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La Cenicienta en la mansión Trancy… por Demon Witch

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Notas del capitulo:

Muy bien he llegado con el final, sí el fin de esta historia y agradezco mucho los reviews que me dejaron y a los que han leído el fic, po cierto dtao curioso para finalizar mi primera serie de fics y one-shot habrá un fic de SomaxAgni de un one-shot o two-shot igual con temas de cuentos porque así se llam la serie jijiji y espero disfruten este final y les complazca el final del fic y disculpe si tuve errores gramaticales o ortográficos, uso word, pero a veces me emociono y se me olvida corregir...

Bueno disfrutenlo y ya saben los personajes no me pertenecen son de su autora respectiva.

se despide Demon Witch...

 

 En la tarde de ese día:

Ah me he despertado en mi alcoba, no estaba en el jardín está mañana? Vaya seguramente Hannah me ha traído aquí, ella ha sido muy buena conmigo, no sé por qué siempre le he querido hacer daño y me molesto por su mirada sumisa y llena de dolor, es como si ella reflejara mi propio ser lleno de angustia en sus ojos.

-¿El libro dónde está?-dije para mí mismo ya que me levante de la cama y el libro de cuentos no está conmigo en la cama.

Seguramente lo deje en el jardín, creo que debo ir a buscarlo. Me voy a levantar a ver, veamos qué fue eso?.

El sonido de la puerta me distrajo y no me levante y entonces mi corazón se acaba de paralizar por esa voz.

-Amo ya se ha despertado, puedo por favor pasar?-dijo Claude desde el otro lado de la puerta.

Lo medite unos segundos y dije un “adelante” y entro con un carrito y comida en él.

-Amo veo que ya ha despertado, se perdió el almuerzo su alteza, por eso le he traído algunos de sus platos preferidos, por favor coma antes de que se enfríe.-dijo Claude, pero qué extraño su voz suena diferente mucho más dulce? Puede esté demonio sonar dulce?.

-Ah..sí…Ya he estoy despierto, ¿dónde está Hannah Claude?-pregunte algo confundido ya que le había dado la orden de mandar todas mis meriendas y comidas con Hannah, y sí Hannah estaba ocupada que se retirará y lo llamaría después de comer.

-Hannah está ocupada en estos momentos danna-sama, por eso he venido asistirle a usted.-dijo mientras me miraba muy extraño y cuando mencione a Hannah parecía molestarle; puede Claude molestarse?. La mirada de Claude siempre me pareció vacía, como un abismo de dolor y sufrimiento pero está vez me miraba con un cierto brillar.

-Ya veo muy bien, puedes retirarte, te llamaré cuando termine muy bien?-dije con algo de duda no sé por qué, pero la mirada de Claude estaba muy brillante, parecía un ámbar recién sacado de las minas.

-Ah claro, amo-dijo mientras ponía una mano en su pecho y hacía una reverencia ante mí, pero su mirada entonces se volvía molesta.

Vi cómo iba a salir de la habitación cuando se dio media vuelta se acercó muy peligrosamente a mí, como un depredador se acerca a su presa, como una pantera ataca a un venado. Cuando estuvo cerca de mí a pocos centímetros de mi rostro me sonroje, pensaba por qué no había dicho nada antes, pero no podía decir algo ya qué estaba congelado y se suponía qué era yo él qué estaba hecho de hielo.

-Danna-sama…-dijo sin terminar la frase mientras exhalaba encima de mis labios.

-Claude-dije muy bajito encima de sus labios, casi haciendo que se formulará un roce.

-Ah……mí querido danna-sama, me preguntaba antes de irme si no quería de regreso esto.-dijo en un tono de voz profundo y suave a su vez, esa voz sonaba muy coqueta, ¿cómo si intentará seducirme?.

No puse mucha atención a lo que significaba “esto”, porque en realidad estaba enfocado en sus labios, pero entonces esos pensamientos fueron interrumpidos cuando vi el libro de cuentos que estaba leyendo en el jardín en su mano izquierda.

Me lo entrego con suavidad, haciendo rozar su mano enguantada con la mía, eso me había estremecido ya qué han pasado dos semanas qué Claude no me tocaba. Ya ni recordaba su suave tacto y después de ese suceso me sonroje y mande mi mirada a otro lugar y en eso sentí su aliento al exhalar él, sobre mis labios cuando dijo.

