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Aladino de la India por Demon Witch

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Notas del fanfic:

 

Hola a todos he vuelto con el último fic de esta serie llamada “Cuentos de Hadas”, seguramente deben estar hartos de este tipo de fic jijiji pero bueno con este one-shot damos por finalizada las historias espero sean del agrado de todos jijiji.

 

Bueno este fic se lo dedico con mucho cariño a “Mizuki Nozomi” ya que ella me inspiró a crearlo mientras estaba muy confundida e irritada ya que me había bloqueado y quería que este fic fuera un one-shot especial.

Demon W...

Notas del capitulo:

Bueno ya saben los personajes no me pertenecen si no pertenecen a su respectiva autora "Yana Toboso", la historia esta basada en "Aladino y la lámpara maravillosa", un cuento de origen árabe y que le daremos un enfoque diferente en este fic.

Este fan-fiction es especialmente creado para Mizuki-chan, gracias por ayudarme con la idea del fic, para mi serie jijiji y espero lo disfrute cuando lo leas jijiji

Para los demás disfrutenlo mucho por favor, disfrute escribirlo jijiji y si quieren dejen sus comentarios buenos o malos

 

Aladino de la India.

 

El día de hoy es deslumbrante y con un excelente clima, no entiendo porque el pequeño Ciel no viene a visitarme, Agni y yo estamos muy aburridos y lo peor ni Agni tiene deseos de conversar conmigo solo se la pasa ocupado manteniendo todo en orden para cuando el “mayordomo de Ciel” aparezca lo odio ese mayordomo da mucho miedo su mirada rojiza es aterradora, por eso soy muy cuidadoso con las cosas de Ciel tengo miedo que el mayordomo se enoje y vuelva actuar como aquella vez con la desaparición de Mena.

-Ah que horror, estoy aburrido y ahora con miedo también.-dije para mí mismo, mientras me recostaba aún más en el cojín en el suelo de la biblioteca.

-A pero seguramente Ciel no me visita por esa pregunta que le hice la última vez que me visitó.-dije reflexionando mis acciones y al recordar aquella pregunta me sonroje.

Flash-back:

En la biblioteca de la mansión residencial de Londres; se encontraban frente a frente en los cómodos sillones; el príncipe Soma y frente a él estaba el dueño del lugar conde Phamtonhive, los dos se veían en silencio y entonces el conde rompió el silencio.

-¿Dime Soma de qué querías hablar, como para sacar a esos dos mayordomos?.-dijo Ciel calmadamente ya que se sentía muy tranquilo y eso era extraño en él ya que siempre en la mansión del centro de Londres, él siempre se encuentra cansado y muy perturbado por el príncipe, pero ese día no era así.

-Verás Ciel….yo he querido preguntarte sobre un asunto muy vergonzoso…-dijo sonrojado el príncipe ya que lo que iba a decir resultaba ser de verdad vergonzoso para él tener que preguntar a un niño de trece años algo tan íntimo.

-Soma si no hablas pronto me voy a molestar, date prisa y escupe lo qué tengas que decir.-dijo con molestia el conde.

-Bueno…está bien verás Ciel, ¿yo quería saber si es posible qué “dos hombres se amen”?.-dijo con mucha vergüenza y un sonrojo enorme.

Esa pregunta dejo boquiabierto al conde y un sonrojo enorme surco no solo sus mejillas sino todo su rostro y empezó a gritar.

-¿¿Quééééééé??-dijo el conde en un grito de desesperación que asusto a Soma y que hizo entrar corriendo al mayordomo oscuro que estaba detrás de la puerta escuchando todo, claro como un buen mayordomo debe procurar el bienestar de su amo.

-Ciel tranquilo.-dijo Soma muy asustado de la mirada despreciativa del mayordomo.

-Soma-sama, ¿por favor  podrías decirme qué fue lo qué le dijo a mi amo qué está en esté estado?-dijo el mayordomo con cierta molestia sin olvidar su educación e intentando acercarse a su amo que estaba en un estado de histeria.

-No ha dicho nada Sebastián, así qué apresúrate y prepara todo nos vamos de nuevo, pero a casa  ahora, es una orden.-dijo el conde con un grito desesperado de huir y un ataque muy leve de asma ya que la impresión de la pregunta lo dejo sin aire sus pulmones y un enorme sonrojo color pasión surco todo su rostro.

-Yes my Lord… con su permiso.-dijo muy pensativo y algo confundido el mayordomo.

