La Cenicienta en la mansión Trancy…
Era una hermosa noche de verano a las afuera de Londres, la tranquilidad reinaba excepto en un lugar la mansión de los Trancy se encontraba muy ruidosa esa hermosa noche, claro es la mansión del afamado “Conde Alois Trancy” único heredero del poderío de los Trancy y la mano “izquierda de la Reina como su Araña Real”, claro solo títulos pero eso no es de relevancia para el afamado conde Trancy en realidad el pequeño joven de mirada azul cielo y de una intensa cabellera rubia como si fueran hilos dorados en su cabeza; se meneaban de un lado al otro ya que el niño se encuentra bailando en el centro de su salón comedor en la mansión y un hombre de mirada sin expresión alguna a un lado del joven conde, suspira de cansancio de como “él pudo meterse en este enrollo”.
-Amo por favor ya deje de bailar, acaba de comer podría darle un terrible dolor de estómago por el baile, amo.- dice el hombre de mirada inexpresiva al niño rubio que danza un fino tango alzando sus piernas al aire con euforia.
-Claude ya deja de ser un aguafiestas por favor no ves que me divierto, Santo cielo eres un hombre demasiado aburrido.-dice el conde Trancy dejando de bailar y dirigiendo su mirada al hombre de mirada fría detrás de esos anteojos.
-Lo que el amo considere de mí, no es mi prioridad mi prioridad es que el amo se encuentre saludable y en buen estado físico.-dijo el hombre llamado Claude con un tono de voz fría que helaría a cualquiera.
Un silencio de apodero del lugar dejando un incómodo mayordomo y un amo distraído que comenzó a caminar en dirección de su alcoba ya que no quiso contestar al mayordomo llamado Claude , lo único que hizo el menor fue hacer seña de que no lo siguiera con algo de molestia el mayordomo deja a su amo irse y este regresa a sus labores de esa noche en cambio tres sirvientes susurran entre ellos mismos y observan a donde se dirige el pequeño amo que se cruza un segundo en su camino pero no presta atención a los tres sirvientes de mirada rojiza, tez blanca y cabello morado profundo; que siguen observando al joven amo que se dirige a la salida del jardín de la mansión la cual se mantiene iluminada tenuemente por unas farolas que cuelgan en las perchas en el jardín.
PVO Alois.
Ese Claude es un aguafiestas solo quería mostrarle como bailo perfectamente un tango claro él no quiere bailar conmigo por eso no se aprecia bien. Vaya el jardín se ve algo oscuro pero aunque haya un poco de oscuridad las farolas siguen brindándome luz, ha de mí como odio todo, absolutamente todo porque debo estar aquí, porque debo ser un conde, porque no puedo hacer que me ame, es qué no puede amar un demonio, es qué no puedo porque soy un simple humano, por qué Claude es así, bueno es un demonio una criatura fría y maligna pero él es más para mí, sin importar que solo me desee para comerse mi alma; por qué no puedo ser como las princesas ellas siempre tienen a su príncipe al final de su historia y por qué yo no puedo tener el mío después de mi propia historia.
-Ya estoy cansado de ser un conde preferiría ser una princesa tal vez así Claude algún día me ame.-dijo tristemente Alois con un semblante vidrioso a punto de explotar en un mar de lágrimas.
Lo que no sabía era que una dama de cabello blanco y tez morena en traje de sirvienta lo observa en la oscuridad con una mirada de profundo amor y ternura a su pequeño amo que en la distancia del jardín se encuentra cerca de las flores donde las perchas de las farolas iluminan más el lugar y ella oculta en la oscuridad de los arbustos escucha y observa a su amo en silencio.
-Amo usted es mucho más hermoso que cualquier princesa y no necesita ser una para que Claude lo ame, yo lo amo tanto que haría cualquier cosa por usted hasta le entregaría mi vida con tal de ver otra vez su verdadera sonrisa-dijo en un susurro la mujer de cabello blanco y mirada purpura con un toque de azulina.
El joven amo de la mansión se dirigía a la entrada cuando es intersectado por la sirvienta y esta con un audible susurro lo llama.
-Amo por favor espere-dijo susurrante la sirvienta con la mirada gacha al suelo.
