“Confía siempre en tus propios instintos”
Donald Trump
Mi abuela siempre decía que a veces no es necesario conocer de todo a una persona para saber que se llevaran muy bien. A veces solo sucede y es tu instinto que te lo dice. Es cuestión de química, solía decir ella. Bien. Creo que por primera vez en mi vida me ocurre algo relacionado con las palabras de mi abuela. Reconozco que era una mujer sabia, pues es la única explicación que encuentro a lo que estoy pasando en este momento. Al menos que mi instinto sea un asco, cosa que lo dudo, no creo que falle de manera estrepitosa.
Había pasado media hora desde que conocía a Ji Yong y todo iba como la seda. Me refiero a que la conversación fluía de manera tranquila, como si nos conocieramos de años. Algo loco, teniendo en cuenta que yo tenía 13 años y el 12, me lo dijo hace unos minutos. No es que fuésemos muy experimentados de la vida que digamos. Era consciente de ello. Es por eso que la situación resultaba un tanto atípica, pero no dejaba de sentirse bien. Raro. Lo sé. No es necesario de ser genio para eso. Bueno, no importaba. Así que inconscientemente encogí mis hombros. Ji Yong no lo vio. Estaba entreteniéndose un poco con Gaho. Era un perro adorable y tal como se comprometió, me compro algo para comer. Es así que nos encontrábamos en una pequeña banca del parque degustando nuestros sandwiches con tranquilidad, a la par, que conversamos de distintas cosas.
-Lo siento. Tenía que asegurarme que no volviese a escapar de nuevo- su mirada apenada me hizo sonreír automáticamente como si hubiese escuchado el click de la cámara y por inercia tenía que elevar la comisura de mis labios.
-No te preocupes. ¡Es mejor prevenir que lamentar,eh!- le dije medio en broma.
-Exactamente. Solo cuando pone su atención en otra cosa, puedo deslizarle la correa con facilidad. ¡Gracias a los cielos por la existencia de la comida!- hablaba con sorna y vi destellos de diversión en su mirada.
-¡Amen a eso!- le seguí el juego y a los segundos, ambos, estallamos en carcajadas.
-¡Eres divertido, hyung!
-Bueno, creo que es parte de mi encanto- presumí, un poco con orgullo.
-¡Qué humilde!- rodo los ojos con alegría.
-No, siendo sincero. No soy de socializar mucho, creo que me siento cómodo contigo. Me sale natural- le respondí con honestidad sonriéndole.
-A mi también- sus pequeños hoyuelos fue la primera cosa que vi.
-Por cierto, estos sandwiches estan muy buenos- le di un mordisco a mi comida una vez que terminé de soltar la oración.
-Me alegro que te guste. Son los mejores que he probado hasta ahora- él también hizo lo mismo, ya nos quedaba poco, a ambos; para acabarlos. Yo asentí con fuerza mientras tragaba.
El sonido de mi celular interrumpió el ambiente entre ambos. Saque a tientas del bolsillo de mi pantalón el aparato. Sabía de sobra quién era. Solo una persona sabia de este numero. Vislumbre curiosidad en los ojos de Ji Yong. Era razonable. ¿En que mundo un niño de 13 años tenia eso? ¡Era ridículo! Lo sé, pero mi madre decía que era por seguridad y precaución, para saber donde estaba y si me perdía. Solo estaba habilitado para mensajes y llamadas en caso de emergencia.
-Ni fue mi idea- resoplé con fastidio. Así respondía la pregunta implícita de Ji Yong. El seguía sin decir nada.
De: Mamá
¿Dónde estás? Nos vamos en 10 minutos. Te espero en la entrada, hijo.
Se que hace unas horas dije que odiaba estar aquí, pero hace una hora recien conoci a Ji Yong, por lo que pense que era una señal de buena suerte y no quería irme. Suspiré con tristeza. Eché un vistazo a mi nuevo amigo y vi comprensión en sus orbes de chocolate. Con la mano desocupada me dispuse a darle una respuesta a mi madre. ¡Mala decisión! Casi se me cae el celular. Escuché una risita por parte de Ji Yong y sonreí.