-Ahh…danna-sama, sí no necesita nada me voy disfrute su almuerzo.-dijo lentamente haciendo pausa en cada palabra que me estremeció por qué su voz sonaba tan endemoniadamente bien.

Mire sus ojos antes de contestar, estaban muy brillantes y pude notar en su mirar ¿dulzura? ¿Claude Faustus el mayordomo de hielo, el demonio poderoso, me estaba mirando enserio con ¿dulzura? Debo seguir dormido o algo así.

-R-e-r-í-t-a-te-dije en un hilo de voz por qué ya no soportaba, tenerlo tan cerca parecían horas qué estaba ahí.

-¿Qué sucede amo? Para qué conteste así?-dijo con lo que me pareció su voz sonar con ¿picardía? ¿Enserio picardía?

Tome valor y dije mejor.-Retírate Faustus tus servicios no son necesarios, y hazlo ya!-dije completamente ruborizado y a gritos.

¿Río?, eso era nuevo enserio el ¿río? Que fue esa risilla silenciosa Claude jamás daba emociones, nunca jamás, ¿qué demonios fue eso?.

-Claro amo, con su permiso.-dijo pero algo me tomó por sorpresa, cuando terminaba la frase, él se acercó más y rozó mis labios con un beso rápido y certero que se podría decir fue un desliz de sus labios sobre los míos, me congele me había besado?¿Claude el demonio cruel y frio, mi demonio sin emociones me había besado?.

En ese momento como un relámpago, ya no estaba en la habitación quede muy asombrado no podía articular palabra, mi mente estaba hecha un completo problema, ese idiota me beso y no solo fue rápido y certero; fue un beso, ni sé cómo lo pienso tanto. Por qué me ha besado, qué trama ese demonio? Se supone que yo soy de hielo y qué me he dado por vencido con él? Jamás iba a corresponderme y ahora que trama con ese beso; ¿por qué Claude?.

-¿Por qué Claude me has besado? ¿Qué tramas maldito demonio?-dije muy confundido con mis ojos llorosos mientras las lágrimas caían de mis ojos.

 

En los pasillos de la mansión:

Sé qué debe estar muy confundido ahora su alteza, pero le prometo qué mañana no se arrepentirá de haberse dejado ser seducido por mí.

Sus labios son exactamente como me los imagine, suaves y delicados qué delicioso sois amo siempre me lo imagine agridulce o amargo sabor pero sois más qué sabroso me muero por probar más de ti.

Pensaba el mayordomo mientras caminaba con dirección en la cocina y en el camino se topa con los trillizos estaban cargando un enorme rosal en un jarrón color dorado que llevaban en dirección del salón de la mansión, pero se les cayó el arreglo floral, dejando pedazos de porcelana en todo el pasillo eso no detuvo al mayordomo ni siquiera lo vio. Los trillizos lo habían dejado caer causando un gran estruendo, dónde apareció Hannah muy sorprendida mientras Claude ya había llegado a su destino y los trillizos seguían completamente paralizados.

-Timber, Thompson, Canterbury, ¿qué les pasa a ustedes tres hoy?-dijo Hannah muy asustada por el desastre.

-Señorita Hannah, señorita Hannah, señorita, Hannah, es increíble lo que hemos visto.-dijeron los tres al unísono con sus rostros completamente sonrojados y asombrados.

-Pero…¿qué vieron?-dijo Hannah muy asustada y eso qué los demonios no suelen expresarse así.

-CLAUDE ESTABA SONRIENDO.-dijeron los tres al mismo tiempo muertos del susto, como demonios ellos siempre habían apreciado que Claude era el demonio más frio y terrorífico que existía en todo el infierno.

Ninguno de los cuatros demonios estaban en sus cinco sentidos en ese momento ya qué estaban paralizados de lo que vieron y lo que escucharon.

No vieron qué su amo venía por el mismo pasillo, dónde ellos estaban asustados, pero claro Alois no les prestó atención ya qué este caminaba mirando el suelo y  su rubor en las mejillas lo dejaba en evidencia de que no estaba presente en ese mismo instante, ni siquiera le importó el desastre de los empleados, él solo caminaba con dirección a fuera de la mansión.

