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Desde que te vi por Haku1008

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Notas del capitulo:

Hola ^^ je-je yo andaba de paso y… je-je ¿¿tarde?? ¿¿enserio?? ¿¿yooo?? Debe ser su imaginación u.u (y si no lo notaron pues que mejor ^^)

Ahhhh les doy una disculpa T.T no fue por que quisiera, me pasaron un montón de cosas que termine devastada, sin ánimos de escribir siquiera (lo cual indica que si estaba pésimo) pero ya volví!!!!! ^u^ cap. dedicado para Any (te quiero mucho ya lo sabes) y RIZU (de nuevo, un gusto conocerte ^^) 

Cap.12# Ilusiones y realidad

 

El rubio se estremeció de miedo, ahora bajaban por un cantil rocoso, en algunos sitios estaba cubierto por vegetación, en otros la superficie era rugosa y áspera con picos de granito que hacían más difícil el camino; por fortuna abajo había una pronunciada roca que le impedía mirar hacia el abismo.

-Kurogane ¿aquí hay serpientes?- dijo casi sin aliento

-creo que lo mejor es que regresemos, está resultando muy fatigoso- dijo mientras le miraba resignado

El rubio se sentía fatal, la columna vertebral le dolía intensamente y la idea de volver a la silla de montar le parecía aterradora, las piernas le temblaban y tenía un deseo muy grande de sentarse a descansar aunque fuese un momento, sin embargo:

-no, te aseguro que estoy bien- dijo y continuó bajando con algo de dificultad pues le era difícil mantener el equilibrio, además de que las botas de montar no eran las más apropiadas para aquel tipo de descenso

Kurogane dio un salto para llegar al punto más bajo del barranco, el rubio se alarmó al quedarse sin su apoyo

-salta- dijo extendiéndole sus brazos para recibirlo

-no, no puedo…- dijo temeroso

-¡claro que puedes! No tengas miedo, estamos todavía muy lejos del rio

-es que, no puedo- dijo desesperado

-tienes que hacerlo, de lo contrario te dejare solo

-¡no te atreverías!- dijo alarmado

-tienes razón, no me atrevería, pero tienes que saltar o subiré por ti- dijo Kurogane tratando de convencerlo

Fye seguía algo indeciso cuando escuchó un ruido insólito al mismo tiempo que percibía un movimiento ondulante entre la hierba O.O ¡¡una serpiente!!

Lanzó un grito y se lanzó directamente sobre Kurogane, quien no lo esperaba y por ende cayó tendido sobre el suelo de granito soportando el peso del cuerpo del rubio

Fye abrió sus ojos impactado, el reptil le había causado tal repulsión que saltó sin pensarlo, se incorporó un poco mirando al moreno ¿estaba inconsciente?

-¡Kurogane!- le llamo asustado dándole una palmada en la mejilla -¡Kurogane!- se tranquilizó al sentir los brazos del moreno rodeándole con ternura, respiró aliviado -¿estás bien?

-de milagro- dijo con un gesto de dolor –no entiendo por qué lo hiciste

-bueno, yo siempre hago lo inesperado- dijo riendo un poco

A Kurogane no le hizo ninguna gracia -¡me parece una estupidez!

La sonrisa del rubio desapareció –lo siento, debí imaginar que no iba a hacerte gracia- desvió la mirada, luego murmuró –tú no tienes sentido del humor

-¿sentido del humor? ¿te das cuenta de que por poco me rompo la espalda?

-pero no ha habido mayores consecuencias- declaró, luego trató de incorporarse, pero las manos de Kurogane se aferraron a su cintura, impidiéndoselo -¿puedo levantarme ahora?

