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La Cenicienta en la mansión Trancy… por Demon Witch

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Notas del capitulo:

Muy bien hoy está el segundo capítulo de este fic, ya solo le falta uno para finalizarse, jiji bueno ya se sabe los personajes no me pertenecen.

Espero los disfruten y muy pronto subiré su final.

Demon Witch...

Alois Trancy no dijo nada después de la acción de la demonio encontró en los brazos de aquella demonio el afecto que había olvidado y se quedó dormido en los brazos de esa sirvienta, que lo acompaño toda la noche con un suave canto susurrante para que olvidara su dolor aunque ella no supiera que es el causante de la angustia de su amo.

La mañana llego y como todas las mañanas el mayordomo Claude Fautus, se dirigía a la habitación de su alteza con motivo de levantarlo y alistarle para empezar el día; mientras caminaba por los pasillos en dirección de los aposentos de su amo, un peculiar grupo de sirvientes de mirada rojiza y cabello purpura, pasaban por ahí con unos plumeros, limpiando el polvo de las paredes y cuadros de los pasillos de la mansión, que fijan su vista en el demonio-mayordomo, que camina a paso redoblado hasta su destino.

-Ah ya es hora del que amo despierte verdad Timber-dijo Canterbury, mirando a su hermano que estaba a su izquierda.

-Si es cierto, pobre Claude debe despertar al amo; el amo siempre dura unos cuarenta minutos en levantarse no es cierto Thompson?.-dijo Timber mirando a su hermano Thompson que se colocaba en una pose reflexiva alzando el plumero detrás de su cabeza y su mano libre toma su barbilla en una pose pensativa.

Imitando a su hermano los otros dos realizan la misma acción pensativa.

-Pero a ahora que lo recuerdo, no estaba la señorita Hannah en la habitación del amo; ella no salió en toda la noche de ayer.-dijo Thompson con una mirada confusa elevando su cabeza en dirección al techo para pensar.

-Mmmm…..es cierto.-dijeron al unísono  los otros dos hermanos imitando la acción de Thompson y después sus miradas se encontraron en un extraño pensamiento que surco en sus  cabezas y como una acción instantánea los tres se sonrojaron al máximo ya que algunas imágenes eróticas de su amo y la sirvienta viajaron en sus mentes de demonios y eso los hizo sacudir fuertemente las cabezas desechando esa idea.

-Imposible, ¿danna-sama jamás lo haría con la señorita Hannah o sí?-dijeron los tres al mismo tiempo, con sus miradas encontrándose entre sí.

Mientras esos tres se imaginaban muchas situaciones extrañas y alarmantes, hasta para un demonio. En la habitación del amo se encontraban dos figuras muy peculiares, esas dos se miraban con recelo y deseo de asesinarse y una de las figura del amo se encontraba perdida en el ambiente tosco y tenso, que se centraba en esa alcoba.

-Buenos días danna-sama es hora de qué lo prepare para el día del hoy.-dijo la voz masculina del mayordomo sin perder su inexpresivo rostro que disimuladamente enviaba miradas punzantes como una daga a la sirvienta que se puso de pie al lado de su amo que estaba aún en pijama.

-Es cierto danna-sama, con su permiso dejare que el señor Claude lo vista.-dijo la sirvienta derrotada por el mayordomo ya que sabía que su amo siempre lo preferiría a él antes que a ella.

La respuesta del joven amo dejo ambos demonios sorprendidos  a pesar que un demonio no es una criatura que se sorprenda muy seguido.

-Claude, hoy no deseo que me prepares, ni mañana y nunca en adelante; de ahora en adelante, solo lo hará Hannah así que retírate y prepara el desayuno, es una orden Claude.-dijo seguro de sí mismo el conde Trancy con un semblante frio e inhóspito de empatía alguna.

El demonio estaba desconcertado y sintió un horrible escalofrío recórrele todo su cuerpo, y su inexpresivo rostro parecía formarse una extraña mueca de confusión y asombro?.

-¿Disculpe amo qué dijo?.-dijo el mayordomo algo sorprendido intentando mantener su rostro inexpresivo pero era imposible para él aun no podía creerlo.

-Qué sucede señor Claude tiene algún problema en sus oídos, qué no ha escuchado la orden de danna-sama?.-dijo la sirvienta embozando una media sonrisa y una mirada victoriosa hacía el confundido mayordomo.

-Hannah tiene razón Claude, qué acaso eres sordo demonio estúpido, te he dicho que te largues de mi habitación,  y ve hacer el desayuno y cumple con la orden.-dijo desesperado Alois ya que Claude estaba congelado, no respondía estaba perdido, desorientado, su amo, su excéntrico amo le había gritado una orden?.