Los cuatros demonios retomaron sus acciones y dejaron de pensar en eso como si en realidad no vieron nada.

 

 

Una hora más tarde:

Claude invocó a todos hasta Hannah y les dio órdenes de seguir un plan qué él tenía aguardado debajo de sus mangas con el fin de hacer caer a su amo de nuevo y claro no les dijo esa parte solo le dijo.

-Muy bien todos cuando diga la orden todos ayudarán a cumplir lo siguiente, espero recuerden bien su papel.-dijo el mayordomo muy concentrado.

-Sí señor.-dijeron los cuatros.

-Ya saben danna-sama no puede saber nada entendido-dijo muy severamente.

-Sí señor.-dijeron los cuatros otra vez.

-Muy bien retírense todos, hasta la hora de medianoche los quiero a todos en sus puestos.-dijo el mayordomo.

-Muy bien- dijeron los cuatro demonios mientras salían de la cocina hasta qué llegará la hora decisiva.

-Ahora si amo, le enseñare qué la lectura de cuentos no es adecuada para un conde…Eso claro y lo que de verdad pienso de usted.-dijo muy decidido, embozando una gran sonrisa algo peculiar en el demonio.

-"Del día a la noche, de la azúcar a la sal, de la vida a la muerte, del azul profundo al oro y de mayordomo a príncipe… así es como trabaja el mayordomo de los Trancy."-dijo con voz profunda mientras su mirada se tornaba  felina de color fucsia brillante.

 

 

 

 

En la noche de ese día a la hora de dormir del conde:

Ya el conde Trancy, se encontraba listo para dormir su camisón de dormir bien puesto, Hannah ya había terminado de vestirlo, claro que ella ya que la orden seguía vigente.

-Bien amo, ya está listo; buenas noches danna-sama, me retiro.-dijo la demonio después de otorgarle una caricia a su rostro.

Hannah, antes de qué te vayas, podrías terminar de leerme el libro por favor.-dijo como si fuese un niño pequeño al que tenían que consentir.

Hannah asintió y comenzó la lectura la cual comenzaba a adormecerle al conde, que no se dio cuenta cuando se quedó dormido, y Hannah apago las luces del candelabro dejando únicamente una vela mientras desaparecía del lugar.

En la llama de esa única vela se podía ver el perfecto rostro del conde dormir plácidamente y claro unas situaciones muy peculiares empezaron a florecer.

En una casa de la burguesía del siglo XIX, se encontraba tres figuras hablando y una cuarta dormida en una habitación aparte.

Las siluetas danzaban de un lado al otro enfrente de la ventana, más cerca de esta se pudo divisar, las figuras de tres personas diferentes que parecían discutir.

En una alcoba adyacente a donde estaban las figuras, se despierta el conde Alois Trancy, que no se encontraba con su típico traje de conde u otro con los que se vistiera, este se encontraba dormitando, en la escalinata de una habitación y cuando se despertó de susto, miro a su alrededor y vio que la mansión había cambiado mucho.

-Ah que espanto por qué todo es purpura y rojo, que mal gusto Claude, parece qué estuviera en las cabellos de esos estúpidos trillizos.-dijo el conde muy sorprendido de la decoración.

-Pero qué rayos llevo puesto encima.-dijo Alois con voz quebrada cuando se miró en un espejo al lado de la habitación y cerca de la escalatina donde estaba dormitando.

El conde Trancy, llevaba un vestido de campesina de otra época, un vestido era muy sencillo; una falda color negro muy sencilla con un parche verde olivo a un lado de esta parece que apenas bien la habían remendado y para que hablar de la parte de arriba, llevaba puesto un delantal blanco con otro parche como la falda de color fucsia y sus mangas abombadas sobre salían y parte superior era de color marrón; era el traje de sirvienta más pobre y sin estilo qué jamás había existido parecía una simple plebeya de alguna época lejana.

-Pero que horrible luzco, creo qué Hannah luce más atractiva que y eso que soy mucho más hermoso que ella.-dijo el conde con jactancia.

-Muy bien me conformo con esto.-dijo el conde mientras caminaba por la extraña mansión que se parecía a la suya pero muy mal decorada.

-Ahí está madre esa chiquilla tonta-dijo una voz aguda y desafinada.

-Al fin apareces señorita, qué esperas para hacer tus tareas Cenicienta.-dijo una figura purpura que salió de la nada.

