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Sigue mirándome por comoqueso

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Notas del capitulo:

Y después de un laaaaaaaaaaaaargo descanso hemos vuelto <3 En honor a que hemos terminado (por fin) de paga nuestra cara pero muy necesaria entrada a shinee.

:) Ojalá lo disfruten <3 

Taemin  no había querido cambiarse de colegio. Fue su madre, la que tras darse cuenta de los constantes moretones en su cuerpo, tomó la decisión.

 

Odiaba a quienes le hacían daño, a sus compañeros de curso por no hablarle y a sus profesores por no hacer nada… Odiaba todo ese maldito lugar, pero no quería irse de ahí.

 

Allí tenía una rutina, sabía a quienes debía evitar.

 

Dentro de todo lo malo que podía ser, se sentía más seguro ahí que en otro colegio.

 

-    Taemin, abre la puerta, encontré más pantalones de tu talla.

 

El castaño se miró una vez más en el espejo del probador. Su madre había insistido en que se comprara ropa nueva para cuando tuviese salir con sus amigos del colegio.

 

Él no quería amigos, colegio, ni menos ropa nueva que se viera bonita sólo en los maniquíes de la tienda.

 

La única ropa que realmente le interesaba era la de danza, y lo que quería realmente del colegio era terminarlo de una vez y poder ir a la universidad.

 

Cuando le comentó la opción a su madre de dar exámenes libres y estudiar en casa, ella lo había mirado con desaprobación para luego decirle que debía sociabilizar.

 

-    Ten, pruébate estos y sal para que pueda verte.

 

Taemin la miró desde la puerta, preguntándose si todas las madres compraban a sus hijos de quince años pantalones pitillos rasgados para vestir.

 

-    No quiero esos, están rotos.

 

-    Están de moda, los he visto en la edición de esta semana de Nylon.

 

-    ¿Para qué compraría pantalones con agujeros, si puedo hacérselos yo?

 

-    ¿Por qué harías agujeros si puedes comprarlos hechos?

 

Taemin realmente no pudo rebatir eso.

 

-    ¡Te he dejado mudo listillo! – su madre a veces era realmente infantil- Vamos, entra de una vez. Aún tenemos que buscar unas botas negras que completen el look.

 

**

 

-    ¿Fuiste de compras? ¿tú? Vaya… - Jongin sonaba realmente impresionado- Esos polerones que usas son demasiado grandes para ti, que bien que te dieras cuenta.

 

Taemin frunció el ceño molesto.

 

-    Mamá me obligó a ir y comprar todo lo que me probaba. Tiene un serio problema.

 

-    Tú tienes un problema. Nadie rechaza ropa gratis. Los demás adolescentes tenemos que hacer desagradables tareas domésticas para conseguir algo de dinero y a ti tu mamá te regala ropa de moda.

 

-    Puedo prestártela si quieres, así que deja de llorar.

 

Kai levantó los jeans desde el colchón y los estiró desde la pretina en diferentes direcciones con sus manos.

 

-    Dudo que mis piernas o caderas quepan aquí. Es como un pantalón de chica.

 

-    Yah- Se quejó mientras lo golpeaba.

 

-    ¡Auch! noona, me duele.

 

-    No seas bobo- Le dijo mientras se levantaba del colchón- Y colócate las zapatillas, tenemos que empezar a entrenar.

 

Kai formó un puchero con la boca mientras rodaba hasta el final de la cama- Pensé que estábamos tomando un descanso.

 

-    No hemos avanzado nada Kai – Le dijo- Llegaste a comer un sándwich y después dijiste que no podrías bailar con el estómago lleno.

 

-    ¡Es verdad! Mamá dice que dan calambres.

 

-    Deja de ser tan bebé y apresúrate, iré a colocar la música.

 

Taemin avanzó hasta la puerta para salir, cuando Kai lo llamó con un sonido lastimero: “Hyuuung”

El castaño giró la cabeza para ver como el menor sostenía apenado ambos extremos de los cordones de su zapatilla derecha.

Taemin rodó los ojos y se arrodilló para atárselos.

 

-    Tienes que aprender a hacer nudos.

 

-    ¡Se hacerlos! – se defendió- Sólo que quedan flojos y se desanudan enseguida.

 

-    ¿Qué haces con tus zapatos los días que no voy a danza?