La boca de Kurogane se curvó en una sonrisa maliciosa y sus ojos se clavaron en la piel suave y húmeda que la camisa de Fye había dejado al descubierto al separarse de los pantalones, al darse cuenta el rubio trató de cubrirse, pero no lo logró porque las manos de Kurogane se posaron detrás de su espalda y con fuerza lo atrajo hacía él, sus alientos chocaron en aquella cercanía donde sus cuerpos casi se fundían…

-¿querías saber lo que me dijo tía?- preguntó el moreno con voz suave y persuasiva

Fye se revolvió tratando de liberarse inútilmente y muy al contrario de mejorar su situación sólo logro que el moreno lo aferrase más a su cuerpo, ahora podía sentir su calor y además se había puesto en una vergonzosa posición donde sus piernas estaban a cada costado de Kurogane, cosa que le hizo sonrojarse

-deberíamos irnos ahora…- murmuró, pero Kurogane pareció no haberle escuchado

-tía me informo que tenías un “amigo”… un amigo llamado Ashura

-¿cómo se atrevió? Ella no tenía ningún derecho- dijo indignado

-¡contéstame!- exclamó –eres mi esposo y eso se llama adulterio

-tú no sabes nada de mi- dijo molesto

-me parece que ha llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa- le tomó por la nuca obligándolo a colocar el rostro frente al suyo sin posibilidad de moverse -¿por qué debo tenerte consideraciones, si tú no tienes ninguna conmigo?

-¡tú fuiste el que dejo claro que no me querías!- protestó a su favor, sintiéndose indefenso

-no, no fue así, yo te dije que no quería hacerte el amor, al menos en aquel momento, pero ahora si quiero- en un rápido movimiento les dio la vuelta, ahora Fye estaba en el suelo, con las piernas abiertas y con Kurogane en medio de éstas, aprisionándolo con el peso de su cuerpo, con una mano se apodero de las muñecas del rubio colocándolas sobre su cabeza y obligándole a permanecer en aquella posición

-…- sus zafiros se perdieron en aquellos rubies, se estremeció al encontrar rudeza y mucha decisión en ellos

El moreno le tomó de la barbilla con fuerza y fundió sus labios, explorando los ajenos casi con violencia, ardiente e insaciable, el  rubio sentía una extraña sensación de electricidad recorrer por su espalda que le hacía estremecerse placenteramente, pronto y con igual fuerza correspondió al demandante contacto casi por impulso, sintiendo como sus piernas se retorcían involuntariamente…

Rudeza, pasión, calor, deseo, tantas emociones encontradas y todas se descargaban en aquel vigoroso beso… de pronto el moreno se alejó y le retiró un húmedo mechón rubio que le caía en la cara, el pecho del rubio subía y bajaba descontrolado

-¡vaya, vaya! Ya no eres aquel muchachito tímido y asustado, me  preguntó quién te abra enseñado esto antes que yo

-¡¡…!! Nadie me ha enseñado- protestó pero, se dio cuenta de que el moreno no iba a creerle, tal vez la mejor manera de convencerle fuese dejándolo averiguarlo por él mismo ¡alto! ¿qué estaba pensando? ¿acaso quería que Kurogane…? Aunque sería bastante humillante que su primera vez sea en un lugar publicó… pero, si alguien los veía no los reconocerían así que no sería del todo vergonzoso ¿¡pero qué le pasaba!? ¿cómo podía pensar así? Detuvo su lucha interna cuando Kurogane se incorporó, indicándole con esto que lo rechazaba abiertamente, eso si que le hizo sentirse humillado y despreciado

Una vez de pie, el moreno se acomodó la ropa y se inclinó para recoger su sombrero con movimientos lentos, como si le estuviera dando tiempo para que se levantara, pero el rubio se sentía tan débil que temía no poder hacerlo, así que se quedó un rato así, viendo al cielo sin moverse, luego se sentó haciendo un esfuerzo

-¿te sientes bien?- preguntó Kurogane impaciente

Fye sólo asintió con la cabeza mientras comenzaba a buscar su sombrero

-está allá arriba- dijo Kurogane disgustado, señalando hacía el borde rocoso desde donde el rubio le había saltado

-¿puedes traérmelo?- pidió Fye

-me imagino que tendré que hacerlo porque si tú subes eres capaz de lanzarte de nuevo para caerme encima

-no lo hice porque quisiera, allí arriba hay una serpiente

- ¬.¬ -el moreno le miró con escepticismo

-no creerás que me lanzado para caer en tus brazos- dijo indignado

-no sería extraño, hace unos momentos cuando te besaba no estabas muy en contra que digamos

-hay una serpiente allá arriba- declaró molesto señalando con el dedo

El moreno suspiró y se dispuso a trepar por la escarpada pendiente

-ten cuidado- pidió Fye –podrías encontrarte a la serpiente

-me imagino que lo que en realidad te preocupa es que me quede muerto aquí arriba y tú perdido sin saber cómo volver a la casa. Mira, si yo llego a morir envenenado por la picadura de una serpiente, te sería mucho más fácil tomar el camino del embarcadero que trepar hasta aquí y pasar sobre mi cadáver

-¡no digas eso!

