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Despertar por K BL

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Notas del capitulo:

Narra JongDae, pero igual iban a descubrirlo en algún momento de la lectura... 

 

Disfruten de la lectura. 

Revolcarme en la cama es una mala costumbre que tengo, tan solo sentir mi cuerpo más ligero me provoca un extraño estado de excitación mañanera y sí, suelo menearme de un lado a otro en mi King Size. Claro, ese no sería un problema normalmente, pero hoy, sí.

¿Por qué?

Debería de ser porque no estoy sólo, a mi lado ha amanecido mi extranjero inquilino. Normalmente duerme en la habitación de al lado, más en esta ocasión ha pasado la noche conmigo, y vaya que noche… Gustoso repetiría lo vivido, incluso me atrevería a tacharlo de una fantasía erótica o sueño húmedo, de no ser porque puedo sentir el calor de su cuerpo pegado al mío.

¿Bostezar?

No, eso no es lo mío y jamás lo sería, prefiero parpadear en repetidas ocasiones, pavonearme en mis dominios antes de levantarme al baño. Y sí, levantarme e ir al baño es la segunda cosa que hago después de despertar cada mañana, tarde o noche.

Pero a nadie le importa eso, bueno, a MinSeok solía importarle cuando estábamos en su casa o a JoonMyeon cuando amanecíamos en algún hotel.

Siempre me gustaron y atrajeron más los hombres mayores, aunque me catalogo bisexual, creo que me inclino más por los masculinos maduros. BaekHyun suele recalcarme que me encanta morder la almohada y apretar las sabanas, quizás tenga razón, quizás solo lo dice por molestarme. Aunque sea mi mejor amigo, siempre tiende a lincharme, pero… ¿Qué sería de una amistad sin bromas y juegos?

Más en este momento tengo mejores cosas en que pensar, naturalmente me refiero al semi desnudo extranjero amigo de Baek; cabe resaltar que está en mi cama, bajo mis sabanas y aún huele a exquisito sudor.

Los hombres sudados son sensuales, quizás estoy mal de la cabeza por tener esos gustos pero es que… Ah, su olor me consume como un fumador a un cigarrillo. Si hubiera algo en esta vida que me volviese loco más que las matemáticas, un buen libro o un partido de soccer, eso sin duda era la picante mezcla de fragancias de mi inquilino extranjero.

> ¡Carajo, concéntrate JongDae!  < Me dije, abriendo los ojos y volviéndome en la cama, encontrándome con una imagen que se me antoja perfecta.

En mi cama, justo en el espacio a mi lado, cubierto con una fina sábana blanca que contrasta con su nívea piel, espléndidamente suave y caliente, he de admitir. Sin más preámbulos, les diré que sus negros cabellos se ciernen sobre la almohada, que rizados y sedosos se extienden por su frente, dándole así, un look salvaje y coqueto. Sus afiladas cejas negras, aquellas largas y rizadas pestañas negras como el caucho, que magistralmente su posan sobre sus pómulos. Entre sus profundos ojos, que ahora estaban cerrados; se encuentra aquella nariz finamente esculpida por los ángeles y un poco más abajo, mi mayor adicción, mi más grande delirio… Sus labios, que esponjosos y rojizos, anoche acunaron los míos con pasión, desenfreno y gula.

Quizás podría acostumbrarme a la sensación que me provocan sus besos, también podría vivir con el hecho de ser acariciado por aquellas hábiles manos o ser sujetado por esos fuertes brazos. ¿Y, por qué no? A despertar a su lado.

Sin siquiera pensarlo, mis dedos ya están deslizándose por sobre la sabana, listos para apresarla con suavidad y retirarla de su cuerpo. En un acto travieso me atrevo a descubrirle, me dedico a admirarle embelesado, notando la perfección de su torso bien trabajado. Aquellos pectorales de ensueño, esos que anoche recorrí con mi lengua y labios, que incluso mordí en mi pérdida de cordura.

Deslice mis dedos por su pecho, acaricie su tentadora piel y me encontré maravillado con la sensación de su cuerpo caliente contra mi palma traviesa, mordisquee mi labio inferior con vehemencia e inspeccione más haya, bajo la sábana, hasta encontrarme con un camino de vellos rizados y negros, el famoso camino a la gloría que tanto anhelaba encontrar anoche. Quizás no encontré la gloría, pero si el paraíso y fui dichoso por unas cuantas horas, que llenas de desenfreno y placer, me acunaron en el éxtasis que es un buen polvo.

Le observe, buscando encontrarme con sus ojos abiertos, pero nada… Él solo suspiraba, con los labios entreabiertos me invitaba a jugar un poco más y me pedía a gritos que le despertase de una forma antes imaginada por ambos.

