::…I don’t like this love…::
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“Bésame”.
“Te amo”.
“¿Channie o Yeollie?”.
“Siempre estaremos juntos, pase lo que pase, ¿cierto?”.
“Nunca me dejes”.
“Te amo tanto”.
“Es verdad, estamos saliendo… Lo siento”.
“…Lo lamento”.
“No me odies, por favor”.
“¿Channie…?”
“¿Chanyeol?”
“¡¿Chanyeol?!”
Sus parpados se abrieron de golpe. Su cuerpo se encontraba cubierto de sudor. Su corazón golpeaba agitadamente su pecho, una y otra vez, cada vez más lento. Ya que se hubo tranquilizado, lo comprendió. Una vez más aquella voz, esa que una vez considero la más hermosa que alla escuchado, lo persiguió hasta los territorios de Morfeo.
Miro el reloj de su mesita de noche, marcaba las 02:46 a.m. Suspirando, quito la delgada sabana que cubría su cuerpo, quedando solo en bóxers. Realmente sentía calor, a pesar de que el invierno se encontraba en su máximo esplendor, su sangre estaba caliente y sabía que la razón era esa ira venenosa que se esparcía por sus venas.
Cada vez que lo escuchaba llamarlo en sueños, su cuerpo se sacudía por la frustración, el dolor y el enojo contra sí mismo. Por ser tan débil, por ser tan estúpido pero principalmente por extrañarlo. Y se sentía aún más idiota por admitir que lo extrañaba. Con un nudo en la garganta se levanto de su fría cama y se dirigió al baño.
-Park Chanyeol… realmente, ¿en esto te has convertido? –se dijo mientras observaba aquel extraño en el espejo.
El reflejo le devolvía la imagen de una persona o algo, que para nada era “Park Chanyeol”: el chico que tenía una sonrisa tatuada al rostro, el chico con una vitalidad y energía contagiosa. Aquel chico popular que tocaba en una banda y a todo el mundo conocía. El amable y bromista que tenía una chispa traviesa y picara en la mirada. Al que le gustaban las gorras porque destacaban sus orejas, los tennis, tocar la batería y que nunca se separaba de su amada guitarra.
Sin embargo, el chico en espejo también se llama “Park Chanyeol” pero es un chico que ya no sonríe, un chico al que el insomnio ataca noche tras noche y se refleja en las enormes ojeras que decoran los ojos que una vez tuvieron una chispa y brillo especial. El que se ha alejado de sus amigos. Al que ahora el cabello le tapaba las orejas y ya no había vuelto a comprar ni gorras ni tennis porque no quería salir de su apartamento. Un chico que tenía a su guitarra escondida en el fondo de su armario porque simplemente ya no soportaba ni verla.
Se lavo el rostro y algunos de los húmedos mechones de su negro cabello enmarcaron su rostro. Apretó sus puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos. Ya había pasado un año. Doce malditos meses en los que se había hundido en la amargura y la autocompasión, trescientos sesenta y cinco días que lo habían llevado a convertirse en lo que era ahora. Tenía un enorme vacío en el pecho, mismo que se reflejaba en su mirada. Había pasado un año desde que él lo había abandonado.
-Byun Baekhyun… –susurro, más no cómo lo hacía antes, no con el mismo sentimiento.
Ese era el nombre de su verdugo, el que tanta efímera felicidad le dio. Su mejor amigo. El chico al que llego a considerar el amor de su vida. Recuerda la primera vez que lo vio, con las hebras de su castaño cabello ondeando en el primaveral viento y el sol dando de lleno en su hermosa cara. Recuerda la forma en la que le sonrió y en su pecho su corazón dio un salto que al principio lo asusto. Sus ojos, sus manos, sus labios, su voz… “Channie”.
-¡No! –grito nuevamente agitado.
Salió del baño y a los pies de su cama se acostó en el suelo. Flexiono sus piernas y sus brazos, y comenzó a hacer abdominales muy rápidamente. Había descubierto que el ejercicio calmaba su mente. El cuerpo flacucho que había tenido hasta sus veinticuatro años cambio. Ahora, un año después, sus músculos habían tomado una forma más definida y de manera mucho más notoria. Si tan solo su cabeza no se empeñara en atormentarlo… “Te amo”.
-Maldición –mascullo, levantándose y caminando hasta una barandilla que colgaba de techo de la habitación.
De un salto la tomo con sus manos y empezó con las flexiones, alzándose una y otra vez sobre el suelo. Mientras más le dolían los músculos más se alejaban los recuerdos, le daba tranquilidad aunque fuera tan solo por unos momentos… cuando por fin se dio por satisfecho (aunque fuera un poco), se detuvo y vio que su reloj marcaba las 05:56 a.m.