 

-    Mamá me compró zapatillas con velcro para esas ocasiones.

 

-    Bebé.

 

-    Caderas de chica.

 

-    ¡Yah!

 

 **

A Taemin le costó conciliar el sueño el domingo por la noche, le colocaba realmente ansioso saber que en unas cuantas horas más estaría frente al portón de un lugar en que no conocería a nadie.

Se mensajeó durante un rato con Kai, quien intentaba distraerlo de su nerviosismo hablándole sobre cualquier cosa.

Mr. Black: Apuesto a que te juntarás con el más afeminado.

Tae-hyung: Ya me junto con él ;)

Mr. Black: YAH! Soy más masculino que tú.

Tae-hyung: Claaaro. Mejor vete a dormir Jong In, antes de que te pongas gruñón por no dormir tus ocho horas.

Mr. Black: No me voy porque me lo digas, sino porque tú también tienes que dormir.

Tae-hyung: ¿Tú mamá amenazó con cortar internet si no te dormías?

Mr. Black: u.u no me humilles hyung… ya sabes la respuesta. Éxito mañana y ¡fighting!

Tae-hyung: <3

Mr. hyung: Encandílalos con tus polvos de hada.

Tae-hyung: .|.

**

Con los nervios en punta, Taemin había avanzado hasta el final de la sala para sentarse donde le habían indicado.

Ser el nuevo implicaba que todas esas cabezas estuvieran ahora volteadas hacia él.

Y si había algo que le incomodaba era la atención extra.

Sus manos sudaban por el nerviosismo y esperaba no tener que hablar con nadie, porque sabía que en ese preciso instante, de su boca sólo saldrían tartamudeos torpes. Casi como un presagio, la linda chica a su lado se presentó y dijo algo que Taemin no alcanzó a escuchar, antes de que el profesor volteara y le advirtiera que en su clase debía mantener el silencio.

Taemin, asustado y obediente, no volvió a emitir más sonido que el de su respiración.

**

Realmente el nuevo colegio no estaba tan mal.

Aquí no había matones que lo persiguieran. Al contrario, Taemin pasaba tan inadvertido que podía apostar que ninguno de sus compañeros de clase sabía su nombre.

Vivía en la absoluta indiferencia y pretendía que siguiera siendo así, a modo que nada interrumpiera su normal vida escolar.

Un plan que tuvo éxito hasta que los días fríos llegaron.

Fue el viernes más lluvioso del año, cuando por primera vez lo vio. 

Como cada vez que llovía, Taemin había olvidado su paragua. Estaba empapado y apoyado en el portón del colegio, esperando a que su madre lo recogiera.

Los chicos grandes del equipo de fútbol había pasado por sobre él. Entre empujones para que se corriera, habían acabado arrojándolo al suelo.

Él estaba ahí también; con short, chaqueta con capucha y su infaltable bolso deportivo al hombro.

No se detuvo a mirarle, a preguntar si se encontraba bien o a ofrecerle una mano para levantarse.

Sólo estaba ahí.

Taemin lo vio. Y desde el suelo, con la ropa sucia por el barro, se preguntó una vez más por qué la vida no le hacía las cosas más fáciles.  Por qué no colocaba a ese chico en el suelo con él, ambos en la misma posición e igual de infelices.

Pero no, estaba arriba, riendo con sus amigos y ya lejos de él.

A Taemin le gustó su cabello revuelto, su risa contagiosa, sus grandes ojos y su cara pequeña. Pero por sobre todo le atrajo que llevara ropa de verano en medio de la lluvia.

Como si no le importara que hiciera frío.

Como si no le importara lo que pensarán los demás al verlo.

Sus amigos llevaban paraguas, pero él no.

Taemin se preguntó a cuentas personas habría flechazo con sólo caminar por el pasillo. Cuántas cartas de amor habría recibido. Cuántas novias había tenido.

Quiso saber su nombre.

Y así comenzó.

Primero se lo topaba por casualidad, como cuando se dio cuenta que el casillero que le habían asignado estaba en la misma hilera que el suyo, no realmente cerca, pero sí lo suficiente como para escuchar su voz cuando le preguntaba a su amigo bajito qué clase les tocaba.

O como cuando descubrió que vivían a unas calles de distancia, en condominios diferentes.

Realmente eso no fue casualidad.

