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Amor en rojo. por PanPan

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Notas del fanfic:

Hola, este es un shot Kouen x Kouha que escribí porque simplemente y particularmente me gusta esta pareja y porque por alguna extraña razón la relación entre estos individuos en agún lugar de mi cabeza se maquina con un toque de pasión bastante atractivo *espera que no la juzguen* 

Es el primer fic que subo a esta página y el primero que me he animado a escribir :D

 Los personajes le pertenecen a Shinobu Ohtaka ;3

Sin más, disfruten.

Era un secreto, un secreto profundo y perfectamente sellado dentro de ese cuarto, herméticamente cerrado dentro del recipiente que proporcionaba la luz de la luna, único testigo de él y parecía agradarle. Aquella luz subía y bajaba, se escondía en los rincones y avanzaba cual llanura por los muebles de la habitación, acariciando con sutileza las sombras que se reflejaban en las paredes para luego trepar ambiciosamente por ellas hasta sus dueños y revolver las llamas de sus cabellos, pintando por instantes las sábanas de rojo, imperceptible para el ojo humano, excepto para ellos, los protagonistas del secreto. Ellos veían rojo, incluso las leves pintas de luz rojizas que rebotaban de sus cabellos en la tormenta blanca que en ese momento eran las sábanas. Ellos eran rojos. Sus bocas, sus ojos, sus cabellos, todo su ser era envuelto por aquel pasional color. Así era, estaban envueltos por el rojo, en ese momento no eran más que una masa prendada de pequeñas perlitas de sudor, sudor que escapaba de sus poros y sujetaba con sus húmedas manitas los cabellos de ambos, dando la impresión de que era rojo. Más rojo.

Las manos del mayor se perdían entre el cuerpo del joven que se dejaba recorrer sin presunciones, lo sujetaban con fuerza, lo atraían contra la piel ajena como intentando fundirse, mezclarse, adherirse en una intensa y frenética danza, ruda a simple vista, pero deseada de todas formas por el menor, el cual se dejaba tocar, abrazar, besar, lamer, se dejaba poseer alentando con su aura malditamente encendida a que el otro continuara sus intentos de quemarle la piel. Así lo hizo. Sintió como el más alto en un rápido movimiento entraba en lo profundo de su ser, comenzando un vaivén intenso, energético, acelerado. Envueltos en el abrazador cuerpo que formaba la unión de ambos no eran más que una ráfaga de aliento rojizo que se filtraba por los sistemas del otro, haciéndose perder la cordura mutuamente, exageradamente y extremadamente.

-K-Kouen… Kouen.

El mayor sintió su nombre acariciar con lascivia sus tímpanos, haciéndolo sumirse aún más en la marea roja del placer del joven que recibía la ferviente intrusión debajo de él.

-¡Oh! ¡Kouha!.-Gritó. Gritó por primera vez entre aquellos innumerables y furtivos encuentros, dejando aflojar explícitamente lo que estaba sintiendo por toda su piel. Y continuó. Se aferró con fuerza a la estrecha cintura del pelirojo e irrumpió hasta lo más recóndito de su alma, sintiendo como era recibido asfixiantemente por éste, como era apretado sin decoro y sin clemencia. Aceleró, el ritmo creció así como los latidos de sus corazones se intensificaron al punto de no sentir nada más, un bumbum y gritos de éxtasis por parte de ambos rebotando por sus cabezas, entrometiéndose por sus poros y por los pliegues de su cerebro, por los laberintos de sus corduras hasta el centro de éstas, haciéndolos caer en un desesperado ritmo de pasión hasta que al fin, ambos alcanzaron la gloria. Sus ojos cerrados solo veían una pared roja, un universo rojo, rojo y acalorado que les quitaba el aire y se lo devolvía a golpes pesados que repercutían en su corazón y hacía al fin, sentir sus latidos, sus agitadas respiraciones, sus últimos gemidos antes de entregarse a una paz infinita en las aguas, al fin tranquilas, de blanca seda.

El menor sintió el cuerpo pesado de su amante tumbarse a su lado y su fuerte brazo caer poco sutil sobre su cintura y recordó, una noche igual a esa, que no era la primera, ni la segunda, ni la tercera, no lo sabía con certeza, pero recordó, cómo ese fuerte brazo había caído sobre su cuerpo y lo había arrastrado para quedar aún más cerca y cómo un suave roce de sus labios había acariciado su hombro y por primera vez se atrevía a albergar un sentimiento real y profundo por ese hombre, cómo había sentido que podría darle todo su ser todas las veces que él quisiera, esa noche había averiguado que amaba a Kouen, pero su orgullo le había ganado y no se había atrevido a preguntarlo, no buscó las palabras, no se esforzó en hacerlo, ni se esforzó en dejarlas salir, las dejó atoradas en su garganta hasta que escaparon, no de la forma que hubiese querido, pero lo hicieron “Kouen, ¿Nos amamos?” había preguntado, y había deseado no ser tan directo, ahora sabía que sólo debía haberle dicho un “te amo”, pero no, lo había preguntado por lo cual el silencio que siguió a la pregunta le resultó más doloroso, pero hoy, esta noche, no lo haría de ese modo.

Kouha sintió como una vez más su cuerpo era arrastrado por la cama, como si ese momento hubiese sido un dejavú, sin embargo esta vez su cuerpo no quedó cerca del de su amante, sino que quedó completamente adherido a él, ésta vez podía sentir su humedad mezclándose y sus latidos golpeando rítmicamente en su espalda y lo sintió, sintió esa punzada de orgullo que había sentido. Tenía una duda pero no preguntaría. De ningún modo lo haría.

-Kouen…- Lo llamó en un susurro, como si no quisiera ser oído.- Kouen...- volvió a llamar. Bajito. Como el canto de un pajarillo tímido y asustado.

-¿Qué ocurre?

Se encogió. Quiso encogerse y desaparecer. No heriría su orgullo de nuevo, no de la forma tan dolorosa que se lo había herido.

-Kouen… ¿Nos amamos?...

El joven cubrió su boca. Tembló y pequeñas lagrimillas se amontonaron en sus ojos. Había escuchado su propia voz mas no la asimilaba a su garganta, aquel sonido había volado hacía el exterior de alguna forma mágica que no había alcanzado a detectar, y una vez fuera no había alcanzado a tragar y guardar en el cajón en donde debía estar.

Sintió que la mano del mayor se deslizaba por su cintura hasta que sólo los dedos quedaron prendidos en su piel, éstos avanzaron hasta su brazo derecho y escalaron por él hasta encontrarse con el cabello que cubría su hombro, con delicadeza sus flequillos rojos fueron apartados hacia atrás, dejándolos caer con libertad por el femenino ancho de sus hombros hasta que reposaron entre el pecho del mayor y la cama. Un escalofrío recorrió su columna, el silencio se prolongaba segundo a segundo y comenzaba a dolerle de manera insipiente, de pronto, sintió el calor de los labios de Kouen posarse en su hombro, descansar allí unos segundos y retirarse junto a una pequeña estela de calidez emanada de entre los mismos, para dar lado a su mejilla y su ronca voz que rompía con sensualidad y dulzura el silencio.

-Claro que sí, Kouha.
Notas finales: ¡Holas!, me disculpo si se me pasó alguna falta ortográfica por ahí u.u Soy bastante despistada en cuanto a cosas como esas, incluso teniendo autocorrector *risas nerviosas* a pesar de eso me siento bastante satisfecha del escrito, por ser el primero y porque Kouen x Kouha es una pareja poco común más aún en español.
Espero que el fanfic haya sido de su agrado y espero algún día vuelva a escribir algo (L).

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