-¡Cenicienta!...-dijo el conde sorprendido.

 

-Niña malcriada, qué crees que haces vagabundeando por los pasillos y las alcobas.-dijo una tercera voz desafinada.

El conde se dio media vuelta para encarar a las figuras y lo que vio lo dejo boquiabierto.

Las figuras que le hablan eran Thompson, Canterbury  y Timber y lo más horroroso era lo llevaban puesto.

Canterbury llevaba puesto un vestido de estilo polisón, a dos piezas el corpiño demasiado ajustado en la parte superior y dejaba horrorizado a cualquiera y la falda larga con muchos volantes que se veían demasiado mal y en su cabeza un fino sombrero de ala ancha con varias plumas de color negro, pieza en sí era de color violeta muy claro que combinaban con su cabello purpura profundo, pero lo entallado del vestido y la falta de escote ya que este era plano lo hacían verse muy mal.

Eso no era tan terrible como Timber y Thompson ellos llevaban vestidos de señoritas muy ajustados del mismo estilo que Canterbury, pero parecían que el corsé era muy ajustado haciendo ver su pecho muy muy entallado y claro nada de nada en el escote. El de Timber era color dorado con los mismos acabados del de Canterbury excepto que no llevaba sombrero, sino más bien un prendedor en su cabello corto que era en forma de una flor de narciso; en cambio Thompson llevaba uno igual al  estilo, a diferencia que él tenía un lazo verde olivo en su cabeza y su vestido por completo era color olivo.

-Pero qué rayos les pasó son las mujeres demonios más horribles del mundo, ni Hannah qué es un demonio femenino se ve así, parecen no tengo la menor idea, qué diablos parecen explíquense?-dijo Alois horrorizado por lo visto ese día.

-Cenicienta deja de hablar y vete hacer tus quehaceres, toma el plumero y sacude todo entendiste; debemos irnos a la fiesta que el príncipe Claude ofrece.-dijo Timber con voz chillona.

-Ah príncipe Claude.-dijeron los otros dos y se tomaban de las manos y sus ojos se tornaban corazones mientras suspiraban enamorados.

-Esperen Claude aquí es un príncipe?-dijo ilusionado Alois.

Los tres hermanos se molestaron y empezaron a susurrarse entre ellos mientras Alois, brincaba de un lado a otro diciendo un baile “un baile ya quiero ver Claude”.

-El amo Alois, debería estar desconcertado y no alegre no creen?-dijo Thompson a los otros dos.

Canterbury saco de su escote unos papeles que se asemejaban a un libreto y empezó a ojearlo.

-Miren, aquí está como debe actuar el amo, lo ven él va bien con el libreto de Claude.- dijo enseñándole a sus hermanos el libreto que escribió Claude y se lo volvió a meter entre los que deberían ir los senos.

-Si tienes razón Canterbury, vamos sigamos con esta actuación me aprieta mucho el corsé y el miriñaque se me clavo en la ropa interior.-dijo adolorido Timber.

-Muy bien a fingir.- dieron los tres al unísono, llamando la atención de Alois.

-Muy bien trío de tontos que se supone que estamos jugando y en dónde estamos, qué estamos jugando hoy a las tres mujeres más feas del planeta?, ni los mismos demonios como ustedes querrían tirarse alguno de ustedes.-dijo Alois con jactancia, y recibiendo una mirada de molestia de los demonios.

-Muy bien suficiente jovencita no iras al baile del príncipe Claude por ofender a nuestra belleza.-dijo con orgullo Canterbury.

-Si deberías respectar a tu madrastra, “Madame Canterbury-lía”-espetó ¿Timber?

-Si tienes toda la razón hermana Timberlina-dijo Thompson imitando voz femenina.

-Muy bien hijas mías, Timberlina y Thompsonlina, vayan a prepararse para el baile tal vez puedan robarse un beso del príncipe Claude, excepto tu Cenicienta tú te quedas en casa por insultarnos anda a limpiar.- espetó “madame Canterbury-lía”

-Qué por qué no puedo ir solo porque dije que eran las mujeres más feas y por qué también son el insulto para todos los demonios masculinos por andar vestidos de mujeres horribles, vamos no podían conseguir nada mejor, parecen prostitutas baratas.-dijo riendo en grande Alois y se tiraba al suelo a reír más fuerte.

