“No te preguntes qué necesita el mundo; pregúntate qué te hace sentir vivo. Y después sal y hazlo. Porque el mundo necesita gente que esté viva.”
Howard Thurman
¿Alguna vez te sentiste hechizado por algo? ¿Ese sentimiento de sentirte embelesado y hacerte sentir vivo? Yo lo he vivido. De hecho, lo estoy viviendo ahora teniendo a mis espaldas 14 años. Soy adolescente, lo sé. Pero es la única manera que encuentro de describirlo exactamente ahora. Durante las dos últimas horas he estado absorto observando una de las cosas más bellas que he visto en mi corta vida. Aun puedo sentir mi corazón palpitar. Es como si todo se tornara nuevo y brillante. Tengo consciencia de mi alrededor y la vez no, en este momento estoy aturdido. De una buena manera, no de un mala. Sonará extraño, pero es verdad. ¿Cómo me puedo sentir así? Y a este punto mi cabeza no puede dejar de formular la oración: “Es magia. Es magia. Es magia…..” Una y otra vez mi mente lo repite como grabadora y me agrada. Y es ahí cuando termino sonriendo como si todo fuera perfecto, porque lo es. Solo que…. nunca había sentido diversas emociones y a la vez una inusitada paz cubre todo mi ser, además de sonreír durante tanto tiempo.
Todo comenzó cuando mi madre ganó cuatro entradas para ver un musical. Ella estuvo contenta en su momento. Decía que ella adoraba verlos en su juventud. Ahora no lo hacia debido a que tenia otras prioridades. Al tener un boleto extra con nosotros, pedí permiso para invitar a Ji Yong. A mi madre le pareció una idea estupenda y gustosa acepto. Convencer a Ji Yong no fue difícil, de inmediato acepto. Él estaba muy emocionado, pues también seria su primer musical. De esa manera terminamos sentados en estas butacas en primera fila para ver aquella majestuosidad que acabo de presenciar. Otra vez admito, no me esperaba nada sobre el musical. Sentía curiosidad, sí. Pero mis expectativas eran básicamente un cero a la izquierda. Por el panfleto que recibí en la entrada solo tenia la idea de como se llamaba la obra: Love Never Dies. Las relucientes letras doradas lo anunciaban y ubicaba la obra en 1907. Adicionalmente tenía agregado una pequeña muestra de los personajes. Nada más.
Ni bien se abrió el telón sentí que fui transportado a otro mundo. El escenario era sombrío, oscuro y estrafalario, no obstante algo destacaba. Era la persona que estaba en el centro y llevaba una mascara que le cubría la mitad de su rostro. Fantasma, ese era su nombre y cuando abrió su boca, empezó a entonar una melodía. Desde ese momento me perdí completamente en la letra. Pude llegar a sentir su dolor, su añoranza y sobre todo, su arrepentimiento. Le lloraba a su amada Christine. Al terminar su acto, el escenario dio un giro completamente diferente. Todo se volvió multicolor; y unos seres extraños, algo locos y extravagantes nos presentaban Phantasma, el parque de atracciones que el Fantasma había levantado en Coney Island, Nueva York. Decir que me quede extasiado, es poco. Solo era el inicio y la obra cobraba vida segundo tras segundo, aumentando mis expectaciones a niveles innombrables. Me envolví completamente en la historia, la música y sus personajes. Los entendí a cada uno de ellos y las decisiones tras las acciones que cometían. Vi la angustia, el miedo, el amor, la felicidad, la decepción, la diversión, la vergüenza, la incertidumbre y el arrepentimiento. Lo supieron plasmar tan bien, que no podía creer que tal belleza pudiera ser creada. Tan metido estaba en la trama, que en ningún momento predecí lo que pudiera pasar en la siguiente escena. Quedé sorprendido por el desarrollo de la historia. Entendí la historia que hubo hace diez años entre Christine y el Fantasma. Entendí las dudas de Gustave, el hijo de Christine. Entendí la decepción y el odio del Fantasma por Gustave. Entendí lo fracasado que se sentía Raoul como persona y esposo de Christine. Entendí el esfuerzo de Meg por ser notada por el Fantasma en los musicales. Entendí la furia de Madame Giry al sentirse relegada por culpa de Gustave y lo mas importante, la desesperación de Christine, al verse obligada a escoger entre Raoul y el Fantasma. Podría enumerar cada escena con lujo de detalle. Lo podría hacer, sin embargo no lo hago porque al final todo desemboca en que en ningún segundo mi corazón dejó de palpitar.