Ya solos otra vez el conde y el príncipe, Ciel se tranquilizó se moría de la vergüenza y entonces lo único qué le dijo a Soma antes de salir de la habitación.

-Sí es posible…lo sé yo mismo.-dijo el conde en voz muy bajita y un sonrojo imposible de desaparecer.

Entonces el conde se fue de la mansión, dejando a Soma sorprendido de la respuesta de Ciel y eso lo dejo sonrojado ya que se dio cuenta de su propia verdad.

Fin del Flash-back:

Desde ese día no ha vuelto Ciel a la mansión de Londres me imagino qué es por qué él también está enamorado de otro hombre y por eso no me quiso decir más, claro que se avergonzó yo también lo hice me gustaría saber quién es ese chico, con su respuesta me di cuenta que no es de su prometida de quien está enamorado.

En fin no me preocupa mucho porque yo estoy igual, estoy enamorado de él…de Agni.

Pero ha estado tan distante ya ni siquiera hablamos como cuando estábamos los tres en palacio con Mena, ha extraño a Mena, mal que bien ella me consolaba y daba el soporte para estas situaciones.

Estoy enamorado de él, me di cuenta que si lo estaba porque hace mucho que veo a Agni de otra manera pero él no me mira a los ojos, no charla conmigo y mucho menos pasa tiempo conmigo; me hace sentir solo, estoy solo en Londres…

El príncipe Soma seguía pensando en Agni, y en como quitarse ese dolor en su pecho que no lo dejaba respirar, mientras estaba en la biblioteca, raro de él ya que era el lugar que menos visitaba de la mansión, había puesto cojines hindúes y muchos adornos de su país de origen para sentirse cómodo según él para poder disfrutar de la lectura.

En otro escenario en la mansión de las afuera de Londres:

En el despacho del conde Phamtonhive, incesantes sonidos salían con desesperación de ahí, entre ellos ciertos gemidos, gritos placenteros muy extraños salían de ese lugar.

Dentro de este se encontraba culminando el acto entre dos seres muy distintos; el conde Phamtonhive estaba debajo del cuerpo semi- desnudo de un particular mayordomo que lamía de la entrada del conde los residuos de su propia esencia, mientras este estaba recostado sobre el escritorio de caoba, con la respiración agitada, la mirada nublada y un enorme sonrojo en sus mejillas. El mayordomo levanta la mirada y pronuncia.

-Bochan,  siempre luce tan apetecible después de hacerlo.-dijo con un tono seductor el apuesto mayordomo que se colocaba delicadamente la camisa de mayordomo, y lentamente dejando ver su perfecto pecho marmóreo, que suavemente se deslizaban las gotas de sudor y semen.

-C-a-l-l-a-te-dijo entre cortado el conde y muy sonrojado por las palabras del mayor y su perfectamente visión del pecho de este.

Ya los dos vestidos se colocaron como si no hubiese pasado nada en esa habitación y hablo el mayordomo.

-Bochan, tiene mucho de no visitar al príncipe Soma-sama.-dijo con voz aterciopelada y suavemente el mayordomo mientras ajustaba el último botón del traje del conde.

-Si tienes razón, pero aún no he es suficiente castigo, por su estúpida pregunta aquella vez.-dijo el conde sonrojado, ocultando su rostro en el pecho del mayordomo.

-Lo sé Bochan….pero en fin por lo menos escríbale una carta de por qué no ha ido allá, tal vez eso lo tranquilice, no le da curiosidad por qué esa extraña pregunta la última vez.-dijo el mayordomo mientras acariciaba los cabellos del niño que se recostaba más en el pecho de este buscando el calor corporal del mayor.

-Mmmm….está bien, siempre y cuando hagamos una segunda ronda y después encárgate de que Soma este feliz.-dijo el conde mientras empezaba a desatar la corbata del mayordomo y besaba sus labios con un simple roce tan suculento que le erizo la piel al mayor.

-Yes my Love…-dijo el mayordomo devolviéndole el beso pero ahora más apasionado mientras quitaba el botón que recién había abotonado.

-CALLATE-dijo el conde mientras le jalaba el cabello al mayor, para que se vieran a los ojos y quitara sus labios del cuello.

En la mansión de Londres:

El príncipe se encontraba con la mirada perdida observando los libreros de la biblioteca, ningún libro de los que Ciel le había recomendado le había llamado la atención, estaba aburrido y con su corazón estrujado ya que anhelaba el amor de su sirviente y él lo evitaba por una extraña razón desconocida para él.

