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El rencor contra el amor por Alexis Shindou von Bielefeld

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Notas del capitulo:

Vengo a dejar un encargo. Ya saben ustedes son como mis jefes, lo que quieran pidan. Me decían que querían leer la primera vez de Yuuram. Por la plática que tuvieron Lukas y Friedrich y porque en la confesión no pasaron a mas de besos. En ese momento yo considere que era muy pronto para aquellito. No sé cómo hacer primeras veces de verdad. Pero di mi mejor esfuerzo. Eso si

Recuerden que he hecho que las costumbre Mazoku sean más conservadoras por lo que si Willbert se entera matara a Yuuri eso ténganlo por seguro. Esto es secreto. 

Gracias por su apoyo. Que lo disfruten... 

Extra Nuestra primera vez :3

El frio invierno había pasado y con ello la primavera había llegado, el ambiente estaba más cálido, el aroma alrededor inundaba los sentidos del perfume de las flores que abrían sus capullos, las rosas brotaban y los arboles se veían más verdes que nunca. La primavera todo lo renueva, sin embargo aquel invierno que se quedó atrás se quedaría gravado los corazones del rey de Shin Makoku y de su prometido, porque fue en una fría noche de invierno en que expresaron sus sentimientos sinceramente, llevaron su relación de compromiso a un nivel más serio y se atrevieron a ir un poquito más allá cediendo  sus deseos de besar sus labios. Desde ese día las cosas habían cambiado entre ellos, a ambos se les veía completamente enamorados a toda hora del día, eso incomodaba un poco a Gwendal que tenía que soportar las ensoñaciones del rey, a veces lo encontraba mirando a través de la ventana que daba al patio de armas observando cómo su prometido dirigía el entrenamiento de su guardia personal,  en esos momentos con una fuerte palmada al escritorio lo hacía reaccionar, el Maou simplemente juntaba las manos pidiendo perdón y jurando que esta vez sí se concentraría en su trabajo, el general suspiraba profundamente y seguían con sus deberes.

*********************************************************

Esa noche después de la cena y antes de ir a la cama el Maou y su prometido jugaban una partida de póker en su habitación,  a la luz de la chimenea y compartiendo una botella de vino.

El pelinegro observaba cada gesto de su prometido durante la partida, quien de vez en cuando mordía levemente su labio inferior cuanto sacaba nuevas cartas del mazo para después beber un poco más de su copa de vino y así consecutivamente, le dirigía miradas provocadoras y reía cuando ambos buscaban una carta del mazo a la vez y  rozaban sus dedos siendo el pelinegro el que siempre cedía la carta.

Aunque no era muy de él presumir, se sentía el ser más dichoso del mundo al estar comprometido él, con Wolfram von Bielefeld, el hermoso mazoku de fuego.

Lo observó dedicarle una sonrisa completa y una mirada de autosuficiencia, lo que le indicó que su rubio había completado una jugada, lo vio juntar todas las cartas contra su pecho y una a una las fue mostrando sobre la mesita. : Un rey, una reina, una jota, un diez…Desde aquí las cosas andaban mal para el pelinegro que simplemente ladeó la cabeza y sonrió un poco mientras miraba directamente los ojos de su prometido que seguía en su actitud ganadora, finalmente el hermoso Mazoku sacó el “As” y él suspiró aceptando la derrota.

-Ganaste…- le dijo mientras recogía toda la baraja y le escuchaba reír- Bueno, quedamos en que el ganador le pediría al perdedor que hiciera cualquier cosa que pidiera – siguió en un tono juguetón.  - ¿Qué desea que haga lord von  Bielefeld?

Wolfram lo observó por un momento, quería algo que en realidad “ambos querían” pero a lo que su debilucho no se atrevía, no sabía si era su inocencia, su amabilidad,  podría deberse hasta por sus costumbres o las constantes amenazas de sus hermanos mayores, si, ambos, bien enterado estaba de las platicas de “hombre a hombre” que había tenido durante su entrenamiento matutino con Conrad, es que simplemente lo sobreprotegían mucho por ser el “tierno hermano menor” Esta vez tenía a su total disposición la voluntad del rey, una oportunidad única, lo había decidido desde hace tiempo, Yuuri era el único al que le entregaría lo más valioso para un doncel y no estaba hablando precisamente de riquezas materiales sino de riquezas del cuerpo y alma.

Se levantó de su asiento decididamente y se colocó a horcajadas sobre las piernas del monarca, entrecruzó sus brazos alrededor de su cuello y acortó la distancia de sus rostros. Ambos sintieron el aliento embriagante del otro pero aun no juntaban sus labios en un beso.

Wolfram entrecerró sus esmeraldas que brillaban esa noche de manera especial, como brillantes en deseo -Bésame…- le susurró sensualmente en una orden.

El otro no perdió tiempo y envolvió sus brazos a través de su cintura y le besó apasionadamente pidiendo permiso para explorar con su lengua su boca, permiso que le fue concedido de inmediato. Las caricias no se hicieron esperar y cuando menos se lo imaginaron Yuuri lo cargaba en brazos hasta colocarlo sobre la amplia cama y se acostó sobre él.