Los tres empezaron a susurrar.

-Me siento muy feliz Thompson el amo volvió a reír.-dijo madame Canterbury-lía.

-Es cierto yo me siento muy bien, ya que me cansaba el amargado danna-sama de estas dos semanas...-dijo Timberlina.

-Vamos continuemos con la farsa, los zapatos me duelen demasiado y el amo tiene razón les dije que usáramos los melones al menos.-dijo Thompsonlina, muy adolorida.

Seguía riendo Alois que después se puso muy serio de un pronto a otro.

-Muy bien madrasta Canterbury-Lía,  si estamos en el cuento la Cenicienta y yo soy la Cenicienta, debo ir al baile para estar con mi príncipe no creen?.-dijo Alois con un semblante serio mientras agitaba el plumero en cara de Thompsonlina y Timberlina.

-No vas a ir por insultarnos.-dijo muy segura madame Canterbury-lía.

Y así las tres? Lo tomaron del brazo y tiraron Cenicien-Alois a un cobertizo fuera de la casa y le gritaron desde afuera del cobertizo.

-Ya nos vamos Cenicienta, te saludaremos el príncipe Claude, tal vez hasta le robemos un beso, qué lástima escuche que le gustan las rubias.-dijo madame Canterbury-Lía

-Hasta luego Cenicien.-Alois-sama.-dijeron al unísono Thompsonlina y Timberlina.

-Pero yo quiero ir.-dijo a gritos Alois ya que ni había reaccionado cuando los tres demonios travestís le habían lanzado a ese cobertizo.

Paso una hora exacta y el sol empezaba a esconderse y Alois empezó a tener miedo la oscuridad le horroriza, cada vez más y más.

-Yo solo quería ver a Claude príncipe aunque sea en este extraño sueño?.-dijo Cenicien-Alois.

En eso un extraño humo de color rosa con muchas luces brillantes, comenzaron a iluminar el cobertizo donde Alois se encontraba y entonces la luz ilumino el rostro de Alois y levanto  el rostro hacia la luz y vio una figura presentarse ante él.

-Vamos pequeño no llores te ayudare a qué veas al príncipe Claude, eso te gustaría verdad?-dijo un voz femenina y muy dulce.

 Alois miró hacia arriba y observo la figura femenina de una mujer de tez morena y cabellera blanca que llevaba puesta un vestido entallado perfecto de color rosa brillante con lentejuelas y un par de alas de mariposa que sobre salían en  su espalda de rosa pálido las alas.

-¿Quién eres?-dijo Alois secándose los ojos por sus pequeños sollozos que se convertían en lágrimas.

-Soy Hannah tu hada madrina, dann….digo Cenicienta querido.-dijo la muy confundida demonio hada madrina.

-Muy bien, bueno estoy más confundido qué lo que vi antes con los trillizos, pero si me ayudas a ver al príncipe Claude seré muy feliz Hannah hada madrina.-dijo Alois dudoso, ya nada le parecía raro después de ver a los trillizos acepto muy bien el mundo donde estaba como un sueño y ya.

-Muy bien dan…digo Cenicienta....demonios de vi leer el guion..-dijo en un susurro para sí misma la demonio que hacía mal papel de hada madrina.

-¿Dijiste algo?-dijo Alois muy extrañado de la actitud de Hannah.

-No querido muy bien agitando mi varita sacaremos un carruaje y así iras al baile Cenicienta.-dijo muy feliz si es que eso de hacer una mueca de medio lado era feliz.

Entonces una varita de color negro con una estrella rosa muy centellante ilumino una calabaza en el jardín cerca del cobertizo y esta se ilumino de muchos colores y humo color rosa y un gran estruendo sonó convirtiendo la calabaza en un hermoso carruaje negro.

-Vaya- dijo Alois muy contento mientras bailaba la alrededor de Hannah.

-Eso fue fácil, muy bien ahora tu vestuario am…digo dann…Digo Cenicienta.-dijo otra vez confundida Hannah.

Y entonces el hada madrina con su varita, bailo enfrente de Alois y zig- zag y mucho humo lo ilumino dejando ver algo sorprendente.