-Ah que mal me siento quiero, Agni para charlar pero no quiero ordenárselo, ni siquiera en las horas que meditamos a nuestra diosa me vuelve a ver, me siento extraño.-dijo el príncipe mientras intentaba levantarse de su cojín pero sucede que en lo que se levanta cayo en su cabeza un libro.

-Auch… ¿Qué fue eso?-dijo el príncipe rascándose la cabeza y lo que encontró fue un libro de tapa dura color verde centellante y muchos decorados dorados a los costados de este y eso llamó su atención y dijo.

-¿Aladino?...Me parece qué lo he visto antes…será posible sea el qué Mena me leyó aquella vez antes de qué Agni me conociera.-dijo el príncipe, mientras toma en manos el libro lo abre y comienza ojearlo.

-Bueno, tal vez un cuento me haga sentir mejor…Debo olvidar esos sentimientos que me aturden.-dijo mientras empezaba a leer.

Y así empezó a leer el príncipe pero no había llegado a más de la mitad de la página veinte cuando se quedó profundamente dormido y una extraña pero muy familiar figura acechaba el lugar, aquella figura negra de elegante porte tomo el libro que estaba en las manos del príncipe y leyó el libro en voz alta.

-Aladino-dijo una voz aterciopelada y muy profunda. En eso dos brillantes ojos felinos color rosa purpureo se iluminaron en la estancia.

 

-Príncipe, lo haré sentirse mejor…después de todo fue una orden de mi amo…¡Claro siendo el mayordomo de los Phamtonhive que sería de mí si no pudiera causarle el mejor sueño de amor a uno de los amigos de mi amo!-dijo confiando aquel mayordomo que comenzaba a tornar toda la estancia de color negro y la oscuridad comenzaba a consumir el lugar de aquella mansión.

En una ilusión:

El viento arenoso soplaba en dirección norte de aquellas dunas arena y en los arbustos espinosos del desierto en aquel oasis brillante de palmeras y su pequeña lagunilla de aguas coloridas; en la orilla de la lagunilla de ese espectacular oasis  del desierto se encontraba un joven de vestimenta pobre al estilo campesino de cualquier joven árabe; estaba desmayado a las orillas del lago y su rostro se encontraba muy sonrojado del calor a pesar de su tez oscura.

A la par del joven se encontraba una extraña lámpara de aceite de color negro brillante con muchos decorados en color plata y muchas piedras preciosas de diferentes tonados de color rojo. En eso el joven despierta y observa  todo a su alrededor.

-¿Dónde  está Agni?...esperen ¿Dónde estoy?-dice el príncipe Soma, mientras se mira en la lagunilla y nota que no anda sus ropas normales.

-Pero qué son estas ropas de plebeyos que ando puesta, desde cuando un príncipe anda así vestido.-dice con molestia a los harapos que llevaba encima.

-¿Ah qué es esto?.-dice el príncipe cuando observa la lámpara de aceite de interesante color.

-Es una lámpara pero qué hace aquí bueno en realidad qué hago yo aquí?.-dice el príncipe cuando entonces toma entre sus manos el objeto y lo limpia un poco de la arena que tenía encima.

Entonces un extraño humo negro y rojizo aparece enfrente a los ojos del príncipe y un delicioso olor a chocolate también inunda sus fosas nasales y muchos centellantes colores empiezan a esparcirse en el lugar dando como acontecimiento a un extraño sujeto que aparece ante la mirada confundida del príncipe.

-Yo soy el “Genio Michaelis”, joven, y como has  encontrado mi lámpara me he convertido en tu sirviente.-dijo una voz bastante profunda y un toque seductora que atraería a cualquiera a una trampa sin salida.

El joven Soma no cabía en asombro era un genio y ese genio se parecía a montones al mayordomo de Ciel era de cabello azabache, contextura delgada y esa mirada que atemorizaba al príncipe de color escarlata que helaba su propia sangre con verla.

-Tú eres el mayor…-dijo el príncipe pero no termino su frase cuando la mirada del genio Michaelis se tornaba muy amenazante.

-Digo eres el genio Michaelis, un gusto yo soy el príncipe Soma.-dijo orgulloso.

-No me pareces un príncipe señorito Soma, pero si deseas algo puedo cumplirlo; soy ahora tu genio y puedo concederte tres deseos, lo que más anhele tu corazón.-dijo con burla y jactancia el genio Michaelis que llevaba unos pantalones abombados estilo árabe de color blanco hueso y la parte superior dejaba ver parte de su pecho color lechoso que estaba compuesta por pedrería color rojo y plateada con un sombrero abombado en su cabeza de color hueso, la ropa de un legítimo genio.

