Capitulo 1: Un favor a cambio de otro.
Leonardo pensaba en que pintar, se movía agitadamente por toda la sala, esforzaba su mente incesantemente para poder encontrar un ser vivo bello para pintar, estaba desesperado, su mente estaba bloqueada de cualquier posibilidad, realmente situaciones así eran estresantes, como artista esto solía sucederle algunas veces, pero al final lograba solucionar su problema rápidamente y con gran astucia, pero ahora, no había idea alguna que pudiera satisfacer lo que él deseaba pintar, algo hermoso, no tenía claro que… pero tenía que ser hermoso.
-¿Leonardo?- pregunto algo somnoliento un joven de tez algo tostada y cabellos chocolate.
-Vaya al fin despiertas Ezio- dijo algo agitado el artista sin detener su interminable trayecto alrededor de la sala.
-¿Qué sucede?- Dijo mientras bostezaba y arreglaba su camisa algo desaliñada.
-Es que ¡Maldición!- exclamo con gran ira- ¡no encuentro algo que sea suficientemente hermoso como para pintarlo!
-¿Ese es el problema?- dijo algo divertido por la situación.
-¿Cómo que ese es el problema? ¿¡Acaso crees que es una broma!?- se detuvo violentamente y comenzó a fulminar con su mirada al joven castaño.
-Cálmate Leonardo.
-¡No me voy a calmar, esto es algo sumamente importante para mí!- dictó firmemente mientras apretaba sus puños debido a la rabia.
-Bueno entonces si estas tan desesperado por dibujar algo hermoso- dijo con total calma y elevo su vista expulsando una especie de aura totalmente alegre- ¿Porqué no me dibujas a mi?- se señalo a si mismo con gran aire de grandeza, al igual que sus labios formaron una sonrisa totalmente seductora que acentuaba totalmente las facciones de su rostro. Da Vinci al principio lo observo por un buen rato analizando.
-¿Sabes Ezio? No es tan mala idea.
-¿En serio?- miro a su amigo totalmente escéptico, lo que había dicho con anterioridad había sido en broma, no pensaba que el rubio de verdad iba tomarla en consideración.
-Hagámoslo de inmediato- sentenció.
-jajaja no creo que pueda ser así amigo mío, yo ya me tengo que ir- dijo marchándose de la habitación para ir a buscar su armadura.
-Vamos Ezio, devuélveme el favor, yo te deje quedarte a dormir aquí todas estas noches sin ningún problema, no seas malo.
-Lo siento Leonardo, agradezco mucho el hecho que me hayas dejado quedarme aquí por un tiempo y algún día te devolveré este tremendo favor, pero no creo que pueda ser ahora- dijo mientras seguía su camino.
-Vamos por favor- suplicó, pero en el instante se le ocurrió algo inteligente- bueno si no quieres está bien, pero es una verdadera lástima, yo pensaba que con esto tu belleza quedaría plasmada en estas blancas hojas para que en un futuro las mujeres pudieran ver lo hermosos que eran los hombres de Florencia- Ezio se detuvo con esto último, realmente no era mala idea, era genial que en un futuro las mujeres pudieran seguir viendo lo atractivo que era.
-¿Sabes? Pensándolo mejor, acepto- volteo hacia el rubio.
-Pero que bueno mi amigo- sonrió, ambos hombres sentenciaron el trato con un apretón de manos.
-Y bueno… ¿Cómo empezamos?- pregunto curioso.
-Quiero que te desnudes.
-espera ¿¡Qué!?
Continuara…