Alois vestía un hermoso vestido azul cielo muy pálido resplandecía al igual que un diamante y en su cabeza un hermoso lazo del mismo color del vestido, su cabello corto estaba mucho más rizado aparentando volumen que le daba un aspecto de ser una niña de cabello corto y su cuello llevaba un hermoso lazo negro que acentuaba su cuello viéndolo muy apetecible como si te dijeran ¿ven y pruébame? Eso lo hacía ver hermoso y los zapatos qué zapatos unas hermosas zapatillas de tacón alto de cristal.

Era la imagen más hermosa el vestido le llegaba a las rodillas y era del abombado perfecto como si tuviera las caderas de una mujer y el corsé no le apretaba tanto, más bien era como si no existiera. Pero qué precioso lucía y las medias altas de color blanco diamante hacían que fijarás toda tu atención a esa piernas delgadas y bien definidas, vaya piernas largas, delgado perfecto y finas como la porcelana china que perfectas piernas la envidia de cualquier mujer; vaya con lo que se toparía el príncipe Claude esperemos tenga fuerza de voluntad para qué no vaya violarlo.

-Vaya Hannah crees que me veo bien?.-dijo Alois con algo de nerviosismo.

-Hoy el pequeño amo Alois tendrá lo qué siempre anhelo se lo juró Cenicienta.-dijo con un tono maternal y lleno de cariño hacia el joven.

-Gracias Hannah madrina.-dijo Alois obsequiándole la más hermosa sonrisa que hizo sonrojar a la hada madrina.

-Muy bien suba al carruaje my Lady debemos darnos prisa solo tiene tiempo para medianoche madame.-dijo Hannah.

Se subieron al carruaje y Hannah empezó a conducirlo con maestría pero las torpes alas le molestaban con demasía.

Dentro de un instante estaban en el precioso castillo dorado del príncipe Claude.

Alois se despidió con un beso en la mejilla y corrió a gran velocidad cuando entro al salón de bailes del castillo todo estaba sumergido en oscuridad y una luz tenue de muy pálido color ilumino el lugar dejando ver a un caballero de cabello azabache como la oscuridad y llevaba un traje color blanco con decoraciones en negro y algunas brillantes medallas de honor, se veía absolutamente atractivo el príncipe Claude.

-My Lady me permite está pieza.-dijo con una voz seductora por primera vez no era fría y ni amarga era dulce.

Y la música empezó a sonar lentamente, Alois no era perezoso si se trataba de bailar con Claude y corrió a sus brazos y empezaron a bailar lentamente el vals los zapatos de Alois provocaban un taconeo, en cada vuelta.

-Claude dime qué seré tu princesa y no esos tres travestís prostitutos mal vestidos de Timberlina, Thompsonlina y Canterbury-Lía-dijo preocupado Alois en el oído de Claude.

-Ya eres mí princesa Cenicienta siempre los has sido, es qué yo jamás te lo he dicho en verdad.-dijo Claude mientras le daba una vuelta.

El ambiente se volvía muy romántico y las luces eran tenues y suaves y no había más que ellos dos. Y entonces en el baile la vuelta que Claude le dio Alois lo hizo chocar en su pecho y se miraron con deseo y Claude no esperó más Alois se veía demasiado apetecible en vestido así Claude en su mente le decía a sí mismo “Cenicienta, debería revisar el vestido para saber si el miriñaque está bien ajustado” o “Qué tal si vemos sí el corsé no está muy ajustado”, la mente del demonio estaba muy pervertida imaginado las muchas situaciones dónde podía ver otros gestos del rostro de su amo, que desvergonzado.

“Quiero ver bien ese miriñaque, que tal si está suelto después de todo sigo siendo un buen mayordomo y que sería si no lo revisará, no quiero ver triste a mi princesa y además siendo un príncipe puedo hacerlo o no?” estos pensamientos surcaban en su mente demoníaca.

-Claude.-llamo suavemente Alois con un timbre de voz que hizo estremecer al príncipe Claude.

-¿Qué sucede?.-pregunto con dulzura, el príncipe mientras levemente sus labios acariciaban el oído del chico.

-Bueno…verás…qué tal si dejamos de bailar y ya sabes…-dijo muy avergonzado y sonrojado Alois, él tampoco soportaba ver vestido así a Claude deseaba por lo más sagrado arrancarle el traje.

