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Desde que te vi por Haku1008

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Notas del capitulo:

Hola!!!!!!

aquí otro cap.

Cap. 2# Reencuentro

 

Regresaba junto a su novio de la ciudad; Shougo le había invitado a un club nocturno que estaba de moda, se emocionó mucho ya que no iba muchas veces a la ciudad, ésta estaba como a dos horas de Hanawa.

Ya era de madrugada, se encontraban en la carretera y Fye no podía evitar estar un poco nervioso, sabía conducir porque había tomado lecciones el año anterior cuando compró un pequeño cochecito para ir y volver del trabajo. Cuando salieron del club Fye había intentado ponerse al volante porque Shougo había bebido en exceso, pero él no se lo permitió, “no estoy bebido, cariño ¿cómo crees?” dijo Shougo y Fye sólo pudo ocupar su lugar en el asiento del copiloto, intentando persuadirse a sí mismo pensando que exageraba porque aún no había olvidado la advertencia de su madre. Trato de conservar la calma, pero su actitud nerviosa parecía disgustar al peligrisaseo quien, en lugar de conducir con cuidado, con gesto de desafío decidió exponerse a riesgos innecesarios.

 Las palmas de las manos de Fye estaban húmedas mientras se aferraba al haciento, al llegar a una curva peligrosa Shougo se hecho para el lado contrario y en aquel momento el rubio pudo distinguir las luces de un coche que avanzaba directamente hacia ellos!!!

Apenas si supo lo que paso después, Shougo lanzó un alarido mientras se llevaba las manos a la cabeza y él… se abalanzó para tomar el volante y girarlo hacia el lado contrario. El auto deportivo derrapó peligrosamente, pero Fye había logrado esquivar el golpe de frente.

Cuando por fin logró detener el coche el rubio temblaba violentamente… pero Shougo estaba desecho, había sepultado la cabeza entre las manos y parecia que estaba sollozando… de pronto se lanzó a los brazos del rubio llorando abiertamente.

-perdóname, Fye- le dijo angustiado y aunque él estaba casi en estado de shock, tuvo que consolarle.

Después, los labios de Shougo buscaron los de Fye, con torpeza sus manos trataron de desnudarlo pero el rubio le aparto de inmediato pues aquella acción le había incomodado mucho.

-n-no

 

 

 

 

Pasaron varios días antes de que volvieran a verse, Fye le evitaba, quería estar solo y poner en claro sus sentimientos y, cuando por fin llegó a la conclusión de que su relación había terminado se sorprendió al encontrar al peligrisaseo en la puerta de la biblioteca esperándolo. Sin pronunciar una sola palabra se sentó junto a él en el asiento del copiloto y le lanzó una mirada interrogante.

-¡ya lo sé, Fye, debí venir antes… pero necesitaba tiempo para pensar!- no hizo intento alguno para poner en marcha el coche

-¿y… qué es lo que has pensado?

-he pensado en nosotros- le miraba directo a los orbes color zafiro con decisión -… ¿quieres casarte conmigo?

-¡¡…!!- el rubio quedo sin voz, hubiera esperado cualquier cosa… cualquier cosa menos aquello -¿q-qué dices…? ¿casarme, contigo? … ¿estás… estás hablando en serio?

-nunca en mi vida he hablado más seriamente. Te quiero lo suficiente como para desear tenerte junto a mí el resto de mi vida

el resto de mi vida

-pero tu madre se opondrá- objetó el joven “entristecido”, él también había meditado mucho sobre la situación y, ahora sabía que en realidad no le amaba y que, tal como lo había dicho Touya, su posición social y su dinero lo habían deslumbrado hasta el punto de no permitirle advertir sus defectos. Sin embargo, debía reconocer que la sorprendente proposición de Shougo le hacía dudar, porque en vez de verlo como una propuesta de matrimonio le veía como la oportunidad de escapar del ambiente mediocre y opresivo en el que se movía. Claro que por otro lado estaba Lady Yuko, efectivamente ella se opondría y también su propia madre. Aún con todo esto la proposición era muy tentadora, sobre todo porque además de convertirse en dueño de la casa grande, este hecho prometía una vida asegurada para él y su madre.

Su pulso se aceleró ¿qué le estaba sucediendo? ¿cómo podía tomar en cuenta aquella absurda petición sí, tan sólo unos minutos antes se sentía aliviado al pensar que por fin estaba libre del asechamiento de Shougo? Y por otro lado, no podía evitar pensar en otro factor muy importante, la intimidad en el matrimonio y consideró con desagrado lo que vendría después de la boda, se preguntaba si podría soportarlo, Shougo era atractivo no lo podía negar, pero, no le atraía de esa manera.

-yo eh tomado mi decisión y nada ni nadie me hará cambiar de opinión

-…

-¿Fye?... ¿cuál es tu respuesta?