Y entonces, ahí estaba yo, inclinándome sobre él y respirando sutilmente contra la tela de sus bóxer negros, recorriendo la extensión de su miembro por sobre la tela con las yemas de mis dedos y excitándome con la imagen de su semi erección. Era sensacional ver como su cuerpo se tensaba, sentir como su pecho se revolcaba cuando respiraba o su pene despertando con mi toque, a pesar de que él estaba dormido.

Primero fue un beso suave, luego me aventure y lamí la punta sin importarme que aún portase tela sobre su piel, solté mi aliento ahí y le sentí brincar, pero nunca despertar. Al parecer, el futuro medico Zhang YiXing, tiene el sueño bastante pesado.

Cerré los ojos y disfrute de la sensación de su palpitante erección cubierta por la fina tela, acaricie mi hombría e imagine que era él quien satisfacía mis deseos más profundos y obscuros, quizás si estuviese despierto lo haría.

Gemí su nombre frente a la sensación electrizante de mis dedos rozar la zona sensible, aún por sobre la tela de mi propio bóxer. Entonces me separe un poco de él e inspeccione su rostro, esperando a que despertará, pero no lo hizo, parecía estar teniendo un sueño bastante húmedo y vivido.

Quien fuera él.

Retiré mi ropa interior y baje un poco la suya, dejando nuestras erecciones al aire, aunque la suya aún se encontraba a media asta, pero muy pronto estaría a punto de reventar.

Le volví a tomar en mi boca, succionando tan solo la punta de su miembro y me autosatisfacía, masturbando mi dolorida extensión con ímpetu, casi al borde del éxtasis puro y la adrenalina de poder ser descubierto en aquel peligroso juego erótico.

Poco después estaba sobre él, masturbando nuestros miembros juntos con una de mis manos y en el sinuoso momento, me encontré gimiendo de forma escandalosa, buscando que despertase y me tomase con la misma pasión y deseo que la noche anterior, más sin embargo, antes de que me diese cuenta pude experimentar el exquisito éxtasis del orgasmo y me vine sobre él, mojando su abdomen con mi esencia.

E instintivamente me vi en la penosa necesidad de limpiar mi desastre, buscando con la mirada algo que me ayudase a retirar los restos de mi travesura, más no había nada que sirviese y considere la idea de ir al baño a por unas toallitas húmedas, quizás temía que él despertase y creyese que era un maldito pervertido. Cosa que no negaré, soy un pervertido y no me molesta admitirlo, pero me da pena con él, porque jugué con su cuerpo mientras suspiraba entre sueños.

Me levante presuroso e iba a correr al baño sin hacer ruido, pero algo apreso mi cuerpo y unos brazos fuertes me sostuvieron por la cintura, regresándome a la cama.

Y mi mirada se encontró con la suya, parecía adormilado pero sus pupilas estaban un poco desorbitadas, más negras que de costumbre, entonces temí por mi integridad física.

—Hey, ven aquí—. Susurró contra mi oreja, logrando que mi cuerpo se estremeciera ante lo ronca se escuchaba su voz. Pronto sentí algo suave, esponjoso y húmedo rozar mi cuello, también descubrí su respiración acompasada acariciar mi sensible piel. — ¿A dónde ibas? ¿No planeabas limpiar tu desastre? —. Cuestiono con un ligero deje de diversión en su voz, logrando que mi cuerpo se estremeciera al sentir su cuerpo moldearse al mío.

—Justamente eso iba a hacer o quizás el desayuno—. Murmuré lo más juguetón que pude, obteniendo que sus manos se movieran por mi pecho, acariciando de aquella maravillosa forma que la noche anterior me hizo revolcarme sobre la cama. La sensación de dientes contra mi piel era extraordinaria, me excitaba sobre manera y parecía que YiXing lo sabía, porque ha comenzado a morder mi nuca de forma juguetona.

—Parece que desayunaste sin mí, deberías compensarme por tal falta de cordialidad ¿No crees? —. La lascividad de sus palabras me calaba en lo más profundo de mí ser, provocándome oleadas de descargas de adrenalina en mi vientre bajo y podría jurar que había comenzado a tener una erección entre las piernas.

—Podría ser—. Solté sin más, recibiendo una risa cantarina justo detrás de mi oreja y luego un beso en esta zona, seguido de una sensual mordida en mi punto débil.

—Entonces hazlo, limpia los estragos de tu orgasmo con la lengua y zacea el deseo que has despertado en mí—. Y luego de que me dijese aquello, con ayuda de una de sus manos acarició mi mejilla antes de girarme la cara hacía él, para poder besarnos.

Nos besamos con tanta pasión como la noche anterior, e incluso mordisqueo mi labio inferior de aquella forma tan sensual, invitándome a perder la cordura.