Sobre el lecho el monarca paseó su mano por toda la pierna del demonio de fuego  desnudándolo hasta la cintura pues esta noche usaba su lindo camisón. Cuando les faltó el aire y se separaron de inmediato dirigió sus labios a su cuello besándolo y lamiéndolo a la vez, arrastró de nuevo sus labios hasta su boca en un beso profundo desde el alma, que le hizo arder en todo su cuerpo que pedía más y más. Guiados por el instinto comenzaron inconscientemente a despojarse de sus ropas pues sus cuerpos pedían un contacto mas profundo, piel con  piel. Pero algo hizo click en la mente del ojinegro y detuvo sus acciones.

Yuuri se asustó por su propio proceder y se levantó del cuerpo de su prometido poniéndose de rodillas, había escuchado que según las costumbres Mazoku la virginidad se debe perder única y exclusivamente en la noche de bodas. Ni aun siendo prometidos se les permitía exceder ese límite. Gunter había pegado el grito al cielo cuando a Wolfram se le ocurrió dormir en la misma habitación y éste se defendió diciéndole que era un anticuado.

-Wolf… perdóname yo  – sus ojos negros se notaban contrariados.

Wolfram se levantó y sentó en la cama.

-¿Por qué te detienes…? – colocó la palma de su mano sobre la mejilla de su prometido. Yuuri le apartó la mirada, después de un momento no le contestó, así que decidió cambiar la pregunta en un tono más serio - ¿Me deseas, Yuuri?... 

-Siempre te deseo… - soltó en un susurro. Esa respuesta  fue suficiente para el rubio, le besó y mordió dulcemente la barbilla, el cuello y la oreja despertando de nuevo los ánimos del rey  – Wolf… si sigues así no me voy a poder contener… - advirtió  por su bien.

-No quiero que te contengas - ronroneó – Eso es lo que quiero de ti, quiero que me hagas el amor. – diciendo esto una vez más le besó los labios desplazando su lengua dentro de su boca, danzando una lenta, torturante y descarada danza.

Al separarse Yuuri le tomó el rostro con ambas manos y le miró una vez más a los ojos – Pero… nuestra primera vez ¿no se supone que debe ser en nuestra noche de bodas?… ya sabes, yo pensé que te gustaría algo más romántico, flores sobre la cama, música de fondo ¡qué sé yo! Porque yo quiero hacer todo bien contigo.

Wolfram rió gozosamente -Eso sería muy lindo, debemos hacer algo así en nuestra noche de bodas, eres muy romántico amor, eso me gusta – El monarca sonrió entendiendo según él sus palabras e intentó alejarse, pero lo sujetó firmemente por los hombros y le miró seriamente – Yuuri nuestra noche de bodas será especial por lo que es, para mí cada momento es especial, siempre y cuando sea solo contigo. - se acercó a su oído susurrando-  Pero en estos momentos cumple mi petición, tómame esta noche; haz lo que quieras conmigo.

-¿Estás seguro?...-advirtió-porque si tu respuesta es afirmativa haré lo que yo desee contigo…

-Completamente seguro… - le sedujo al oído - hazlo amor mío, nada me gustaría más que sentirte en mi… por favor.

Al terminar de escuchar estas palabras le pudo decir adiós a todo grado de sensatez y hola a dejarse llevar por sus deseos. Su prometido le entregaría su virginidad esa noche, sus palabras se grabaron en su mente  como un tatuaje en su piel “Podía hacer cada momento especial porque era a lado de la persona que más amaba en el mundo” y escucharlo rogar era algo que no volvería a experimentar, era afortunado con el solo hecho de haberlo escuchado.

Le levantó sus brazos y le despojó de su camisón lentamente dejándolo solo en ropa interior, lo recorrió con la mirada y una reacción involuntaria por una oleada de deseo demasiado intensa se apoderó de él en la forma de una erección. El oji-esmeralda se hincó de rodillas sobre la cama y uno a uno fue desabrochando los botones del pijama color azul de su pareja deslizándola lentamente deleitándose con lo que apreciaba su mirada, tomó control de la situación y se acostó sobre el pelinegro. Ambos jadearon sensualmente cuando sus erecciones se rozaron aun con las barreras de las telas de la ropa que les quedaba,  algo que los hacía sentir adoloridos más que satisfechos. Sus labios se volvieron a encontrar, el monarca se encargó de dejar fuera de juego la ropa interior de su rubio la cual deslizó lentamente hasta que llegó a sus rodillas y situó una mano en el trasero elevado de su pareja. Los hizo girar colocándose ahora él encima-

Wolfram tomó el borde del elástico del pantalón del monarca bajándolo de un tirón junto su ropa interior y por fin quedaron ambos completamente desnudos. Les faltó el aire y separaron sus labios solo para que el mazoku se sonrojara totalmente al apreciar el cuerpo desnudo del pelinegro sobre él, se asustó un poco, se excitó mas, su mirada se deleitó con ese cuerpo musculoso pero no a la exageración, su piel no tan blanca ni tan morena y esa extensión de carne que dentro de poco estaría dentro de él. Lo mas acertado que pudo hacer fue tomar la mano de su prometido y ensalivar tres de sus dedos, pero de una manera tan erótica que Yuuri pensó no podría resistir más sin penetrar su cuerpo.