-Esto y yo no nos llevamos bien. Créeme, estoy seguro que me odia- lo dije con diversión y en mi matiz de mi voz se escucho un ligera irritación. Escuché nuevamente su risa.
-Ya veo.
Si bien estaba bromeando, en mis palabras había la pura verdad. Era pésimo para teclear un mensaje y ahora hacerlo con una mano, era el doble de peor. Trataba de hacerlo, pero mis gruesos dedos eran un gran problema.
-Ven. Déjame hacerlo- Ji Yong extendió su mano. Yo giré a verlo. Sus manos estaban vacías, al parecer se acabo su sandwich, mientras que a mi me faltaba- ¡Vamos!- su voz sonaba conciliadora- Me estoy apiadando de ti.
-Oh, gracias por eso- pronuncié con sarcasmo. Luego enarqué una ceja- ¿Sabes manejar esto?
-No, pero no debe ser tan difícil. He visto a mi hermana mayor hacerlo- se encogió de hombros y extendió su palma con impaciencia.
-Bien. Toma. La ayuda sirve- le cedí el dispositivo. Mientras terminaba mi comida.
-¿Que quieres que escriba?
-Dile: “Llegaré en 15 minutos. Estoy un poco lejos, no te preocupes. Nos vemos ahi, mamá”
Constante con sorpresa que Ji Yong era muy bueno en ello. Tenía una facilidad envidiable. Supongo que tener unos dedos delgados era de mucha utilidad.
-Listo- contento me devolvió el celular.
-Gracias.
-De nada.
-Bueno…- de repente me sentí incomodo y mal- Creo que tengo que irme- murmuré apenado.
-Ahh… si- él jugaba con sus manos.
-Este…
-Este…
Hablamos al mismo tiempo. Nos reímos con ganas, dejando así de lado la incomodidad.
-Esta bien. Puedes hablar primero. Eres mi donsaeng- moví la cabeza ligeramente instándolo a hacerlo.
-¿Puedes darme tu número? Me caes bien. Tal vez podríamos salir un dia por ahi- hablo rápido, que fue una suerte poder entenderlo. Tenía sus manos apretadas en puños. Se veía tierno. No pude evitar reirme suavemente. Sus mejillas se colorearon de rojo.
-Me leiste la mente. Tenía intención de encontrarnos de nuevo- decia la verdad. Además se utilizar el bus. Así que me podía manejar, solo por los lugares que conocía.
-¿En serio?- sus ojos brillaron de felicidad. El detalle no se me pasó inadvertido.
-Si. ¿Tienes un papel o algo parecido?
-¡Oh, sí! Hoy no solo salí a pasear con Gaho. También fui a comprar un cuaderno y lápices. Los necesitaba- en un santiamén amarró bien al perro en el poste y cogió la bolsa que traía. Ahora sabía que contenía.
-¡Que suerte!
-Lo se. ¿Tu número?- le dije recite los digitos y me asegure que lo anotara bien-¡Listo!
-Estaré esperando tu llamada.
-Te llamaré esta noche- su voz sonaba determinada. Aquello me hizo sentir bien.
-Bien. Creo que ya me tengo que ir- mire mi celular. Había pasado varios minutos. Estaba un poco tarde. Con una buena carrera y con suerte, llegaría a tiempo- Ha sido bueno conocerte, Ji Yong.
-Igualmente Seung Hyun- me dio una sonrisa.
-Espero verte pronto- eché otra ojeada a mi telefono y lo guarde apresurado- ¡Oh, rayos! Adios, Ji Yong- agitadamente me despedí con la mano y eché a correr como alma que lleva el diablo.
-Adios, Seung Hyun. Nos vemos- grito. Yo me giré un poco mientras corría y pude ver su silueta. Estaba parado mientras emocionado agitada su mano a modo de despedida- ¡¡Ten cuidado!!
Le dediqué una sonrisa y volví la vista en el camino. No quería tener accidentes. Mientras corría como loco y transpiraba por el calor, mi sonrisa se ampliaba cada vez más. Nadie me la quitaba. Por fin tenía un amigo y me aseguraria que fuésemos los mejores para toda la vida. Eso lo tenia por seguro, después de todo había sido encantador conocer a Ji Yong.