Se acordó de que en la tarde tenía una cita con su madre y que con ella no podía simplemente declinar. Era temprano pero sentía que si se quedaba más tiempo en su departamento terminaría desquiciándose. Pensó que le haría bien un paseo, asi que sin dudarlo mucho deshizo de sus bóxers y se interno nuevamente en su baño, está vez para darse una ducha.
Dejó que la helada agua cubriera su cuerpo y relajara sus músculos. Una amarga sonrisa atravesó se abrió paso en sus labios, ah sí, Baekhyun realmente admiraba su resistencia contra el frio; siempre había estado apegado a él por ser tan friolento, siempre le decía que era muy cálido.
Se vistió con unos vaqueros negros, una simple camisa manga corta de color blanco, una chaqueta negra y unas botas de cuero negro. Su cabello poco le importaba, simplemente con sus manos “peino” su flequillo hacía atrás.
Siendo las 07:15 salió de su apartamento, camino lentamente por las calles de Seúl, que a pesar de ser tan temprano se encontraba bastante transitada. Saca su teléfono y sus audífonos, selecciona una canción aleatoriamente y deja que la música lo rodee. Piensa en la llamada de su madre el día anterior, ella le dijo que lo extrañaba y que si podían, aunque sea, merendar juntos pues tenía algo importante que decirle.
Chanyeol ya suponía a que se refería, llevaba mucho tratando de converserlo para que tomara las riendas de la compañía de su padre. En el pasado, Chanyeol se había negado rotundamente y tomo la decisión de irse de casa, busco un trabajo y se sostuvo solo. No era que Chanyeol no quisiera seguir los pasos de su padre, era simplemente que a él lo que le interesaba era la fotografía y la música. Solía soñar con ser un gran músico algún día, no ser un empresario a cargo de una de las empresas más importantes de Corea del Sur.
Pero ese era el pasado, parte de sus fantasías habían muerto cómo lo que eran: fantasías y sueños que ahora no tenía ganas de cumplir. Porque hasta eso él le quito. Hoy cuando se viera con su madre le diría su decisión, seguramente saltaría de felicidad suponiendo que por fin su amado hijo seguiría con su vida.
Chanyeol iba caminando tranquilamente, eso hasta que sintió un fuerte golpe en su espalda. Perdió el equilibrio y cayó contra el concreto. Se quito los audífonos y volteo a ver que lo golpeo. Frunció el ceño al ver que fue atropellado por un chico en su bicicleta.
-¡Yah, estúpido!, ¡¿Por qué no te quitaste cuando te grite que te apartaras?! –Chanyeol frunció aún más cuando el chico le empezó a gritar, con dificultad se levanto.
-Tú eres el estúpido, enano. ¿No sabes manejar una simple bicicleta? –le dijo sacudiéndose el polvo de la ropa, viendo cómo el chico se levantaba pateando su bicicleta y le miraba también con el ceño fruncido y con las mejillas sonrojadas por el enojo, supuso.
-Tks, ahora ya no se puede dar ni un simple paseo tranquilamente –mascullo el otro chico–, ¡Quítate Jirafón!
El chico le empujo y cuando Chanyeol se dispuso a gritarle todas sus verdades, se paralizó. El chico de la bicicleta simplemente se marcho murmurando algo que no logro procesar, pues todas sus neuronas estaban concentradas en esa imagen que se dibujaba frente a él. El tiempo se detuvo, incluso su corazón lo hizo por solo un momento. Byun Baekhyun estaba ahí frente a él y lo miraba tan sorprendido cómo él se sentía.
Estaba sentado en una de las bancas del parque de al frente, la luz solar mañanera le daba justo en el rostro, resaltando sus cabellos que una vez fueros castaños teñidos ahora en un tono rubio. Era una situación curiosa, siendo muy parecida a la primera vez que se vieron hace ocho años atrás pero tan opuesta a la vez.
Puesto que ahora ninguno llevaba el uniforme del instituto porque ya no eran adolescentes de diecisiete años sino adultos de veinticinco. Porque no era primavera sino invierno. Porque ahora ninguno de los dos sonreía.
Baekhyun no podía moverse, sus ojos en cualquier momento soltarían las lágrimas. Su corazón latía como hace un año no lo hacía. El brillo volvió a su mirada cuando lo vio caminando justo en frente, tan despreocupadamente con las manos en los bolsillos. Con su cuerpo mucho más voluptuoso, con su cabello más largo enmarcando el níveo rostro que tanto amó.