-Yes your Highness…Con su permiso danna-sama.-dijo el mayordomo aún muy confundido, y salió de la habitación desubicado a qué lugar dirigirse.

 

 

 

Dos semanas después:

PVO Claude Faustus:

No lo puedo creer hay pasado ya dos semanas completas y danna-sama; sigue sin querer que lo ayude en nada, no me ha ordenado absolutamente nada, qué le pasa ese mocoso porque no quiere qué lo bañe, lo cambie de ropa, o lo acompañe en la hora del té, ni lavar sus dientes o cepillar su cabello y lo peor no me deja estar en ningún lugar cerca de él, ni siquiera en su despacho o a las horas de la comida, soy el único sirviente al cual le exige que se vaya en su presencia por qué? No puedo estar cerca de él por qué?.

¿Qué he hecho mal, soy un buen mayordomo, soy tranquilo educado con mucho estilo y decoro, no como ese demonio excéntrico de Michaelis y sus estúpidas frases sin sentido y  sin educación “Soy un simple mayordomo”, como si fuera cierto, yo también soy un simple mayordomo; soy el mayordomo de los Trancy.

-"Del día a la noche, de la azúcar a la sal, de la vida a la muerte, del azul profundo al oro… así es como trabaja el mayordomo de los Trancy."-dije para mí mismo, ese soy yo el mayordomo, pero de qué me vale decir todo eso si no cumplo ninguna  orden sin importar lo bizarra que está sea.

No hay órdenes bizarras, ni bailes, ni  ruidos, ni gritos, ni siquiera los estúpidos planes del joven amo para hacer salir una sonrisa de mí. Ya nada de eso hay, solo quiere estar con Hannah, esa estúpida demonio qué tiene ella qué yo no tenga? No lo comprendo pensé que hacía bien mi trabajo pero parece que no;  hoy se cumple exactamente dos semanas de que el amo no habla conmigo más de dos sílabas cortantes, eso es todo lo que me dirige, se la pasa muy silencioso últimamente, ni siquiera quiere saber que hablan esos estúpidos trillizos, eso me mantiene muy intranquilo…Esperen dije intranquilo como puedo estar intranquilo por ese mocoso, no señor los demonios no nos preocupamos por simples humanos.

Me acerco al jardín, ah, ahí está el joven amo, está leyendo un libro de tapa dura de color azul, eso me recuerda al color de sus ojos, sus ojos azul claro como el cielo matutino de cada despertar, esperen un momento no entiendo por qué pienso esa idioteces es solamente mi contratista nada más, es mi aperitivo ya que mi verdadera alma es la de Michaelis, nada  más…

Oh otra vez ese dolor en mi  pecho por qué ahora me ataca de nuevo pero los demonios nunca nos enfermamos es extraño este dolor es como si una punzada con una daga de plata me penetra el corazón, ja! nosotros los demonios no tenemos corazón. Pero si no tenemos por qué me duele exactamente el lado izquierdo Claude?

No lo sé, genial ya estoy empezando hablar con mi conciencia, qué extraño de mí; creo que tanto tiempo con este contratista me ha dejado muy extrañas costumbres.

El amo sigue leyendo en el jardín, es extraño no está la estúpida de Hannah cerca de él, qué sería qué ya se aburrió de ella, eso sería muy provechoso para mí ya qué podría acercarme de nuevo a él.

Y así dejo de pensar el demonio y con el sigilo de un felino se acercó a la mesa del jardín de rosas rojas dónde  se encuentra su joven amo, para su sorpresa Alois se había quedado dormido bajo los rayos del sol de esa mañana en el jardín mientras leía.

El mayordomo negro se acercó a él y lo contempló algunos minutos se veía hermoso su rostro pálido, sus ojos azules estaban cerrados y sus pestañas eran lo único que podías ver en sus párpados y su fina y delgada boca era una línea delgada, de un rosa pálido ya que su amo parecía tener frio esa mañana brillante que soplaba el viento en la rosaleda, y por eso sus labios no se veían como de costumbre, el mayordomo seguía apreciando su rostro y todo de él ya que tenía mucho tiempo de no ver el rostro de su amo frente a frente ya que las órdenes que solía recibir eran  a espaldas de él.

-Ah danna-sama qué es lo que le sucede? Por qué ya no está interesado en verme mostrar alguna emoción?.-dijo Claude Faustus el mayordomo embozando en su inexpresivo rostro, una mueca que diminutamente se parecía a una melancólica sonrisa.