-Yes your Highness.-dijo Claude con seducción y picardía qué hizo a Cenicien-Alois sonrojarse al máximo y estremecerse.

En otra habitación:

Unos gemidos se escuchaban, detrás de la puerta de esa alcoba. Detrás de ella se encontraban la cama imperial de sábanas blancas del príncipe, dos figuras desnudándose y besándose eufóricamente.

-Cla…ude…-decía en conde Alois mientras besaba a Claude con euforia como si nunca jamás se fuera a repetir esa noche.

-Dann-sama…yo lo…-decía suspirando en cada beso Claude, que su amo Cenicienta le otorgaba, mientras comenzaba a bajarle las medias.

Así entre suspiros y jadeos empezó Claude a quitarle el corsé a su amo mientras lamía ese cuello delgado y pálido de dulce sabor, mordía con fiereza la clavícula del más joven, de momentos mientras la camisa y la corbata salían volando al suelo en compañía del ajustado corsé.

Empezó besando cada parte del cuerpo de su amo descendía de la barbilla hasta la clavícula, mordisqueando dejando marcas de su propiedad en su cuello que para mañana serían muy visibles.

Ahh..Claude..ahh..-decía jadeante el conde con cada caricia y mordida, mientras el mayordomo seguía con su recorrido.

Bajaba con suavidad grabando cada minúscula parte del cuerpo de su amo y encontró con qué entretenerse, comenzó a succionar, lamer de arriba abajo y con mucha velocidad los botones rosas, del conde qué gritaba como lunático con cada mordida fuerte en sus pezones que los dejaba muy erectos.

-Mmmm…el amo Alois es el más delicioso.-dijo con perversidad y muy satisfecho de ser él que haga a su amo desbordar de pasión.

-Hazme a tú antojo Claude, engáñame en este sueño, dime que me amas y fíngelo a la perfección.-dijo Alois en la excitación del momento.

-Su alteza yo no estoy fingiendo nada…Me he dado cuenta que “lo amo con todo mi enloquecedor ser demoníaco y lo necesito solo a usted”.-dijo al fin el mayordomo.

-¿Enserio?...-dijo Alois muy confundido.

-Lo haré mío hasta el amanecer y se dará cuenta qué no lo estoy engañando mi amado Alois.-dijo el mayordomo mientras besaba el ombligo de su amo.

Alois no dijo nada se dejó llevar entre las caricias de Claude.

Empezó a descender en entre sus piernas y entonces tomó el miembro de su amo que al fin ya estaba completamente desnudos ambos y empezó a besar el meato y lamía de arriba y abajo en un tortuoso movimiento, de mucha suavidad. Empezó lamer más fuerte de arriba abajo y pasaba la dentadura rozando con fuerza el miembro del chico que seguía gimiendo con mucha fuerza por como el mayordomo lamía cada parte de su miembro.

-Más Claude…más…más..-decía el conde que anhelaba que los movimientos del mayor tomarán más velocidad.

-Yes my  Highness love.-dijo susurrante en el oído de su amo y volvió a su tarea de antes.

Y  de un solo bocado tragó el miembro de su amo y con vertiginosos movimientos empezó un vaivén rápido que hacía delirar al conde con cada lamía en sus testículos y miembro.

 

-Ah…me…ven…go..- dijo el conde al punto de llegar a clímax.

-No aún no.-dijo el mayor dejando la labor y mirando al conde.

Con una mirada de desaprobación miró a Claude y esté le sonrío algo que jamás había visto Alois, provocándole un sonrojo muy fuerte al conde que se había enamorado de la sonrisa de Claude.

-Lámelos-dijo Claude con tono autoritario, mostrándole tres dedos al conde, qué en realidad no se sorprendió en nada, ya que conocía toda la situación muy bien.

Empezó a lamerlos con suavidad y delicadeza, miraba de vez en cuando a Claude con unos ojos lujuriosos y llenos de deseo. Eso excitaba mucho a Claude que empezaba a desesperarse de qué Alois no terminaba, cuando al fin estaban listos los quitó de la boca de Alois y este le miró sorprendido ya qué duró muy poco con sus lamidas.

-Parece qué alguien está ansioso.-dijo con picardía Alois.

-Claro qué sí su alteza, ya qué me ha tenido sin sus mimados durante dos semanas no le parece injusto.-dijo con perversidad y un tono seductor de parte de Claude.

