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Estúpido Shinigami. por Onny

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Notas del fanfic:

Bueno, este fanfic prácticamente está aquí a causa de una petición, finalmente creo que no ha quedado tan mal como creía que iba a quedar. Es tan solo el segundo fanfic que subo por lo que, por favor, os ruego que tengáis compasión T^T 

Espero que lo disfruteis y que, si os gusta o creeis que puedo mejorar en algo, o que tengo alguna falta de ortografía o de gramática me dejéis reviews.

Bueno, pues entonces, a leer.

Notas del capitulo:

Por supuesto los personajes de Kuroshitsuji no me pertenecen en lo absoluto, simplemente los he tomado prestados para poder hacer este pequeño experimento y, sin más demora, aquí tienen el one-shot.

Estaba sentado en la biblioteca, revisando y ordenando algunas linternas rotatorias de los estantes las cuales estaban demasiado desordenadas para mi gusto cuando, a una velocidad vertiginosa, llegó uno de los shinigamis.

 

-William-san-jadeó sin aire

 

-Dime, ¿cuál es el problema?

 

Mi mirada seguía clavada en los volúmenes en mis manos pues tenían inclusive la carátula intercambiada entre ellos. Gruñí frustrado por tal desorden.

 

-Grell Sutcliff ha vuelto a modificar su guadaña.

 

Al principio ignoré las palabras del aprendiz, pero eso solo duró hasta que mi cerebro analizó el nombre. Grell Sutcliff.

 

-Estúpido Shinigami-espeté poniéndome en pie casi dejando caer los volúmenes-¿podrías hacerte cargo de la biblioteca mientras que voy a darle una lección a ese desobediente pelirrojo?

 

Ni siquiera esperé la respuesta, con simpleza lancé los libros a los brazos del aprendiz y salí casi corriendo, recolocándome las gafas con la guadaña. Poco tardé en llegar al lugar en el que se encontraba aquel Shinigami que tanto me sacaba de mis casillas.

 

Se encontraba sentado en el tejado de una antigua casa londinense abandonada, la cual se encontraba a varios kilómetros de la casa más próxima, y estaba completamente introducida en el bosque.

 

Caminé cuidadosamente sobre las tejas, procurando no pisar alguna que estuviese rota o que tuviese la pinta de romperse bajo mi peso.

 

-¿Qué haces aquí, Sutcliff?-pregunté serio

 

El pelirrojo Shinigami se puso en pie rápidamente, se giró y me dedicó una de sus locas sonrisas.

 

-Esperarte, ¿no lo ves? ¡Death!

 

Y ahí estaba esa estúpida coletilla, esa que, a pesar de todo, identificaba al Shinigami como si mismo.

 

-Vale, ¿Y por qué me esperas si sabes que has vuelto a modificar tu guadaña?-gruñí. El pelirrojo ya estaba empezando a sacarme de mis casillas y eso que no llevaba hablando con él ni un minuto completo.

 

-Oh, vamos Will, no seas tan aburrido-me contestó toqueteándome por todos lados y moviéndose como si fuera una anguila.

 

En un rápido movimiento el otro se encontraba tumbado boca arriba en el tejado, acorralado por mi guadaña, la cual se presionaba contra la piel de su garganta la cual parecía… ¿deliciosa?

 

Sacudí la cabeza rápidamente, quitándome esos pensamientos de la cabeza. ¿Eso a qué venía? ¿Desde cuándo había empezado yo a fijarme en Sutcliff? Al parecer desde ese preciso instante.

 

A causa de mi distracción sentí como la guadaña era retirada de mis manos y, al mirar al pelirrojo pude ver como su cara mantenía una sería expresión al cual juraría no haber visto nunca. Sus ojos, siempre vivarachos, alegres y los cuales lo miraban todo con nerviosismo ahora se encontraban algo apagados, mirando mis propios ojos fijamente.

 

-Lo hice para llamar tu atención-aclaró.

 

-¿Hiciste qué para llamar mi atención?    

                                                        

-Modificar la guadaña.

 

-¿Y para qué querías hacer eso?

