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Mi sueño: Broadway o amor por Yumi de Crosszeria

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Broadway, la más famosa avenida de Manhattan, Estados Unidos, alberga un millón de estrellas y sueños que se quieren realizar en ella. Se caracteriza por ser punto de referencia para 19 teatros que conforman el tan conocido “circuito de Broadway”. Pero ¿qué tiene esta avenida que otras calles del gran Manhattan no tengan? La respuesta es sencilla, es en este lugar donde las más famosas estrellas se han forjado y consolidado como verdaderos artistas. Broadway es la cuna del estrellato, triunfando aquí el resto del mundo es pan comido.

Con todos sus sueños por delante y una sonrisa que nadie se la podía quitar del rostro, Stephan se encaminó a lo que sería su primera audiencia en el gran teatro “Belasco”, uno de los 19 teatros que allí se localizaba. Sus nervios eran muy grandes, pero también la confianza en sí mismo por lo que pensaba que nada tenía que temer cuando se enfrentara al director para su prueba de audición.

Stephan es un chico italiano de 18 años, cabello castaño y ojos verdes con un cuerpo bastante fino, lo que le ha dado la posibilidad de interpretar en varias ocasiones papeles femeninos pasando completamente desapercibida su apariencia de hombre. Su gran sueño siempre fue actuar y cantar en los grandes teatros de Broadway, por lo que de pequeño siempre trabajó arduamente para lograr su objetivo, teniendo siempre atrás a unos grandes padres que siempre lo estuvieron apoyando en todo asistiendo a cada una de sus actuaciones desde que entró al jardín de niños.

Hasta hace un par de semanas fue que se enteró que el teatro Belasco quería hacerle una audición personalmente debido a su última participación en la obra “El mercader de Venecia”, donde su papel como protagonista había dejado a todos los críticos helados por su gran actuación. No pasó ni siquiera una hora desde ese suceso para su embarcación hacia Estados Unidos, sus padres le habían sacado pasaje en seguida en el primer vuelo que encontraron hacía Nueva York, pues era una oportunidad de oro que su muchacho no podía desperdiciar y si se la pensaba demasiado sus sentimientos de apego hacia ellos le iban a ocasionar un sentimiento que ellos no querían. Lo que más deseaban era que su orgullo cumpliera el sueño que tanto había buscado.

-          Siempre vamos a estar contigo Stephan. Pase lo que pase allá en América, conozcas a quien conozcas jamás olvides quién eres, jamás olvides esa humildad que llevas dentro y jamás borres esa preciosa sonrisa que tienes en el rostro…

Las últimas palabras de su madre pasaban una y otra vez por su cabeza dándole las fuerzas que necesitaba para seguir su camino sin vacilar ni un segundo. Al entrar al lugar varias mujeres y hombres lo saludaron cordialmente con mucha alegría, al parecer eran un elenco muy unido y ese ambiente a Stephan le gustaba mucho. El trabajo en equipo siempre era el más hermoso de todos. Estaba feliz conversando cuando escucha una voz ronca desde arriba del escenario.

-          ¿Quién hace tanto escándalo en mi teatro?

Stephan se volteó y pudo contemplar a un hombre de no más de 40 años, con un sobrepeso algo evidente y un mal humor que se palpaba en el aire.

-          Señor Vladimir, Stephan Basfell está aquí. Dice que está listo para presentarse… - uno de los compañeros había alzado la voz para presentar al recién llegado. Stephan sintió que ese hombre lo estaba escaneando con la mirada a medida que avanzaba y que su alma estaba a punto de ser rebelada ante un hombre que parecía no tener ni una pisca de amabilidad en sus venas.

-          Mucho gusto Señor Vladimir… mi nombre es Stephan Basfell, vengo recomendado de…

-          Sí, si… sé quién eres muchachito y déjame decirte que nada de esos periódicos o de esos críticos mediocres italianos te van a servir aquí. El talento se demuestra muchacho y sólo tendrás una oportunidad, así que por favor no me hagas perder mi tiempo.

Hombres como ese Stephan había conocido por montones y éste no iba a ser quien lo intimidara ni mucho menos el que arruinara el sueño que tanto trabajo le había costado construir.

Sin decir nada más, se acercó hasta el escenario y comenzó a cantar sin la necesidad de usar micrófono:

Life's a magic world, dreams will never end 
No reality so just forget about it 
In another place, at a different time 
It's kinda' weird but I don't really wanna think about it
 

La obra “Sweeney todd” siempre había sido su gran fascinación y siendo una de las mejores que interpretaba no dudó ni un segundo en cantarla.

When I try to run somebody pulls me back 
'Cos they don't understand 
I want to get away 
No they don't understand 

Frase tras frase sus ojos comenzaban a cerrarse para cantar con el corazón y sentirse vivo en el escenario.  

The funny thing is that I can see myself 
Like a star of the big screen I guess I'm somebody else 
It's like make believe in the wrong size dress 
And nobody wants me unless I'm somebody else 

Finalizó pausadamente abriendo los ojos poco a poco escuchando entonces el estruendoso aplauso de sus compañeros que lo felicitaban a gritos y con abrazos cuando todos se subieron a felicitarlo.

-          ¡Basta!

Se escuchó un gran grito y todos los actores se hicieron a un lado dejando a Stephan una vez más solo ante aquel director. El hombre lo miraba, miraba y miraba sin decir absolutamente nada. El castaño ya comenzaba a sentir que sudaba frío cuando sintió un enorme abrazó que incluso lo alzó por los aires.

-          ¡Muchacho, muchacho! ¡Tú voz es la de un verdadero ángel! – su voz era dulce y alegre, nada que ver con el ogro que se había presentado al principio. Dejó al menor en el piso y le dio dos grandes besos en las mejillas-… eres la estrella que estaba buscando chico y harás que mi teatro se llene una vez más solo para verte…

-          O sea que…. Estoy… ¿estoy dentro señor? – la emoción casi no podía contenerla.

-          ¿¡Qué pregunta es esa muchachito!? ¡Por supuesto que sí! Mañana te quiero aquí a primera hora para que ensayes con tus compañeros. Así que nada de beber ni desvelarse, porque a partir de mañana serás mi gran estrella…

El castaño le agradeció infinitamente esa confianza y le perjuró que no iba a defraudar esa confianza que le estaba dando. Sus compañeros lo volvieron a felicitar y le dijeron que viniese más tarde para que fuesen todos juntos a celebrar como era costumbre allí en la compañía.

La sonrisa que tenía en el rostro no se la quitaba absolutamente nadie, sentía que podría gritar de felicidad en la calle y aun así no estaría satisfecho.

-          ¡Soy el rey del mundo! – gritó feliz apoyado en un barandal que daba hacía un lago. La gente se le quedó mirando y escuchó risas a su alrededor, además de “qué loco” o “pobre chico” Pero lo que ellos no sabían era que en ese momento se sentía el ser más poderoso del mundo  y que nada ni nadie podía arruinar su dicha.

De pronto las risas a su alrededor se transformaron en gritos de pánico que decían “¡cuidado!” o “¡detrás de ti!”. Stephan no alcanzó a girarse cuando sintió un golpe en secó contra el pecho que le hizo voltearse en la baranda cayendo al lago en seco.

 


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