En busca de una posición más cómoda, termine sobre YiXing, con cada uno de mis muslos chocando contra el hueso de su cadera y de nueva cuenta estábamos ahí, devorando nuestros deseos en un desenfrenado beso, que quemaba la poca resistencia que poníamos para dejar aquel encuentro nocturno como cosa de una noche.

Clavo sus dientes en mi cuello, posiblemente dejando una notoria marca territorial y vaya que esa acción me llevo al borde, casi consumiendo la poca paciencia que mantenía.

Sus manos se deslizaron por cada rincón de mi cuerpo, sus lengua probo cada sección de piel y su olor se impregno en mis fosas nasales, este hombre, Zhang YiXing estaba logrando que estuviese a punto de rogarle por más. Pero no fue necesario, él me dio lo que necesitaba por sí solo.

Apreso entre sus labios uno de mis pezones, lamiéndolo tortuosamente y se deshizo de su ropa interior, justo antes de abrirme de piernas para sentarme sobre su erección. Balanceo nuestros cuerpos juntos, restregando mi hombría contra la suya y antes de que pudiese darme cuenta, llevo sus manos hasta mis nalgas, apretándolas como lo ha hecho anoche por sobre el pantalón.

Mis dedos se enredaron entre sus negras hebras rizadas, tirando suavemente cada que él daba un beso o mordida en algún punto dulce de mi cuerpo.

Pronto nos volvimos uno, bailando un vals al ritmo del amanecer. Sentado sobre su regazo, mientras que YiXing se encontraba recargado contra la cabecera de metal. Cada penetración era crucial, hasta el más mínimo movimiento nos provocaba una ola de placer y cada beso pasaba a ser un memorable momento en nuestras memorias.

Jadeantes nos mecimos sobre la cama, escuchando el chirrido que esta hacía por nuestros movimientos. Le observe cerrar los ojos y suspirar repetidas ocasiones, tenía los labios rojizos e hinchados, más aparte había rastros de mi saliva en ellos, pero había cosas aún más maravillosas que sus rasgos y eso eran sus expresiones de éxtasis puro.

Pegue mi mejilla a la suya y gemí para él, vanagloriándolo en cada sonido que abandonaba mis labios, brame su nombre con júbilo y desespero, sediento por saciar mi necesidad de YiXing, el extranjero que vive en mi apartamento.

Arañe su espalda, escuchando como gruñía ante la sensación y pude sentir su lengua rozar el lóbulo de mi oreja, su respiración y los suspiros, era magnifico lo que provocaba sólo eso en mí.

De un momento a otro me encontraba con el pecho contra las almohadas con YiXing cerniéndose sobre mí, recorriendo mi espalda con sus labios, dejando una serie de besos sobre mi piel.

Llevo su mano a la mía y la apretó, mientras que yo apresaba las sabanas con fuerza ante cada intromisión suya en mi cuerpo. Beso permanentemente detrás de mi oreja, e incremento el ritmo de las estocadas.

Mis oídos se inundaron con el frenético sonido de mis glúteos chocar contra sus caderas, provocando que separase aún más mis piernas y me mostrase en mi forma más vulnerable ante él.

Atrapo el lóbulo de mi oreja, succionándolo y luego lamiendo el mismo, haciéndome gemir de la forma más genuina posible. Mis piernas temblaban y creí que podríamos venirnos abajo en cualquier momento, más YiXing me sostuvo firmemente y nunca me dejo caer, siempre nos movíamos al mismo ritmo.

Cuando estaba por alcanzar el orgasmo, YiXing tomo mi dolorida extensión en una de sus manos y la masturbo con frenesí, haciéndome estallar, sintiendo mi abdomen hacer colisión. Mis músculos se tensaron cuando grite el orgasmo, derramándome en su mano.

Jadeando le mire, mi espalda reposaba contra el colchón y él se colocó sobre mí, separo mis piernas para descansar entre ellas, acarició mis muslos con tanta ternura que creí que iba a morir de tanta dulzura. Quizás me daría diabetes si continuaba tratándome con tanta delicadeza.

—Me enloqueces—. Le oí murmurar, su frente se unió a la mía y antes de que pudiese responderle, atrapo mis labios en un cálido beso.

 

Así era él, un impredecible estudiante de medicina. Que por cierto, era extranjero y vivía en mi apartamento.

 

 

 

Desde ese día, YiXing me despierta con un beso en la frente justo antes de unir nuestros labios en una húmeda muestra de afecto.

Además, BaekHyun considera que llevar a YiXing como mi inquilino fue lo mejor que pudo haber hecho por mí. Y creo que tiene razón, sin mencionar que estoy agradecido con él por ello.

Ahora todos los fines de semana, nos desayunamos el uno al otro al despertar. El magreo se ha vuelto nuestra forma de darnos los buenos días.

 

Notas finales:

 

 

 


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