Taemin lo siguió una vez desde el colegio y por eso lo supo.

Fue tras él y su grupo de amigos a una distancia prudente. Lo bueno de ser invisible es precisamente eso. Había aprendido a ser tan silencioso para no llamar la atención de sus agresores que sabía lo imposible que era que el chico pudiese notar que unos metros más atrás él le estaba siguiendo.

Vio como el castaño saludó al portero y se despedía del grupo de deportistas.

Nunca supo realmente cuál era su casa.

Y aunque las alternativas no eran muchas (había no más de quince casas por complejo) Taemin prefirió no llevar su locura más a fondo.

 

**

 -    Debiste seguirlo- Opinó Jongin, cuando le comentó lo sucedido- Pasarás toda la semana preguntándote dónde vive y acabarás siguiéndolo de todas maneras.

 

-    No quiero ser un acosador.

 

-    Taemin-ah, lo has estado espiando todos estos días, eso ya es un poco extraño.

 

-    No es cierto- negó molesto.

 

-    Como sea, ¿sabes siquiera su nombre?

 

-    ¿Cómo voy a saberlo?

 

-    De la misma forma en que sabes donde vive. Dah.

 

-    No iba tan cerca como para escuchar como lo llamaban.

 

-    Pues si es deportista debe ser popular.

 

Taemin odiaba admitir que Kai tenía razón, pero realmente la tenía. Supo su nombre cuando unas porristas la animaban en el campo de juego.

Choi Minho cumplía con el prototipo de hombre de película americana: alto, apuesto y popular.

Eso sin contar a todos las chicas (y chicos) que estaban enamorados de él. Eso si era cliché.

Taemin se sentía un poco perteneciente a ese grupo también. Aunque su orgullo e invisibilidad social no le permitieran coleccionar fotos y videos del deportista (por ahora).

 

**

 

Finalmente, la decisión de no ser un acosador duró dos semanas y tres días, durante los cuales Taemin ansió cada día saber más cosas sobre Minho.

Por lo que cuando las clases terminaron lo siguió una vez más. Se colocó la capucha de su abrigo y espero hasta que Minho estuviese a una distancia prudente y caminó tras él.

Doblaban la esquina cuando le llamó la atención que una señora de edad cargara con tantas bolsas sola, y que en medio de la lluvia, pudiese equilibrar las cosas que compró en la tienda con su paraguas.

La voz de su conciencia le decía que se ofreciera a ayudarle con las bolsas, mientras que otra parte, la más grande, le sugería que continuara siguiendo a Minho.

La decisión sobre qué hacer fue tomada por si sola cuando una de las bolsas de papel que la mujer cargaba se rompió y desparramó las frutas por el suelo.

Taemin se vio a si mismo recogiendo todo antes de tener tiempo siquiera de pensarlo.

La mujer le dio las gracias y entre ambos acomodaron lo que había caído.

Se ofreció a acompañarla a casa, importándole poco estarse empapando.

Minho ya había desaparecido completamente de su vista.

 

**

 

Taemin pensó que el destino estaba jugando con él.

La anciana vivía en el mismo complejo de casas que Minho. 

 

-    No quiero incomodarla.

 

-    No seas tonto muchacho, me has ayudado a llegar a casa, no puedo dejar que vuelvas a la tuya todo empapado.

 

-    Pero vivo cerca de aquí.

 

-    Mejor aún, así podrás quedarte a cenar. Te daré ropa seca y esperarás a que pase la lluvia.

 

Taemin desistió de contradecirla. Las mujeres con la edad se volvían cada vez más testaduras, y realmente no es como si tuviese planes antes de que su madre llegara a casa.

 

-    Ten muchacho – Dijo tendiéndole unos pantalones deportivos y una polera– Son de mi nieto, creo que son de la misma talla. 

 

-    Gracias, ¿no le incomodará a él que me preste su ropa?

 

-    Yo compro, lavo y seco esa ropa, así que puedo hacer con ella lo que me venga en gana. Ve, anda. Cámbiate mientras te sirvo la cena.

 

Tomó las prendas entre sus manos y se levantó de la silla sin saber realmente dónde dirigirse.

La anciana le dirigió una mirada simpática “por el pasillo, segunda puerta a la derecha” le dijo.

Taemin inclinó la cabeza dándole las gracias.