-Cumpliré tu deseo, saborearé cada parte de ti… - ronroneó a su oído mientras frotaba sus erecciones  y Wolfram se perdió a si mismo embriagado en el placer, no pudo encontrar su voz para afirmar esa declaración. Comenzaba a sentir como bajaba lentamente besando todo su cuerpo, saboreó sus pezones, su abdomen, sus caderas, bajó a sus pies y lentamente fue ascendiente hasta entretenerse en sus piernas, no dejó pulgada de su piel sin besar, sin morder. Al mismo tiempo el oído del monarca se deleitaba con los suaves jadeos del rubio bajo su cuerpo. Llevó a su boca su miembro, lo sacaba y lo metía una y otra vez mientras acariciaba sus testículos y los lamía de vez en cuando. Lentamente comenzó la tarea de preparar su virgen cavidad.

Con un gemido ronco mordió sutilmente las sabanas para evitar gritar cuando sintió el tercer dedo en su entrada. Simplemente comenzaba a perder la cordura -Yuuri… te necesito dentro…ahh… …

Dejó su tarea al escuchar la suplica de su amado y se volvió a elevar a la altura de su rostro solo para maravillarse de la imagen que tenia: el sonrojado rostro de Wolfram, respirando entrecortadamente, sus ojos brillantes y  de su boca salía un pequeño hilo de saliva, sin duda una imagen muy erótica, parecía estar a punto de violar a un inocente ángel y no a punto de tomar a un sensual demonio. **  

-Aquí voy… si sientes mucho dolor me avisas y yo me detendré o al menos lo intentaré… - dijo sinceramente el moreno causándole gracia a su prometido que asintió una vez para después tomar un poco aire.

Cuando sintió que el moreno colocaba la punta de su miembro en su entrada, su corazón empezó a latir fuertemente, se concentró en perderse en su oscura mirada y una vez más se besaron lenta y sensualmente.  -Ahh…- lloriqueó, un quejido de dolor rompiendo con el beso, sus ojos se cerraron con fuerza. Por primera vez lo sintió totalmente dentro de él y era la mejor experiencia que había tenido en su larga vida de mazoku.

-¿Te lastime mucho?... – preguntó Yuuri asustado de inmediato.

Wolfram negó con la cabeza.

- Solo espera un poco…- susurró. Su amado comenzó a besarlo por todo el rostro para que se tranquilizara. Movió sus caderas indicándole que podía comenzar con el vaivén. La habitación se llenó de roncos gemidos conforme se acoplaban el uno al otro.

-Ah,  Wolf -  gimió a su oído tomándolo por las caderas y aumentando el ritmo de las embestidas.

-Más…más… rápido – exigía el rubio al borde del éxtasis. – Si… allí…ah - soltó cuando su prometido encontró su punto máximo de pacer. Lo había estado deseando desde hace un tiempo. Los pensamientos que tenia sobre Yuuri no eran básicamente inocentes, no cuando compartes cama todas las noches con él, cuando sientes que sus besos ya no son suficientes para saciar tu ser.

Y esos mismos pensamientos los compartía nuestro Maou cuando sintió como las paredes internas de Wolfram se estrecharon llegando a la culminación con un ronco  gemido.

-Te amo… te adoro… - le susurró al oído y él atesoró en su corazón esas palabras – Wolf… creo que yo…ya.

-Dentro…- se adelantó a sus intenciones envolviéndolo con sus piernas – termina dentro de mi…. – y en otro ronco gemido derramó toda su esencia dentro suyo sintiendo aquello caliente que salía de entre sus piernas.

Acabaron empapados en sudor, con la respiración entrecortada pero con la más sincera sonrisa.

-Te amo… - esta vez fue Wolfram el que lo dijo para unir sus labios una vez más en esa maravillosa noche.

-Yo también te amo…

El rubio los hizo girar quedando ahora él encima,  su cuerpo reaccionó instintivamente, era un joven sano, lleno de hormonas incontrolables y peor aun teniendo un sexy prometido como Wolfram von Bielefeld.

- Tendremos un pequeño problemas a partir de ahora – el oji-esmeralda  lo miró extrañado y el sonrió antes de explicar – Me volví un adicto a tu cuerpo…a todo tu ser.

Wolfram rió antes de contestar – Mi cuerpo ahora es tuyo, nadie más  que tu tendrá derecho sobre el, nadie más que tu… - sentencio por segunda vez.

-Tomare tu palabra y te haré mío cuantas veces quiera, solamente debo cuidar mis espaldas de tus hermanos…  ¿Una vez más?…- preguntó insinuante.

-Las veces que quieras…

Una vez más dos cuerpos un solo sentir.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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