 

Una pequeña y melancólica sonrisa asomó a sus labios y dejó caer la cabeza en las tejas del tejado.

 

-¿No te das cuenta, verdad?

 

-¿Darme cuenta de qué, Sutcliff?-pregunté exasperado.

 

Se puso de pie y de un momento sus labios se posaban sobre los míos en un suave y delicado toque antes de hacer un gesto con su mano y desaparecer en una décima de segundo.

 

Ahora fue mi turno de sentarme donde el pelirrojo había estado descansando en el momento en el que lo encontré. Llevé las yemas de mis dedos a mis labios y los acaricié suavemente.

 

Mirando el horizonte, viendo como el sol se ponía, descubrí que mi corazón había latido mucho más rápido cuando los labios de ese pelirrojo inútil estaban colocados sobre los míos que en cualquier otro momento de mi vida.

 

Me revolví el cabello, frustrado, ese gesto no era nada habitual en mí, directamente, desde que empecé a ser Shinigami, no había hecho aquello.

 

-Sutcliff, mañana no vas a ser capaz de andar-gruñí antes de desaparecer con mi guadaña.

 

Volví a aparecer en la biblioteca, donde el aprendiz había desordenado los libros aún más y se encontraba rascándose la nuca, con cara confusa y casi gimiendo de desesperación.

 

-Puedes retirarte, aprendiz.

 

El chico se dio la vuelta, asintió con la cabeza y, rápidamente, desapareció por la gran puerta principal por la cual, segundos después, apareció cierto pelirrojo al que pensaba no dejar escapar durante aquella noche.

 

Me acerqué a él a paso ligero y tiré con fiereza de su brazo, acorralándolo entre mi cuerpo y una de las estanterías, posición que aproveché para atacar su boca furiosamente.

 

Noté como el pelirrojo se dejaba resbalar por la estantería hasta quedar sentado en el suelo, con la miraba clavada en el mismo.

 

-¿Se puede saber qué haces?-preguntó

 

-¿Es que acaso no lo ves Sutcliff?-respondí-Te juro que mañana no serás capaz de mantenerte en pie.

 

Grell me miró fijamente a los ojos, con los propios abiertos como platos a causa de la sorpresa.

 

-¿M-me mataste cuando te besé en el tejado y ahora estoy en otro mundo?-preguntó-eso tendría más lógica-dijo para sí mismo.

 

Ataqué sus labios de nuevo, esta vez de rodillas frente a él y, antes de separarme, mordí su labio inferior ocasionando una pequeña herida, con lo cual Sutcliff gimió de placer.

 

-¿Te parece que estés soñando?-pregunté jadeante por la falta de aire.

 

El pelirrojo negó con vehemencia, provocando que su cabello se moviese en todas direcciones antes de que sus labios atrapasen de nuevo los míos. Mis manos vagaron por su espalda hasta llegar a su trasero, estrujando los dos perfectos montículos. Introduje mis manos bajo su camiseta e, impacientemente le quité las molestas prendas que cubrían su torso, dejándolo desnudo de cadera para arriba.

 

Poco tardó Grell en hacer lo mismo conmigo. Bajé mis labios a la blanquecina piel del cuello del pelirrojo y lo mordisqueé suavemente.

 

-Muerde más fuerte-se quejó Grell con su típico tono infantil.

 

Sonreí en su cuello antes de clavar fuertemente mis dientes en su piel, dejando la marca completa de mi dentadura, indicando mi propiedad y saboreando su sangre en mi paladar.

 

-Delicioso-susurré

 

Bajé mis labios por su pecho hasta dar con sus pezones, en los cuales me entretuve bastante, mordisqueando y lamiendo, hasta dejar los dos pequeños botones rosados erectos.

 

Bajando por su torso, dejando fuertes mordiscos y grandes marcas llegué hasta la cintura de sus pantalones, los cuales desabroché impacientemente, despojándolo de ellos en un fuerte tirón. Observé su cuerpo durante unos instantes, su tez nívea, suave y apetecible y ese vivo color rojo en sus mejillas, junto con su erótica mirada y sus labios entreabiertos. Agarré su ya erecto miembro y comencé con un suave vaivén, con el cual Grell comenzó a gemir sonoramente.