Mientras caminaba por el pasillo se distrajo con un mueble de vidrio lleno de trofeos y medallas.

Se acercó hasta el estante solo para saciar la curiosidad de saber porque una anciana tendría tantos triunfos deportivos.

Y cuando lo hizo se dio cuenta de que no eran de ella.

Corrió rápido hasta llegar al cuarto de baño y poder marcarle a Kai.

 

Mierda. Mierda. Kai contesta.

 

-    ¿Bueno?

 

-    No creerás dónde estoy.

 

-    No, pero de seguro tiene relación con el tal Choi.

 

-    Kai, estoy en la casa de su abuela.

 

La línea se quedó muda por un momento. Taemin imaginó que Kai estaba pensado en cómo decir lo que quería sin herir sus sentimientos.

 

-    Estás jodidamente loco.

 

-    Fue una casualidad.

 

-    Sí claro, como si no lo siguieras después de clases. 

 

-    ¡No lo hago!

 

-    Taemin…

 

-    Sólo dime qué hacer, por favor

 

-    Bien – hubo un pequeño silencio antes de que Kai continuara – Ya estás en esto, y esta es una oportunidad que no buscaste. Si la vida te lo da simplemente tómalo.

 

-    Ese es un buen consejo para venir de ti.

 

-    Gracias, lo vi en una película.

 

-    Entonces…

 

-    Entonces, ve y pregúntale a esa amable ancianita si a su nieto le gustan los chicos delgados, aficionados al baile y un poco afeminados.

 

-    ¡Jongin!

 

-    Hyung en serio, no es la gran cosa. Tú actúa normal, como si su nieto no fuera el chico con el que estás obsesionado y que has acosado las últimas semanas.

 

-    Te odio.

 

-    Yo también te quiero hyung. ¡Suerte! – Fue lo último que dijo y colgó.

 

Taemin soltó un suspiro mientras guardaba su móvil. Aunque le costara admitirlo, Jongin tenía algo de razón. Fue una casualidad, aun no sabe si buena o mala, pero es una oportunidad al fin y al cabo de conocer un poco más de la vida de Choi Minho. El problema obvio se encontraba en que no podía preguntarle directamente.

 

- Creo que lo mejor será no decir nada –decidió Taemin.

 

En menos de cinco minutos se cambió la ropa y se dirigió a la cocina donde lo esperaba la abuela de Minho.

 

-   Oh, querido ya estás listo. Toma asiento, he calentado un poco de sopa de Kimchi y Japche.

 

-    Ah… no es necesario halmoni, yo me puedo ir ahora, no quiero molestar.

 

-    Claro que no molestas, es lo menos que puedo hacer en agradecimiento. No cualquiera lo habría hecho.

 

Taemin le sonrió, un poco avergonzado.

 

-    Pues creo que puedo cenar y luego irme, no quiero incomodar a su familia.

 

-    No tienes que preocuparte por eso, vivo sola- Dijo, al tiempo que parecía acordarse de algo- ¡Aigo! Que distraída, olvidé preguntarte tu nombre.

 

-    Lee Taemin- Dijo al tiempo que hacía una referencia.

 

-    Que educado eres, tal como mi pequeño Minie.

 

-    ¿Eh?, ¿se refiere a su nieto?– Taemin no podía evitar preguntar. Su curiosidad por Minho era más grande que su voluntad.

 

-    Sí, ese chiquillo es un encanto, siempre se acuerda de visitar a esta anciana- Le contó, mientras dirigía a Taemin hasta el comedor- Mi marido falleció hace algunos años y Minho jamás ha dejado de venir a verme. Mi hijo quería que viviera con ellos porque decía que ya no estaba en edad de vivir sola. ¿Puedes creerlo? Cuando estoy en mi mejor momento.

 

Taemin  sonrió ante lo dicho por la anciana. Se notaba que era una persona muy agradable.

 

-    Así que me negué hasta que me ofreció vivir sola, pero en una casa cerca de ellos que justo estaba en venta. Lo pensé y me pareció buena idea, podría conservar mi autonomía y estar cerca de mis nietos.

 

-    ¿Nietos? – Taemin no se dio cuenta que habló en voz alta hasta que la anciana le respondió.

 

-     Sí, mis dos pequeños, Minho y Minseok. Aunque al último hace tiempo que no lo veo, la universidad no le deja mucho tiempo.  