-Tal vez ya se dio por vencido contigo Claude.-dijo una voz femenina suavemente en el oído del mayordomo, que se separó rápidamente y fijo su vista en la mujer demonio de cabello blanco.

-¿Qué haces aquí Hannah?.-dijo fríamente el mayordomo inhóspito de congeniar en amistad con su igual demoníaco.

-Cuidar de danna-sama qué más haría Claude?-dijo la demonio con un tono de voz igual al de Claude.

-Si estoy yo aquí no creo que sea necesario tú presencia Hannah.-dijo el mayordomo muy molesto por haber sido interrumpido.

-Te equivocas Claude, mi presencia es mucho más importante ya qué estás aquí-dijo la mujer muy seriamente.

-No molestes Hannah vete hacer tus labores de sirvienta y deja de molestarme.-dijo Faustus y en eso observo el título del libro que su amo había estado leyendo antes de quedarse dormido en la rosaleda.

-Le has estado dando libros de princesas al amo Hannah, no crees qué un conde debería leer otro tipo de temática de lectura qué los infantiles cuentos de hadas?.-dijo molesto el mayordomo ya que el siempre escogía los libros que su amo debería leer.

-El amo Alois es un niño Claude leer esos tipos de libros no le hacen daño, en cambio tú si le haces daño a él!.-dijo la sirvienta acercándose a su amo que dormía plácidamente en la silla del jardín.

-Mmmm… Mi trabajo no es hacerle daño, aún,  pero si pronto ya que será devorado, mi alma en llamas de pasión.-dijo el mayordomo mientras pasaba una mano enguantada acariciando el fino rostro del infante.

-No te dejare hacerlo sabes.-dijo la mujer que con mano acariciaba el otro lado del rostro de su amo.

-No me importa matarte, tú misma solo trabajas con él para poder “amarlo” nada más pero cuando llegue la hora será mío.-dijo autosatisfecho el demonio.

- El amo escogerá al final si quiere ser tuyo o no Claude ya qué se ha dado por vencido y tú no le devolverás el amor que te tuvo jamás.-dijo la demonio a sabiendas que jamás sería así pero sabía perfectamente que Faustus le creería ya que él estaba confundido con su amo.

-No me importa su amor solo quiero mi cena y eso nadie jamás me lo quitará.-dijo retador del demonio.

-Es cierto Faustus pero tú mismo dijiste qué anhelas el alma de Michaelis, así que el amo Alois no es tuyo después de todo, lo ignorarás.-dijo la demonio con jactancia como si fuera una verdad inapta.

- Es cierto deseo el alma de Ciel Phamtonhive pero eso no es todo, el alma de danna-sama es la que baila en las ardientes llamas del infierno, tan sofocada y apasionada, llena de la mayor energía del averno merece ser devorada por el demonio que ha estado dejándolo bailar al su alrededor, estoy tan cerca de él que podría quemarme con la pasión que desborda de su ser.-dijo muy con mucha ilusión el demonio-mayordomo.

-Ah veo que la pasión del amo te atrae como a mí, mi deseo es ser de ayuda para él, para que vuelva a sentir, no lo dejare bailar mucho tiempo en las llamas Claude, recuerda que él que juega con fuego sale quemándose y el amo es la llama más ardiente del infierno con la que te vas a quemar.-dijo la sirvienta con una mirada despreciativa a Claude.

-Como quieras, termina tus labores antes de seguir jugando con el amo.-dijo el mayordomo dando por terminada la conversación.

 

La sirvienta se fue, no sin antes darle una mirada de advertencia, por si le ocurría algo a su amo. El demonio al ver la partir tomo el libro que su amo tenía en las manos, era un libro de tapa dura, color celeste como los ojos del amo y con hermosas letras doradas decía en el título “La Cenicienta.”

-Amo usted, no lee libros de verdad, es un conde y prefiere las infantiles historias de niñas. Bueno a mí me gusta mi alma apasionada y no dejare que esa demonio lo haga sentir, solo yo puedo aprovecharme de usted.-dijo el demonio inconsciente, ya que lo pronuncio con cierta ternura y una extraña mueca que se asemejaba a un sonrisa?.

Su amo seguía dormido, lo tomo en brazos y se lo llevo a la habitación de él, mientras observaba como el cuerpo de Alois se recostaba más a su pecho, sintiendo la unión de su peso en su cuerpo, el demonio tenía dos semanas que no sentía contacto con su amo desde que no lo baña, viste, o hace algo respecto a él, había olvidado el calor corporal del cuerpo de su amo y en un extraño movimiento del cuerpo dormido del niño, este lo rodeo con sus brazos por el cuello; el mayordomo se sorprendió de su alteza, él siempre tan perezoso, buscando la mayor comodidad siempre ese era su Alois. Cuando el niño había hecho eso ya estaban en la habitación de su alteza lo recostó suavemente en la cama y lo observo durante largos minutos recordando que su amo era solamente un bocadillo; o eso quería creer él de su amo.