-Entonces déjame hacer esto.-dijo Alois que se levantó y empujo Claude al respaldar de la cama.

Les abrió las piernas a Claude y vio el bien formado miembro del mayor lo tomo entre sus manos y empezó con unas sacudidas salvajes que sacaba de los labios del mayor gruñidos bestiales del deseo que le consumía y su mirad estaba completamente nublada y de su barbilla caía un poco de saliva de sus finos labios.

-Te gusta Claude como te mimó.-dijo Alois con un tono lascivo.

-Mmmm…Alois…más…más…-dijo Claude esperando qué su amo siguiera masturbando violentamente su miembro.

-Mmmm…di mi nombre…grítalo…gímelo…dilo.-dijo Alois con demanda.

-Sí ALOIS POR FAVOR ALOIS, ALOIS, ALOIS.-decía el mayor al sentir como su amo se tragaba su miembro y con mucha maestría complacía cada parte del miembro.

-Ahh…-decía Alois atragantado con el miembro del mayor.

Hasta que un momento a otro Alois mordió con fiereza el pene de Claude que hizo que se viniera en su boca tragó todo como pudo y levanto su rostro mirando con una sonrisa pícara a Claude.

Entonces empezó Claude a cambiar de posición al conde y ahora sí metió un dedo en su entrada, haciendo que su amo gimiera de dolor y soltará algunas lágrimas que secó Claude con sus besos. Después metió un segundo con velocidad mientras hacía tijeras dentro de la entrada estrecha del conde y un tercer intruso atravesó la barrera y dejo al conde arquear la espalda de la sorpresa de ese tercer intruso en su entrada y el mayor empezó a hacer pequeñas embestidas con suavidad.

Haciendo al conde anhelar algo más grande en su entrada y que diera más certero en su interior.

-Claude qué esperas deja de jugar y mételo rápido.-dijo con desesperación Alois.

-Muy bien su alteza y dice que soy yo el ansioso.-dijo con burla y una sonrisa pícara.

Entonces se cambió todo y el mayor sacó los dedos y de una sola embestida metió su miembro mientras levantaba las piernas de su amo y su amo en el placer de la lujuria gritaba el nombre del mayor.

-Claude…Claude…Claude…más.-gritaba el conde.

Comenzó arder el ambiente de aquella habitación y las embestidas de Claude se volvían mucho más certeras y vertiginosas, dándole el punto qué hacía delirar al conde y cada vez era muy cerca el momento del final de aquel ansiado orgasmo.

Entonces cayó el mayor masturbaba con fiereza el miembro de su amo y su amo se aferraba más, haciendo arañazos en  la espalda de Claude, haciéndolo sangrar y con más fuerza masturbaba el otro y más certeras llegaban las embestidas hasta que ambos gritaron.

-CLAUDE-grito Alois haciendo estrechar su interior que estrujaba el miembro del mayor.

-ALOIS-grito con voz ronca el mayor al sentirse estrujado por la entrada del conde y sentir en su mano y sus abdómenes la eyaculación de Alois.

  Al final del encuentro y se miraron con ternura y un beso dulce surco en ambas bocas. Y todo se volvió oscuro en esa habitación, solo el sonido de una nueva ronda de amor iba empezar.

A la mañana siguiente:

El conde Trancy abrió los ojos y lo primero que observo fue que estaba acurrucado en el pecho de alguien, cuando movió la sábana vio el rostro de Claude y sonrió y dijo.

-Entonces no fue un sueño nada más…Bueno que más podría pedir, Hannah tenía razón con su plan.-dijo el conde con una sonrisa de satisfacción.

-Ah Claude, solo te hacías el difícil conmigo jajajaja, sabía qué ibas a decirme que me amas.-dijo muy complacido mientras besaba los labios del mayordomo que dormía plácidamente en su cama.

-Te amo Alois…-decía entre sueños el mayordomo, es cierto los demonios no duermen pero si duermen cuando están demasiados cansados, después de hacer mucho ejercicio durante toda la noche.

-Lo sabía...por qué yo también te amo-dijo victorioso, mientras se acurrucaba con él para dormir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

BUENO EL FIN AL FIN JIJIJI gracias por leer mi fic y espero que les agrade el próximo jajaja besos y abrazos.

Se despide Demon Witch...


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