Dejo de ver a Kurogane… de pronto vio como su sombrero volaba hacía él, lo tomó, pero aún no podía ver a Kurogane…

Iba a gritarle pero se detuvo al escuchar una rama seca rompiéndose y luego un ruido silbilante y agudo… ¡la serpiente! Pensó

-¡¡Kurogane!!- gritó Fye casi involuntariamente

Sin pensar en más comenzó a trepar de prisa en busca del moreno, entonces apareció él

-¡Kurogane!- exclamó aliviado, luego advirtió que Kurogane traía en la mano derecha un cuchillo de campo y en la izquierda traía colgando que parecía una soga… pero aquello no era una soga… era… una serpiente -¡¡…!!

-¡¡Fye!!

 

 

 

 

Cuando volvió en sí, no sabía dónde se encontraba… sus ojos entrecerrados percibieron las profundidades aterradoras del barranco…

Kurogane le cargaba sobre su hombro como si fuera un bulto, ascendía por un escarpado sendero con paso seguro y firme… el rubio no pudo evitar pensar el que quizá le sería más fácil si no llevará consigo un peso tan grande sobre sus hombros como lo era el suyo.

Por fin llegaron a donde habían dejado los caballos y Kurogane le deposito sin ceremonia alguna sobre el pasto en la sombra del árbol, después, se desplomó recostándose a su lado respirando cansadamente

-lo siento mucho- murmuró el rubio con voz débil –por lo general no soy tan…

-… ¿inoportuno?- continuó Kuro, luego se volvió sobre el pasto para mirarle –no te preocupes, yo también eh aprendido una lección- dijo aún agitado

-¿qué paso? ¿mataste a la serpiente?

-¿tú qué crees?

-¿no te ha mordido?

-no, aunque hizo cara- rió un poco –estos animales no son muy sociables

-¡Kurogane!- le reclamó… ambos se miraron, en esos momentos sus ojos parecían decirse tantas cosas y a la vez, nada… ambos eran un enigma peligroso que resolver…

Después de un rato y ayudado por Kurogane, el rubio se puso de pie un tanto tembloroso, después de unos minutos, su mareo cesó

-dime, Fye ¿desayunaste antes de salir?

Fye negó lentamente

-¿pero estas loco?- exclamó disgustado, luego desamarro la yegua y ató las riendas en el pomo de la silla del alazán, desato a éste, tomó al rubio entre sus brazos y con sumo cuidado le ayudó a montar sobre el alazán, luego subió él, tomó las riendas y sostuvo al rubio contra su pecho emprendiendo el camino de regreso.

Parecía como si sus cuerpos se amoldaran el uno al otro…

 

 

Entraron al corral poco antes de las doce, ahí estaban Nicolás y el caballerizo

-¿qué sucede?- preguntó Nicolás con preocupación -¿acaso Fye ha caído? No lo creo posible, “Marinka” es un animal muy apacible

-tranquilízate, no ha habido ningún accidente, lo que pasa es que Fye no se siente muy bien- dijo Kurogane descendiendo del caballo

-¿no te sientes bien? Fye, pequeño ¿qué te ha pasado?

-realmente no es nada- dijo débilmente

-lo llevare a descansar- dijo Kurogane ayudando a Fye a bajar y tomándole entre sus brazos

Una vez en la casa: –preferiría que no le contaras a mi madre lo de la serpiente

-bien… ¿por qué?

-porque así fue como perdió la vida mi abuelo- le explicó

Llegaron a la habitación y Kurogane le depositó en la cama –pediré que te traigan el almuerzo, quítate la ropa y metete a la cama, NI se te ocurra protestar ¿de acuerdo?

-mhm- vio como el moreno salía de la habitación, se quitó el exceso de ropa quedando en bóxer y se metió a la cama, sus parpados le pesaban por lo que serró los ojos y al poco rato se quedó dormido.