-Me causas tantos problemas amo y ahora no te dignas de dirigirme la palabra, de verdad te gusta la compañía de Hannah, o solo lo haces por capricho como siempre. ¿Dime por qué ya no tienes intenciones de hacerme sonreír?, pensé qué eso te hacía feliz? O será cierto lo qué Hannah dijo te has dado por vencido conmigo amo?-dijo el demonio mientras miraba el cuerpo de su amo en la cama, este se encontraba de medio lado, de un pronto a otro se dio la vuelta y quedo boca arriba, sus labios estaban entreabiertos y salió un muy poco audible sonido que puso alerta al demonio por su repetición que si llego a escuchar.

-Claude…Cla..u..de..Cl..au..de..Calude...ya..no..más..-dijo entre sueños Alois Trancy, dejando boquiabierto al mayordomo que se preguntaba “Ya no más qué su alteza?”.

-Ya no más qué su alteza, dime qué es lo que hice para que desistas de ser tú. ¿Cuál fue tu razón para darte por vencido pero de qué te diste por vencido?-dijo Claude que había olvidado su molestia de no atender a su amo y de que esté ya no le diera esas órdenes bizarras ya que su parecía ser de hielo con él.

No te entiendo Alois pensé que querías que fuera siempre yo, él que estuviera para ti, pero me has cambiado por Hannah. Es extraño que un demonio se cuestione tanto no crees, ella dice amarte y yo solo quiero devorar tu alma, aunque desde que no hago nada por ti me aburro, estos días has estado muy tranquilo, silencioso, sin órdenes bizarras y muy frio conmigo hasta helarme la sangre de demonio, ¿qué fue lo qué te hice amo?¿ Quiero qué seas el mismo de antes?, no entiendo por qué pienso en todo esto, no es como si me sintiera mal por ti o esté preocupado, no lo estoy entonces qué es esté dolor en mi pecho por la falta de tu mirada y tus extrañas actitudes y dependencia a mí?.

-No comprendo qué es lo que me causa esto será posible, qué yo como demonio sienta lo mismo como Hannah por ti?-dijo el mayordomo en un susurro y su rostro, se tornó melancólico algo poco común en él.

Recuerdo eso que Hannah dijo: “El amo escogerá al final si quiere ser tuyo o no Claude ya qué se ha dado por vencido y tú no le devolverás el amor que te tuvo jamás.” Te has dado por vencido de mí, por eso no me miras, ni me prestas atención y ni siquiera quieres que este cerca de ti, es por qué piensas eso de que jamás serás correspondió.

No sé si es qué yo sienta lo mismo que tú, los demonios no sentimos pero si quiero que vuelvas a mirarme a mí, quiero que toda tus tonterías recaigan en mí, ya no soporto verte con esa demonio hablando, disfrutando y esas sonrisas qué jamás había visto en tu rostro son para ellas; las qué me has dejado ver eran falsas, no eran las verdaderas como las qué Hannah recibió estás dos semanas.

Será posible que me he dado cuenta…que yo lo amo…¿amarlo?...yo. No sé si lo ame pero me gustaría recibir otra vez tus órdenes bizarras, tu dependencia hacia mí y esas sonrisas que Hannah disfruta al verte.

Creo qué tal vez un demonio si pueda creerse qué ama…Si ese es el caso mi preciosa alma apasionada, no dejare qué te resignes conmigo?, su alteza seguirá  sintiéndose atraído por mí como siempre, por qué yo…

-"Del día a la noche, de la azúcar a la sal, de la vida a la muerte, del azul profundo al oro…  Hare qué vuelva a amarme…así es como trabaja el mayordomo de los Trancy."-dije decidido y mirándote, con ternura ya que eres mío Alois Trancy y creo saber cómo hare qué caigas de nuevo en mi telaraña.

Mirando el libro en su mano Claude Faustus el mayordomo salió de la habitación de su amo con un “as bajo la manga”, muy sorprendido de haberse enterado de sus sentimientos, pero decidido hacer lo posible para que su amo lo escoja a él y no a ella.

 

 

 

 

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado y ya casi es finalizado el fic si les gusta la historia por favor dejen sus reviews...

Demon Witch se despide...


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