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Despertar II por K BL

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Notas del capitulo:

Dedicado a Yasmin_Garcia, ya que ella deseaba un ChenMin o XiuHo, y la verdad es que no me sale el primero, por eso lo hice del segundo, lo siento. 

 

 

¡A leer! 

Bostezar y tallarme los ojos es lo que suelo hacer al despertar, quizás, si se presenta la ocasión, parpadeare en repetidas ocasiones hasta que alcance a ver de forma nítida. Naturalmente, amaneceré con una erección, es algo que se considera normal.

Desde que tengo memoria, he alimentado mi mala costumbre de mirar hacia la cama de abajo y contemplar a mi hermano mayor, mientras este duerme plácidamente. En ocasiones me ha llegado a asustar esta acción, sin embargo, es aún más enfermizo cuando le veía masturbarse cada noche cuando hablaba por teléfono con su novia. En ocasiones era peor, cuando él veía porno y me invitaba a tomar asiento a su lado, para ver así juntos aquel manjar de pieles.

Muchas veces me estremecí a su lado, sentir su aliento chocar contra la parte trasera de mi cuello era abrumador y excitante, sus murmullos me hacían llegar al orgasmo. Moje tantas veces mis calzoncillos cuando le escuche gemir, o con tan sólo un suspiro. Él me podía, me puede.

También estaban aquellas otras, en las que con sus dedos delgados y finos, envolvió los míos para ayudarme a ver las estrellas. Como la primera vez, aquella en la que él tomo mi mano y la llevo hasta mi miembro, que acuno mi palma con la suya, que meneo su muñeca con maestría, y que con las piernas abiertas, acoplo su pecho a mi espalda, todo esto, mientras susurraba palabras sucias en mi oreja. Aquella vez, temblé de temor y placer.

Como todo, había momentos buenos y malos, los malos venían cuando él llegaba del instituto. Recuerdo que siempre peleaba con su novia, ella quería que MinSeok fuera el delantero perfecto y que se fuera al extranjero ante la primera oportunidad, mientras que él se negaba a hacerlo. Todo por no dejarme sólo.

Aquellas veces en las que MinSeok lloraba al atardecer, que encerrado en su habitación no deseaba hablar con nadie. Nadie que no fuera ella, porque siempre terminaban reconciliándose con una calurosa tarde de sexo en la cama de abajo. Esas tardes, lloraba acongojado.

Ni como olvidar aquellas noches en que él llegaba cachondo, en las cuales me sonreía con amabilidad antes de invitarme a ver alguna película para adultos. Aquellos momentos en los que me sacaba la playera del pijama y me acariciaba el torso, alegando que si lo hacíamos de aquella manera, sería mejor. Nunca le creí, pero jamás le pare o me negué a hacer todo aquello con él.

Me encantaba que viniera a mí, en lugar de recurrir a su novia. Amaba cada momento en que me acariciaba, sabía que él me prefería y ella, ella no podía hacer nada para evitarlo, sin importar cuantas veces abrió sus piernas y le recibió entre sus muslos, su cuerpo no era el mío, y ella no era yo. Ese era mi consuelo.

Hace meses que no me toca, siempre llega tarde a casa y procura no estar a solas conmigo o cerca de mí. La corta distancia que separa nuestras camas, se ha vuelto un abismo completo. Y aunque las literas siguen siendo las mismas, él no más.

He visto a tantas chicas pasar por su cama, como chicos entrar en la mía.

Hay veces en las que me hecha bronca, que me grita como si eso fuera a solucionar mi problema de promiscuidad. Cualquiera creería que soy receptor, sin embargo, prefiero batear.

“Vamos JoonMyeon, creí que podrías conseguir algo mejor que eso”, cada que dice cosas como esas, mi corazón se estruja en mi pecho y quiero golpearlo. Quizás sea un par de años mayor, más eso no le da derecho a menospreciarme.

“Deberías cambiarte, pareces una puta”, cosas como esas destrozan mis sentimientos. “Hueles a tabaco, sudor y sexo, me das asco”, esas cosas duelen como el carajo y eso que es lo más suave que me ha dicho.

Hubo una vez, en la cual me encontró masturbándome en su cama, mientras portaba sus bóxer favoritos y él, bueno, él me dijo que le daba pena que fuera un maldito enfermo mental. Desde esa vez, me prometí que nunca más volvería a ver hacia la cama de abajo mientras él estuviese ahí y hasta ayer, lo había hecho de maravilla.

¿Por qué hasta ayer?

Porque hoy, al despertar, me he encontrado con su respiración acompasada y su torso desnudo, cubierto por las mantas de la cintura para abajo. Es que le he visto suspirar, mientras que mi erección se apretaba en mi bóxer de licra negra.

Y sí, volví a caer ante mi manía de verle dormir. Ni forma de negar que deslice mis manos por las mantas y apreté la tela con fuerza, que mordí mi labio inferior para no chillar como fanática frente a su ídolo.