-Espera un momento…yo soy un príncipe pero es que ahora no sé por qué estoy vestido así eso es todo.-dijo el príncipe como si fuera lo más normal del mundo.

-Ya veo…Bueno en fin tienes tres deseos y puedo cumplir lo que quieras recuerdas qué acabo de decírtelo.-dijo el genio con algo de molestia ya que no le prestaba atención.

-¿Muy bien genio Michaelis quiero saber dónde está Agni?-dijo el príncipe con algo de pena ya que recordaba que su corazón aún está lleno de sentimientos hacia esa persona.

-Bueno no conozco un Agni…pero si se dé un fuerte y apuesto joven llamado Agni qué es un verdadero príncipe.-dijo con ironía el mayor.

-Bueno…me lo mostrarías para saber si es de verdad el Agni qué busco.-dijo algo extrañado el príncipe ya que ese genio le daba mala espina.

-¿Es un deseo?-dijo el genio con algo de sarcasmo.

-Sss..sí-dijo tartamudo el príncipe.

Entonces el genio comenzó a mover sus manos en extraños y ridículos movimientos y una fuerte imagen comenzó a surcar en las aguas era la imagen de Agni vestido muy elegante como si fuera un príncipe árabe y que apuesto estaba él con sus ropas doradas y verdes y muchas joyas en su cuello; era completamente diferente a sus ropas de sirviente en Londres.

-Ese  es mi Agni-dijo el príncipe muy sorprendido por las vestiduras y el palacio donde estaba.

-¿Su Agni?-dijo el mayor con burla.

El príncipe se sonrojo y dijo:-Es…bue..no..él es mi sirviente.-dijo ya un poco más calmado ya que se encontraba muy avergonzado.

-Muy bien creo… Pero mire que joya más hermosa-dijo el genio observando aun el agua y viendo la imagen de un jovencito azulino que bailaba muy eróticamente al príncipe Agni.

-Es Ciel… No lo puedo creer por qué Ciel le baila así a Agni es mi Agni, no suyo… Mira genio Michaelis debes ayudarme no quiero que Ciel este con Agni y menos como lo mira has algo.-dijo el príncipe envuelto en el velo de los celos.

-Bueno, nunca pido nada a cambio pero esa joya azul puede ser mía?...Pregunto ya que puedo convertirlo en princesa y ayudarlo a conquistar al príncipe Agni, claro si no quiere que esa doncella azul le quite ¿a su Agni?-dijo con malas intenciones el mayor mientras disfrutaba de como danzaba el que parecía ser el conde Phamtonhive en traje de bailarina de danza del vientre con sus pantalones abombados de azul trasparente y solo su ropa interior era muy visible en esa trasparencia y un sostén por así decirlo de color azul oscuro que mostraba su pecho lechoso y un velo en su rostro de azul pálido que hacía juego con su sombrero árabe que tenía mucha pedrería de joyas azuladas su traje.

-Claro ¿pero por qué debo ser una princesa?-dijo algo avergonzado.

-Bueno sé que le gustaría más como una princesa o de verdad quiere que la jovencilla azul le quite a su amado?-dijo con molestia el mayor.

-Está bien genio Michaelis deseo ser una princesa y estar en el palacio de Agni y claro deseo que te lleves  y puedes dejarte a Ciel.-dijo Soma, pensándolo bien seguramente a su amigo Ciel le gustaría estar más con el genio que con su Agni.

Y así el genio hizo que el humo negro y rojizo envolviera al joven Soma y muchos brillantes y centellantes colores aparecieron en aquel humo y después de unas extrañas palabras en árabe por parte del genio apareció el del humo el príncipe Soma o mejor dicho la princesa Soma.

El joven Soma usaba un traje de color violeta muy ajustado a su cuerpo sus pantalones eran abombados y de un lila trasparente que apenas ocultaba su ropa interior como los pantalones de las bailarinas de danza del vientre, su parte superior al igual a un sostén pero de un violeta más oscuro a su pantalón, en su pantalón había una extraña cola como la de una media enagua en ella que se balanceaba en sus caderas acentuándolo bastante y la parte superior dejaba ver su delgado pecho oscuro de su piel de forma deliciosa y como era muy ajustado lo hacía ver como una chica; su cabello se encontraba completamente suelto y un prendedor de flor de Loto al lado derecho acentuaba un extraño pero muy hermoso tocado en su cabello; eso no era todo de su vestimenta llevaba un velo en su boca ocultando sus labios mientras una pequeña corona se acentuaba cerca de la flor de Loto de su cabello, de hermoso color dorado, como los collares de joyas amatistas y ámbares que colgaban finamente de su cuello y como su traje también llevaba de estas joyas lo hacía ver como una hermosa joya exótica.

