Capítulo I
¿Como no estar aburrido si cualquier cosa estaba a tú alcance?, si el obtener objetos sin valor sentimental o importancia era ser feliz... entonces odiaba la felicidad. La mente siempre era débil, los sentimientos eran monótonos, ¿Que cosas no tenían un lado abruptamente indebido?.
Había un sin fin de imperfecciones en el mundo, observar como todos pierden su tiempo en preguntas matandose unos a otros; rompiendo reglas... todo eso era realmente divertido, el jugar con fuego no precisamente era peligroso, lo verdaderamente peligroso era dejarté quemar.
Sencillamente ganar era interesante, más que desperdiciar el tiempo leeyendo un libro el cuál poco a poco dejaba de tener sentido. Pero el triunfo no era el final de todo, sino la misma humillación al perder, al igual que la satisfacción al ganar.
—¡¡Estoy harta de esto!!. —¿Cuantas veces había visto tal mirada?; casi siempre, acostumbrado a esas discusiones. —Olvídate de esto, de lo que llegué a decirte; ¡¡De todo!!. Así que déjame en paz. —era de esperarse, un portazo y la discusión acabó. ¿Que vendría ahora?, ¿Un suspiro de cansancio y resignación?, ¿pero a que llevaría eso? ¡A nada!.
—Siempre lo mismo. —su enojo se hizo presente, llevó una mano a su cabeza deseando callar la voz en su interior que ansiaba desahogarse en todo tipo de cosas.
Agotado dejó caer su cuerpo en su sofá de piel color negro, era mejor recapacitar y pedir un simple perdón, con la idea de que eso solucionaría el pleito. Las falsas promesas, los abrazos y el "arrepentimiento" fingido funcionaban siempre; y todo gracias a ese ego que las personas tenían.
La culpa no era su fuerte, no estaba arrepentido de nada; le gustaba satisfacerse con sufrimiento o más bien con el sufrimiento que le causaba a otras personas. Uno de los más comúnes era jugar y hacer perder a una persona... ¿Que se iría al infierno?, pues que bien, por que sin lugar a duda, comprendía que se lo tenía merecido.
Era un Uchiha, ¿Cuántos en su familia eran blandos y "cariñosos"?, ¡por dios, nadie!, unos eran peores que otros; o al menos lo demostraban.
Uchiha Itachi, al que siempre habían educado con ausencia de sentimientos, algo que no pudo dejar que a su hermano menor le enseñaran, ¿Y por que?, por que tenía la esperanza que no acabara muerto como sus padres; algún día él también acabaría como ellos, oh bueno... si es que volvía aparentar ser un tirano.
Escucho pasos bajar de la escalera, no volteó a ver quién era, solo esperaba la gran burla que se avecinaba.
—¿Tan rápido acabó?, es un nuevo récord, siete nenazas en dos meses.— ese tono no le molestaba, sin querer defenderse ante su sarcasmo, total... era su hermano menor, alguien que no entendería nada de la vida si seguía con la misma burla hacía todos.
—Cállate. —no meteria sus problemas en la conversación ahora. —¿Por que mejor no vas con tú novia y le gritas a ver como té sientes?. —bueno... también podía ser malo si lo quería.
—Tal vez. —Lo vio dirigirse hacía la puerta.
—Sasuke si no la quieres... ¿no es mejor decirle que no té interesa?. —suponía lo que estaba haciendo... él también era casi igual. —Es estúpido hacerlas llorar por que si.
—Mira quién habla. —detuvo sus pasos dando un suspiro sin llegar a mirar a su hermano mayor. —Yo tengo una buena razón para no botarla ahora, así que deja de preguntarme.
—No creí que fueras peor que yo.— él peli negro sonrio sarcastico. —Es alguien importante supongo. —Sasuke quedó estático al oírlo.— Quizá la presentes algún día. —fue su colmo, salió por la puerta dando un portazo.
Itachi saco su celular, buscando en él las fotos que tenía de aquel rubio sentado con una pila de libros estudiando en la biblioteca pública.
—Y aún así... quisiera saber quién eres realmente...
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El escandaloso tono de alarma en su gran habitación resono, el eco se hacía sonoro a cada milisegundo y fue entonces cuando se incorporó asombrado, apagó la molesta alarma dándose cuenta que su frente yacia ligeramente impregnada en sudor y su respiración agitada.