Justo cuando lo vio caer por culpa de chico de la bicicleta, creyó que podría moverse y correr hacía él, ayudarlo a levantarse y regañarlo por ser un tonto distraído; pero no lo hizo. Porque sabía que ya no tenía ese derecho. Pensó que pasaría desapercibido por Chanyeol pero fue a mitad de ese pensamiento que el alto clavo su mirada en él y para suerte o desgracia lo reconoció.
Miles de recuerdos sobre los preciosos –porque para él lo eran– momentos que paso al lado de ese hombre que ahora se acercaba a él, invadieron su mente. Eran recuerdos tan nítidos que sentía en sí florecer todos aquellos sentimientos. La timidez del primer encuentro, la inexistencia de la soledad durante su amistad, la real felicidad del primer beso, la pasión de hacer el amor, sus riñas que duraban nada, las reconciliaciones y noches de entrega total. Pero sobre todo el inmenso dolor de dejar todo atrás y ver a Chanyeol a tan solo dos metros de distancia, y tener la certeza de que nada de ello volvería a ser.
-Baekhyun… –se sorprendió a sí mismo, Chanyeol, al encontrar la fuerza para hablar primero.
-Chanyeol… ah… a pasado tiempo –y a Baekhyun le hubiera gustado decir “Channie” en vez de “Chanyeol”, decirlo asi se le antojaba extraño.
Un silencio los atravesó, uno frio e incomodo que les recordaba nuevamente su realidad. Baekhyun sin decir nada se hizo a un lado, invitando silenciosamente a Chanyeol a que se sentase a su lado. Y una corriente recorrió sus nervios cuando el alto acepto la invitación, haciendo notoria su diferencia de tamaño, cómo siempre había sido. Podía sentir su calor.
-Y… ¿Qué ha sido de ti, Chann… Chanyeol? –habló entrecortadamente Baekhyun.
El alto se tomo un momento para pensar su respuesta, ¿Qué decirle a la causa de tus penas? ¿Qué se encontraba perfectamente, que lo había superado y que esperaba que ahora, después de este reencuentro, volvieran a ser los mejores amigos? ¿Le creería Baekhyun, que hubiera ya superado su amor? ¿O debería decirle la verdad y echarle en cara todo su sufrimiento? ¿Baekhyun se regocijaría por este hecho?
-No lo sé –contesto finalmente, justo cuando Baekhyun creyó que no le respondería –, si te soy sincero solo tengo la certeza de que he cambiado aunque aún no se si para bien o para mal.
-Chanyeol no hagas esto… yo—
-¿Hacer qué? –preguntó bruscamente Chanyeol, interrumpiendo lo que fuera que Baekhyun iba a decir, y este suspiro.
-Sí, puedo ver que has cambiado… yo solo quiero decirte que lo siento y—
-Oh por favor, no empieces de nuevo con disculpas inútiles –le dijo mirándolo a los ojos, tratando de ocultar lo más posible sus emociones, aunque sintiera que no resistiría mucho.
Y fue ahí cuando la primera lágrima de Baekhyun cayó porque sabía habían llegado a este punto por su culpa, y después otra porque también sabía que solo él lloraría por ello. Deseo, nuevamente, volver el tiempo atrás y ser valiente. Solo Dios sabe cuánto lo quería pues a él era a quién se lo pedía todas las noches, deseando que al despertar nada de todo esto hubiera pasado.
-Te amo.
-¡Demonios, porque solo no clavas una navaja en mí pecho y te ahorras todo este teatro! –exploto Chanyeol, levantándose mientras trataba de contener el dolor y la ira que lo inundaban.
Escucho los sollozos de Baekhyun y miro cómo se encogía sobre sí mismo. Vio cómo apretaba los puños sobre sus rodillas y divisó el resplandor de los dos anillos que portaba. Uno en el dedo anular de su mano izquierda y otro en el pulgar de su mano derecha. Claro que los reconoció y lo haría bajo cualquier circunstancia. Sus anillos, esos que representaban su rota promesa de amor eterno.
-Dime, ¿Qué harás con ellos, cuando tengas que remplazarlos por tú anillo de bodas? –le pregunto suavemente Chanyeol, a diferencia de su tono anterior.
Baekhyun al principio no comprendió pues su mente quedo momentáneamente en una nube de dolor por palabras cómo: “…tú anillo de bodas”. Hasta que pudo procesar la oración completa supo a que se refería y los miro. Aquellos anillos eran su más preciado tesoro.
-Jamás me separare de ellos –contesto firmemente Baekhyun, mirando con determinación a los desorbitados ojos de Chanyeol.
El alto lo miro, vio su hermosa cara húmeda por las lágrimas e inoportunamente noto que su eyeliner no se había corrido, entonces recordó aquella vez cuando Baekhyun felizmente le había contado que por fin había encontrado un eyeliner contra-agua. También recordó la vez que lo obligo a aplicárselo. Recordó al Byun Baekhyun que fue su mejor amigo, su compañero de aventuras.