-Vaya nunca pensé en esto pero luce muy bien así vestido que antes-dijo el genio con una mirada pícara.

-¿Tú crees qué le guste Agni?-dijo el príncipe con algo de vergüenza y un sonrojo por la mirada del genio.

-Claro luce muy apuesto como una joya del desierto como un hermosa gema de amatista, claro eso dejara boquiabierto al príncipe Agni, aunque yo prefiero los diamantes azules sé de buena fuente que el príncipe Agni prefiere las gemas de amatista como usted-dijo de manera muy animadora y gentil el genio para que no se desanimara.

-Bueno está bien, deseo que me lleves con él-dijo Soma mientras se sonrojaba e intentaba ocultar su rostro en el velo.

Y así desaparecieron los dos en una alfombra mágica de colores rojos y negro muy elegante que volaba con velocidad y fiereza los cielos que comenzaban atardecer en los desiertos de Arabia; a penas se podía divisar un hermoso palacio árabe de colores dorados y verdes de hermoso clamor, mientras el atardecer se acercaba; no hablaron de nada ninguno de los dos hasta que llegaron al jardín dónde comenzaron el espectáculo que jamás se había visto.

En eso muchos elefantes con joyas y decorados hermosos empezaron a desfilar en el jardín del palacio con dirección a la entrada de este y el príncipe Agni muy extrañado comienza a correr hacia afuera de las puertas de su palacio y observa una montaña de elefantes y un hermoso desfile de alfombras mágicas volar de manera intrépida en su jardín mientras muchas de esta dejan caer flores de lotos alrededor de una alfombra purpura que viene desenrollándose con delicadeza a los pies del príncipe ya desenvuelta se aprecia en una pose seductora el joven Soma con una sonrisa pícara mientras el genio cae de una alfombra y en pose de respecto y reverencia se postra ante los pies de Agni que esta boquiabierto por el desfile de colores y como en ese joven chico vestido de dama con hermosas flores de loto caen en su cuerpo y como salió de esa gran alfombra purpura a sus pies.

-Afamado príncipe me honra que este viendo el espectáculo que mi ama la princesa Soma ha traído ante usted ya que ella busca su verdadero amor y desea compartirlo con usted.-dijo el genio que vestía muy apuesto.

-Su ama es esta hermosa flor del desierto-dijo el príncipe con un tono de voz profunda y seductora a la vez.

-Soy la “princesa Soma” su majestad he venido por usted, es un placer conocerlo-dijo Soma con un sonrojo por la mirada seductora de Agni hacia él.

-Será un placer tenerla aquí mi hermosa flor del desierto-dijo Agni con voz muy seductora y aquel timbre profundo que haría temblar los huesos a cualquiera.

En eso la doncella de porcelana Ciel apareció y se quedó estático con el genio que lo miraba con lujuria impregnada en sus ojos.

Soma vio a Ciel y sintió celos de ver al hermoso conde como una gema azul en el palacio de Agni y este observo eso, si quería que la flor del desierto se quedara debía desaparecer a la doncella recién aqueridad ese día.

-Doncella Ciel, encárgate de atender al sirvo de la princesa Soma-dijo Agni con voz fría y cortante.

-Claro amo, sígame por favor señor…-dijo extrañado la doncella.

-Genio Michaelis, preciosa doncella azul-dijo el genio seductor mientras se perdían ambos en los pasillos del palacio. Dejando un sonrojado Ciel que caminaba rápido para desaparecer.

Ya solos los dos el príncipe Agni y la “princesa Soma”, estaban en un hermoso salón sentados entre las alfombras y cojines de diversos colores que llenaban el ambiente de romanticismo y seducción.

-Dígame qué hace un hermosa gema en mi palacio-dijo Agni con voz cargada de picardía.

-Verá yo he querido decirle algo…-dijo avergonzado Soma.

-Puede decirme lo que quiera querido mío-dijo el mayor de los dos mientras peligrosamente acechaba el cuerpo del príncipe entre los cojines.