Definitivamente la magia me llamaba y yo encantado me entregaría a ella.
Estoy seguro que a partir de este día, atesorare esta obra con todo mi corazón. No solo llegó a hechizarme, si no que me dio enseñanzas muy valiosas. La mas importante es lo que Christine le dijo a su hijo, Gustave: “No mires el amor con tus ojos, míralo con el corazón” ¡Valiosa frase! Una de las mejores que he escuchado.
Y es aquí en medio de los aplausos, de la algarabía en general y entre esta multitud enfebrecida, mientras con todas mis fuerzas aplaudo como un autómata feliz, me pregunto: ¿Algún día podría ser capaz de crear tanta belleza? Mi cerebro enseguida da una rápida respuesta. Sí. Si soy capaz de hacerlo. ¿Por qué? Porque he encontrado lo que amaré hacer cada día de mi vida y eso es algo que me hace sentir vivo.
-Precioso musical. ¿Cierto, hyung?- escucho que la voz de Ji Yong interrumpir mi línea de pensamientos. No me molesta, pero me costó un poco hilar las cosas.
-Es mucho más que eso, Ji. Pero concuerdo contigo- me giro a responderle. Apuesto que la sonrisa centellante que poseo aun no se rinde en abandonar mi rostro.
La confusión invadió su cara. Su entrecejo se arrugo. Sabía que la curiosidad empezaba hacer mella en él. Observé que abría su boca para que le aclarare sus dudas. Esperé su pregunta con paciencia. Estuvo a milésimas de lograr su objetivo. Mi hermana mayor, que evidentemente estaba emocionada, impidió nuestra inminente conversación.
-¡Vamos, vamos! ¡Apresúrense! ¡Quiero un agarrar a Ben Lewis!
-¿Ben Lewis?- pregunté confundido, mientras Hye Yoon nos empujaba a trompicones a los dos y mamá no la detenía.
-¡Es el Fantasma!- dio un suspiro típico de chica enamorada- Quiero un autógrafo de él. ¡¡Es tan apuesto!! Tal vez pueda atraparlo rápido en los pasillos, si somos lo suficientemente rápidos. ¡Avancen!
Se estaba poniendo irritable, así que era mejor seguir sus deseos. Ji Yong reía y a la vez avanzaba lo más rápido que podía. Seguro que mi hermana le causaba diversión.
-Hyung, ¿cuánto tiempo crees que nos quedaremos de más?- Ji Yong me susurró por lo bajo.
¡Chico inteligente! Por eso nos llevábamos bien. También conocía a mi adorable hermana. Terminé riendo por la perspicacia de mi mejor amigo.
-No lo sé, pero prepárate mentalmente para la espera. Ya sabes, mi hermana sabe salirse con la suya. Mamá difícilmente le niega algo- rodé los ojos.
-Ni modo, hyung. A ser fuertes- Ji Yong rio fuerte y de esta manera nos consolamos- Al menos así terminaremos nuestra conversación pendiente.
Asentí enérgicamente y seguí abriéndome paso entre la gente como pude, teniendo a Ji Yong y a mi familia tras de mí. Tenía la ligera sospecha que mi hermana me estaba taladrando con la mirada. Miré disimuladamente hacia atrás. Tuve razón, ágilmente empecé a caminar. No era prudente tentar a mi hermana.
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Ji Yong y yo conseguimos que mamá nos comprara unas frituras mientras esperábamos a que la aventura de Hye Yoon terminara. Mi madre se encontraba hablando por el celular. Sentados solos unos cuantos pasos de ella, en unas sillas y en medio de aquel pasillo; ahora teníamos privacidad para poder hablar cómodamente.