Sin embargo, no podía dejar de pensar en que esta es una brillante oportunidad que jamás se le volvería a presentar, no es que fuera interesado, tan sólo práctico, pero…

-aceptó- sonrío, pero ¿hasta qué punto podría llevar a cabo sus planes sin lamentarlo en un futuro?

 

°°°°°°°°|||°°°°°°|||°°°°°°°°|||°°°°°°°°

 

Tal como era de esperarse, Lady Yuko se opuso al matrimonio de manera violenta y decidida. Cuando Shougo le comunico su resolución el altercado se escuchó hasta la cocina donde se encontraba Fye con los labios tensos y los ojos cerrados, tratando de ignorar que él era el causante de la terrible disputa familiar.

 

Su madre por en cambio tomó las cosas con más calma, le repetía una y otra vez que era un tonto si pensaba que un hombre como Shougo Clow podía hacerlo feliz a pesar de todo su dinero.

 -porque tú no lo amas y lo sabes, Fye

 

La fecha de la boda se fijó para poco antes de la navidad. En parte el rubio se sentía satisfecho al ver su foto en el periódico anunciando su compromiso, pero por otra parte…

Después de un tiempo y al ver que no haría cambiar de opinión a su hijo, Lady Yuko aceptó los hechos con resignación, al menos en apariencia. Inclusive llevó al joven rubio a su modista y algunas veces acompaño a ambos al teatro.

Fye resulto ser un discípulo muy aventajado y, aunque no simpatizaba con Lady Yuko, la respetaba, cosa que facilitaba la relación entre ambos. Por su parte, Lady Yuko tuvo que reconocer que aquel jovencito no era ningún estúpido y que sabía lo que hacía, sin embargo, en ningún momento perdió la esperanza de que Shougo recapacitara y rompiera el compromiso.

A medida que se acercaba la fecha de la boda Fye se iba sintiendo más seguro, Shougo se comportaba de manera inmejorable, no bebía, se mostraba complaciente, atento y conducía con moderación y preocupación. Y así los días fueron pasando hasta que llego el primero de diciembre, fecha del baile anual del club Rotario, Lady Yuko era miembro prominente (elevado) de dicho club y en esta ocasión también recibieron una invitación su hijo y el prometido de éste.

 

 

 

Se miró en el espejo, la felicidad brillaba en su rostro, no recordaba otra noche en que hubiera lucido más atractivo y mejor vestido, su traje resaltaba su bien formado cuerpo y su juvenil belleza, estaba listo para ir al baile del club Rotario.

-¿qué tal?- preguntó emocionado a su madre

Ésta le miro sin entusiasmo, luego suspiro –perfecto, como siempre, no veo la necesidad de las telas caras

-…- Fye suspiro, esto era lo mejor para los dos, inclusive ya había acordado con Shougo que su mamá viviera con ellos en la casa que le había comprado, su casa, si, su propia casa.

Recordó que Shougo y Lady Yuko lo esperaban, se despidió de su madre con un beso en la frente y se encamino hacía la casa grande.

Llegó al salón principal, éste era de paredes cubiertas de madera y una enorme chimenea. Retratos al óleo de los ilustres miembros de la familia adornaban las paredes, los suelos estaban relucientes y Fye recordó que su madre se había pasado la vida puliéndolos a mano a pesar de que contaba con ayuda de electrodomésticos.

Apretó sus puños, nunca pudo hacer nada para ayudarla pero ahora, ahora si podía.

Había también pesados cortinajes y dos enormes sillones frente al fuego chisporroteante de la chimenea. A él siempre le había impresionado todo aquello… Lanzó una mirada a la escalera y después se dirigió a la biblioteca donde Shougo y su madre, por lo general, tomaban un aperitivo antes de la cena, creyó que tal vez ahí los encontraría.

Casi al llegar a la puerta un hombre se incorporó de las profundidades de uno de los sillones.

-Buenas noches, Fye

El rubio se detuvo sorprendido por la repentina aparición, por un momento llegó a pensar que se trataba del fantasma de los antepasados de Shougo pero, ninguno de los Clow había sido tan alto, ni tan moreno. Entonces cayó en la cuenta de quién era aquel hombre.

-buenas noches, si no me equivoco, usted es el señor Nomishita- No deseaba entablar conversación, menos tratándose de “él”, al recordar sus ojos burlándose de él aún le provocaba enojo, pero, tampoco podía darse el lujo de ignorarle.

Hacía por lo menos cuatro años que había visto fugazmente al culpable de que su única fiesta infantil de cumpleaños se arruinase. En realidad Kurogane Nomishita nunca se le había acercado, ni siquiera para disculparse por lo que le había hecho, y ahora lo saludaba tranquilamente y, por si fuera poco ¡¡le llamaba por su nombre como si fueran conocidos!! ¿cómo se atrevía?... además ¿qué estaba haciendo ahí?

Como si leyera sus pensamientos Kurogane se le acercó sonriente.

-parece que llegue a tiempo para la boda- dijo el moreno, hablaba perfectamente, sin acento extranjero y Fye pensó que era natural, después de todo se había educado en Japón y su madre también era de ahí, aunque él no lo pareciera.

