida estaba llegando a su fin… había pasado mucho tiempo sin sol, mucho tiempo sin él le había afectado todo su cuerpo, sentía los fuertes brazos de sol que empezaban a tocas sus delicados pétalos… pero al caer todas las hojas de las orgullosas rosas, lo cubrió por completo el sol, se sentía tan feliz de al fin poder ver al sol, era tan brillante y tan simpático como él se lo había imaginado…
-Lirio… al fin te encuentro- Oyó una voz que le habló, era su sol, al que tanto había querido ver.
-¿Sol? ¿Eres tú?
-Sí, soy yo Lirio.
-Cuanto te había querido ver Sol- Perdidamente enamorado, feliz de haber cumplido el propósito de su vida, saber que Sol también lo buscaba…
-Lirio, aguanta más… eres tan delicado.
-Sol… te amo tanto…
-Y yo a ti Lirio.
-Sol… te amo…- Su tallo estaba frágil, su aroma ya no era el mismo, sus colores ya no eran tan intensos… y esas palabras… fueron sus últimos alientos… las pronuncio tan difícil mente… y así… sus pétalos cayeron hasta el suelo y su alma fue entregada al cielo.
-Lirio… ¿Lirio?... te busqué por todas partes… y ahora que te encontré ya es muy tarde….