 

Durante el almuerzo, la anciana le contó varias historias divertidas de cuando sus nietos eran pequeños y como Minho (de siete años) se resistió a dejar de ocupar sus zapatillas favoritas hasta que estas estuvieron tan rotas que su pie derecho salía por un gran hoyo del costado cuando caminaba.

Datos e historias que Taemin escuchó con atención.

Saber tantas cosas que los demás jamás tendrían la posibilidad de escuchar lo hacía sentir más cerca de Minho.

Con ropa seca y un paraguas de regalo, Taemin se dirigió a su casa, con la promesa de volver para entregar la ropa de Minho.

**

La capacidad de Jonghyun para identificar las emociones humanas era comparable con la de Minho para las matemáticas.

Nula. 

Pero de alguna forma siempre había podido saber qué le ocurría a Key con sólo mirarlo.

Jonghyun tenía una teoría basada en las almas gemelas para explicar la excepción.

Key cree que el cosmos le da un poder especial, porque sus signos zodiacales son opuestos y se atraen.

Minho prefiere omitir comentario para no herir sentimientos.

Es por eso que cuando Kibum se sienta a su lado, Jonghyun deja de jugar con su celular para preguntar qué ocurre. Minho sospecha que le ha pasado algo importante, porque Jonghyun jamás pausa chaos ring II en vano.

 

-    Mi día no puede ser peor.

 

Jonghyun hizo el intento de abrazarlo pero Key se alejó.

 

-   No me abraces, no quiero llorar.

 

-    Yeobo…

 

-   Nunca conseguiré que mi curriculum destaque. 

 

-    Pero si ya estás en su grupito de baile, ¿Eso no basta?- Minho le habló con la boca llena de arroz.

 

-    No para conseguir una beca en la universidad que quiero. Tendría que ser el mejor club de la escuela y ganar al menos una competencia.

 

-    Creo que estás exagerando- Contestó Minho, ignorando las señas con las manos que Jonghyun le hacía, tratando de evitar que comenzara una pelea.

 

-    ¡Oh por Dios lo siento!- Dijo irónico- Por supuesto que estoy exagerando. Por un momento olvidé que soy un futbolista a quien le han ofrecido el financiamiento completo para su universidad. Tonto de mí.

 

-     No es mi culpa que no sepas patear una pelota- Le respondió Minho- ¿Y si entras a otro taller para tener más créditos?

 

-    Ya estoy en el de baile, diseño y cocina. La escuela no me deja tomar más. Estúpida escuela.

 

-    Yeobo, ¿y si haces que el club de baile gane alguna competencia?

 

-    Jonghyun, en ese club de "baile" el único que baila soy yo, los demás se mueven intentando no chocar el uno con el otro.

 

-    Entonces busca miembros que sepan bailar algo.

 

-   Como si fuera tan fácil, a estas alturas ya todos están dentro de algún club. Además la mayoría de los chicos no se unirán si no hay chicas.

 

-    Vamos... no debe ser tan difícil, tiene que haber algún estudiante que quiera. ¡Yo te ayudaré yeoboo! Te encontraré a los mejores bailarines de esta escuela.

 

-    Eso es imposible tonto, el mejor soy yo. Duh. Pero si me puedes traer un ser humano que se pueda mover está bien y me harás muy feliz

 

-    Haría cualquier cosa por ti bebé- Le dijo mientras acercaba su boca a la del rubio.

Minho, intuyendo lo que ocurriría a continuación, cogió a Kibum desde el cuello de la camisa y lo jaló hasta alejarlo lo suficiente de Jonghyun.

 

-    ¡Hey! – Se quejó el cantante.

  

-    ¡Sé cómo terminará esto hyung! – Dijo Minho- Prometieron no iniciar su besuqueo diario conmigo cerca.

 

Kibum lo miró molesto y le dio un beso corto a Jonghyun de todas maneras (con la clara intención de molestar al deportista)

 

-    Pues quizás deberías decirle a alguno de tus acosadores que te preste sus labios, para que me dejes besuquearme con mi novio en paz- sugirió Key.

 

Minho soltó una carcajada mientras tomaba tu bolso de deporte para ir a entrenamiento.

 

-    Son fans a quienes les gusta como juego Kibum, yo no tengo acosadores.

 

Notas finales:

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