-¿se va a quedar hasta entonces?- preguntó el rubio mientras, con disimulo, observaba que el moreno llevaba un bien cortado traje negro y camisa de etiqueta ¿acaso iba a acompañarlos al baile? Se preguntó disgustado, ¿por qué Shougo no se lo había mencionado?

-me parece que no le complace la idea. Todavía no me ha perdonado- afirmó con una sonrisa

Muy a su pesar Fye se sonrojó –no sé de qué me está hablando- mintió

-me parece que si, pero no tiene importancia, está usted a punto de convertirse en un miembro de la familia

-no de su familia, señor Nomishita- replicó el rubio con altivez

-puedes llamarme Kurogane- le dijo sonriendo con ironía y Fye pensó que nunca le daría esa satisfacción.

La aparición de Lady Yuko interrumpió la conversación; el encaje negro le sentaba muy bien. Shougo también llegó, estaba muy complacido por la apariencia de su prometido y sus manos se posaron con movimientos posesivos en la cintura del rubio atrayéndolo a él mientras le preguntaba a Kurogane si no le envidiaba por su buena suerte.

La respuesta fue tan halagadora como era de esperarse pero Fye percibió el cinismo en los ojos de Nomishita.

 

 

 

El baile se llevaba a cabo en el hotel “Moon”, era un acontecimiento social de gran relevancia y la presencia de los Clow atrajo a una legión de fotógrafos y periodistas. Fye, quien no estaba acostumbrado, se encontraba aturdido por las luces de las cámaras que no cesaban de ser disparadas. Se sintió aliviado cuando alguien le invito a bailar aprovechando un descuido de Shougo.

Una vez en la pista se arrepintió de haber aceptado. Con ambos brazos Kurogane lo tomó por la cintura y lo apretó contra sí de tal manera que Fye tuvo que colocar las palmas de sus manos sobre el pecho masculino para poder apartarse y evitar fundirse por completo con aquel ser.

-¿qué sucede, Fye? Tan sólo estamos bailando

Pero el rubio no podía tranquilizarse, su respiración se aceleró y, para intentar distraerse comenzó a observar a las otras parejas, trataba también el liberarse de la fuerte presión que sobre él ejercía el cuerpo de Kurogane. Muchas parejas jóvenes bailaban de la misma forma e inclusive cruzaban los brazos alrededor del cuello de su acompañante, obvio él no haría lo mismo, aquel hombre no le era simpático en lo más mínimo, pero al parecer poseía cierto magnetismo que provocaba la admiración de muchas de las mujeres y algunos jóvenes presentes. Para su propia sorpresa noto que esto le molestaba.

-¿piensa quedarse mucho tiempo en Japón?- preguntó Fye en un intento por distraerse

-no creí que te interesara. En realidad, pensaba regresar la próxima semana, pero Shougo me ha persuadido para que me quede a la boda.

El rubio pensó que aquello era natural, después de todo Shougo siempre había admirado a su primo, aunque sus relaciones fueran tan distantes.

-mi tía me ha dicho que trabajas en la biblioteca- comentó Kurogane

Fye levantó la mirada para mirarle; era alto y sus facciones fuertes y bien definidas; pensó que seguramente al igual que su tía el moreno lo despreciaba por ser socialmente inferior.

-¿y usted a qué se dedica, señor Nomishita, además de divertirse con la clase trabajadora?- respondió el rubio con insolencia y agregó –apuesto que el trabajo le parecerá algo deshonroso

-¿estás hablando de Shougo?- respondió el moreno impasible y Fye se dio cuenta de que había caído en su propia trampa

-Shougo trabaja. La finca…

-… la dirige su madre ayudada por un administrador muy competente- le dijo Kurogane interrumpiéndolo –escucha, tú no sabes nada de estas cosas, pero yo sí

El rubio deseaba intensamente que terminara la pieza para poder volver a sentirse protegida al lado de su prometido, cada instante que pasaba con Kurogane parecía que aumentaba el antagonismo que les separaba.   

 

 

Notas finales:

 

Próximo cap.3# Celos y consecuencias

 

Explicó Kurogane inclinando su cabeza para que pudiera oírle mejor, ahora sus labios casi rozaban con el oído del rubio…

OoooooooooooooooooooooooooooooooooO

FYE: no… no lo sé…

KURO: ¿qué es lo que no sabes?- se acercó y con gran delicadeza le rozo la mejilla. Después, con la punta de los dedos recorrió el contorno de sus labios temblorosos

FYE: …                                                                      

 OooooooooooooooooooooooooO

FYE: ¿dónde… dónde estamos?

SHOUGO: ya lo verás

OoooooooooooooooooooooooooO

-¿qué te pasa? ¿no te gusta que te toque?

-¡Shougo, ya basta!- le alejó

-¡¡no!! ¡¡maldita sea; no basta!!- replicó violento –todavía falta mucho

-n-no ¿qué haces? 


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