 

 

Despertó unos cuantos minutos después cuando Chiquita entró con la bandeja de comida, luego lo dejo solo, él hizo un esfuerzo para comer un poco, después volvió a quedarse dormido.

 

 

 

 

 

 

Nadaba tranquilamente en el rio, las aguas frescas lo acariciaban y le daban una extraña sensación de libertad… Kurogane lo observaba desde la orilla, sonriente, en la palma de la mano llevaba una soga que agitaba en el aire produciendo un sonido extraño… trato de alejarse pero no podía, entonces se dio cuenta de que no era una soga, sino una serpiente, larga y negra que convulsivamente se retorcía…

 

-¡¡Fye!! ¡Fye! Por favor, despierta…

Se revolvió con desesperación al sentir el contacto de los dedos en su rostro dándole leves palmaditas, su oscurecido cerebro trataba de registrar las facciones borrosas de Kurogane

-tranquilo, ya pasó todo, estabas soñando

-mn- Fye se dio cuenta de que estaba empapado en sudor y que la sabana que lo cubría estaba húmeda y se le adhería al cuerpo de manera reveladora (*¬*) -¿qué hora es?- murmuró intentando incorporarse inútilmente

-las once y media (de la noche)

-no es posible- dijo débilmente ¡durmió todo el día!

-te aseguro que si- Kurogane le puso una mano en la nuca, al retirarla notó que estaba empapada y procedió a tomarle el pulso -¿cómo te sientes?

-bien- dijo con voz casi imperceptible

-¿comiste lo que te trajeron?

-un poco- dijo mirando al techo

-¿cuánto?

-¿tengo que decirte también eso?- se quejó débilmente

-necesito saberlo. Tienes fiebre, voy a tener que cambiar la cama y también hay que cambiarte esa ropa- retiró la sabana que lo cubría

-¡¡…!!- por impulso trato de cubrirse con torpes movimientos pues sólo traía su ropa interior que también húmeda se adhería a su cuerpo

-soy médico, Fye y también soy hombre, sé muy bien lo que hay debajo de tu ropa

-…

Kurogane lo tomó entre sus brazos y lo llevó al vestidor donde lo dejo en el diván cuidadosamente, luego lo dejo solo unos momentos, después volvió –quítate la ropa- le dijo y le dio un camisón de algodón –póntelo pronto, a menos que quieras que lo haga por ti- lo dejo solo para que se cambiara y fue a cambiar las sabanas de la cama

El rubio se despojó de su ropa interior y, con dificultad logró ponerse el camisón que Kurogane le había dado, luego se recostó sintiéndose débil, le era imposible mantener los ojos abiertos a pesar de haber dormido tantas horas…

Al abrirlos de nuevo, una vez más apareció la lengua bífida y amenazadora, la cabeza del horrendo reptil se alzaba del cuerpo largo y vibrátil, parecía que estaba ahí, junto a él, a su lado y aunque sabía que eso no era posible no podía acallar los gritos de protesta que salían de su garganta

Las manos de Kurogane, sacudiéndolo con fuerza, le hicieron volver a la realidad, respiraba agitadamente, intentó mirarle a través de los parpados casi cerrados

-lo siento, no sé qué me pasa- dijo, entonces notó la aguja sobre la mesa y lo invadió la angustia -¿qué vas a hacerme? No quiero dormir ahora, por favor, no quiero

-tranquilo, no es un sedante- le tomó del brazo para inyectarle –es un antibiótico

-no quiero volver a aquella cama, tengo miedo

-está bien, puedes quedarte aquí si quieres, yo dormiré en la habitación

-no, Kurogane, te lo suplico ¡quédate aquí conmigo!

-no puedo, se bien lo que te ocurre, es mejor que duermas aquí solo

-¡pero te necesito!

 

 

Notas finales:

Próximo cap13# Enfermedad

 

Les daría adelanto pero tengo sueño T.T bueno, gracias a los lectores silenciosos del fic y a aquellos que me han dejado un review, ^u^ los quiero!!!!!!!!!!!!! ♥♥♥ ♥♥♥♥♥

Bye-bye


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