—Un sueño... —el alivio en su voz fue de inmediato, mordió su labio inferior abrazando sus piernas, aún agitado por la abrumadora pesadilla.— solo es un mal sueño, puedes olvidarlo.
Sacudio su cabeza ante las varias imágenes recordadas unas peor que otras. Ese tipo de sueños solo sucedían cuando estaba sumido en los recuerdo y malos pensamientos, y toda esa frustración se concentraba en el único lugar que tenía para descansar, en sus sueños... uno de los espacios que antes no estaba destrozado por antiguos miedos o temores.
Salió de su ya no tan cómoda cama e inmediatamente sintió frío, callo de rodillas al suelo tocando su frente al instante, sus piernas dolían y ese frío no le daban buenas noticias, se incorporó lentamente intentando mantener el equilibrio para no volver a caerse, se cambio de ropa lo más rápido que pudo, no era difícil escoger un atuendo apropiado para él día.
Salió de su habitación llegando asta su baño, volviendo a poner una cara aterrorizada al verse en su espejo más pálido que ayer, las ojeras gracias a dios no estaban muy marcadas pero esa palidez era una señal por la cuál preocuparse. Miró desconcertado la gaveta a su lado izquierdo y ensegida lavo su rostro con agua tibia.
Bajo asta su cocina tomando una manzana para lavarla y después llevársela a la boca, no negaba que el cansancio volvía a apoderarse de él, pero tenía muchas cosas que hacer antes de dormir, era sábado y tenía que ir a la biblioteca pública a estudiar un largo rato, por no decir todo el día.
Busco con la mirada su mochila, con la cuál, ayer tuvo la decencia de arrojar a quién sabe donde. Bufo molesto, insultando a dios y claramente a si mismo por ser desconsiderado, pero si ayer no hubiese estado en fase moribunda, su mochila no le causaria inconvenientes.
Al ver su morral tirado por el sillón, se encamino lento mantenido su equilibrio, pero gran sorpresa fue que tocaran su puerta. Con fastidio, rodó sus ojos dándo una vuelta de mala gana en dirección a ella.
—¿Si? —pregunto abriendo la puerta y cerradola al instante de un fuerte portazo. Se puso de espaldas contra la puerta incrédulo y alterado— ¡Estoy jodido!
—¿Naruto? —llamó la voz femenina confundida, al otro lado de la puerta.
Trago duro y se dio un respiro profundo para ganar algo de valor, no creyó que su amiga estuviera tan temprano ahí, y no es que fuera inusual una visita matutina de Sakura... pero no contaba que a su lado estuviese Sasuke.
—Está bien, no te alteres... con Sakura aquí no hará nada. —sonrio mientras volvía a abrir su puerta con mucho más calma— Hola. —saludo a los dos recibiendo una mirada confusa y otra extrañamente burlona— ¿Que pasa?
—Más bien, Naruto... ¡¿que te rayos pasa a ti?! —la chica, sin creerse que le azotara la puerta en sus narices, grito alterada.
—¿A mi?, nada. —encogió sus hombros, alejándose un pasó del medio para dejarlos pasar. Al notar como Sasuke le sonreía sinicamente, volteó su mirada hacía Sakura— ¿Y a que vinieron? —no deseaba que su tono de voz se escuchara nervioso, ni menos sí Sasuke lo notaba.
—¡¡Pues claro!!, has estado suicidandote por estar con la cara pegada en los libros. Así que le pedí a Sasuke que te ayudara a estudiar. —la peli rosa sujeto el brazo de Sasuke pegandose más a él— Así no tendrás tantos problemas al grabarte la información; además, no tiene problemas para ayudarte.
Era lo que faltaba, la "ayuda" de Uchiha Sasuke. No cabía duda de que ese bastardo lo hacía para estar lo más cerca de él y aprovechar todas la oportunidades que tenía.
—Yo...—la atenta mirada de Sasuke en él provocaba uno de sus peores escalofrios. Era una mirada diferente, una obligandolo a aceptar— No es necesario... yo tengo quién me ayude. —bomba a punto de explotar, eso era lo que pensaba al ver al azabache con los ojos entrecerrados.
—¿Enserio?. —Sakura enfrentó, intentando descubrir la mentira en sus palabras— Y dime, ¿quién te ayuda? —alzó una ceja interrogante.