No pude evitar llevar mis manos hasta mi ropa interior, ni mucho menos, masajear mi dolorida extensión. Yo realmente no pude y, comencé a masturbarme mientras le veía suspirar entre sueños.

Acune mi erección entre los dedos de mi diestra y la acaricie como solía hacerlo antes de penetrar a alguna de mis conquistas, nunca tuve un novio de planta, a excepción de YiXing. Aquel extranjero que me enseñó a volar y que es bueno sucumbir de vez en cuando, porque él tomo lo poco que quedaba de mí.

Deslice mis dedos a lo largo de la extensión de mi miembro, y apreté con firmeza en la punta, justo como me enseño MinSeok. Seguí así, mientras una de mis manos se paseó por debajo de la camiseta del pijama, acariciando mis pectorales.

Disfrute de la prohibida sensación que provocaba en mí, el ver a mi hermano mayor dormir y suspirar por quien sabe quién. Deguste el sabor de mi saliva, mientras mis dientes se clavaban en la carne tierna de mis labios.

Me perdí en las sabanas ligeramente levantadas en la zona genital de su cuerpo, casi dejo escapar un gemido cuando un recuerdo surca mi mente, es de la vez en que MinSeok me enseño como hacerle una felación a una paleta de hielo y el recuerdo me quema la piel.

Aquella abrumadora sensación recubre mi cuerpo, haciéndome cada vez más sensible al tacto de mi propia mano contra mi piel. Le veo y se ha descubierto, dejándome ver su creciente erección matutina y por primera vez en meses, mi cuerpo se pone caliente a tal punto que podría provocar un incendio.

Entre el movimiento de mi palma contra la dureza de mi miembro, me veo envuelto en el deseo descarado de volver a desnudarme, de regresar a aquellos tiempos en los que MinSeok abusaba de mi inocencia y masajeaba mi pene con desenfreno. Desearía poder volver el tiempo atrás y pedirle que nunca me deje, que siempre tome de mí lo que desee, porque jamás voy a  dejar de pertenecerle.

Un desgarrador gemido sale desde la base de mi garganta y estallo en mi palma, mojando las sabanas, pero no sólo eso, sino que he descuidado todo mi empeño y esfuerzo, he manchado a MinSeok en la cara.

Y por primera vez en años, tengo miedo de su reacción.

Sin embargo, el orgasmo me golpea de forma exquisita y violenta, poniéndome los ojos vidriosos, las manos apretadas contra las sabanas y mí con la boca semi cerrada, gimiendo con descontrol.

Para mi sorpresa, cuando MinSeok abre los ojos, sus orbes están fijos en mi miembro bañado en espermas y hace lo que jamás esperé, saborea sus labios, antes de acudir a mi cama.

Y con un beso de pasión desenfrenada, quemando con aquel fuego abrazador que logra extinguir todo un bosque de recuerdos, llega a tomar mi cuerpo entre sus brazos.

Con fuerza me sostiene, empujando su lengua dentro de mi boca y sin piedad roba cada parte de mi ser. Mi cuerpo tiembla, la sensación de su piel caliente contra la mía, me ha hecho perder el resentimiento y recelo, porque no puedo negar que he estado esperando por este momento.

Que con temor clavo mis dedos en su espalda, aferrándome a la idea de no dejarle ir por temor a que me insulte o se burle de mí. Más cuando nos separamos, sus labios están brillantes por la saliva y un hilo de la misma nos une, casi como la primera vez que nos besamos.

—Lo siento—. Sólo escucharle murmurar aquello me hace perder las fuerzas, mis ojos de aguan y siento que voy a quebrarme, porque es lo que he estado esperando que hiciera por semanas. —Eres hermoso ¿Lo sabías? — Cuestiona con un deje de dulzura y yo quiero llorar, porque hasta hace unas horas creía que le repulsión.

Un jadeo acompañado de una lágrima abandona mi ser, mientras que en sus ojos se refleja la angustia que esta situación le provoca, sé que cada cosa que diga, podría ser una mentira, y es que me ha mentido tantas veces, que no podría enumerarlas.

Él siquiera va a permitir que llore, porque toma mi rostro entre sus manos y acaricia mis mejillas, entonces me besa. Nuestros labios se rozan con suavidad, casi con temor y en un segundo cierro los ojos y me dejo ir, permitiéndole libre acceso a mí ser.

 Lame y succiona mis labios, deslizando su lengua con delicadeza por mi mandíbula, hasta descender por mi cuello y ahí, hace estragos con sus técnicas bucales.

Cada beso, cada caricia, y cada mordida la ha dado con maestría, él sabe exactamente cuáles son mis puntos débiles. Ha tenido un montón de años para descubrirlos y originarlos.

Sus manos van y vienen por mi cuerpo, me pierdo en la exquisita sensación de su piel contra la mía. Succiona mis clavículas y desciende por mi pecho, lamiendo todo a su paso. Introduce la lengua en mi ombligo y me ha retorcerme ante la idea de él entre mis piernas.