-Ruego que noona no se demore mucho- Ji Yong dijo luego de comer un poco.
-Cruzaré los dedos contigo, Jiyongie- le revolví los cabellos. Me gustaba hacerlo.
-¡Eish! Siempre tienes esa manía, hyung- me eché reír al ver que su boca se frunció en un puchero totalmente adorable- Bueno. No nos desviemos de tema.
-Tú solo empezaste- reí entre dientes.
-Lo sé, lo sé- Ji Yong respondió dándome la razón- ¿A que te referías con lo que me dijiste adentro?
-Hmmm….-si bien estaba preparado para esa pregunta. Mi mente quedo en blanco. No sabía si Jiyongie podía llegar a entenderme. ¿Cómo le decía? ¡Aish! Vi que iba a protestar, razón por la cual decidí hablar mucho antes que él- Espera. Déjame pensar con claridad para que puedas entender, ¿vale?
Su expresión se relajó y se concentró en comer. Esperando pacientemente por mí. Me gustó su manera de comportarse. No obstante el tiempo comenzó a correr y aunque por más que lo intenté, mi mente se negaba a cooperar. Estaba a punto de frustrarme cuando mi boca empezó a hablar por si misma.
-Jiyongie, ¿haz sentido la magia?- al terminar de pronunciar la pregunta, el alivio recorrió mi cuerpo. Supe desde ahí que utilicé las palabras correctas y que todo iba fluir con tranquilidad.
-No te refieres a la magia de las películas, ¿cierto?- Ji Yong declaró.
-¡Exacto! ¡¡Eres un pillo inteligente Jiyongie, eh!!- le apreté los cachetes.
-¡¡Gracias, pero eso duele hyung!!- respondió. Ji Yong se sobaba la zona afectada. Sus mejillas estaban rojas por mi culpa.
-Lo siento. Fue inevitable- reí un poco. Luego me compuse, seguro se quejaría otra vez-Tal como dices. Estoy hablando de otro tipo de magia. La sentí mientras miraba el musical. Algo cobro vida dentro de mí. Me sentía vivo y estuve cautivado hasta los huesos. Mi corazón nunca dejó de latir y mientras te hablo de esto, se emociona. No puedo evitarlo. Es algo innato, ¿entiendes?
-Si. Lo entiendo, hyung. Aunque aun no lo he sentido. El musical te gustó mucho, mucho, muuuuucho, ¿cierto?- Ji Yong sonrió de oreja a oreja.
-Creo que he encontrado por fin, que seré de grande- reconocí claramente- Cuando te encuentra la magia, sin dudas encontrarás algo que amarás para siempre. Lleva estas palabras constantemente contigo, Jiyongie.
-¿Serás director de musicales, hyung?- evidentemente Jiyongie estaba contento por mi. El brillo en su mirada lo delataba.
-No ¡Escribiré libretos y produciré música para los musicales!
-¡¡Serás alguien genial, hyung!!- él levantó sus pulgares animándome.
-Gracias. Llegaré a serlo. Pondré todo de mi- con seguridad hablé y luego comí un poco de mis snacks.
-¿Seunghyunnie?
-Hmmm…
-Gracias- no me esperaba esto de Jiyongie. Mi atención se centró en él. Giré mi rostro para verlo.
-¿Por qué?
-Soy la primera persona a quien le dices tus sueños, ¿cierto? Me siento halagado en que hayas pensado en mí- él tenia razón.
-Eres mi mejor amigo, Jiyongie.
-Lo sé. También eres el mío. Te diré los míos cuando los encuentre- con una resolución en su mirada manifestó.
-¡Trato hecho!
Sellamos nuestro pacto con un juego de manos que habíamos inventado hace tiempo. Era solo para dos. Satisfechos, nos pusimos a terminar de comer nuestros snacks. Miré la ventana que tenía enfrente de mí. Seúl estaba cubierto por un manto blanco. Nevaba. No era sorpresa. Dentro de unas semanas seria Navidad. Lo que me hizo pensar que tenía que ver cuanto dinero tenia ahorrado en mi alcancía. Después de todo Jiyongie tendría un regalo nuevo por primera vez en su vida.