—Pues, me ayuda... —no era lo suyo memorizar los nombres de sus amigos y compañeros, él único que venía a su mente era Sai, al que no se llevaba muy bien con Sasuke. Sería mala idea hablar de Sai, por que solo una cosa era peor que ser sometido contra la pared, y eso era ser sometido contra una pared pero con Sasuke furioso— La verdad... —todo estaría perdido si no mentia, cualquier nombre que pronunciara de igual forma haría enojar a Sasuke— Me olvide de como se llama. —su risa despistada esta vez no ayudaría a convencerla.
—¿Te parece bien a las seis, después de clases? —¿Como negarse ante tales miradas?, que difícil decisión, y precipitada por cierto.
—¡No hay problema! —sin dignarse a mirar tanto a su amiga respondió con un fingido animo— No tiembles... calmate y cuenta asta cien. —su vista se enfoco en las manos entrelazadas que Sakura tenía con él azabache, aquello era molesto— Mejor cuenta asta mil.
Un tono dulce pero melancolíco se hizo presente, la peli rosa llevó una mano a el bolsillo de su pantalón, del cuál, provenía esa música. Tomándo el teléfono-celular color blanco entre sus manos,y mirando atentamente él número entrante, decidió contestar sin antes mirar a sus amigos.
—Demonios. —su mueca desconcertada lo decía todo— yo tengo que contestar, enseguida vuelvo.—su hermosa y cálida sonrisa dio pasó a las claras molestias del rubio. La chica salió por la puerta dejandolos solos para contestar su llamada urgente, la que, literalmente, también condenó al rubio quién se alejo unos pasos incómodo ante la presencia del Uchiha.
—¿Por que haces eso? —con seriedad se acercó asta Naruto que permanecía inmóvil. La palida mano del peli negro tomó su rostro sin delicadeza obligandolo a mirar sus ojos— ¡¿Tú que más quieres?! —su visión se puso borrosa dado a que estaba a punto de llorar gracias a su irá contenida.
Otro beso igual de impaciente le atacó, no había diferencia entre los que él Uchiha le robaba. Impaciente, puso sus manos en los hombros ejerciendo fuerza esperando alejarlo pero no era suficiente.
Sasuke al verse rechazado, presionó más su cuerpo con el de Naruto inutilizando sus grandes esfuerzos por separarse, arto de sus forzajeos se dejó caer en el sofá con Naruto abajo suyo.
Recorría sin pudor la cavidad del rubio sin detenerse, el beso era frenetico y húmedo. Como quería marcarlo incontables veces ya que absolutamente nada era más entretenido que saciar sus ancias con el tentador y excitante cuerpo de Naruto, que muchas veces había mancillado a su antojo.
Trataba de controlandose al ver lo sonrrojado que estaba el Uzumaki, pero sus esfuerzos estaban a punto de irse a la reverenda mierda cuando notó sus labios húmedos y escucho sus jadeos intentando normalizar su respiración.
—Quiero follarte. —todos sus sentidos adquirieron fuertes signos de peligro, las intenciones de Sasuke aumentaban el asco y ganas de desear no existir. Todo era una simple excusa para complacer un deseo carnal casi insaciable... ¿solo era eso?; ¿Un juguete, propiedad de un adicto al sexo?.
Su cuerpo no reaccionaba apropiadamente, las manos de Sasuke pasaban a recorrer su espalda y gluteos; pronto iba rendirse, no tenía caso alguno luchar con Sasuke, él por ende era más fuerte, esa cualidad siempre la odio... pero se olvidó por un momento que su amiga, la persona que amaba, había terminado de hablar por que ahora tocaba la puerta impaciente.
—Joder, basta ya... —mordió su lengua callando el grito que iba a dar gracias al rasguño en su espalda... genial, otra marca para recordar— por favor Sasuke...—su mirada, esa mirada que lo detuvo por pocos segundos— por está vez...
—Tienes dos opciones Uzumaki. —acercó sus labios a su cuello succionado su piel dejando un par de marcas rojas— Te follo hasta que te desmayes, o me detengo y le abres... pero si escoges lo segundo, ten en cuenta de que podré follarte cuando me venga en gana. —la euforia que percibía era atemorizante, si Sakura Haruno se enteraba de aquello, era él fin de su única amistad que sí apreciaba verdaderamente. Nada volvería a ser igual con ella. No tenía más remedio que enfrentar la segunda opción.