Paradójicamente vino a sus pensamientos el Byun Baekhyun que fue su amante, quién fue su adoración. Por quién era capaz de besar el suelo por donde caminara, su persona favorita. A quién le encantaba tomarle fotografías, ya sea a escondidas o que este posara para él. Fotografías que quemó durante una borrachera, aunque solo conservo una: esa donde salen los dos juntos y abrazados, sonriendo felizmente.
Una fotografía que nunca imprimió pero que era su favorita, un preciado tesoro del pasado asi cómo lo eran los anillos para Baekhyun. Entonces revivió la que fue su última noche juntos, comenzando con la pelea más grande que tuvieron y fue cuando Chanyeol se deshizo de su anillo, arrojándolo contra concreto.
Porque Chanyeol se había enterado de que Baekhyun estaba comprometido desde hacía tiempo con una chica llamada Taeyeon y que este no planeaba oponerse al compromiso, ni siquiera por él. …l se había cegado por el dolor y luego por la rabia al oír a Baekhyun decirle que solo lo amaría a él, pero que tenía que cumplir y hacer que su padre se sintiera orgulloso de él.
Después fue seducido nuevamente por la belleza de Baekhyun, y esa fue la última vez que hicieron el amor, aunque a él se le antojo a sexo con sabor a despedida, porque a Park Chanyeol no le gusta compartir. Supo que Baekhyun lo había comprendido porque cuando despertó a la mañana siguiente se encontraba solo, ya ni su anillo ni Baekhyun estaba ahí. Solo él y una fría hoja de papel.
Y luego de leer la nota, lloró y grito todo lo que quiso.
Con estos recuerdos una epifanía se abrió paso. Chanyeol lo entendió entonces, que ese era un círculo vicioso y también –dolorosamente– entendió que después de un año de pagar karma ya no quería formar parte de eso. Porque no tenía las fuerzas.
-¿Sabes…? Te ame desde la primera vez que te vi –dijo y Baekhyun se levanto –, te ame tanto que casi me quedo sin nada. Lo entiendo ahora, asi que a partir de ahora dejare de amarte… porque no me gusta este amor.
Al terminar de decir aquello, Chanyeol se libero de un gran peso, uno que recayó en Baekhyun. Pero a pesar de la opresión en su pecho, Baekhyun sonrió porque quería que Chanyeol fuera feliz y sabía que a su lado solo obtendría sufrimiento. Después de todo su promesa ya estaba rota. Asi que avanzo hacia él, lo abrazo y tomo un fuerte respiro para asi nunca olvidar ese aroma singular. Rio cuando el alto le correspondió el abrazo.
-Entiendo que eso es lo mejor, pero aunque me dejes de amar yo no dejare de hacerlo –dijo para después ponerse de puntillas y besar a Chanyeol –, nunca dejare de hacerlo –susurro contra sus labios.
Esa fue su verdadera despedida. Chanyeol vio cómo Baekhyun se alejaba entre los arboles de parque. Al día siguiente sería su boda y a pesar de sus palabras sabía que él estaría bien. No sabía si algún día el padre de Baekhyun se sentiría orgulloso de él, pero le deseaba lo mejor. Porque Baekhyun siempre fue mucho más fuerte que él, siempre dando la cara ante cualquier situación. Realmente esperaba que le fuera bien, porque este fue el camino que él escogió.
“Siempre estarás en mí corazón”.
…
Fueron demasiadas emociones para un día, pero ahora por fin se sentía libre y tenía esperanza de volver a ser el de antes; aunque claro mucho más maduro. Porque lo que no te mata te hace más fuerte. Se sintió feliz de ver a su madre por lo que le sonrió como lo hacía antes y el rostro de su madre se ilumino de alegría cuando le dijo que se en cangaría de la empresa familiar.
Ella le contó sobre los planes de su padre para que él tomara las riendas de la empresa y que al mismo tiempo no dejara sus gustos de lado. Se trataba de la unión con una importante disquera de Corea y eso hizo que se sintiera aún más feliz, porque al menos tendría una parte de su sueño. Su madre le dijo que se había atrevido a invitar al representante de la disquera, el hijo del dueño.
-Siento llegar tarde –dijo el chico y cuando Chanyeol lo vio pensó que su vida no podría más cliché, porque no era otro que el chico de la bicicleta –, mi nombre es Do Kyungsoo.
El chico de la bicicleta lo reconoció. Lo supo cuando el rubor tiño sus mejillas y ahora sabía que no era por el enojo, pero sobre todo sabía que la vida le presentaba una nueva oportunidad. Entonces sonrió.