 

-Más rápido-jadeó antes de que sus labios fuesen cubiertos por los míos, deshaciendo sus gemidos en mi boca.

 

Se separó de mis labios, jadeante, antes de empujarme, haciendo que quedase tumbado boca arriba en el suelo. Rápidamente dirigió sus manos al botón de mi pantalón, el cual desabrochó con manos temblorosas antes de sacar mi desatendido y goteante miembro, tragándoselo de una sola vez, llevándolo hasta su garganta haciendo que el aire abandonara mis pulmones a causa del placer.

 

-¡Ah! Joder… Grell-jadeé

 

Al escuchar su nombre salir de mis labios aumentó el ritmo del sube y baja de su cabeza, absorbiendo mi miembro sonoramente, haciendo que las sensaciones fuesen en aumento.

 

En un rápido movimiento lo acorralé de nuevo bajo mi cuerpo, pateando los pantalones fuera de mis piernas me posicioné entre sus muslos y llevé tres dedos a su boca.

 

-No-dijo-hazlo directamente.

 

Lo miré y le dirigí una media sonrisa.

 

-Un poco de dolor no le hace daño a nadie-susurré sensual en su oído, a lo que su cuerpo reaccionó con un escalofrío.

 

Posicioné la punta de mi miembro en su entrada y me introduje en su interior de una seca estocada. Grell gritó, una mezcla de dolor y placer en aquel hermoso sonido que por muy poco no me manda al borde. Respiré hondo, calmando mi inminente orgasmo y comencé a moverme en cuanto pude.

 

Grell enrolló sus piernas alrededor de mí y comenzó a gemir fuertemente mientras clavaba sus uñas en mi espalda. En ningún momento pensé que acabaría acostándome con Grell, y aún menos en la biblioteca. Ese era uno de mis lugares favoritos y gracias al acto que estábamos consumando en aquellos instantes mi favoritismo no iba sino en aumento.

 

El sudor se manifestaba a través de nuestros cuerpos, mezclándose gota a gota, fundiendo nuestros aromas mientras el vaivén que en un principio pudo ser suave se había convertido en un fuerte choque entre nuestros cuerpos, uno sonoro y excitante que me volvía loco.

 

-¿Cómo se siente? ¿Cómo se siente saber que tengo mi pene enterrado en tu culo hasta las bolas?-podía ser callado para muchas cosas, pero el sexo no era una de las que se incluían a la lista.

 

-¡Aaah! Se siente… ¡Genial!-Grell comenzó a mover la cabeza de un lado a otro, con los ojos entrecerrados a causa del placer y jadeando entrecortadamente,

 

Dirigí mis labios a la suave y tierna piel que unía el cuello con el hombro y ahí di mi fuerte mordisco el cual mandó a Sutcliff directo al final, apretándome en su interior mientras gritaba mi nombre. Poco tardé en acompañarlo con un orgasmo cegador, que me embargó con un caleidoscopio de emociones y sensaciones, dejándome anonadado por unos instantes.

 

Me desplomé sobre su cuerpo, jadeante, recuperando la perdida respiración, absorbiendo cortas bocanadas de aire hasta que mi respiración volvió a su ritmo normal. Me incorporé levemente, mi miembro seguía hundido en el pelirrojo hasta lo más hondo, y miré a Sutcliff a los ojos.

 

-¿Sabes? La noche acaba de empezar y en mi habitación tengo muchos juguetes más.

 

-Creo que a partir de ahora modificaré mi guadaña más a menudo.

 

-Estúpido Shinigami-reí cargando al pelirrojo, desapareciendo rumbo a mi habitación, de la cual no saldríamos en unas cuantas horas.

Notas finales:

Y aquí acabó esta paranoia. Espero que os haya gustado mucho mucho y espero vuestros reviews, sería genial que me diéseis vuestra opinión sobre mi GrellxWill


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