—Jodete Uchiha, tengo que dejarla pasar. —sin culpa, soltó satisfecho a Naruto que con prisa abrió la puerta dejando entrar a Sakura, obviamente los observaba sospechosa.
—Asta que se dan el tiempo para abrirme... —cruzó los brazos con expresión enojada— ¿Que hacían?
—Le ayudo a buscar sus libros para estudiar, pero aún no aparecen. —respondió el Uchiha sin expresiones de animo, la única distracción para Sakura era él mismo, pero sinceramente... le importaba una mierda si la peli rosa se enteraba de lo que le hacía a Naruto, aunque si todos divulban eso, no podría seguir deleitandose con el Uzumaki.
—Oh bueno...—pronunció perdida en su mundo— Me tengo que ir, en mi casa están medio matandose. —se acercó ansiosa depositando un corto beso en los labios de Sasuke, él cuál, tan solo sonrio percibiendo la molestia de Naruto— Estaré esperandote a las cuarto...—musito cerca de su oído— Nos vemos después... adiós Naruto. —giño su ojo derecho. Sólo respondió con una sonrisa y se despidió de mano.
El ver como su única amiga se desvanecia entre la distancia, algo le aceleró la respiración. Una sensación de adrenalina que recorría su médula espinal al igual que el temor que sentía. Esos oscuros ojos que denotaban cinismo, la misma apariencia que en verdad parecía peligrosa.
Sólo una cosa tenía que hacer en aquel momento. Solamente aquella acción que le permitiera evadirlo un rato.
Comenzó una huida ante la burla que Sasuke dedicaba al ver su miedo, sin prisa, se encamino a donde el Uzumaki se había dirigido. Por lo mientras, Naruto peleaba con la maldita puerta trasera que no abría con nada, estaba cerrada, un punto más a su mala suerte.
—¿Quieres ayuda? —se estremecio al escucharlo detrás suyo— ¿Por que mejor te cojo como sí fueras mi puta? —se dio vuelta con la mirada de irá. No soportaria la humillación que escupia, literalmente, en su cara.
—Sa-Sasuke...—Tartamudeo sabiendo con exactitud lo que vendría, el cuerpo del Uchiha volvió a apresarlo intentando besarlo una vez más, mordió con fuerza el labio de Naruto sacando pequeñas y abundantes gotas de sangre. No importaba que le doliera, total, le gustaba verle resignado.
Golpeó la mejilla del azabache, logrando voltear su cabeza hacía el lado izquierdo. Estaba molesto, ¿quién permitiría algo así en su propia casa?
—Hazlo por las buenas. —respondió seriamente, volviendo su mirada a Naruto, notando su molestia— Como quieras, será por las malas entonces. —separó las piernas del rubio con una de las suyas, azotó con su mano izquierda el rostro de Naruto contra ese cristal de la puerta— yo quería hacer esto con algo de delicadeza. —lamio su mejilla recorriendo su torso y abdomen con libertad. Sin esperarse más desabrocho el pantalón del rubio. Quito la camisa de Naruto y empezó a besar con descaro y prisa su cuello.
—Joder Uchiha... —se removido impaciente sintiendo la sensación de impaciencia— Por una maldita vez... —un dolor en su entrada le abrió los ojos asustado, los dedos desesperados de Sasuke trataban con rapidez de prepararlo para lo peor.
—Quiero que grites mi nombre cuando te la meta. —la ronca y entre cortada voz de Sasuke logro ponerle más molesto antes... oh cielos, ¿Como no querer violarlo sí se resistia tanto?— dime, ¿vas a gritar, verdad?
—Soy un divertido juego ¿no? —el dolor se intensificó cuando el Uchiha remplazo sus dedos por su miembro erecto, dando una embestida sin esperar más— Sí, un maldito juego.
Enterro sus uñas en los hombros del azabache dando un fuerte grito desgarrador, las embestidas brutales dolían como nunca... peor que las otras veces, mucho peor que la primera vez. Muchas veces quería llorar frente a Sasuke y se aguantaba lo más que podía, por no decir siempre. Pero una cosa era aguantarse y otra era darle ese gusto; nunca mostraria una debilidad frente a él, no caería más bajo... no más de lo que podía soportar.