-Yo…verá…Agni…te…he…querido…decir…que…he estado…muy…ena…mora…-dijo Soma que no pudo terminar la frase ya que el príncipe Agni apreso sus labios en un fogoso beso.

El beso se tornó muy ardiente, mientras las manos inquietas del príncipe Agni tocaban todo  el cuerpo de Soma, cada caricia por parte de la mano derecha de dios era un toque celestial y lleno de lujuria para Soma que de sus labios pequeños gemiditos con deseo de salir atormentaban su garganta.

El beso empezaba a bajarse por el cuello de Soma, Agni besaba su cuello con delicadeza y mordisqueo bastante, eso dejaría una marca visible en él; mientras acariciaba y quitaba parte del traje del príncipe Soma que estaba entrando a un éxtasis de placer mientras un humo de color rosa se colaba en esa habitación ese aire rosa olía muy provocativamente en el ambiente encerrando a ambos a un destino de placer.

-Lo devoraré todo mi príncipe-dijo con voz severamente autoritaria y llena de lujuria Agni.

-Ahh…Ahh...Agni-decía el príncipe Soma poseído por las caricias.

En eso el humo crecía y el calor corporal inundaba el ambiente dejando a un abismo de placer en los cuerpos de ambos que se enrollaban en una posición placentera para ambos que desaparecían en el humo rosa.

-Príncipe…amo Soma…príncipe Soma despierte…-decía la voz profunda de un hindú que miraba con ternura al príncipe Soma dormido en el cojín que había puesto en el suelo de la biblioteca.

De susto y acalorado se despertó el joven Soma con un hilo de saliva en su boca y un enorme sonrojo en su rostro que sudaba en seco.

-AGNI-dijo en un grito el príncipe.

-¿Sucede algo?-dijo preocupado el sirviente.

Ya más tranquilo miro a su alrededor y no estaba en aquel palacio y dijo:

-Agni estamos aún en Inglaterra verdad?-dijo al sorprendido el príncipe.

-Si amo… es extraño, por qué pregunta.-dijo Agni algo extrañado.

-No por nada…¿qué querías decirme?-dijo el príncipe sintiéndose tonto por la pregunta.

-Oh eso si mi príncipe quería decirle qué la cena ya está servida-dijo Agni con una sonrisa.

-Muy bien ya bajo a cenar-dijo el príncipe pensando en todo lo que según él había soñado.

-Ja, Agni un príncipe… Y yo una princesa –dijo pensando en el recuerdo de aquellas anheladas caricias mientras su siervo salió sin escuchar esa palabras.

-Se lo diere después de la cena-dijo el príncipe con confianza en sí mismo para confesar su amor.

-Mi príncipe-dijo Agni regresando a la habitación.

-Si Agni-dijo Soma sonrojándose después de lo pensado y dicho en voz alta anteriormente.

-Me he preguntado si seguiremos, con aquella conversación, mi querida flor del desierto-dijo seductoramente mientras aprisionaba al príncipe contra el librero y rozaba delicadamente los labios de este.

-¿Sigo soñando?-dijo Soma consternado y gimiendo muy bajito las caricias que Agni comenzaba a deslizar por su  cuerpo.

-Claro qué no mi príncipe, qué le parece que si después de la cena retomamos nuestra charla, mi gema amatista.-dijo con perversión en su timbre de voz.

-Agni…-dijo el príncipe avergonzado y un sonrojo muy grande en su rostro.

Claro no termino la frase ya que un beso fogoso comenzó a entretenerlo y dejarlo sin aliento, para continuar con unas caricias en su cuerpo que empezaba a desnudarlo, no le quedo más al príncipe que imitar la acción de su siervo y dejarse llevar en los abismos de placer que se darían en esa biblioteca esa noche de verano en Londres.

Por la ventana una figura oscura veía con atención, mientras empezaba a caminar alejándose de la mansión de Londres y subía los tejados con una sonrisa en sus labios.

-“Después de todo siendo el mayordomo de los Phamtonhive como no podría hacer de “Genio en la lámpara maravillosa de Aladino” para hacer surgir el romance en ellos dos”-dijo con jactancia el mayordomo que dejaba ver sus ojos felinos y color rosa purpureo mientras caminaba en los tejados a legándose de Londres en dirección a casa.

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado y Mizuki-chan espero tu review y te haya gustado este fic que es prácticamente tuyo jijiji y los otros fic claro jijiji y sigo esperando tu review.

Gracias a los que lo leyeron y dejen sus comentarios si les gusto o lo odiaron jijiji

Con cariño Demon W...


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