-Qué quieres Hannah sabes qué no estoy de humor ahora para tus idioteces.-dijo despreciativo el niño ya que algo en Hannah le hacía recordar lo que no quería recordar ya que ella tenía cierta presencia o actitud hacia él como la de su adorado….O el que alguna vez existió.
-Amo me preguntaba y si usted me permitirá alguna vez leerle un libro.-dijo temerosa pero con ilusión Hannah que seguía observando el suelo.
El niño lo medito antes de contestar esa noche se sentía triste y desolado nadie en esa mansión lo trataba como Hannah ella siempre era respetuosa y cariñosa ante él a pesar de ser él un agresor ante ella por eso decidió complacerla y dijo.
-Hannah deseo que esta noche me leas un cuento de hadas de princesas con un hermoso final feliz.-dijo con una voz calmada y mirando a los ojos de Hannah.
-Amo enserio-dijo la mujer sorprendida que por accidente alzo la mirada viendo directamente las orbes azul cielo del pequeño amo.
-Si Hannah deseo esta noche escuchar tu voz y escoge un libro que sea de mi agrado ya me voy iré a que Claude me prepare el baño te veré una hora después.-dijo el niño y le dio una sonrisa al final, aquella sonrisa que alguna vez Hannah vio antes de que Alois fuera Alois, aquella sonrisa pura y gentil la verdadera sonrisa de Alois Trancy.
La dejo perpleja no le pudo responder a su amo su asombro no cabía en su rostro su amo le había permitido leerle y no solo eso le había regalado una sonrisa aquella que había anhelado por años ver y que por esa razón dejaba que su amo la golpeará para que algún día pudiera ver esa sonrisa en su rostro; su asombro la hizo caer al suelo sentada mientras la figura de su amo desaparecía en la puerta trasera de la mansión.
Pero alrededor de ese jardín se encontraba un mayordomo espiando aquella conversación entre el amo y una sirvienta su rostro sin expresión tomo la expresión de molestia y una extraña marejada de pensamientos surco su cabeza.
PVO Claude:
Por qué esa mujer le pediría al amo leerle un libro un cuento de hadas que tiene eso de gran importancia para el amo, no comprendo a ese chico es tan extraño y extravagante pero su alma su alma es apasionada está llena de pasión que podría quemarme con solo tocarla, ha como deseo devorarlo pronto amo me estoy aburriendo de sus estupideces.
Es tan cansado aunque aquella alma azulina estricta y llena de soberbia tan pura y tan apetecible que banquete Michaelis algún día será mía, yo lo se algún día, aunque no se parezca a este bocadillo ya que aquella es un banquete y esta alma apasionada no es más que una entrada; “aunque Claude esta alma es un bocadillo es tú bocadillo no deberías dejar que otro demonio te la quiera quitar”, deja de molestar conciencia no es como si Hannah quisiera ganar la confianza del amo ella solo dice “Yo lo amo y no dejare que le hagas daño”, amar que sabe esa demonio de “amor” eso no existe en nosotros seres inmortales solo existimos para alimentarnos y jugar con aquellas almas perdidas.
Dicho esto se dirigió en camino a la mansión a cumplir con vestir a su amo para dormir y en su mente seguían esos últimos pensamientos de su alma atolondrada y llena de una desbordante pasión pero aun así seguía en su mente qué tramará la demonio con ese extraño acercamiento a su alma apasionada.
Dentro de la mansión una hora después:
En la habitación del Conde Trancy el mayordomo terminaba de ajustar el lazo del pijama del conde y este se encontraba con la mirada perdida y pensativo el mayordomo lo observa disimuladamente y piensa que es extraño su amo suele hablar demasiado cada vez que lo viste o mejor dicho en todo momento.
-¿Amo le sucede algo?-dijo Claude con su semblante frio y enarcando una ceja ya que estaba extrañado que aquel chico no estuviera hablando o distrayéndolo de su labor.
En cambio se encontraba muy tranquilo y pensativo no sonreía solo miraba la pared.
La mente del joven Trancy estaba muy distraída esa noche pensaba que era la hora de dejar ir esos sentimientos que atormentaban su alma y no le había contestado a su mayordomo la pregunta.
PVO Claude:
Pero que le pasa a este chico sigue observando la pared que tiene la pared para que llame su atención y lo peor por qué no está riéndose o hablando idioteces que hizo esa estúpida para que este mocoso este así de silencioso.