De un momento a otro besa el tatuaje en forma de pluma en mi pelvis, justo donde él dejo la primera marca cuando era tan sólo un crío. Para cuando quiero reaccionar, toma mi hombría en su boca y me hace delirar, arqueando la espalda ante la húmeda sensación de su lengua contra mi glande.

Justo cuando quiero levantarme para verle engullir mi miembro, succiona en la punta y hace un espiral con su legua, llevándome al nocaut. Gemir se vuelve la única forma en que puedo demostrarle cuan loco me vuelve y que tanto me hace exudar de placer.

Juega de lo más erótico con mi pene, sus manos se pasean por mis muslos y sus uñas rozan mi piel, llevándome al borde del abismo.

Succiona, lame y mordisquea, juega con mi paciencia y resistencia, hasta que me lleva al borde del orgasmo. Sé que no será fácil correrme, siempre le gustaba dejarme goteando por él y jamás se dignó a terminar su trabajo, para mi sorpresa, con un susurro suyo en mi oído, me he venido a mojar.

Me siento avergonzado ante mi poca resistencia, pareciera que soy un quintito más y aunque ambos sabemos que no es así, MinSeok no deja pasar la situación y ríe contra mi oreja, provocándome múltiples espasmos en el abdomen.

Y después de unos cuantos besos mojados, retira su propia ropa interior justo antes de sentarse sobre mí y restregar su trasero contra mi miembro semi erecto, él jamás deja de estimularme. En cada beso, pareciera que la pasión y el deseo han vuelto a florecer.

Mis uñas se clavan en su espalda mientras que él hace todo el trabajo, empalándose a sí mismo en mi dureza, sorprendiéndome una vez más en este despertar. Gruñe cuando está completamente mi miembro dentro de él, entonces sonreí y vuelve a besarme, cuando voy a tomar la iniciativa, sigue sorprendiéndome y menea sus caderas contra mi pelvis, dejándome sin aliento.

Enreda sus dedos en mis cabellos, tirando de ellos ante cada movimiento y es que cabalga como un jinete experto, pareciera que esta no es la primera vez que lo hace, ni mucho menos la última.

Nos volvemos uno, me arqueo hacia adelante y él se tira hacia atrás, pego mis labios en su cuello, donde hago marcas para el recuerdo. Le siento estremecerse entre mis brazos, apretar mis caderas con sus piernas y tirar de mis cabellos con insistencia, pareciera como si estuviéramos montando por alguna pradera en primavera.

Sus brillantes ojos azules me hacen perderme en su belleza, los revuelva con insistencia y separa sus labios para suspirar con desdén, haciéndome delirar. La sensualidad que escapa de él es sublime y me hace desearle con desespero.

Volvemos a beber de nuestros labios, probando el exquisito elixir que es la saliva ajena y él pareciera que está a punto de llegar a la cina, tocar las estrellas y danzar por las nubes, más le llevo aún más allá, tomo su dureza en una de mis manos y le masturbo, hasta que le veo volcarse en mis dedos.

Su orgasmo es abrumador, cada espasmo es desgarrador y me hace perderme en la inigualable sensación de sus paredes apresando mi erección. Veo una galaxia al cerrar mis ojos, él me ha llevado hasta otro universo.

Pronto hemos cambiado de posiciones, ahora él tira dentro de mí y me hace morder las sabanas, bañándolas en la saliva. Las caderas al aire mientras que me embiste por detrás, el tatuaje en su muñeca se aprecia a la perfección cuando intercala mis dedos con los suyos.

Y mordiendo las sabanas, me di cuenta de cuanto desee despertar de aquella manera.

 

 

 

Desde aquella vez, despierto enredado con MinSeok y nuestros cuerpos desnudos se rozan con descaro, justo antes de que él descienda por mi pecho hasta llegar al tatuaje con forma de pluma y así, escribir una nueva historia de pasión y deseo.

Cada mañana al despertar, una sonrisa adorna los labios de mi hermano mayor y es que luce tan adorable, aunque es todo un semental, hasta el punto de dejarme una semana sin caminar a causa del dolor de cadera y trasero.

Por eso amo mirar a la cama de abajo, y notar que esta vacía porque su dueño despierta siempre a mi lado. 

Notas finales:

 AnaaWoody, nena... Despertar III será el ChenHun que me pediste y es que mi duo de bias, merece que este super inspirada y en este momento no estoy al cien. 

 

¡Gracias por leer! Espero sus comentarios y que les haya gustado, especialmente lo segundo. 

Y sí, quiero pedirles una disculpa porque no estoy al cien y eso me provoca escribir puras cosas un tanto burdas o sin sentido, casi que hecho a perder esto, sino es que lo hice. Así que... ¡Lo lamento! 

 

Gracias por todo, les amo. 

 

 

 

NT: Luego actualizo mis demás fics, porque el estupido Word odia 7 Minutes In Heaven y no lo pude abrir, voy a ver que pasa, sino lo re-escribo. 
Esclavo será actualizado el sábado, y así. 


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