-Amo está bien?, por qué esta tan pensativo hoy amo?-vuelvo a preguntar tal vez el mocoso me diga que le pasa lo solucionare después de todo es lo que debo hacer esta en el contrato aunque lo llame con voz suave nada que me mira o contesta.
-Claude espero ya hayas terminado con mi pijama?-dice el conde sin observar al mayordomo que será lo que vaga en la mente del conde que hace extrañar a su mayordomo.
-Si amo ya termine necesita algo más le dejare la luz de las velas encendidas-acabo de decirle eso con un poco de molestia no contesto ninguna de mis preguntas.
-Claude dile a Hannah que pase a mi habitación a penas hayas terminado y que traiga lo que le pedí.-dijo el conde Trancy con un tono melancólico y sus ojitos azul claro estaban comenzando a ponerse vidrioso.
-Muy bien amo enseguida pero antes de eso amo se siente bien por qué parece que fuese a llorar?-dije con mi tono frio lo normal por qué parece que fuera a llorar este chico he hecho algo malo? Esperen porque pienso que tiene que ser mi culpa debe ser esa Hannah ella está haciendo que su alteza este así bueno no es como si eso me importara.
-No es nada Claude ahora retírate muévete rápido y tráeme a Hannah.-dijo el conde Trancy con hilo de voz a punto de romper a llorar.
-Yes, your Highnes-dije lo acostumbrado aunque algo molesto por qué nunca contesto a mis preguntas y sigue así sin contestar igual torne mi mano derecha a mi pecho al lado izquierdo he hice una reverencia al final dije-Con su permiso amo-fue lo último y salí de esa habitación con dirección a donde estaría esa demonio.
Ya en la habitación vacía he iluminada con la tenue luz del candelabro en la enorme cama imperial de sábanas blancas de sedas se encontraba Alois triste las lágrimas que intento guardar salieron como un rio desbordándose mientras acallaba su voz para no dejar salir los gritos producidos por la tristeza que su cuerpo estaba desbordando en ese momento.
PVO Alois
-Claude por qué no me amas por qué tuve que hacer el trato contigo cada palabra tuya es una daga en mi corazón pero ya no ya no seré lastimado por ti me distanciare esperare mi final pero solo mi alma te entregare nada más que eso ya no habrá el Alois que conoces o dices conocer yo soy el verdadero Conde Alois Trancy y estoy cansado de tu frialdad y de guardar la esperanza de ser correspondido-dijo a los cuatro vientos sin importar que el joven Trancy sabiendas que cualquiera podría escucharle pero a él no le importaba ya que se había dado cuenta que no importa que hiciera como actuara o que pensara cambiar Claude era un demonio y jamás sería correspondido esa noche se había dado por vencido en conquistar a Fautus, se daría por vencido ya no quería llamar la atención solo quería entregarse a sí mismo solo se preocuparía de ahora en adelante en él solo en él ya no quería pensar en el dificultoso sentir que aprieta su pecho.
Ya no quiero ser amado por ti aunque lo anhelo lo deseo no quiero, quiero ser yo mismo ya no seré tu extraña alma Claude seré ahora en adelante un verdadero amo como “Ciel” ya que no me importa nada de ahora en adelante nada me importa.
-Nada me importa solo dejare de ser aquella alma atolondrada hacer el verdadero yo sin importar lo que digan esos cinco demonios.-dijo con una mira triste pero llena de orgullo prometiéndose jamás caer de nuevo en el baile de esos seres malignos.
En los pasillos de la mansión:
Dos demonios se miran con recelo el mayordomo le lanza sus miradas despreciativas a la sirvienta esta se encuentra con una gran sonrisa ya que hoy podrá pasar tiempo con su amo.
-Dime Claude ya terminaste con el amo iré a leerle hoy ya que me ha dicho que desea escuchar mi voz-dijo con soberbia la sirvienta ya que su amo la necesitaba a ella y no a él.
-No sé qué querrá contigo pero no me interesa con tal de no me quites mi cena puedes hasta acostarte con él.-dijo con su tono de voz frio que helaría la sangre de cualquiera y en sus ojos ambarinos se encontraba mucha molestia.
-Tu perfectamente sabes que lo haría si eso deseará el joven amo no será qué tu deseas eso y por eso lo dices?-dijo con burla la demonio en forma de retar al mayordomo negro.
-No sé de qué hablas, sé que nosotros los demonios no tenemos preferencias por el género pero eso no significa que quiera eso de ese mocoso impertinente.-dijo el hombre de anteojos con mucha molestia y dándole a entender a la demonio que ese mocoso no le importaba absolutamente o eso es lo que él se hace creer.
-No llames Alois mocoso Fautus cuidad tus palabras y no insultes al amo sigue siendo tu amo después de todo y te matare si ntentas hacerle daño.-dijo la demonio con mucha molestia y sus ojos purpura azulados se tornaron felinos de un color rosa purpureo muy brillante y una aura demoníaca empezó a surgirle a la su alrededor.
-No creo que quieras empezar una pelea el amo te espera lo recuerdas.-dijo el mayordomo con una mirada igual que la de la demonio y una sonrisa llena de cinismo, tal vez en presencia de su amo no sonría o en presencia de otros seres pero sus verdaderos instintos demoniacos salen a la luz cuando se trata de un reto a su persona ya que es tan seguro de si mismo como para matar esa estorbosa demonio con tal de impedir que arruine sus planes.
La demonio le sonríe y se aleja despacio en por los pasillos dorados de la mansión Trancy, recordando su ilusión y tal vez volver a ver a su amo sonreírle igual como lo que había pasado hace poco en el jardín.
En cambio el mayordomo se sorprendía de haber hablado tan descaradamente con otro demonio sobre su contratista, jamás había perdido los estribos pero esa demonio y sus estupideces de amor hacia su contratista lo ponían siempre de mal humor dejo de pensar en eso y camino con dirección a la cocina recordando que es solo una simple alma y no debería pelearla con otro demonio ya que la que de verdad anhela es el alma de joven Phamtonhive, aunque pensara en eso una punzada muy fuerte surco su pecho haciéndolo detenerse y preguntarse a sí mismo.
-Qué extraño qué es este dolor en mi pecho solo pienso lo que en realidad deseo o no? Debo de estar mal no es nada en realidad quiero el alma de Michaelis nada más.-aunque se digiera eso la punzada se hizo más dolorosa en su pecho e la ignoró aunque el dolor no desapareció
En la cocina mientras entraba estaban los sirvientes muy atentos a los movimientos del mayordomo y entre ellos susurraban sin ser escuchado por el demonio-mayordomo.
PVO: Canterbury, Thompson y Timber.
Canterbury:
Ese Claude anda muy extraño no puedo creer lo que le dijo a la señorita Hannah.
Thompson:
Qué será lo que planea la señorita Hannah con el joven amo hoy ella estaba muy feliz y se dirigía hacia la habitación del amo para leerle un cuento o eso fue lo que escuche de Timber que pensara Canterbury.
Timber:
Espero que el amo complazca a la señorita Hannah ella es la única que lo ama por quién es si es posible un demonio amar?
Entre ellos los tres sirvientes de cabello morado profundo estaban en la misma posición con su mano izquierda apoyando su pulgar en la mejilla y el resto de los dedos en la barbilla en una pose de reflexión se les fue llamado la atención por parte del mayordomo para que volvieran a sus tareas en la mansión.
En los pasillos de mansión:
La sirvienta se encuentra muy sonriente y su mirada denotaba mucha ternura feliz de poder apreciar a su amo al fin y compartir con él un momento privado cuando entra a la habitación después de anunciarse y escuchar un “adelante” por parte del infante y entro lo que miro la dejo entristecida.
-Amo que sucede por qué está llorando?-pregunto sorprendida la demonio y su semblante de ternura fue de preocupación.
-Hannah veo que entraste no me pasa absolutamente nada hoy no quiero escuchar un cuento Hannah podrías quedarte conmigo toda la noche ven siéntate Hannah y consuela mi dolor aunque sea fíngelo.-dijo Alois con tristeza en su voz mientras la demonio se acerca a la cama donde está él y se sienta y lo abraza como una madre o una hermana mayor abraza a un niño pequeño.
Alois Trancy no dijo nada después de la acción de la demonio encontró en los brazos de aquella demonio el afecto que había olvidado y se quedó dormido en los brazos de esa mujer demonio que lo acompaño toda la noche con un suave canto susurrante para que olvidara su dolor aunque ella no supiera que es el causante del dolor de su amo.